Egipto vs. Etiopía, un enfrentamiento que va más allá de la estricta necesidad de agua, de electricidad o de acceso al mar. Supone una lucha por la influencia, el control de las rutas comerciales y el dominio sobre el Cuerno de África. Un conflicto entre la potencia establecida, en cierta decadencia en los últimos tiempos, Egipto, y la potencia en auge, Etiopía, que busca recuperar de algún modo su antigua grandeza imperial, y que parece desarrollarse en territorio de Somalia. Pero es, además, un choque en el que se ven involucrados varios, y algunos de ellos bastante poderosos, estados más allá del Cuerno de África, aunque con grandes intereses en dicha zona. Entre ellos, pesos pesados como Turquía o Emiratos Árabes Unidos. La onda expansiva de la actual confrontación entre Egipto y Etiopía ha supuesto que sus respectivos aliados reconfiguren sus posiciones, establecidas hasta hace no mucho, de forma que parecen estar formándose dos bandos claramente enfrentados.
Índice
- Introducción: el Cuerno de África, una región convulsa
- Principales actores involucrados: Egipto, Etiopía y Somalia
- Otros actores importantes en el Cuerno de África
- El futuro del Cuerno de África
- Bibliografía
Introducción: el Cuerno de África, una región convulsa
Entre el 27 y el 29 de agosto de 2024 dos aviones egipcios C-130 aterrizan en la capital de Somalia, Mogadiscio, cargados con armas, municiones y 1.000 soldados. Es el primer despliegue en virtud del acuerdo alcanzado entre ambos países en materia de defensa (que supondrá hasta 10.000 soldados) y deja ya patente su reciente acercamiento[1].
En un segundo envío, un buque de guerra egipcio llega a Mogadiscio el 22 de septiembre pasado, con armamento pesado, incluidas baterías antiaéreas y artillería[2].
Etiopía ve este suministro de armas y la previsible presencia de soldados egipcios en su frontera sur como “una amenaza a su seguridad nacional” y la respuesta no se hace esperar. Apenas un día después, el gobierno etíope ordena movilizar cientos de hombres y vehículos blindados a su frontera con Somalia. Acto seguido, sus tropas se hacen con el control de tres aeropuertos clave en la región somalí de Ghedo (Luq, Dolow y Bardere), en un intento por desbaratar un posible planeado despliegue de tropas egipcias en la zona. Estos aeródromos son la única forma de acceder al área, ya que el grupo yihadista Al Shabaab controla las principales carreteras[3]. Etiopía tiene tropas sobre el terreno, en Somalia, 3.000 en el marco de la misión de la Unión Africana de lucha contra Al Shabaab (ATMIS) y 5.700 en apoyo a las fuerzas somalíes. Mogadiscio les ha pedido que se marchen del país a final de año o inicio de 2025, para sustituirlos por la mitad del contingente egipcio acordado[4] (5.000 soldados para la misión de la UA y el resto en apoyo al ejército somalí).
La preocupación etíope ante la llegada de las tropas egipcias no está exenta de razones, ya que Egipto mantiene el ejército más poderoso de la zona y no es hasta final de año o comienzos de 2025 cuando debería ser el cambio de contingentes, por lo que su presencia ya desde finales de agosto podría apuntar más a un intento de contrarrestar a Etiopía que a otros motivos[5].
Un acuerdo y un despliegue que pueden hacer tambalearse el actual balance de poder en el Cuerno de África, una retórica amenazante, acciones y movimientos de tropas que involucran a Egipto, Etiopía y Somalia y que han hecho cundir la preocupación tanto en la zona como más allá. Los intentos de mediación y las conversaciones de paz entre Etiopía y Somalia, lideradas por Turquía durante estos meses pasados (hasta septiembre), han fracasado ya más de una vez.
Pero, ¿cómo se ha llegado hasta la situación actual?
Antecedentes
En un principio se observan dos antecedentes claros inmediatos. En primer lugar, el memorándum de entendimiento que firman el 1 de enero de este 2024 Etiopía y Somalilandia, por el cual Hargeisa cede a Adís Abeba durante un periodo de 50 años un corredor terrestre de 19 kilómetros de acceso al mar con el objetivo de construir un puerto comercial y una posible base naval en las cercanías del puerto de Berbera, en la costa del Mar Rojo[6].
A cambio, Etiopía se habría comprometido a reconocer la independencia de Somalilandia, sería la primera en hacerlo (aunque no lo ha confirmado oficialmente)[7]. Esto supondría un espaldarazo para la pequeña región separada de Somalia y, a la vez, un duro golpe a los intentos de Mogadiscio de recuperar su antigua unidad territorial.
En segundo lugar, el acceso al mar de Adís Abeba amenaza los intereses creados prioritarios para Egipto, vinculados a la ruta comercial que atraviesa el canal de Suez. Lo que es ya la puntilla para El Cairo, cuyas relaciones con Adís Abeba se han ido deteriorando con el paso del tiempo y el progreso en la construcción de la Gran Presa del Renacimiento, que Etiopía ha prácticamente finalizado ya en el Nilo Azul y que debe estar a pleno rendimiento a principios de 2025.
Una infraestructura que amenaza seriamente la capacidad de Egipto de producir la electricidad necesaria para su población, así como el acceso al agua, que, hasta ahora, había controlado y del que depende casi en su totalidad, entre otras cosas, la agricultura egipcia y gran parte del suministro de agua a sus ciudadanos[8].
De este modo, Egipto y Somalia se han encontrado en el mismo “lado” frente a un “enemigo” común, lo que ha propiciado su acercamiento. No obstante, las acciones de los tres países hunden sus raíces en acontecimientos que han tenido lugar en las últimas décadas. En este gráfico se destacan algunos:
Con más de 118 millones de habitantes, Etiopía es el país más poblado del mundo sin acceso al mar[9] tras la independencia de Eritrea, lo cual hace comprensible su necesidad de lograrlo y poder, así, alcanzar una de las principales vías comerciales del mundo, la que atraviesa el Mar Rojo.
Del mismo modo, uno de sus recursos naturales es la energía hidroeléctrica, que supone algo más del 95 % del total de su capacidad de producción energética, pero que apenas llega hasta el 55 % de su población. De ahí, la construcción de la Gran Presa del Renacimiento y la necesidad de su producción (también porque se puede vender a países vecinos con menores posibilidades)[10].
El descenso al caos en Somalia en la década de los años 90 supuso, entre otras cosas, la pérdida del control de Somalilandia y la declaración de región autónoma de Puntlandia. Territorios que la actual Mogadiscio busca recuperar.
Las acciones de Adís Abeba entran en conflicto con la potencia egipcia que, en los últimos tiempos, ha visto cómo, entre otros motivos, sus problemas internos y el descenso del tráfico comercial por el canal de Suez han afectado a su economía y a su capacidad de influencia en la región, a los que se han unido los movimientos etíopes. De ahí la reacción de El Cairo en su intento por revertir esa tendencia desfavorable a sus intereses.
Principales actores involucrados: Egipto, Etiopía y Somalia
«Hemos perdido más del 50-60% de los ingresos del Canal de Suez, y en los últimos 7-8 meses, hemos perdido más de 6.000 millones de dólares”, afirma el presidente de Egipto, Abdel Fatah al-Sisi, a 30 de septiembre de este 2024. Aparte de una de las grandes rutas comerciales mundiales, el canal es una fuente importante de divisas para Egipto[11].
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