Fondos europeos sí, pero para crecer

Usemos los Fondos NextGenerationEU para mejorar nuestra industria y nuestro destino

La nueva Comisión Europea incluirá la recién creada cartera de Comisario de Defensa y Espacio de la Unión Europea
La nueva Comisión Europea incluirá la recién creada cartera de Comisario de Defensa y Espacio de la Unión Europea; puesto todavía rodeado de incertidumbres. Fuente - comisión Europea.

Últimamente venimos leyendo y escuchando en diversos medios de comunicación la tan ansiada noticia de la llegada de los Fondos Europeos (NextGenerationEU). Parece que es la llegada del maná de Moisés en su procelosa aventura por el desierto mientras huía de sus perseguidores egipcios. Este falso sentimiento no debería llevarnos a creer que esta inyección de dinero europeo es una lotería ni podemos fomentar la idea de que “da igual lo que hagamos porque el destino ya está escrito”.

La realidad es que, como decía Shakespeare en su Julio César “no está en las estrellas mantener nuestro destino sino en nosotros mismos”. No podemos esperar que un golpe de suerte sea lo que maneje nuestro futuro ni nuestra voluntad.

Los Fondos Europeos Next Generation son, sin duda, una oportunidad para relanzar nuestra economía tras el durísimo impacto que ha dejado la pandemia. Pero, este importante asidero, sin una estrategia de inversión con objetivos de potenciar nuestra industria nacional, no daría el fruto que todos esperamos. Esta inyección a nuestra economía debe servir para que nuestra industria y nuestras empresas afiancen y expandan las competencias tecnológicas que nos permitirán convertirnos en un modelo de país exportador de tecnología.

Para ello, la estrategia debe estar sustentada en una política nacional que soporte y sea coherente con una expansión y apuesta tecnológica de nuestro tejido industrial. Esto pasa por la decisión firme de nuestra Administración Pública de promocionar el desarrollo y la contratación de soluciones nacionales, de tecnología “made in Spain”.

Aparentemente parece una decisión lógica que cae por su propio peso. Sin embargo, no es tan obvio porque, tristemente, este enfoque no forma parte de la cultura nacional. La inmediatez en la adquisición y la experiencia de uso de determinadas soluciones foráneas llevan, más a menudo de lo que nos gustaría a que haya una tendencia hacia la adquisición de material extranjero ya en servicio, frente a la opción de “arriesgar” en una inversión dirigida a desarrollos nacionales.

Sustentando esta idea encontramos, principalmente, dos argumentos. Por un lado, el vector económico indicaría que es más barata la adquisición de material que la inversión en I+D, cuyo éxito no está garantizado. A esto se suma que, una vez concluido el desarrollo, hay otro coste más, el de la adquisición del nuevo material. Y, por otro lado, el vector de los riesgos técnicos y de los plazos; ninguno de estos riesgos se identifican si compramos tecnología ya probada.

Dichos argumentos son acertados, pero responden a una visión cortoplacista, “tengo una necesidad y la cubro”. Descuida lo importante que es para un país, que pone en marcha un Plan de Recuperación, la inversión en I+D+i.

Por otro lado, podemos encontrar los argumentos a favor de la inversión en I+D+i con marca España.

Si analizamos el coste del ciclo de vida completo de los productos, en general, resulta más económico la apuesta por soluciones nacionales.

Los costes de desarrollo se ven amortizados por el retorno de la inversión y por el soporte en la operación de los equipos.

En cuanto al retorno de la inversión, cada euro que se invierte en una empresa nacional vuelve en un alto porcentaje a las arcas del estado de distintas maneras: empleo que favorece el consumo y la recaudación de impuestos directos e indirectos; desarrollo de talento y creación de una base industrial estratégica a largo plazo.

Estos argumentos, de por sí contundentes, lo son aún más cuando hablamos de la industria de la Defensa. La soberanía tecnológica y la independencia en las operaciones de nuestras FFAA son un ejemplo de la necesaria apuesta por el crecimiento de nuestra industria.

El desarrollo de una actividad tecnológica de vanguardia, necesario para unas FFAA y Cuerpos de Seguridad del Estado modernos, nos da la oportunidad de invertir en productos y competencias de doble uso, aplicables a los mundos Civil y Militar, mundos que cada día comparten en mayor medida las soluciones y los “building blocks” en los que se basan las mismas.

Invertir en una industria propia nos aporta capacidades para competir más allá de nuestras fronteras. Ya tenemos ejemplos en el mundo de la Defensa de compañías españolas que ganan licitaciones en otros países compitiendo con compañías gigantes como L3, Rockwell Collins, Lockheed Martin….

Debemos favorecer que esos éxitos no sean ‘flor de un día’ o fruto de un trabajo de héroes. Debemos dar solidez a nuestra industria generando un crecimiento sostenible basado en la I+D+i.

Por tanto, en un ejercicio de responsabilidad hacia nuestro futuro, deberíamos concluir que los fondos que nos llegan de la Unión Europea son una oportunidad irrenunciable para potenciar nuestro tejido industrial mediante la inversión en I+D+i y la capacitación de nuestras industrias en tecnologías que actualmente nos vemos abocados a comprar en el exterior. Solamente así nuestra apuesta será de crecimiento sólido, real y sostenible para la sociedad española.

Usemos los Fondos #NextGeneratioEU para mejorar nuestra industria y nuestro destino.

Autor

  • Andrés García Arasanz

    Andrés García Arasanz es Ingeniero Aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid y Máster en Logística Integral por la Universidad Pontifica de Comillas. Cuenta con una experiencia de más de 25 años en la industria aeronáutica y ha trabajado para compañías como Iberia, Técnicas Reunidas, Sidocor y Tecnobit-Grupo Oesía, entre otras. Su carrera profesional comenzó en el ámbito de la ingeniería, como Ingeniero de Fiabilidad e ILS, evolucionando hacia la gestión de proyectos, como jefe de Programas Eurofighter y KAM del Sector Aeroespacial.

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2 Comments

  1. Totalmente de acuerdo con este señor. Sólo un pero. Nuestras empresas de Defensa llevan años fichando a militares en la reserva de muy alta graduación, no por sus capacidades organizativas ni de gestión ( nunca han trabajado en el sector privado ni han tenido que pagar a sus trabajadores en función de alcanzar resultados) si no como forma de acceso fácil a la estructura organizativa de las Fuerzas Armadas y a sus órganos de decisión en el caso de licitaciones públicas. Muchas de estas empresas se han acostumbrado a esto y pretenden competir con las extranjeras que ofrecen productos probados y a mejor precio. Empresas españolas? Desde luego. Pero nunca a cualquier precio ni por favores debidos ni chanchullos de amigotes. En caso contrario, en el peor de los momentos, serán nuestros militares quienes lo sufran.

  2. Apoyar a nuestras empresas nacionales por supuesto. Pero cuidado a veces porque no siempre se puede saber ni hacer de todo en todos los campos. Sólo hace falta ver la factura de los submarinos nacionales… por el mismo precio podríamos haber tenido no 4 sino 8 submarinos y encima hemos tenido que pedir ayuda a los americanos para construirlos finalmente…
    Alianzas y Joint Ventures con otras empresas no nacionales pueden ser interesantes para también poder competir en el complicado mercado exterior y no sólo el mercado nacional. En cualquier caso suscribo los dos comentarios anteirores.

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