La editorial española Akal ha reeditado la obra Historia de la Guerra, dirigida por el eminente historiador e hispanista británico Geoffrey Parker, quien capitanea en esta ocasión un equipo formado por un elenco de grandes historiadores. Se trata, sin duda, de un libro clásico pese a que la edición original date de 2005, aunque también polémico, pues no son pocos los que han acusado a Parker y a esta obra de ser eurocéntricos. Sin embargo, el autor es honesto y desde las primeras páginas, ya en la introducción, nos habla de la «práctica occidental de la guerra» que, nos guste o no, es la que se ha impuesto a lo largo y ancho del Orbe en los últimos siglos.
Sea como fuere, la virtud principal de este libro consiste en ofrecer una explicación compleja de la evolución de la guerra desde sus inicios y hasta la actualidad. A diferencia de otros autores, que se centran en la parte tecnológica o bien en los cambios tácticos o doctrinales, incluso sociológicos, la obra que Parker dirige intenta integrarlos todos, dando al lector una idea correcta de los numerosos factores que han influido en la forma de guerrear y en el uso de la fuerza militar como herramienta política.
Esto se ve a las claras en numerosas ocasiones, sirva como ejemplo el caso de las Guerras Napoleónicas. En este caso, lejos de buscar explicaciones simplistas al éxito -y posterior caída- del emperador francés, nos habla de; 1) los avances previos que Napoleón supo aprovechar; 2) la incapacidad de éste para fijarse objetivos estratégicos asequibles, como sí hiciera Federico el Grande; 3) los cambios tácticos y orgánicos; 4) la capacidad de adaptación por parte de sus múltiples rivales; 5) la genialidad rusa al cambiar tiempo por espacio o; 6) del poderío económico acumulado por Inglaterra durante la Primera Revolución Industrial y que permitió conceder subsidios a sus aliados, animándoles así a forjar nuevas coaliciones.
Este tipo de explicaciones se repiten una y otra vez a lo largo de esta obra, que en ningún caso cae en lo fácil. Así, si en muchos casos diversos autores achacan la victoria prusiana sobre la Francia de Napoleón III a la superior capacidad de movilización gracias a los ferrocarriles, o a la existencia de un Estado Mayor muy competente, o incluso a la ventaja en cuanto a artillería, en este libro se citan estos y otros factores, por supuesto. Sin embargo, ninguna de las múltiples explicaciones parciales nos impiden quedarnos con la idea de que el resultado fue la suma de estos factores y otro más, fundamental, que suele caer en el olvido: la genialidad del canciller Bismark al saber fijarse metas razonables (objetivos limitados), a diferencia de lo que hemos visto anteriormente con Napoléon.
He aquí la grandeza de Historia de la Guerra, un libro que en menos de 450 páginas condensa el devenir de la historia bélica de forma didáctica y asequible para cualquier lector y que, además, nos ofrece una explicación sólida de por qué, de entre todas las formas de hacer la guerra que la Humanidad ha conocido, la occidental es la que ha terminado por imponerse.
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