En las últimas horas han sido varios los vídeos publicados por medios turcos, por instituciones oficiales y por diversas cuentas en redes sociales relacionadas con Ankara. Entre los más vistosos, sin duda el que terminaba con un supuesto sistema antiaéreo Pantsir S-1E (variante de exportación del sistema ruso) del ejército sirio destruido desde un drone turco se lleva la palma. El vídeo en cuestión ha levantado un notable revuelo especialmente en Twitter, al azuzar la pelea entre detractores y defensores del material ruso y eso, a pesar de ser una Fake New.
Curiosamente, lo que en el vídeo se ve, como tardaron poco tiempo en aclarar diversos «tuiteros», ni siquiera es un Pantsir S-1E sirio (estos van montados sobre chasis Kamaz 6560), sino que, con casi total seguridad, se corresponde con alguno de los equipos entregados por los Emiratos Árabes Unidos (sobre chasis MAN SX-45) al LNA libio (contra el que lucha el GNA, financiado y sostenido por Turquía y al que ha entregado entre otros, UCAV Bayraktar TB2).
Es decir, que lo más factible es que la grabación proceda de alguna de las acciones llevadas a cabo por un proxy turco en Libia pero, una vez más, ha venido como anillo al dedo para que la propaganda, turca en este caso (lo hacen todos, que nadie se engañe), haga su efecto. Además, en este caso con una doble intencionalidad, pues la partida no se libraba solo contra las tropas oficialistas sirias, sino contra Rusia.
En este sentido, poner en el candelero uno de los sistemas que con más ahínco está promocionando Moscú en el exterior (Pantsir) busca dos efectos sinérgicos:
- 1) Tratar de dañar la imagen exterior de este sistema en concreto, ridiculizándolo al aparecer completamente inútil contra el armamento turco;
- 2) Lanzar un mensaje sobre la (supuesta) ineficacia de los sistemas antiaéreos y, por extensión, de las zonas A2/AD implementadas por la Federación Rusa en Siria, en torno a la base naval de Tartus y a la base aérea de Khmeimim.
El lector, en este caso concreto, debe tener en cuenta que, aunque Ankara se ha cuidado mucho de acusar directamente a Moscú de la muerte de decenas de sus hombres en un ataque aéreo hace escasos días, sabe de sobra que es con la Federación Rusa con quien debe enfrentarse en relación a Idlib y con quien libra la lucha que se está librando en estos últimos compases de la guerra civil siria.
Así, en las últimas horas ha recurrido a la OTAN para tratar de frenar a Rusia (invocando el Art. 4 y buscando una declaración que, aunque no está del todo claro, parece haber sido bloqueada por Grecia) mientras atacaba con dureza a las tropas de Assad y advertía a Rusia de que se mantuviera al margen.
De esta forma, Turquía se ha lanzado a una campaña salvaje en la que tienen un papel fundamental todos los mensajes y amenazas lanzados por Ankara en las últimas horas: declaraciones oficiales, el traslado del Ministro de Defensa turco a las inmediaciones del frente para dirigir la ofensiva, los vídeos en redes sociales con cifras en ocasiones increíbles de daños causados a las tropas de Assad, etc.
Son la contestación, por cierto, a los vídeos de los aparato rusos, publicados en días anteriores, en los que sobrevolaban (intentando demostrar impunidad) sobre la artillería turca, dando la impresión de poder atacar a voluntad.
Es en este sentido que debe entenderse el vídeo del Pantsir, una buena jugada, pues la mayor parte del público no puede distinguir un sistema de otro y tampoco tiene interés en profundizar. Ni siquiera el militar de a pie distinguiría una variante del Pantsir de otra, lo que podría servir para desmoralizar a la tropa enemiga, en este caso, siria. Se queda así con el primer y claro mensaje «podemos atacar a Siria y Rusia cuando queramos, pues sus tan publicitados sistemas antiaéreos son inútiles contra nuestro moderno armamento». Ánimo para los nuestros y desesperación para los otros, como Dios manda.
Como es lógico, el otro bando tampoco se ha quedado de brazos cruzados. Con pocas horas de diferencia aparecía en la Red un vídeo que mostraba lo que se cree que es un Pantsir S-1 sirio derribando un supuesto UCAV turco Anka-S. No solo eso, sino que se reclamaban hasta dos derribos. Es, además, el mismo tipo de drone que reclamó la destrucción del inexistente Pantsir sirio, lo que terminaba por cuadrar el círculo.
La pelea venía de atrás, claro. Ya los días anteriores el Ministerio de Defensa turco había publicado vídeos de sus drones destruyendo T-72 sirios, sistemas artilleros 2S3 Akatsiya, etc. Más o menos al mismo tiempo aparecían también vídeos en los que spetsnaz rusos abatían sin piedad a combatientes aliados de Turquía en la zona de Idlib y eso poco después de otra serie de vídeos en los que Su-24M y Su-34 rusos bombardeaban un convoy turco matando la increíble cantidad de 100 soldados turcos e hiriendo a más de un centenar…
Por supuesto, esto último no es cierto, ya que el escándalo habría sido mayúsculo y difícil de tapar, pero la propaganda funciona así. Ya hace un tiempo publicamos un interesante artículo sobre las Fake News y los parches militares durante el conflicto entre India y Pakistán. Nada nuevo bajo el sol…
Un poco de mesura
La destrucción del sistema Pantsir S-1E sirio nunca ha ocurrido, más que en la imaginación retorcida de algún propagandista turco que ha sabido tirar de archivo. Ahora bien, que nadie se lleve a engaño; perfectamente podría haber sucedido y, aun así, nos diría muy poco acerca de las capacidades (o carencias) de este sistema, por lo demás un éxito de exportación (sirve en Argelia, EAU, Siria y Serbia).
