Yihadismo en Egipto

Grupos emergentes del yihadismo egipcio en la órbita de Al-Qaeda

Imagen difundida por Jund al-Islām
Imagen difundida por Jund al-Islām

El yihadismo es desde hace mucho tiempo un problema de primer nivel para Egipto. Dada la convulsa situación del país, el “árbol” de Daesh, por la más letal y expeditiva vía de los hechos, en ocasiones impide ver el “bosque” conformado por otras organizaciones terroristas de etiología yihadista que continúan activas en el país. Algunos de estos grupos, lejos de estar encuadrados dentro de la estructura del “califato”, muestran un alineamiento ideológico con Al Qaeda.

Egipto, el país árabe con mayor número de habitantes, ha sufrido durante décadas el yihadismo a través de la acción de distintos grupos tales como Gamma Islamiyya o Yihad Islámica. Esta última tenía como líder espiritual a Omar Abdel Rahman, “el jeque ciego” fallecido en febrero de 2017, figura de referencia para diversos grupos yihadistas. Yihad Islámica estaba al mando de Ayman al Zawahiri cuando el grupo se fusionó con Al Qaeda. Al Zawahiri es la figura egipcia más relevante en la organización fundada por el desaparecido Osama Bin Laden, aunque no es la única. Mohammed al Zawahiri, hermano menor de Ayman, captó reclutas para Al Qaeda a través de Ansar al Sharia Egipto. El grupo fue fundado por un antiguo miembro de Yihad Islámica de Egipto, Ahmed Ashush, quien en una entrevista proclamó su lealtad a Al Qaeda. Otro ciudadano egipcio con vinculaciones con Al Qaeda fue Mohammed Islambouli, el hermano de Khalid Islambouli, responsable del asesinato del rais egipcio Anwar al Sadat en 1981. Las relaciones de Mohammed Islambouli con el liderazgo de Al Qaeda se han mantenido durante décadas habiendo varias referencias a su persona en documentos intervenidos en Abbottabad (Pakistán) el complejo en el que residió Osama Bin Laden hasta que fue eliminado. Además de estos personajes relevantes, varios yihadistas relacionados con Al Qaeda fueron liberados de prisión y otros han retornado desde el extranjero.

Mapa de Egipto
Mapa de Egipto

JUND AL-ISLĀM

A comienzos del año 2011 surgió la organización Ansar Beit Al Maqdis como resultado de la fusión de varias organizaciones yihadistas asentadas en el Sinaí. Coincidió en el tiempo con el desencadenamiento de las protestas que tendrían como colofón la salida del poder del rais Hosni Mubarak. Desde sus inicios el grupo estuvo influenciado por el modelo yihadista implementado en Irak. Uno de sus videos publicado el 1 de diciembre de 2013 difundía el extracto de un discurso pronunciado por desaparecido Abu Musab al-Zarqawi, quien hasta su eliminación en 2006 era el “emir” de Al Qaeda en la Tierra de los dos Ríos, la filial de Al Qaeda en Irak.

En un mensaje de audio difundido el 24 de enero de 2014 Ayman al Zawahiri mencionó a «nuestro pueblo en el Sinaí». Las declaración iba acompañada de imágenes correspondientes al entierro de cuatro yihadistas muertos el 9 de agosto de 2014, algunos de los cuales iban envueltos en banderas de Al Qaeda. Ayman al Zawahiri pedía “…que Alá acepte a sus mártires cure a sus heridos y acelere la liberación de sus prisioneros”. Pese a sus afinidades con Al Qaeda, el 10 de noviembre de 2014 Ansar Beit al Maqdis anunciaba públicamente el bayat (promesa de lealtad) declarando que se comprometía a “escuchar y obedecer” al líder de Daesh Abu Bakr Al Bagdhadi quien en un mensaje de audio difundido al día siguiente aceptó la adhesión. El grupo cambió el nombre de Ansar Beit al Maqdis por de el de Wilāyat Saynā’ (Provincia del Sinaí).

