Hace cuatro años, Navantia, el astillero español de referencia perdió un importante contrato para construir las nuevas fragatas FFG(X) -actualmente conocidas como clase Constellation- para la Marina de los Estados Unidos. El resultado del concurso fue una sorpresa solo relativa, en tanto en estos casos suelen primar factores distintos de los meramente técnicos, imponiéndose finalmente Fincantieri Marinette Marine a pesar de partir Navantia como favorita gracias a un diseño probado y basado en las exitosas F-100 y en su evolución, las F-110. Mediado 2024, la clase Constellation parece estar en el alambre tras un demoledor informe de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno (GAO) en el que se detallan los problemas que afectan al programa, derivados en su mayor parte de la apuesta por un diseño que no estaba maduro…
En 2017, la US Navy lanzó, después de años dejando de lado de este tipo de buques en favor de los destructores y los cruceros, un programa de fragatas destinado a solucionar las deficiencias de sus Littoral Combat Ship y adaptarse a nuevas amenazas. Se barajaron distintas opciones, entre las que se incluían diseños estadounidenses, alemanes, italianos y españoles. Finalmente, ya en 2020, la US Navy seleccionó el diseño de Fincantieri, rebautizado como clase Constellation, con el objetivo de incorporar una nueva generación de fragatas lanzamisiles de tamaño y costes contenidos en comparación con los Arleigh Burke.
La futura USS Constellation (FFG-62), primera unidad de la nueva clase, celebró su puesta de quilla el 12 de abril de 2024. Sobre el papel, y por el momento, US Navy tiene planificado adquirir hasta 20 fragatas, basadas en un diseño matriz maduro, es decir, un buque ya en servicio. De hecho, como hemos adelantado, la propuesta seleccionada fue la de Fincantieri Marinette Marine (FMM), basada en la fragata multipropósito francoitaliana FREMM, en servicio desde 2012 y de las que, hasta la fecha, se han construido o están en proceso de construcción más de una veintena de unidades. La intención era facilitar al máximo el proceso de diseño de forma que se pudiese avanzar rápidamente hacia la producción (O’Rourke, 2024).
Sin embargo, la entrega de la primera fragata se ha ido retrasando debido a problemas en la finalización del diseño, esto es, relacionados con el diseño en detalle. A pesar de la ceremonia celebrada el pasado mes de abril (ver vídeo bajo estas líneas), lo cierto es que dicho diseño solo había sido completado en un 80%. Cambios en el proceso de subcontratación y problemas de mano de obra han contribuido a estos retrasos. Además, el diseño ha sufrido repetidas alteraciones que han ralentizado el proceso. Lo que es peor: estos cambios han terminado por reducir la similitud con el diseño original de la FREMM del 85% al 15%, haciendo de la clase Constellation un buque más bien inspirado en las FREMM que otra cosa, con todo lo que ello supone.
Dicho esto, si bien se esperaba que la cabeza de serie fuese entregada a la US Navy en algún momento de 2026, cubriendo así una necesidad inmediata, recientes revelaciones indican que el programa acumula ya 36 meses de retraso, con la entrada en servicio de la FFG-62 pospuesta hasta al menos 2029. Es más, han trascendido a la luz pública informes del Congreso estadounidense y de la prestigiosa publicación Jane’s que apuntan a que la decisión de optar por las FREMM como diseño base pudo haber sido un grave error, quedando como resultado el programa Constellation en una situación comprometida, en tanto debe hacer frente a retrasos y sobrecostes, precisamente lo que se buscaba evitar (O’Rourke, 2024).
En relación con lo anterior, desde la Cámara de Representantes de los Estados Unidos se pidió a la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno (GAO) que sus técnicos examinasen el programa Constellation, evaluando el progreso en cuando a diseño y construcción, pero también las incertidumbres técnicas -relacionadas con el riesgo tecnológico- y las oportunidades para incorporar mejores prácticas en el desarrollo de productos. La GAO revisó documentos del programa, entrevistó a oficiales de la US Navy y contratistas, y comparó el programa de fragatas con otras construcciones anteriores.
