La muerte de Ismail Haniyeh

Un análisis preliminar

Posibles direcciones de aproximación del misil que causó la muerte del líder de Hamás, Ismail Haniyeh
Posibles direcciones de aproximación del misil que causó la muerte del líder de Hamás, Ismail Haniyeh. Fuente: Elaboración propia a partir de una imagen de Google Maps.

Hace escasas horas se conocía la muerte del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, mientras estaba alojado en el complejo de Sa’dabad, en Teherán (Irán), tras asistir a la toma de posesión del nuevo presidente iraní, Masoud Pezeshkian. Desde que saltara la noticia, han sido muchas las especulaciones relativas tanto a la localización exacta del ataque que ha terminado con la vida de Haniyeh, como sobre la forma en que ha sido llevada a cabo la acción. Se ha especulado, en relación con esto, con el empleo de cazabombarderos F-35I Adir israelíes junto a misiles de crucero. También con el posible uso de helicópteros de combate, drones, e incluso armas contracarro y vehículos bomba. Además, se ha elucubrado acerca de la posible implicación de sus propios guardaespaldas, así como de la forma en que Israel habría logrado infiltrar operativos en la cúpula de Hamás. En las siguientes líneas valoramos estas y otras posibilidades a la luz de los datos que han trascendido hasta ahora, intentando aclarar las circunstancias en que se ha producido el asesinato de Haniyeh.

Índice

  • Introducción
  • Negación plausible
  • ¿Cómo podría haberse llevado a cabo el ataque?
  • Posibles consecuencias

Introducción

La televisión estatal iraní y la Guardia Revolucionaria del país chií anunciaron a primera hora del miércoles 31 de julio el asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniyeh (Ismail Haniya o Haniye, en español), de 61 años. Desde el Movimiento de Resistencia Islámica, rápidamente aseguraron que la acción había sido, en realidad, un ataque “sionista”, en un comunicado en el que afirmaban que “El Movimiento de Resistencia Islámica Hamás lamenta la muerte de nuestro gran pueblo palestino, de la nación árabe e islámica y de todos los pueblos libres del mundo: nuestro hermano, líder y mártir, Mujahid Ismail Haniyeh, el jefe del movimiento, que fue asesinado en una traicionera incursión sionista en su residencia en Teherán”.

Las redes sociales no tardaron en hacerse eco de la noticia, al igual que los medios de todo el mundo, anticipando una escalada y una respuesta iraníes que por el momento no se ha producido, pero que podría llegar en forma de un ataque con misiles similar al del pasado 13 de abril. No en vano, transcurridas pocas horas desde el ataque, diversas fuentes constataban que la cúpula iraní se había reunido, tras lo cual el líder supremo del país, el ayatolá Ali Khamenei habría asegurado que vengar la muerte de Haniyeh constituye «el deber de Teherán».

Haniyeh, quien ha estado relacionado con varios casos de corrupción, ejerció como primer ministro de Palestina entre 2006 y 2007 y de la Franja de Gaza entre 2013 y 2014. Lideraba Hamás desde 2017, tras suceder a Jaled Meshal. En octubre de 2023 perdió a catorce miembros de su familia tras un ataque llevado a cabo por la IAF israelí contra la ciudad de Gaza, si bien él no se vio afectado dado que desde hacía años vivía un cómodo exilio en Catar. Además, desde el 20 de mayo de 2024 era objeto de una orden de arresto por parte del Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad cometidos en el territorio de Israel y el Estado de Palestina (en la Franja de Gaza).

Con su muerte, a la espera de conocer el nombre de su sucesor, se va un dirigente que ha contribuido a acercar más y más a Hamás a Irán, que estuvo detrás del brutal ataque terrorista contra Israel de octubre de 2023 y que ha colaborado a la hora de dejar una situación en Oriente Medio potencialmente explosiva, con una posibilidad creciente (aunque por fortuna la disuasión y la gestión de la escalada parecen estar funcionando) de que el actual conflicto se extienda a Líbano o degenere en un choque directo entre Israel e Irán.

Ismail Haniyeh en 2022
Ismail Haniyeh en 2022. Fuente: Asamblea Federal de la Federación Rusa.

Negación plausible

Antes de entrar en materia, conviene explicar a los lectores un concepto básico en relaciones internacionales, pero que rara vez aparece en los medios; ni siquiera cuando una noticia de este tipo sacude las redacciones. Hablamos de la «negación plausible», que en lo básico consiste en la capacidad de negar el conocimiento o la responsabilidad por las acciones cometidas por uno mismo o por las personas bajo su mando. Es decir, que independientemente de si alguien está o no detrás de un determinado suceso (como en este caso, un posible asesinato selectivo), nada pueda relacionarle directamente con lo ocurrido, de forma que en todo momento pueda eludir sus posibles responsabilidades.

En estas páginas hemos hablado de la negación plausible en diversas ocasiones, como por ejemplo a propósito de la compañía militar privada rusa Wagner Group. Ésta, hasta que se hicieron evidentes los lazos que unían a Prigozhin y sus hombres con el Kremlin, actuaba siempre en una suerte de limbo, sin que el Gobierno ruso reconociese estar detrás de las acciones que los operativos de la empresa llevaban a cabo.

Se constituía así en una herramienta magnífica de política exterior, que permitía a la Administración Putin intervenir en el exterior, en escenarios como Siria, Libia, República Centroafricana, Mozambique o Ucrania sin exponerse directamente, en tanto en todo momento podían negar su relación con la empresa fundada por el malogrado Prigozhin. Al fin y al cabo, por más que estuviese formada mayoritariamente por exmilitares procedentes de unidades de élite y por más que fuese conocida la relación del «chef del Kremlin» con el Gobierno ruso, una cosa era acusar y otra muy diferente, demostrar.