Aún siendo la filial de Daesh la organización más poderosa del Sinaí, en la península también hay actividad yihadista inspirada ideológicamente por Al Qaeda. El 11 de noviembre de 2017 un grupo denominado Jund al-Islām reivindicó la autoría de un ataque contra un vehículo de Daesh. La acción habría tenido lugar el 11 de octubre y a consecuencia de la misma cuatro miembros de Daesh habrían fallecido y sus armas y equipos intervenidos.

La finalidad del ataque era detener a miembros de Daesh para que estos respondiesen por sus crímenes. En el mismo mensaje se acusaba a los seguidores de Al Baghdadi en el Sinaí de no cumplir los preceptos del la Sharia al tener a civiles entre sus objetivos y los calificaba como “apóstatas”. El mensaje también contenía un llamamiento a los miembros de Daesh para que se rindiesen y se arrepintiesen de los crímenes contra los musulmanes: «El grupo de Jund al-Islām hará todo lo posible para eliminar la presencia del grupo apóstata de la provincia de Sinaí. Ahora estamos llamando a los miembros de la provincia de Sinaí para que abandonen el grupo y dejen de matar a los musulmanes”. En 2014 hubo tensiones entre Jund al-Islām y Ansar Beit al Maqdis por la adhesión de este último al “califato”.

Desde Al-Rased Al-Felastiny, canal que habitualmente difunde propaganda de Daesh se pedía a Jund al-Islām que mostrase pruebas que ratificasen su reivindicación. Además, se advertía a cualquiera que se enfrentase a Wilāyat Saynā’ que se atuviese a las consecuencias.

El 24 de noviembre de 2017 se cometió el mayor atentado hasta la fecha en territorio egipcio: el ataque contra la mezquita sufí Al Rauda de Bir al Abed, en el Sinaí. Más de trescientas personas fueron asesinadas superando el número de heridos el centenar. Jund al-Islām difundió un comunicado de condena. En el texto mostraba sus condolencias a los familiares de las víctimas y su repulsa al brutal ataque.

Jund al-Islām empezó a ser conocido a partir de 2011, en mayo de ese año realizó un desfile militar con ocasión de la muerte de Osama Bin Laden. Dos años después, el 11 de diciembre de 2013, protagonizó el que sería su ataque más importante: un atentado mediante dos coches cargados de explosivo y conducidos por suicidas contra un edificio de la inteligencia militar en Al Arish, en el Sinaí, causando la muerte a seis personas.

En la propaganda de Jund al-Islām ha habido diversas referencias a Al Qaeda: en un video del grupo difundido en agosto de 2015 se podía ver la imagen de Ayman al-Zawahiri, en octubre de ese mismo año, en otra grabación había referencias a Hisham Ashmawy, líder de Jamat Al-Murabitun y a Harith al-Nadhari, cuadro de alto nivel de Al Qaeda en la Península Arábiga, eliminado en enero de 2015 mediante un ataque de drones de EE.UU.

Imagen de Hisham Ashmawy
Imagen de Hisham Ashmawy

ANSAR AL-ISLAM Y AL-MURABITUN

Wahat Road, a 135 kilómetros al sur de El Cairo, el Western Desert fue el escenario en el que el 20 de octubre de 2017 fueron asesinados 16 policías egipcios según datos del Ministerio del Interior, aunque algunas fuentes elevaron la cifra de agentes fallecidos por encima del medio centenar. En un primer momento las sospechas sobre la autoría del ataque recayeron sobre el movimiento Hasm, al que se le vincula con los Hermanos Musulmanes. Pocos días después, Tamer El-Refaie , portavoz de las Fuerzas Armadas de Egipto informaba de que el 31 de octubre, en una operación ejecutada al oeste de Fayum por la aviación de guerra egipcia en coordinación con la Guardia de Fronteras, habían sido eliminados varios individuos sospechosos de participar en el ataque. Además dio cuenta de la destrucción de cuatro vehículos empleados por los terroristas.

