La Guarida del León: la nueva insurgencia terrorista en Nablus

La nueva insurgencia terrorista en Nablus

Imagen de los miembros del grupo insurgente "La Guarida del León" publicada por el propio grupo en las redes sociales, en donde se muestran muy activos. Fuente - Telegram.
Imagen de los miembros del grupo insurgente "La Guarida del León" publicada por el propio grupo en las redes sociales, en donde se muestran muy activos. Fuente - Telegram.

La espiral de violencia en Cisjordania cuenta con un nuevo actor armado palestino: La Guarida del León. Pese a contar por el momento con apenas unas decenas de militantes, esta nueva agrupación terrorista –originada en Nablus– se ha convertido en un gran desestabilizador de la región palestina. Además, los enfrentamientos contra las fuerzas israelíes se suceden al norte de Cisjordania mientras La Guarida del León colabora con organizaciones terroristas como Yihad Islámica Palestina y Hamás para asentarse como actor beligerante del conflicto abierto más largo de la historia. Por su parte, las Fuerzas de Defensa de Israel han intensificado sus ataques, detenciones y operaciones antiterroristas contra el nuevo grupo de Nablus; habiendo acabado con su líder en apenas unos meses y debilitado a los miembros del grupo cisjordano. ¿Estamos ante una campaña de terror en Palestina o ante una amenaza pasajera?

El 2 de septiembre de 2022, en la ciudad vieja de Nablus y ante la atenta mirada de los locales cisjordanos, decenas de jóvenes uniformados de negro marcharon al unísono mientras empuñaban sus fusiles M-16. Aquella no fue una protesta más de la población palestina contra el avance de los colonos en la zona o la violencia de Israel, sino la presentación al mundo de la nueva insurgencia armada del conflicto palestino-israelí. 

Así, la Guarida del Léon –nombre del nuevo grupo terrorista palestino fundando por jóvenes veinteañeros de Nablus– (también conocido como Lion’s Den, por su traducción al inglés) anunciaba abiertamente su voluntad de crear una nueva “unidad” palestina frente al Estado de Israel. Una nueva amenaza ante la que el Shin Bet y las Fuerzas de Defensa de Israel han reaccionado eliminando al líder de la Guarida del Leóndeteniendo a miles de jóvenes cisjordanos e intensificando sus acciones en Nablus y Yenín dentro del marco de la Operación “Break the Wave”.

El caldo de cultivo de la espiral de violencia en Cisjordania tiene varios factores determinantes. Por un lado, el avance de los colonos israelíes en los asentamientos de Nablus –que Naciones Unidas califica como ilegales–, la deteriorada situación del los campos de refugiados palestinos de Yenin o Balata y el aumento de las muertes de jóvenes palestinos en redadas de las fuerzas israelíes –la mayor desde 2006–. Por otro lado, también ha influido el éxito diplomático de los Acuerdos de Abraham que han mermado el apoyo de gran parte de los países árabes para con la causa palestina, así como la gran falta de oportunidades y de seguridad derivada de la inacción –o mala acción– de la Autoridad Nacional Palestina. 

La suma de estas variables ha motivado la radicalización de unos jóvenes que quieren tomar la justicia por su mano, y concretamente vía mano militari. Además, y según fuentes de inteligencia israelí, el apoyo a las acciones terroristas contra objetivos israelíes y en su suelo ha crecido exponencialmente entre la opinión pública palestina. Por todo ello, la aparición de un nuevo actor en el frente palestino no supone otra cosa sino el recrudecimiento y aumento de la violencia entre las facciones palestinas y frente a las fuerzas de seguridad y defensa israelíes. 

A continuación, analizaremos las principales características del grupo y reflexionaremos sobre su potencial como movilizador social, las colaboraciones con los principales actores armados palestinos y la amenaza que puede suponer para Israel.

Orígenes de La Guarida del León

El conocimiento público de este nuevo grupo terrorista cisjordano se produce tras la muerte de Ibrahim al Nabulsi –conocido como «el León de Nablus», lo que daría nombre a La Guarida del León–, algo que a finales de agosto de 2022 desataría la cólera de los locales de Nablus y en los campamentos de refugiados cercanos. Esas marchas masivas servirían de detonante para la formación de un grupo armado que venía gestándose desde febrero del mismo año, entre fuertes tiroteos y ataques a los colonos israelíes en Nablus y alrededores. Finalmente, ya en septiembre de 2022 se mostrarían públicamente como organización armada constituida. 

Cierto es que el nuevo grupo terrorista de Nablus cuenta con una gran heterogeneidad de orígenes y filiaciones de sus jóvenes miembros. Fundamentalmente, la agrupación la constituyen palestinos veinteañeros –”hijos” de la segunda intifada– que buscan emular a los shahids –mártires– de campañas violentas anteriores y encabezar un nuevo frente armado palestino frente a Israel. Pese a la aparente falta de afiliación de La Guarida del León con otros grupos terroristas palestinos, sus miembros sí proceden de organizaciones locales como Yihad Islámica Palestina, Hamás, Fatah o, incluso, de familias de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina. 

Una de las particularidades fundamentales de la agrupación palestina no es solo que esté formada por jóvenes, sino que son jóvenes con alta destreza en el uso dirigido de campañas y movilizaciones en redes sociales. Redes como Tik Tok o aplicaciones como Telegram han sido sus principales plataformas mediáticas desde donde han conseguido viralizar su contenido propagandístico. Así, han conseguido avivar la voluntad y respaldo miles de personas en Nablus a través de una actualización –inteligente y perversa– de la cultura popular del martirio de la que tanto rédito social han sacado organizaciones terroristas como Hamás o Hezbolá. A tal punto llega su manejo de las plataformas digitales que ya han superado, en seguidores de sus principales redes sociales, a los perfiles de otras organizaciones terroristas como Hamás y Yihad Islámica Palestina en apenas unos meses.

