«Acorazados de la Segunda Guerra Mundial. Un estudio técnico (1921 – 1945)» es, sin discusión, una obra sublime. Como se explica en la presentación del mismo que hace la editorial, el tratado de Washington de 1922 supuso un frenazo en la carrera armamentística iniciada tras la aparición del Dreadnought en 1906. Una carrera que ni siquiera la primera guerra mundial había logrado frenar.
Efectivamente, este tratado impuso una serie de reglas y condiciones que terminaron por definir, forzosamente, un tipo de acorazado, el 35.000 tns, que dominaría las mesas de diseño del periodo de entreguerras.
Aunque la mayoría de los buques de este estudio se terminaron fuera de la vigencia estricta de los tratados, estos condicionaron severamente las elecciones técnicas y políticas. Esto ha llevado a su autor, Manuel P. González López a iniciar este riguroso estudio, precisamente, con este tratado.
Lo hace, además, desde un punto de vista novedoso. En lugar de tratar cada buque como si de un objeto aislado se tratase, sin unas causas o un marco histórico, sin justificar las decisiones tomadas por los ingenieros (que en demasiadas obras parecen totalmente arbitrarias), González López va mucho más lejos. Así, para cada clase, intenta -y consigue- que el lector entienda la lógica de cada elección, desde el calibre del armamento al grosor de la cintura del buque o del blindaje del puente.
Lo justifica siempre, como hace con la eslora, la manga, la motorización o la compartimentación de cada buque que analiza, amparándose en argumentos técnicos precisos y no en opiniones. Esto tiene, además, una ventaja obvia; nos permite entender no solo el diseño elegido, o su armamento, sino relacionarlo con cada una de las alternativas posibles, entendiendo el porqué de las decisiones tomadas.
El libro no se queda ahí, ni mucho menos. Además de un estudio individualizado y bastante profundo de cada clase desde el aspecto técnico, completa su análisis con pequeñas historias operativas de cada uno de los buques de dichas clases. Además hay numerosas imágenes y un plano tanto del alzado como de la planta de cada modelo, lo que ayuda a que el lector pueda sumergirse mucho mejor en un tema fascinante.
En conjunto, «Acorazados de la Segunda Guerra Mundial. Un estudio técnico (1921 – 1945)» es una obra redonda. Está bien escrita, es de ágil lectura y no se hace para nada monótona. Además, el tema ha sido muy poco tratado en nuestro país y mucho menos aún con semejantes profundidad y rigor. Sin duda, merece la pena el pequeño desembolso que supone (23 euros).
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