La negación plausible, sin embargo, va más allá del empleo de mercenarios y aplica a prácticamente cualquier operación encubierta, incluyendo el asesinato selectivo de objetivos de alto valor; una práctica que Israel ha empleado con asiduidad en los últimos años, con casos sonados como el del antiguo jefe de la Guardia Revolucionaria de Irán, el general Qasem Soleimani. De esta forma, si bien no en todos los casos los israelíes (que no son los únicos que recurren a este tipo de acciones) se han refugiado en la negación plausible, en muchos de ellos, al objeto de evitar crisis diplomáticas o de seguridad -especialmente cuando los ataques se producen en suelo extranjero-, sí ha sido así.

Lo anterior, aplicado al caso de Ismail Haniyeh, cuyo asesinato se ha producido en territorio iraní, ya nos ayuda a limitar, al menos en parte, las formas en que el ataque que ha costado la vida al hasta ahora líder de Hamás podría haberse llevado a cabo. Al fin y al cabo, si partimos de la base de que Israel no desea en ningún momento llevar a cabo una acción que pueda suponer un casus belli, podemos comenzar a descartar algunas hipótesis, como el empleo de aviones de combate o helicópteros dentro del espacio aéreo de Irán.

Es así pues, si bien sería posible emplear un misil de crucero lanzado desde un avión o dron situado fuera de las fronteras de Irán, la posibilidad de que un aparato (especialmente si se trata de uno tripulado) sea derribado dentro de este país, es algo a evitar por parte de Israel o cualquier otro actor que pudiera estar tras el ataque que ha acabado con Haniyeh y su guardaespaldas. Y es que en dicho caso la relación de costes/beneficios sería totalmente desfavorable al atacante, pues asumiría un riesgo enorme para obtener un resultado muy limitado. De ahí que la acción haya sido quirúrgica y de difícil atribución; propia de la zona gris. Una situación muy diferente, por ejemplo, a la vivida durante la Operación Ópera, en 1981, cuando desde Tel Aviv ordenaron un ataque aéreo preventivo sobre un reactor nuclear en construcción en Orirak (Irak).

https://www.revistaejercitos.com/articulos/mercenarios-rusos-el-ejercito-de-bolsillo-de-putin/

¿Cómo podría haberse llevado a cabo el ataque?

En los primeros momentos tras el ataque, se publicaron en diversas cuentas en redes sociales, todo tipo de teorías, a cada cual más peregrina. En algunos casos, se hablaba del empleo de un helicóptero de combate por parte de Israel, algo que resulta imposible de creer dadas las distancias y la dificultad de sortear las IADS iraní con un aparato de ese tipo; máxime teniendo en cuenta que hablamos de Teherán.

Además, se publicaron imágenes del supuesto lugar del ataque que hacían pensar que la cantidad de explosivo utilizada era enorme, pues prácticamente había sido destruido un edificio entero, cuando no media manzana. Sin embargo, rápidamente estas informaciones quedarían desmentidas, trascendiendo la localización exacta poco después.

El ataque, en realidad, se había llevado a cabo en el interior del complejo Sa’dabad, situado al norte de Teherán, vinculado a la presidencia iraní (35.81722729645684, 51.42449045786487). Se trata de un recinto residencial plagado de arboledas y palacetes así como, especialmente, de museos. Precisamente por estar relativamente apartado del centro urbano y protegido de los ojos de los curiosos, en ocasiones se ha utilizado para alojar a dignatarios extranjeros.

Edificio, dentro del complejo Sa'dabad en el que se alojaba Ismail Haniyeh
Edificio, dentro del complejo Sadabad en el que se alojaba Ismail Haniyeh. Fuente: Twitter.

El asesinato de Haniyeh, lejos de implicar la destrucción de un bloque entero, había sido extremadamente preciso, aunque quizá no tanto como sugerían algunas fuentes, que empleaban imágenes de ataques anteriores (en este caso del ataque contra Aymán az Zawahirí en Kabul, el 21 de junio de 2022) para ilustrar la acción.

En cualquier caso, a tenor de los daños registrados en el edificio en el que se alojaba el dirigente de Hamás (que rápidamente fue cubierto por una malla verde para evitar objetivos indiscretos) el grado de destrucción fue mínimo; de ahí que solo costase la vida al propio Haniyeh y a su guardaespaldas, quienes estaban en la esquina más occidental de la edificación, presumiblemente en la quinta planta, a tenor de la imagen sobre estas líneas.

Es aquí en donde empiezan los problemas. El hecho de que fuese la parte superior del edificio y no la inferior la destruida, descarta que el medio empleado fuese un coche o camión bomba, ya que habrían provocado daños a ras de suelo y en un área más amplia. Tampoco una máquina del tipo de la utilizada en su día para acabar con Moshen Fakhrizadeh, padre del programa nuclear iraní.

Además, la escasez de restos de la fachada en los alrededores del edificio implicaría, a priori, que la explosión fue poco potente, lo que limita las posibilidades en cuanto al misil utilizado o a la cabeza de guerra del mismo. De hecho, se podría decir también que fue del interior al exterior, lo que abriría la puerta a un misil que hubiese detonado dentro de la habitación tras entrar por una ventana o a la teoría del explosivo situado en el interior del complejo.

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