Lo primero que hay que tener en cuenta es el marco en el que opera un sistema de este tipo. Como sabemos, Rusia mantiene en Siria una Red Integrada de Defensa Aérea (IADS) que no solo se alimenta de los datos recogidos por los sensores de los sistemas que el país mantiene allí desplegados, sino también por los que proveen los sistemas sirios, ya que ambas están conectadas e integradas desde el verano de 2017.
No obstante, nada nos indica que la red funcione en las dos direcciones salvo cuando a Rusia le interesa. Es decir, que es la Federación Rusa la que mantiene el control sobre los datos de la red. Además, los sistemas más potentes como los S-400 Triumf son rusos y están manejados por personal ruso. Piense el lector que, por muy superiores que puedan ser los sistemas israelíes, solo por estadística en alguna ocasión, después de tantas misiones sobre Siria como han llevado a cabo sus aviones, deberían haber tenido al menos un percance documentado. Si esto no ocurre es, a buen seguro, por el poco interés ruso en torcer sus relaciones con Jerusalén.
Dicho esto, un sistema como el Pantsir, que en condiciones óptimas para la variante S1M (algo que solo se da sobre el papel) puede derribar aviones o drones enemigos a una distancia de 30.000 metros con el misil 57E6M-E (que no sabemos si obra en poder de los sirios aunque lo más probable es que solo tengan las variantes básicas), perfectamente puede ser destruido a mucha menor distancia sin llegar a advertir la presencia de enemigo alguno. Eso es así y no desmerece sus características técnicas, pues hay demasiados condicionantes, entre los que, rápidamente, podemos citar los siguientes:
- Actuaba solo o en red: Las capacidades no son las mismas si actúa en comunión con otros sistemas o si lo hace de forma aislada, como es sencillo entender.
- Entrenamiento de la tripulación y estado de esta: No sabemos si habían recibido la formación necesaria, ni si estaban dormidos. Naturalmente, es una exageración para que el ejemplo sea más gráfico, pero entre una tripulación bien formada y perfectamente motivada y atenta y otra que sea todo lo contrario hay tantas posibilidades como seres humanos. Sin olvidar la procedencia, pues podrían ser soldados locales con una gran dedicación y amor por la patria o mercenarios de cualquier lugar…
- Estado del sistema: En el Pantsir del vídeo la antena está girando y todos damos por hecho que está perfectamente operativo. No obstante, es mucho suponer. Pueden estar haciendo pruebas, puede tener los tubos de sus cañones sin alimentar, puede haber agotado sus misiles, etc.
- Guerra electrónica: Los vídeos difícilmente dan información sobre los equipos utilizados en los ataques, al menos sobre los complementarios. Mientras vemos a un avión o drone atacar, ignoramos que otros dos actúan de avanzadilla en misión de guerra electrónica, inhabilitando un sistema concreto antes de un ataque cinético.
- Terreno: Aunque en condiciones normales se trata de elegir la posición más propicia para cubrir la mayor superficie posible, siempre hay zonas muertas que puede aprovechar un enemigo bien instruido.
Para que nos hagamos a la idea, también en las últimas semanas han sido muy comentados una serie de gráficos a propósito de la capacidad de cobertura radar a disposición de las Fuerzas Armadas de Venezuela.
En esta primera, lo que se ve son los alcances teóricos de algunos de los radares en servicio y que, sobre el papel, ofrecen una cobertura óptima. Sin embargo, la siguiente imagen (de la que no podemos asegurar que sea 100% real, pero sí ilustrativa de una realidad) es, sin embargo, muy diferente, al mostrar numerosas zonas ciegas debidas a problemas con los equipos, la orografía, etc.
Lo que queremos decir, aprovechando el ejemplo del Pantsir que nunca se destruyó en Siria es que, en estos casos, lo mejor que podemos hacer es «disfrutar» de los vídeos, para quien guste de ello, pero no tomarnos demasiado en serio la información que ofrecen, ya que esta en primer lugar siempre suele ser intencionada y, en segundo lugar, no suele hablarnos sobre el contexto en el que se ha producido la acción concreta. Además, la destrucción de un sistema, por sí misma, tampoco es demasiado significativa si no es en relación a otros o al estado de un bando, sus recursos, etc.
Esto es válido para el vídeo que hemos visto y para las noticias que están surgiendo en las últimas horas como la destrucción de sistemas S-300 por parte turca y es que nunca debemos dejarnos cegar por una niebla, la de los conflictos, que cada vez más opaca la mirada de los civiles y no ya solo la de los generales.
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