Nota del Director
El presente artículo fue publicado el día 4 de julio de 2020, a primera hora de la mañana. Lo publicamos, sabiendo que era polémico, aunque sin ser conscientes de hasta qué extremo. Sin embargo, los enfrentamientos surgidos en Twitter no tienen nada que ver con su suspensión temporal.
Efectivamente, el artículo es provocador, pero en absoluto tiene mala intención. Trata de abrir un debate, en base a la opinión de su autor, Bahae Eddine Boumnina, sobre la existencia de un sesgo en los estudios occidentales sobre yihadismo. Para sostener su tesis, analiza dos artículos, lógicamente elegidos por el propio autor. Naturalmente, y como bien se ha señalado, la elección de únicamente dos trabajos, es en sí misma un problema y en ese caso, el error es mío, por no haber establecido un filtro más estricto previo a su publicación. No somos una revista académica y aunque intentamos mejorar continuamente nuestros contenidos, no mantenemos los mismos criterios que estas. En ocasiones porque la necesidad de responder a la actualidad lo impide y en otras por no disponer de personal cualificado para revisar contenido de ciertas temáticas. No obstante, aprendemos de los tropiezos, siempre útiles.
Lo que llevó a la suspensión del artículo, en cualquier caso, no fue esto, sino recibir una serie de mensajes en los que se nos alertaba de un posible conflicto previo entre el autor y los dos profesores cuyo trabajo se había elegido como objeto de análisis. Como es lógico, no podemos permitir que la revista se convierta en herramienta para las disputas de otros y por ello retiramos el artículo y tratamos de ponernos en contacto con los afectados. Manuel R. Torres respondió rápidamente a nuestras preguntas a través de Twitter y se mostró en todo momento correcto, aunque molesto por el contenido del artículo, como es natural. Con Luis de la Corte todavía no hemos podido hablar a pesar de enviarle un correo electrónico y de solicitar que contactase con nosotros a través de la misma red social. No obstante, ha rebatido las afirmaciones del artículo con gran educación a través de Twitter. Por supuesto, también hemos hablar con el autor, cuya postura es clara al respecto y garantiza que no hay nada personal en su escrito.
Aclarado el tema, volvemos a publicar un artículo con su título original -no hacerlo sería ilógico una vez ya había sido leído por un buen número de personas-, a la vez que prometemos tomar medidas para evitar este tipo de situaciones en el futuro y por seguir mejorando la calidad de nuestros contenidos.
El sesgo académico en los expertos en yihadismo en España
(Critica y análisis de dos publicaciones)
Bahae Eddine Boumnina
La visión occidental en los estudios académicos sobre el terrorismo yihadista, como he mencionado en varias ocasiones en mis artículos, es una visión daltónica que hace entendible este concepto, nada fácil de comprender, de una manera sesgada y no en su totalidad. Esto viene reflejado tanto en artículos de opinión como en artículos académicos considerados de prestigio o de referencia y es consecuencia del recurso constante a fuentes secundarias, del escaso conocimiento del árabe y de la lucha entre Arabia Saudí y Catar por imponer su relato sobre los orígenes del terrorismo islamista.
En este artículo me gustaría aportar una crítica constructiva a diversos análisis de expertos nacionales, que me han llevado a concluir que en occidente tenemos una visión distorsionada sobre el laberinto doctrinal salafista yihadista, basándome en los errores de forma y fondo que suelo detectar cuando leo diferentes producciones académicas sobre el fenómeno. Muchas veces ocurre que un autor parece dominar la parte ideológica, pero en realidad lo que está emitiendo (por acción o por omisión) es la interpretación doctrinal de otras corrientes del islam y no el análisis objetivo y neutro del fenómeno. Esto se puede apreciar a las claras, por ejemplo, en el sabor a las interpretaciones pacificas de la corriente sufí que dejan en la boca muchos artículos de el Real Instituto Elcano y del OIET (Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo). Es debido, a mi entender, a la formación y fuentes de información de algunos de sus investigadores y es algo a evitar.