El 3 de noviembre de 2017, un grupo hasta entonces desconocido publicó un comunicado en el que se atribuía la autoría de la muerte de los policías egipcios. La organización, que se hacía llamar Ansar al-Islam, afirmaba: “…en la región de Wahat Al-Baharia en las fronteras de El Cairo comenzamos nuestra yihad y obtuvimos la victoria -con la ayuda de Dios- en la campaña contra el enemigo”. Desde Horaas al-Sharia (Guardianes de la Sharia) un canal que difunde contenidos vinculados a Al Qaeda se celebró el “éxito” del atentado. Ansar al-Islam, que no mostró pruebas que ratificasen la veracidad de sus aseveraciones, pidió al pueblo egipcio que se les uniese y que apoyase su causa. También afirmó haber liberado a “todos los soldados”, probablemente en referencia al agente de policía Mohamed Al-Haith que permanecía desaparecido desde el ataque del 20 de octubre y cuyo rescate había sido anunciado por las autoridades egipcias encuadrándolo en las operaciones al oeste de Fayum.

Entre los objetivos abatidos en ese operativo se encontraba Abu Hatem Emad al-Din Abd al-Hamid cuya muerte era citada en el comunicado de Ansar al-Islam. Abd al-Hamid, antiguo miembro de las fuerzas armadas de Egipto , era el lugarteniente del también ex militar Hesham Ali Ashmawy Mosaad Ibrahim, también conocido como Abu Omar Al-Muhajir al Masr. Ashmawy, nacido en 1978, finalizó su periodo de formación militar en el año 2000. Ingresó una unidad de operaciones especiales del Ejército egipcio denominada Sa´aika (Rayo) y participó en diversas actividades formativas en operaciones especiales impartidas en los Estados Unidos. Permaneció durante diez años en el Sinaí, produciéndose en esa época los atentados de Taba, Sharm El-Sheikh y Dahab. En 2005 hubo un punto de inflexión en su vida al fallecer su padre, circunstancia que le afectó psicológicamente. A partir de ese momento Hesham Ashmawy comenzó a frecuentar mezquitas en las que los grupos yihadistas buscaban atraer adeptos a través de la difusión de su versión distorsionada de la religión islámica. En 2006 Ashmawy fue interrogado por esa cuestión y el confirmó sus compromisos con los principios de las Fuerzas Armadas. Pese a ello continuó expresando públicamente su particular versión del Islam y difundiendo bibliografía que contenía esos principios. En el año 2007 Ashmawy, a través de la decisión de un Tribunal Militar, fue trasladado a un destino con funciones administrativas pasando al retiro en el año 2009. Tres años después, en 2012, se materializó su expulsión del Ejército. En 2013 se incorporó a Ansar Beit al-Maqdis asumiendo las funciones de responsable militar. En ese mismo año viajó a Siria y participó en combates encuadrado en la filial de Al Qaeda en la zona, Jabhat al-Nusra.

Cuando Ansar Beit al-Maqdis formalizó la adhesión a Daesh Hesham Ashmawy disconforme con la decisión abandonó el grupo y se dirigió a Libia. El 22 de julio de 2015 apareció en un vídeo en calidad de “emir” de un grupo yihadista denominado Al-Murabitun. La grabación se iniciaba con una intervención de Ayman al Zawahiri en la que invitaba a sus seguidores a “…participar en la batalla de la retórica de la misma manera que se involucran en el combate con armas y municiones”. Posteriormente se podía escuchar a Ashmawy llamando al yihad contra el enemigo y enlazando la lucha de su organización con la que llevan el resto de grupos yihadistas en diversas partes del mundo. Una parte importante de la alocución se centró en su país natal: “Egipto está por el nuevo faraón, Al Sisi, y por sus soldados y hechiceros” también acusaba al dirigente egipcio de emplear “las formas más graves de tortura y sufrimiento contra los musulmanes” y de emplear “la magia de los medios de comunicación para sus mentiras y engaños”.

