La imposible Armada Europea

Unos recursos ingentes, pésimamente aprovechados

La UE no puede ser una gran potencia careciendo como lo hace de una Armada Europea. Sin embargo, como sentenció de forma magistral Mark Eyskens, «La Unión Europea es un gigante económico, un enano político y un gusano militar». De hecho, esta frase, publicada en los días previos a la operación Tormenta del Desierto es hoy más cierta si cabe que hace casi tres décadas. Entonces muchos ejércitos europeos tenían a su disposición los stocks de material propios de la Guerra Fría. Hoy, los «dividendos de la paz», la disparidad de intereses entre los 27 socios, el peso de unas empresas capaces corromper cualquier iniciativa y las trabas ideológicas, han transformado a la UE en poco menos que una bacteria desde el punto de vista defensivo. El Brexit, por su parte, aunque la colaboración con el Reino Unido continuará siendo intensa, no hace sino agravar una herida que no parece tener cura a corto plazo. El problema más grave, no obstante, es otro: la falta de una estrategia común.

En las próximas líneas trataremos, grosso modo, de dar una idea de los recursos que la Unión Europea en conjunto tiene a su disposición en el apartado naval. Hemos elegido el plano naval como podríamos haber hecho lo propio con los ejércitos de tierra, las fuerzas aéreas o incluso el dominio espacial (aunque en este último caso habría resultado todavía más descorazonador el resultado). No pretendemos ser ni demasiado exactos, ni profundos, por lo que rogamos al lector que nos disculpe si de vez en cuando divagamos o repetimos alguna idea. Entiéndase el texto como una reflexión en voz alta…

Antes de entrar en materia conviene, sin embargo, definir un concepto básico: el de capacidades militares. En la tesis doctoral «Capacidades militares y defensa en el ámbito de la Unión Europea (1999-2014)» José Antonio Vergara Melero utiliza la definición de «military capability» que nos da el Departamento de Defensa de los EE. UU. y que viene a ser «aptitud para alcanzar un objetivo específico en guerra (ganar una guerra o batalla, destruir un objetivo)». Posteriormente, amplía la definición explicando sus cuatro componentes principales, que reproducimos a continuación:

  • La estructura de fuerza: es la cantidad, tamaño y composición de las unidades que constituyen las fuerzas armadas.
  • Modernización: está relacionada con el grado de sofisticación técnica de las fuerzas, unidades, sistemas de armas y equipamiento en general.
  • Disponibilidad: es la habilidad de las unidades para proporcionar las capacidades requeridas por sus jefes para ejecutar las misiones asignadas.
  • Sostenibilidad: es la habilidad para mantener el nivel y la duración de la actividad operativa necesarios para alcanzar los objetivos militares. Es una función derivada del mantenimiento de los niveles de disponibilidad de las fuerzas, el material y los abastecimientos necesarios para apoyar el esfuerzo militar.

A pesar de que tanto la UE como España cuentan con otras definiciones, no es nuestra intención entrar en ningún debate conceptual o terminológico, sino únicamente dar una idea general del concepto, de forma que el lector entienda que va más allá de la mera disponibilidad de medios (en este caso el número de buques): lo que importa es qué puede desplegar en una situación dada. De hecho, lo fundamental no son los medios en sí mismos, sino sino la posibilidad de utilizarlos en pos de un objetivo concreto y es aquí en donde la Unión Europea, como veremos, falla estrepitosamente.

La operación EUNAVFOR-ATALANTA comenzó en el año 2008 en el Consejo de la Unión Europea a instancias de España y Francia. Fuente – Armada Española.

Inversión en Defensa

En la actualidad, la Unión Europea, incluso tras el Brexit, cuenta con el segundo presupuesto militar a nivel mundial, muy por delante de la República Popular de China, aunque el gasto real de esta última es difícil de precisar y, al menos oficialmente, es de «sólo» 178.000 millones de dólares para el presente año.

Las cifras, para 2020, son las que siguen, siempre en miles de millones de dólares, mientras que las cifras de PIB corresponden a 2019. Todos los datos provienen de fuentes gubernamentales o, en su defecto, de organizaciones como la OTAN o instituciones como el SIPRI:

Estado PIB Presupuesto Población
Alemania 3.863.344 54.751 82.850.000
Francia 2.707.074 50.729 66.992.000
Italia 1.988.636 24.482 60.483.973
España 1.397.780 13.156 46.934.632
Países Bajos 902.355 12.478 17.118.084
Polonia 565.854 11.902 37.976.687
Suecia 528.929 5.680 10.120.242
Bélgica 517.609 4.921 11.413.058
Austria 447.718 3.649 8.822.267
Irlanda 384.940 862 4.838.259
Dinamarca 347.176 4.651 5.781.190
Finlandia 269.654 3.492 5.513.130
República Checa 246.953 2.967 10.610.055
Portugal 236.480 3.613 10.291.927
Rumanía 243.698 5.050 19.523.621
Grecia 214.012 4.940 10.738.688
Hungría 170.407 2.080 9.778.371
Eslovaquia 106.552 1.905 5.443.120
Luxemburgo 69.453 395 602.005
Bulgaria 66.250 2.179 7.050.034
Croacia 60.702 1.032 4.105.493
Eslovenia 54.154 581 2.066.880
Lituania 53.641 1.107 2.808.901
Letonia 35.045 724 1.934.379
Estonia 31.038 670 1.319.133
Chipre 24.280 360 864.236
Malta 14.859 54 475.701
Reino Unido 2.743.586 60.761 66.440.000
Unión Europea 15.548.593 218.410 446.456.066
UE + RU 18.292.179 279.171 512.896.066
Estados Unidos 21.439.453 730.149 329.968.629
R. P. China 14.140.163 178.000 1.386.000.000
Federación Rusa 1.637.892 61.400 144.500.000

Como vemos, apenas un puñado de países son los que aportan el grueso de la inversión en defensa de la UE, siendo con mucha diferencia Francia y Alemania los que más destinan a este efecto, seguidos de lejos por Italia y, a mucha mayor distancia España, Polonia y los Países Bajos.

Ahora bien, el gasto bruto, tal y como figura en la gráfica que se puede ver a continuación no es, en realidad, representativo del esfuerzo que supone. Sin ir más lejos, el porcentaje respecto al PIB que dedica Francia es muy superior al que destina Alemania, resultando en un gasto parecido pese a que la economía alemana es mucho mayor que la gala.

Gasto militar en Europa. Fuente – IISS.

La comparación con los EE. UU., la República Popular de China u otros actores se puede ver, de forma más clara si cabe, en este gráfico del IISS que, aunque hace referencia al pasado 2019 y no incluye a la UE en su conjunto, resulta ilustrativo. Es fácil imaginarse que la UE-27 ocupa un lugar entre los EE. UU. y China, pese a lo cual sigue sin tener un poder militar acorde a la gigantesca inversión que realizan sus miembros cada año.

Después de los datos que hemos aportado (recordamos que son orientativos y que puede haber pequeñas variaciones en las cifras), queda también claro que si bien Europa dispone de unos recursos ingentes, estos son aportados en su mayor parte por apenas cuatro países (Alemania, Francia, Italia y España) que suponen el 64% del PIB de la UE, el 65% del presupuesto de defensa y el 57,62% de la población.

Esto no queda aquí sino que, además, estos mismos países (o más bien los tres primeros) controlan las empresas de defensa más relevantes del continente, caso de Airbus, Leonardo, Thales, Naval Group o Rheinmetall AG, todas ellas entre las 30 primeras empresas del sector por facturación a nivel global. Huelga decir que el control sobre estas empresas es desigual, algo en lo que España sale particularmente malparado.

Son también, lógicamente, los países más comprometidos con la participación en misiones internacionales y los que tienen intereses más alejados de sus fronteras, tanto por su pasado colonial, como por su propia geografía, especialmente en el caso de Francia, Italia y España. Es por ello que son los estados que más mimo dedican a sus armadas.

SNA Suffren antes de su puesta a flote (Naval Group).

La imposible Armada Europea

¿Qué medios tendría una hipotética Armada Europea? ¿Sería una armada compensada, con un correcto reparto entre medios oceánicos y costeros?¿De superficie y submarinos?¿De combate y de abastecimiento? Vamos a intentar, en la medida de lo posible, responder algunas de estas cuestiones.

Si pasamos a evaluar los sistemas concretos en manos de los miembros de la UE-27 nos encontramos, en el apartado naval, con lo recogido en las tablas III y IV. Por supuesto, se pueden discutir algunas cifras y se puede alegar que no tiene mucho sentido mezclar todos los tipos de buques de desembarco anfibio asimilando buques chinos con 40 años de servicio a modernos LHD como el Juan Carlos I. Lo mismo ocurre al meter en el mismo saco los supercarriers estadounidenses y buques como los europeos Garibaldi, Cavour o Charles de Gaulle.

Además, dejamos fuera deliberadamente los buques de apoyo pese a ser multiplicadores de fuerza vitales. En este aspecto, la disparidad de medios que podemos encontrar en Europa es tal que la clasificación pierde buena parte de su sentido, lo mismo que sucede con los patrulleros, lanchas lanzamisiles, etcétera. Además, el valor militar real de muchas de estas unidades es dudoso, por lo que hemos preferido obviarlos.