En los últimos años se han presentado en España, por parte de diferentes instituciones especializadas o que tratan normalmente sobre terrorismo, varios cursos y másters considerados de primer nivel en el marco de la enseñanza académica y que sin embargo recurren para sus enseñanzas a artículos que contienen errores, en algunos casos de bulto. Esto hace que percepciones erróneas se perpetúen en el tiempo, al ser asumidas por los nuevos alumnos.
Por ejemplo, en un conocido máster encontramos entre la documentación anexa un artículo del Dr. Luis De la Corte Ibáñez, publicado en la revista del IEEE en 2015, bajo el título “Al Shaabab en el Cuerno de África”. En este artículo, el autor, basándose en otro estudio, atribuye el origen ideológico de Al Shabaab al wahabismo, algo que no es así, como demostraremos. Evidentemente, no hay mala intención por parte del Dr. De la Corte y su error es por omisión mas que por otra cosa y es que a nivel académico, las fuentes bibliográficas que se utilizan deben ser rigurosas y contrastadas.
Por otra parte, recientemente he podido ver como uno de mis alumnos en el curso «Propaganda de grupos terroristas de etiología yihadista» de la Universidad del País Vasco me recomienda, tanto a mi como a sus compañeros, un estudio recopilatorio realizado por el Dr. Manuel Torres, bastante cuestionable por las diferentes afirmaciones erróneas que incluye. Cuando se analiza lo publicado por el Dr. Torres a fondo, sorprende que no se haya respetado la metodología anunciada en el encabezamiento del mismo. El estudio del Dr. Torres ha sido publicado por GESI (Grupo de Estudios sobre Seguridad Internacional) de la Universidad de Granada, una institución de primer nivel y por lo demás intachable, bajo el título “Referencias a España en la propaganda Yihadista”.
Es por eso que, desde el máximo respeto, me gustaría reflexionar sobre algunos de los errores metodológicos de dos trabajos (corroborar las afirmaciones que se manifiestan, asegurarse de que los datos incluidos son veraces y precisos y respetar la propia metodología científica anunciada en estos trabajos) convertidos en referencias de uso académico, a efectos de ser reevaluados por sus autores, tanto por la sensibilidad del tema como por el interés general. Lo hago en la creencia de que la crítica constructiva y el debate académico sano son las únicas formas de que el conocimiento sobre el yihadismo avance en España.
Lo que no es cierto en el trabajo “Referencias a España en la propaganda Yihadista”
Este primer trabajo se trata, como hemos comentado, de un documento elaborado por el Dr. Manuel Torres y publicado por el grupo GESI (Grupo Estudios sobre Seguridad Internacional). En el mismo se recopilan todas las supuestas referencias a España efectuadas por grupos yihadistas desde el año 1994, anunciando en su introducción la metodología empleada.
En esta introducción el autor afirma erróneamente que:
“A pesar de que se considera 1988 como la fecha de creación de la organización terrorista Al Qaeda, y con ella el comienzo del terrorismo yihadista de alcance global, sus comienzos estuvieron marcados por una pobre y escasa acción propagandística. La propaganda de estos primeros años no llegaba más allá de los círculos más inmediatos que orbitaban alrededor del grupo y sus dirigentes, y su finalidad principal el “consumo interno” y la obtención de nuevas donaciones. Sin embargo, es a partir de 1994 cuando los mensajes del grupo empiezan a alcanzar una cierta resonancia dentro de los círculos islamistas como consecuencia de la creación en Londres del Comité para el Consejo y la Reforma, un organismo que bajo la apariencia de ser un grupo en el exilio de oposición política al régimen saudí, sirvió desde sus inicios como brazo mediático de la organización de Bin Laden”.
La propaganda yihadista moderna se remonta a casi un siglo antes de la fecha afirmada por el profesor Torres. Mientras la propaganda de guerra islamista medieval se remonta a la propia reconquista de la Meca por Mahoma (misma técnica y estrategia empleada por el Daesh para conquistar Mosul en Iraq) y las posteriores cartas enviadas a los gobernantes de las zonas del mundo donde quería expandirse. Lo hacía empleando para ello un ejercito de comerciantes misioneros que se encargaban de contar las historias de las guerras ganadas por el ejército de Mahoma, con el fin de doblegar la voluntad de los habitantes de estas zonas cuando se aproximaba el ejército musulmán (técnica que funcionó para expandirse en la mayoría de los que conocemos hoy como países islámicos).