Esta popularidad, de una causa que tiene más de contenido nacionalista palestino que de fundamentalismo islamista, ha complicado la difícil situación de Nablus desde hace décadas y la falta de provisión de seguridad por parte de la Autoridad Nacional Palestina con la novedad de la insurgencia juvenil y terrorista de Lion’s Den. Esto también ha derivado en ramificaciones de la organización en otros territorios palestinos, para los que deberán fortalecer su estructura política, armada y social si tienen voluntad de asentarse en el medio y largo plazo.

Pese a ello, no todo han sido avances en la brevísima historia de vida de esta organización. Como antes relatábamos, la dureza y presión de las operaciones antiterroristas israelíes han repercutido en la muerte del líder de Lion’s Den, Al Houh, y provocado también la rendición de miembros de la Guarida del León ante las autoridades palestinas. De hecho, la ANP había ofrecido dinero, puestos de trabajo y su integración en las fuerzas de seguridad cisjordanas como intento para paliar la espiral de violencia y respaldo al grupo en Nablus.

Rivalidad y convergencia con los grupos palestinos 

La amenaza que desprende La Guarida del León no recae en su potencia armada o capacidad mortífera frente a Israel, sino en el hecho de que el grupo es un catalizador de un descontento social que podría servir a su vez de vanguardia asimétrica para que organizaciones terroristas palestinas bien asentadas como Hamás o Yihad Islámica Palestina encuentren más aliados en Cisjordania con los que debilitar a la Autoridad Nacional Palestina. Este golpe de efecto podría tener incluso la legitimidad de las urnas, pues el retraso de las elecciones por parte de Mahmoud Abbas es recurrente ante el miedo a ser derrotado, también, en Cisjordania. Socialmente, y en el apartado de seguridad, la ANP ya ha cuasi perdido todo lo que ganó en las últimas décadas y su debilitamiento es cada vez más evidente. 

Los dirigentes palestinos en Cisjordania han tenido relaciones dispares con el grupo terrorista de Nablus, desde que este diera comienzo. En primer lugar, intentaron cortar la insurgencia de la Guarida del León mediante el “acuerdo”. Así, llegaron a ofrecer recompensas económicas y su integración laboral dentro de las estructuras de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina si deponían las armas y cesaban los tiroteos en Nablus. Tras la negativa del grupo terrorista, tanto las fuerzas israelíes como las propias palestinas intensificaron las detenciones de jóvenes afines o miembros de Lion’s Den, hasta llegar al punto de que muchos se entregaron voluntariamente. Pese a ello, roto este momento de división interno, la agrupación terrorista de Nablus ha aumentado sus ataques, tiroteos e intentos de atentados en suelo israelí. En esta línea, la ANP no ha reconocido la legitimidad del grupo y se ha negado a entregar a los miembros de La Guarida del León encarcelados. 

Pese a negar la afiliación del grupo terrorista cisjordano con las grandes familias armadas palestinas, existen evidencias de la interrelación entre ambos. Por un  lado, desde Hamás se ha manifestado el apoyo expreso a la agrupación de Nablus. Concretamente, desde un discurso público de la dirección del comité de seguridad de Hamás en Gaza se ha apoyado a esta vanguardia insurgente que puede servir como precedente para que sus efectivos armados y logísticos comiencen a colaborar más estrechamente. 

Por otro lado, desde las autoridades israelíes se ha acusado a Hamás de estar apoyando al nuevo grupo de Nablus. Concretamente, se apunta al posible envío de armas y la financiación de la Guarida del León. También, la nueva insurgencia palestina habría colaborado con otros grupos asociados a Yihad Islámica Palestina, como la Brigada de Nablus, como se certifica desde monitoreos de OSINT de centros de investigación israelíes. Todo ello corrobora las iniciales hipótesis de convergencia de los grupos terroristas palestinos con la Guarida del León frente a la Autoridad Palestina y a las fuerzas de seguridad y defensa israelíes. Algo que también desde centros de difusión de la inteligencia antiterrorista de Israel, que ampliarían esta colaboración del grupo de Nablus con el Batallón de Jenin, entre otros.

Amenaza para la seguridad de Israel

En otro plano de análisis, y más allá de los problemas que el grupo pueda crear a nivel interno en Palestina, Israel se enfrenta a una potencial nueva intifada que desate el caos en los territorios palestinos y que pueda derivar en un encuentro de fuerzas por parte de los grupos de la región frente al enemigo común. Esto un problema en sí mismo, ya que que Israel sólo ha sabido reprimir el terrorismo mediante la fuerza y no mediante otros instrumentos de política antiterrorista o programas de prevención de la radicalización violenta, evitando que la región se hunda en el caos, la incertidumbre y la radicalización ante la falta de opciones.

Y es un problema porque ha demostrado en las décadas de conflicto que no ha aminorado la acción terrorista o insurgente de los grupos palestinos, sino que la ha sostenido y aumentado en el tiempo. Por lo tanto, pese a lo crítico de la situación, Israel debería diversificar y complementar sus esfuerzos de política antiterrorista e iniciativas de prevención de la radicalización de forma que ayuden a paliar un fenómeno que podría dar un salto transnacional. 

Si el imperialismo iraní ya vio con buenos ojos la colaboración con Hamás en la Franja de Gaza –su líder acaba de ser invitado a un encuentro de alto nivel con las autoridades iraníes– podría ver visos de cooperación con una agrupación eminentemente nacionalista que quiere enfrentarse armadamente a Israel. 

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