Emblema de Al-Murabitun
Emblema de Al-Murabitun

En agosto de 2015, el aparato propagandístico de Daesh, publicó su particular “lista de los más buscados” en Libia identificándolos como enemigos del “califato”. Este las imágenes difundidas estaba la de Hesham Ashmawy, al que asociaban al Mujahideen Shura Council de Derna, una alianza de grupos yihadistas vinculada a Al Qaeda y opuesta a Daesh con quien ha mantenido frecuentes enfrentamientos.

En un discurso de audio de 23 minutos de duración distribuido a través de las redes sociales el 3 de marzo de 2015 se difundió otro comunicado de Hesham Ashmawy. Consideraba una “tragedia” la situación de los musulmanes egipcios bajo el gobierno de Al Sisi y hacia un llamamiento a los ulemas (eruditos de la religión islámica) a «incitar a los jóvenes y recordarles que ahora es nuestro deber expulsar a los invasores de la morada del Islam y librar el yihad contra el criminal El Sisi, sus soldados y seguidores».

A Hesham Ashmawy se le atribuyen diversas acciones terroristas como el intento de asesinato en septiembre de 2013 del entonces ministro del Interior, Mohamed Ibrahim Mustafa, el ataque en julio de 2014 contra un puesto de control en Farafra, cerca de la frontera entre Egipto y Libia, en el que fueron asesinados 21 militares o un atentado contra las fuerzas de seguridad en Al Arish, en octubre de 2014, en el que perdieron la vida 33 personas.

El diario Egyp Today, citando a “una fuente de alto nivel” publicaba el 30 de octubre de 2017 que Hisham Ashmawy no había tomado parte personalmente en el atentado en Wahat Road y que su participación se circunscribía a tareas de planificación y al suministro de apoyo logístico. Esto era debido a que Ashmawy, tras ser herido en Libia, había perdido una pierna. Según esa fuente, entre los planes de Ashmawy está desplazar sus campamentos en Libia hacia la frontera con Egipto y realizar operaciones de contrabando de armas a través de la ciudad costera de Sirte. Además informaba de que ciudadanos egipcios estaban recibiendo entrenamiento en campamentos de Al Qaeda en territorio libio próximo a la frontera y que estaban formando células operativas denominadas Al-‘Aedoon.

Estos grupos emergentes son poco conocidos y a priori muestran una capacidad operativa limitada. Esta cualidad se pone de manifiesto en Jund al-Islām que por el momento no da pruebas de estar en condiciones de sostener una campaña efectiva contra la filial de Daesh en el Sinaí egipcio.

La acción de Ansar al-Islam en Western Desert podría ser para testar las posibilidades de implantación en Egipto contando con el apoyo desde Libia de Al-Murabitun, el grupo dirigido por Hisham Ashmawy, quien, a pesar de no haber hecho pública su lealtad a Al Qaeda, sí mantiene una notable afinidad ideológica con la organización.

El hecho de no haber mostrado públicamente adhesión a Al Qaeda ni que esta los reivindicase como entidades afiliadas, podría serles de utilidad a estos grupos a la hora de captar nuevos miembros en un momento en el que, tras las derrotas sufridas en el teatro de operaciones sirio-iraquí, la popularidad del “califato” no parece estar en su mejor momento. Yihadistas descontentos con la estrategia de Daesh, como en el pasado ocurrió con Hisham Ashmawy, podrían hallar acomodo en este tipo de organizaciones. Este posible status quo, de materializarse, constituiría una gran oportunidad para Al Qaeda a la hora de establecer o reforzar vínculos, formales o informales, para ser, parafraseando a Osama Bin Laden, el “caballo ganador” en Egipto.

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