No obstante, el objetivo de esta crítica no es la propaganda medieval del islam militar, sino la propaganda contemporánea que dice el autor no tener expansión más allá de un circulo cerrado, con el objetivo de ser consumida internamente. Para ello, y debido a que el espacio es limitado, me limitaré a dos ejemplos: El primero, la propaganda yihadista y revolucionaria de Hermanos Musulmanes desde los años treinta del siglo pasado, con una difusión popular en todos los países árabes; en segundo lugar, la propaganda yihadista de Al Quaeda en los años ochenta que llegaba a Europa y contaba con una oficina oficial en Estados Unidos, como demostraré con la apropiada documentación más adelante.
En cuanto a la propaganda de la Hermandad, la actividad propagandística salafista comenzó en el año 1933 con la edición del periódico oficial de los Hermanos Musulmanes que controlaba el fundador de la hermandad en persona.
En el mismo año, a través del número 27 del periódico de los Hermanos Musulmanes, se emitió la estrategia de trabajo y proyecto público de la Hermandad decididas por el consejo ejecutivo, en el cual se anunciaba nada más y nada menos que la decisión de invertir en una editorial e imprenta de nueva creación.
A partir de entonces, la Hermandad comienza a imprimir a través de su editorial “flyers”, documentos y ediciones de todo tipo, que principalmente se difundieron en mezquitas y universidades, en los que se comentaban las cartas de su fundador El Banna. Realizaban un clásico adoctrinamiento salafista, pero concentrándose en la lucha contra la expansión del cristianismo a través de los misioneros, para llegar a considerar este último aspecto como una guerra sistemática contra el islam que se debía afrontar con todos los medios.
En el año 1938, tras la usurpación del primer periódico por un grupo que se independizó más adelante de la Hermandad, se funda la primera revista salafista radical con el nombre “Al Nadir”, traspasando la dirección de esta al famoso Salih Al Ashmawi y en donde se intensificó y se radicalizó la línea editorial de la Hermandad concentrando su propaganda en la lucha contra la invasión religiosa de los misioneros cristianos y contra los judíos que entraban a “Palestina”.
El director de esta revista Salih El Ashmawi, fue más adelante designado como dirigente del aparato especial (milicia yihadista secreta) de la Hermandad por Hassan El Banna, tal y como relata de forma precisa Ali El Ashmawi, el responsable de las operaciones militares del aparato secreto, en su libro “La historia secreta de los Hermanos Musulmanes” editado en 2006 ( “التاريخ السري لجماعة الإخوان المسلمين” ).
Curiosamente, el terrorista más buscado por Egipto y cazado el año pasado (2019), era nieto de Al Ashmawi, cuyo nombre Hisham Al Ashmawi, fue responsable de más de 50 atentados terroristas en la última década.
En cuanto a Al Quaeda, afirmar que su propaganda influyente empieza en el año 1994 es desconocer los aspectos más esenciales y sobre todo los elementos geopolíticos de su fundación con la bendición de los gobiernos árabes y de Estados Unidos, tal y como reafirmó una vez más el ex teólogo salafista Muhamad Abdel Ouhab Rafiqui en el webinar organizado por Nertom Agencia de Inteligencia antiterrorista. Este ex teólogo pudo visitar libremente en los años ochenta los campamentos de Bin Laden en Pakistán y Afganistán, en donde su padre era un conocido yihadista. Su viaje fue financiado aquel viaje con las aportaciones realizadas por diferentes países árabes y las donaciones recibidas en el suelo estadounidense con la autorización de su gobierno tal y como demostraré a continuación. Pero lo más relevante en el testimonio del Sr. Rafiqui es la parte relacionada con la propaganda yihadista de Al Quaeda que se emite en televisiones y periódicos gubernamentales que apoyaban en su día la yihad contra la Unión Soviética.
Prueba del testimonio de Rafiqui es la propia revista que dirigía Abdullah Yusuf Azzam, uno de los fundadores de Al Quaeda, editada en Pakistán y difundida LEGALMENTE en todos los países árabes, pero también en los Estados Unidos y sus países aliados en la guerra fría contra la Unión Soviética. En definitiva, también en Occidente.
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