FEINDEF 2021, un éxito solo a medias

En las últimas semanas, una vez concluida la segunda edición de la Feria Internacional de Defensa y Seguridad FEINDEF 2021, celebrada entre los días 3 y 5 de noviembre en IFEMA (Madrid), se han publicado numerosos artículos, la gran mayoría congratulándose por el éxito obtenido. Sin ánimo de ser polémicos, pues es mucho lo que hemos de celebrar, nos gustaría aportar una visión un poco más ecuánime, centrándonos en los aspectos a mejorar, que no son pocos y con la única intención de aportar nuestro granito de arena para que la próxima vez, en primavera de 2023, todo sea aún mejor.

Lo primero que hay que decir es que, en comparación con la primera edición, celebrada en 2019, la feria ha crecido notablemente. No se trata únicamente de que se haya doblado el espacio disponible o que la cantidad de empresas asistentes se haya multiplicado, sino que el número de delegaciones internacionales[1], dato crucial, ha aumentado, así como el de armas, sistemas de armas, plataformas y equipos de todo tipo que podían disfrutarse, lo que no es cuestión baladí en un evento de este tipo. En este sentido, la feria sin duda ha sido un éxito, pudiendo los asistentes ver en detalle varios helicópteros (incluyendo un NH90 del EdA, un Tigre de las FAMET y un MH-60R de la US Navy), blindados (con enorme protagonismo del VCR 8×8 Dragón ya con la Guardian 30), drones, unas cuantas RWS, vehículos de OEs e incluso, gracias al US Army, un MLRS y un lanzador Patriot.

El tema de los stands merece destacarse, porque si bien en la primera edición había algunos de buen tamaño, ni de lejos se acercaban a lo que hemos visto en esta ocasión, en la que nuestras empresas más señeras han invertido cantidades importantes en contar con áreas privadas en las que atender a potenciales clientes, delegaciones, otras empresas, etcétera. De ahí que viésemos muchas casetas con dos pisos, pero también decoraciones rompedoras, inversión en merchandising y muchas otras cosas que dicen mucho de la voluntad de las compañías españolas por darse a conocer.

También ha crecido de forma importante el número de actividades organizadas en torno a la feria, como es el caso de las charlas, mesas redondas, conferencias, presentaciones, etc. Todas las principales empresas del sector de la defensa en España han tenido su momento, pudiendo no solo presentar algunas de sus iniciativas y proyectos, sino también hablar del futuro del sector y de las tecnologías y conceptos clave de cara a los próximos años. Como no podía ser de otra forma, entre los «protagonistas» estuvieron tanto el FCAS, como la PESCO y el EDF, la «Autonomía Estratégica», el Entorno Operativo y la Fuerza 2035 o la mujer y la industria de defensa. Hasta ahí, nada que objetar. Una feria mucho más vistosa que la anterior, más completa y en definitiva, más grande, en el más amplio sentido de la palabra.

En otro orden de cosas, al menos en lo que a los medios se refiere, la organización se comportó fantásticamente, ofreciendo todas las facilidades a la hora de conseguir acreditaciones, stands, o cualquier cosa necesaria. No deja de ser importante, pues al final la difusión de este tipo de eventos depende de nosotros. Todo eso en el lado del haber.

Panorámica de FEINDEF 2021.

En el lado del debe, todavía pesan unos cuantos asuntos. El más evidente, la falta de contratos. No hay mejor indicador a la hora de medir el éxito de una feria de defensa que la cifra de negocio y el número de contratos cerrados. En FEINDEF 2021 no hubo ni uno, al menos de relevancia. Sí que se firmaron muchos Memorandos de Entendimiento entre compañías asistentes, lo que es esperanzador ya que todo lo que ayude a generar nuevas sinergias entre nuestras empresas lo es, pero nada que merezca dar lugar a auténticos titulares. Del mismo modo, la feria fue el escenario elegido para representar la firma de algunas adquisiciones menores, pero ya estaban aprobadas desde tiempo atrás y no son por tanto éxitos achacables a FEINDEF 2021.

Claro está, nadie piensa que contratos millonarios se puedan decidir en cuestión de horas entre unos canapés y un vino español en un marco como este. Las cosas no funcionan así y las negociaciones se alargan durante meses e incluso años. Pero si las firmas de las compras se terminan produciendo en eventos de este tipo es porque su celebración da pie a ello y la continuidad hace que en los periodos entre una y otra edición maduren los nuevos contactos hechos, se acuerden nuevas reuniones, etc. Para cualquiera que haya asistido a otros eventos de este tipo la comparativa resulta odiosa, pues en las grandes ferias internacionales (Dubái, París, Moscú, Londres…) el volumen de los acuerdos cerrados llega a medirse por miles e incluso decenas de miles de millones, cifras acordes con el precio de disponer de un chalet a pie de pista por ejemplo en Dubái.

Este es quizá el dato que mejor refleja no solo la importancia real de FEINDEF 2021 a nivel internacional, sino la preocupante situación del sector en España, con un cliente principal, nuestro Ministerio de Defensa, que ni tiene los fondos necesarios para alimentar a nuestra industria -por fortuna está volcada en la exportación, algo muy meritorio dado el tamaño y los recursos de la empresa tipo en España- ni disfruta de una Ley de Estabilidad Presupuestaria de la Defensa que está tardando demasiado en llegar.

En este sentido, las palabras de la secretaria de Estado de Defensa, doña Esperanza Casteleiro, apenas unos días antes del inicio de FEINDEF 2021 aunque realistas, fueron muy poco afortunadas. Simplemente no puede esperarse más de una feria que llega horas después de que la segunda al mando del Ministerio de Defensa recuerdo la dificultad de lanzar grandes programas de armamento hasta 2028[2]. Ni más ni menos, por cierto, que lo mismo que había dicho exactamente un año antes, en noviembre de 2020 también en el Congreso[3], con lo que quizá podía haberse evitado lanzar el mismo mensaje pesimista a escasos días del pistoletazo de salida de FEINDEF 2021, aunque se comprende que era su obligación.

Toca pues tener fe en que más allá del escenario presupuestario -España no es Emiratos, capaz de comprar un par de aviones MPA y unos cuantos aviones comerciales para dar más lustre a su feria-, quizá la falta de grandes contratos sea también en parte un problema de juventud y que, según se vayan sucediendo las ediciones, todo discurra como en otros grandes eventos, algo a lo que debemos aspirar.

Más allá de los contratos, y aunque muchos lo interpretan como una muestra de implicación -y lo es, no cabe duda-, no debe pasar desapercibido que buena parte de los expositores no eran en realidad empresas llegadas allí con la intención de mostrar y vender sus productos o servicios, sino instituciones públicas. Sí, está muy bien que los ministerios de Defensa, Industria o el que sea estén presentes, pero lo que no es tan de recibo es que para hacer bulto, hablando en plata, se rellenen espacios con todo tipo de instituciones, muchas de las cuales no suponen valor añadido para la feria. De hecho, podría haberse celebrado únicamente en el pabellón principal de haberse prescindido de unos cuantos de estos organismos. Y es que el apoyo del Estado, imprescindible para nuestra industria, se demostraría mejor aumentando y no reduciendo el número de agregados militares en el extranjero, invirtiendo en lobbies y en inteligencia económica y siendo mucho más despiadados a la hora de lograr contratos para las empresas españolas. Acudiendo en definitiva «con todo», tal y como hacen Francia o el Reino Unido sin ir más lejos, cada vez que hay un concurso internacional.

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