El libro que recomendamos hoy es ciertamente sorprendente. Bajo el título «Historia de la estrategia militar», ha sido escrito por el profesor de Historia de la Universidad de Exeter, Jeremy Black. Cuando uno lo tiene en las manos y a juzgar por el título, espera algo más parecido a la «Historia de la guerra» editada por Geoffrey Parker, a «Grandes estrategias» de John Lewis Gaddis o a «Estrategia», de Lawrence Freedman. Nada más lejos de la realidad.
Lo primero que choca de «Historia de la estrategia militar» es que lejos de comenzar en la antigüedad, o incluso antes, en la prehistoria, hablando de cómo los primeros grupos enfrentados entre sí fueron puliendo sus tácticas hasta convertirlas en «algo más», lo hace en el S. XVIII. Es decir, que no habla de la estrategia en general, sino de la estrategia como término. Posteriormente retrocede apenas un par de siglos para explicar cómo va diferenciándose de la táctica y de la política, hasta adquirir un carácter propio, por supuesto.
Lo segundo, es que no ofrece ninguna definición propia, algo bastante común en los teóricos. Sin embargo, el autor, Jeremy Black, es historiador y parece dar por hecho que el lector tiene una idea más o menos clara de lo que esconde el término «estrategia». Si acaso, habla en alguna ocasión de alinear medios, modos y fines, o de cambiar tiempo por espacio, pero evita en todo momento entrar en una pelea que ha ocupado a muchos autores en los últimos siglos y que, dicho sea de paso, no parece haber sido culminado.
Lo tercero, quizá lo más impactante y lo que confiere a esta obra un carácter único, es que el autor va permanentemente «a la contra», esto es, escribe desde la ventaja que le da la perspectiva histórica y desde la duda permanente, con una buena carga de ironía y grandes dosis de escepticismo respecto a las capacidades de los «estrategas», bien fueran militares o civiles. Al fin y al cabo, como queda claro tras leer esta obra, en su inmensa mayoría no seguían un plan perfectamente establecido, persiguiendo objetivos unívocos y diseñando operaciones en consecuencia, sino que vivían al día y reaccionaban de la mejor manera posible ante escenarios demasiado complejos y afectados por excesivos factores internos y externos.
Esta última es precisamente una de las ideas clave de «Historia de la estrategia militar»; la estrategia, que busca poner cierto orden en el caos, vive siempre a rebufo de las necesidades de los gobernantes. Bien sea por unas elecciones en el horizonte, bien por las malas relaciones personales con los subordinados, bien por un varapalo diplomático, la estrategia puramente militar, lo que llamaríamos estrategia operativa, nunca puede diseñarse o implementarse como debería.
Por supuesto, el autor de «Historia de la estrategia militar» ilustra todo lo anterior con innumerables ejemplos, lo que hace que sea una obra densa y en ocasiones incluso abrumadora. No ayudan, por cierto, los múltiples fallos de edición, con muchas más erratas de lo normal. No obstante, nada de esto empaña realmente el resultado final; un libro interesantísimo que no puede faltar en las estanterías de cualquier estudioso o aficionado a la historia militar y mucho menos de aquellos que cursen itinerarios relacionados con los estudios estratégicos.
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