Los resultados del informe «NAVY FRIGATE: Unstable Design Has Stalled Construction and Compromised Delivery Schedules» han sido demoledores. Así, la GAO señala que la decisión de la US Navy de comenzar la construcción antes de completar el diseño de la nueva clase -que debía incorporar cambios importantes respecto a las FREMM por ejemplo para ser capaz de proveer una mayor cantidad de energía eléctrica para alimentar los sistemas que pudiesen incorporarse en el futuro- es “inconsistente con las mejores prácticas” y ha puesto en riesgo todo el programa. De hecho, como decíamos el diseño de la fragata sigue incompleto más de un año después del inicio de la construcción del primer buque de la serie. Un hecho que, además de provocar retrasos en cadena, ha motivado un aumento de peso del buque de más del 10% sobre el inicialmente previsto (GAO, 2024), recordando en parte a lo ocurrido en su día en España con el Programa S-80.
Además, el informe del GAO cuestiona la métrica usada por la oficina del programa Constellation para medir el progreso y estabilidad del diseño, al centrarse más en la cantidad que en la calidad de la documentación completada. Advierte que, si la US Navy inicia la construcción de la segunda fragata sin mejorar esta métrica, se arriesga a repetir los mismos errores y disrupciones sufridos con el primer buque.
La revisión de la GAO abarca tres aspectos principales: (1) el avance en el diseño y la construcción de la fragata, asegurando que se mantenga dentro del presupuesto y el cronograma establecidos; (2) las incertidumbres técnicas relacionadas con las capacidades proyectadas para la futura fragata, así como cualquier plan para abordarlas; y (3) las posibilidades de integrar prácticas de vanguardia en el desarrollo de productos dentro del programa Constellation.
La GAO indica además que, aunque muchos sistemas ya han sido probados en buques de la US Navy, todavía hay dos sistemas críticos que deben ser demostrados: el sistema de propulsión y el sistema de control de maquinaria. Estos sistemas no probados representan un riesgo significativo para el éxito del programa, ya que cualquier problema descubierto después de que el buque esté en el mar podría ser costoso y difícil de rectificar, culminando no solo en la vuelta al dique seco, sino también en importantes sobrecostes y en un aumento de la dificultad técnica a la hora de llevar a cabo las reparaciones necesarias.
Dicho esto, los retrasos que afectan al programa brindan una oportunidad para realizar pruebas en tierra, reduciendo el riesgo de problemas futuros. Oportunidad que deberá ser aprovechada para evitar problemas como los recogidos en el párrafo anterior por parte de la US Navy y Fincantieri que, si bien no están obligadas a adoptar las recomendaciones de la GAO, podrían enfrentar problemas de cara a dar continuidad a la serie en caso de no hacerlo.
Además de realizar pruebas en tierra, la GAO también recomienda que se hagan ensayos relacionados tanto con la propulsión como con su sistema de control, de modo que se asegure que ambos funcionen correctamente antes de que las naves entren en servicio, evitando así posibles interrupciones y retrasos adicionales en el programa de construcción naval.
Ha de tenerse en cuenta que, con la estrategia de adquisición del programa en la mano, esta permite la posibilidad de que un segundo astillero construya el Fight adicional de diez fragatas, a sumar al que ya ha sido aprobado. Es decir, que no todas tienen que ser necesariamente construidas por Fincantieri Marinette Marine, pues el programa que se adjudicó a esta empresa en 2020, únicamente contemplaba la construcción del primer buque de la serie y de nueve unidades opcionales. Por el momento, es cierto, se ha ejecutado el contrato por las seis primeras Constellation, asignando la producción de todas ellas a Fincantieri (Burgess, 2024), incluyéndose en el mismo el apoyo al ciclo de vida la formación de la tripulación, como parte del montante de 5.500 millones de dólares.
De esta forma, el astillero Marinette está trabajando en la construcción de las primeras tres fragatas del programa y tiene contrato para otras tres más, tras la firma de la sexta el pasado 23 de mayo. Tres buques que serán bautizadas, respectivamente, como USS Constellation (FFG-62), USS Congress (FFG-63) y USS Chesapeake (FFG-64). Sin embargo, de cara al futuro, Navantia (así como otros contendientes) tendría una oportunidad de volver a entrar en liza con una propuesta que, recordemos, fue la mejor valorada en 2020 pese a no hacerse con el contrato (Conte de los Ríos, 2020).
Pero los problemas para la empresa italoamericana no acaban aquí. El astillero de Marinette Marine está experimentando una fuga sin precedentes de mano de obra cualificada, con altas tasas de abandono, según documentos internos de la US Navy. Es más, se calcula que necesitarán más de 1.600 trabajadores especializados para cumplir con los plazos solo durante el próximo año, frente a los poco más de 900 actuales. Para intentar retener a la plantilla, se están ofreciendo bonus de permanencia de 5.000 dólares por año hasta completar la primera fragata (Capaccio, 2024).
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