Por último, hemos optado por dejar de lado las armas estratégicas, ya que la Unión Europea no tiene una política al respecto y la les dedicamos en su día un artículo. Además, tras la salida británica, la única fuerza nuclear y con capacidades muy limitadas, es la Force de frappe francesa. Dicho esto, las cosas están como se ve a continuación, siendo los datos suficientemente representativos, a nuestro juicio:

País Portaaviones Cruceros Destructores Fragatas
Alemania 15
Francia 1 11 11
Italia 2 4 12
España 11
Países Bajos 6
Polonia 2
Suecia
Bélgica 2
Austria
Irlanda
Dinamarca 9
Finlandia
República Checa
Portugal 7
Rumanía 3
Grecia 12
Hungría
Eslovaquia
Luxemburgo
Bulgaria 4
Croacia
Eslovenia
Lituania
Letonia
Estonia
Chipre
Malta
Reino Unido 2 0 6 13
Unión Europea 3 0 15 94
UE + RU 5 0 21 107
Estados Unidos 10 22 67 8
R. P. China 2 0 35 49
Federación Rusa 0 11 5 10

País Corbetas LHA/LHD/LPD SSN / SSGN SSK
Alemania 5 4
Francia 3 5
Italia 3 8
España 3 3
Países Bajos 2 4
Polonia 1 3
Suecia 7 5
Bélgica
Austria
Irlanda 2
Dinamarca
Finlandia
República Checa
Portugal 2
Rumanía 7
Grecia 11
Hungría
Eslovaquia
Luxemburgo
Bulgaria 3
Croacia
Eslovenia
Lituania
Letonia
Estonia
Chipre
Malta
Reino Unido 0 2 6 0
Unión Europea 25 11 5 40
UE + RU 25 13 11 40
Estados Unidos 19 33 56 0
R. P. China 50 44 12 46
Federación Rusa 79 57 23 22

En las tablas falta un dato concreto de importancia: el tonelaje global de las armadas, que sigue inclinándose a favor de los Estados Unidos y que, como explicamos en este artículo, tiene una incidencia capital en el valor militar del conjunto de la flota. Aunque es muy complicado estimar el tonelaje total de las armadas del conjunto de socios, sí podemos hacer lo propio al menos con los cuatro países principales que, en este caso, aportan el grueso del tonelaje y la mayor parte de los buques con algún valor militar (más allá de servir de blancos):

País Tonelaje Total
Alemania 60.860
Francia 280.830
Italia 124.980
España 87.225
Reino Unido 407.690
UE-4 553.895
UE-4 + Reino Unido 961.585
Estados Unidos 4.635.638
República Popular de China 1.820.222
Federación Rusa 1.216.547

En conjunto, la Unión Europea dispondría de una armada más que digna, aunque escaseen los buques de gran desplazamiento, lo que penaliza el resultado final. Como se ve, incluso con la participación británica, el tonelaje total es inferior al de la Federación Rusa, aunque en su caso los antiguos cruceros de la clase Kirov y destructores de la clase Slava, además del portaaviones Kuznetsov, tienen un impacto desproporcionado sobre el global, pese a que su operatividad sea mínima o nula.

Todo lo contrario ocurre con la RPC, que tiene más de 600 buques en activo, la mayor parte de pequeño desplazamiento (corbetas, lanchas lanzamisiles y patrulleros) y que solo desde hace relativamente poco tiempo ha venido construyendo buques de gran porte. Previsiblemente en pocos años se acercará mucho más a la US Navy, aunque su esfuerzo constructor ya empieza a dar signos de agotamiento y esto sigue sin ser indicativo de otros aspectos que trataremos más adelante, como el know-how.

Hay que tener en cuenta que el aporte de la mayor parte de los socios de la UE respecto a las capacidades navales, es meramente anecdótico. De hecho, sería mucho más inteligente que renunciasen a sus armadas (por duro que sea decirlo) -generalmente corbetas, lanchas lanzamisiles y patrulleros de diversos tipos- y dejasen la defensa de sus costas en manos de los socios más importantes a cambio de una cuota, pasando a ocuparse únicamente de las tareas policiales. Sería una forma inteligente de liberar recursos aunque, claro está, pocos o ningún estado renuncian así como así a su función básica, que no es otra que garantizar su propia defensa.

La cruda realidad es que solo unos pocos estados pueden alistar buques modernos y capaces, algo que se deja notar. Además, las Leyes de Agustine, aunque no se cumplan al 100%, imponen una tiranía clara y suponen que solo mediante la suma de esfuerzos se va a poder abordar el coste de los nuevos sistemas, siendo cada vez más complicado adquirir siquiera una fragata moderna para muchos de los socios. Por poner en contexto la situación, la F-105 Cristóbal Colón supuso para las arcas españolas un desembolso de 822,99 millones de euros. Esto es más que todo el presupuesto militar de Chipre, Letonia o Eslovenia. Es una comparación ventajista, cierto, pero también muy gráfica.

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