Senegal: Diomaye Faye se une al nuevo grupo de jóvenes líderes de África Occidental

El ascenso de Diomaye Faye

Imagen del candidato Bassirou Diomaye Faye
Imagen del candidato Bassirou Diomaye Faye después de haber votado en las elecciones presidenciales del pasado 24 de marzo. Fuente X: @DiomayeFaye (https://twitter.com/DiomayeFaye/status/1771950215311901137).

25 de marzo de 2024: el opositor Bassirou Diomaye Faye se hace con la Presidencia de Senegal. Encarcelado hasta 10 días antes de la votación y un desconocido para la mayoría de los votantes apenas unos meses antes, da la sorpresa y vence al primer ministro, Amadou Ba, respaldado por todo el aparato estatal y el presidente saliente, Macky Sall. Este documento busca explorar los principales motivos de este resultado electoral, con su contexto interno y externo, en una región donde lideran nuevos y jóvenes líderes africanos que han alcanzado el poder gracias a golpes de Estado. Faye tiene en común con ellos su novedad (aunque su mentor, Ousmane Sonko, es una gran figura opositora en Senegal), juventud y parte de un ideario a poner en práctica. Son numerosos y diversos los ojos puestos sobre Faye, llegan hasta la antigua metrópoli: Francia, cuya influencia está en retroceso en la zona.

Introducción: Diomaye Faye, nuevo presidente

Senegal siempre mantendrá su lugar y seguirá siendo un país amigo, un aliado seguro y fiable de cualquier socio que se comprometa con nosotros en una cooperación virtuosa, respetuosa y mutuamente productiva”, asegura el recién elegido nuevo presidente del país, Bassirou Diomaye Faye, a los medios de comunicación. Con estas palabras, Faye busca aplacar las suspicacias en el exterior con respecto a su victoria, calificada como “de la ruptura”[1].

Sin embargo, intentando leer entre líneas, se puede intuir el anuncio de que algo va a cambiar o, al menos, de que la nueva administración lo va a intentar, sin duda y sin mayor dilación. Y no sólo en el ámbito de las relaciones exteriores, sobre todo en relación con Francia (aunque no únicamente), sino también de puertas para adentro.

El mismo día que cumple 44 años, los resultados preliminares otorgan al opositor Diomaye Faye la victoria en los comicios del 24 de marzo de 2024 y, por tanto, la Presidencia de Senegal. Con el 54,28 % de los votos, según la Comisión Electoral Nacional Autónoma, no necesita ni una segunda vuelta, al alcanzar la mayoría absoluta. Faye ha cosechado unos resultados especialmente notables en Dakar, que concentra el 26 % de los electores a nivel nacional, y en la región sureña de Casamance, donde ha triunfado en sus tres departamentos: Ziguinchor, Bignona y Oussouye. En segundo lugar queda el candidato oficialista y ex primer ministro, Amadou Ba, con el 35,79 % de los sufragios, la mayoría cosechados en sus bastiones tradicionales del centro-este del país, como Matam y Podor[2].

En unas elecciones calificadas, tanto dentro como fuera del país, como “pacíficas” (tras las protestas por el intento de retrasarlas por parte del presidente saliente, Sall), y presentadas como una lucha entre dos modelos antagónicos, el proyecto (como ellos mismos lo llaman) rupturista opositor vence al continuismo oficial.

De este modo, por un mandato de cinco años, Faye se convierte en el quinto presidente de Senegal, en el más joven en la historia del país[3] y en el mandatario elegido más joven actualmente en el cargo en África (esto es no porque no los haya más jóvenes, que los hay, sino porque han llegado al poder por la fuerza)[4]. Se mantiene, así la tendencia de lo ocurrido en otros países del África Occidental, donde alcanzan el poder nuevos y jóvenes líderes africanos.

Sin embargo, como se apunta en líneas anteriores, con una salvedad en este caso: Faye lo hace en las urnas, al contrario de lo sucedido en otros países, dentro de esa misma tendencia en la que se observan características como el control militar y el debilitamiento de las instituciones democráticas, como se ha visto desde Mali hasta Níger. El caso senegalés, aunque no el único, es, por tanto, destacable, sin duda, en un vecindario cada vez más duro.

Pero, ¿cómo llega alguien que era un joven desconocido hace tan sólo unos meses, y que estaba en prisión hace apenas unas semanas, a la Presidencia de Senegal?

Mapa con los golpes de Estado, intentos y regímenes controlados por militares en África en los últimos años
Mapa con los golpes de Estado, intentos y regímenes controlados por militares en África en los últimos años. Fuente: Africa Center for Strategic Studies.

El ascenso al poder de Ousmane Sonko y Diomaye Faye

Diomaye Faye, apodado “Don Limpio”, ex inspector fiscal, tiene reputación, además, de ser metódico, modesto; un trabajador duro y serio. De voz suave, creció en su pueblo natal (cerca de Mbour) y tiene dos esposas. Se ha presentado a las presidenciales como un outsider de la política. De hecho, sus críticos le achacan, precisamente, su falta de experiencia en cargos políticos.

Otra crítica que se le hace a Faye es que es “un presidente por defecto”, porque se convierte en candidato y cabeza de cartel ante la imposibilidad de Ousmane Sonko, la gran y extremadamente popular figura opositora senegalesa, de optar a la Presidencia por una resolución judicial que se lo impide. De este modo, cuando Sonko se da cuenta de que no puede ser él, busca un plan B y, entre varias opciones, escoge al más joven y moldeable: Faye. Ambos participan en la fundación en 2014 de su partido Pastef (Patriotas de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad), ilegalizado el pasado mes de julio (lo que obliga a Faye a presentarse a las elecciones como independiente), los dos son ex inspectores fiscales y han estado en prisión acusados de cargos que, han dicho, estaban políticamente motivados (Sonko por “corromper a los jóvenes” y Faye por “difamación y difusión de bulos” y, posteriormente, por” menoscabar la seguridad del Estado y llamar a la insurrección”).

“Bassirou soy yo”, ha llegado a decir Sonko[5] o “Diomaye es Sonko” se podía leer en los carteles electorales. Sonko vuelca todo su capital político, influencia y peso en Faye. Ya en el final de la campaña presidencial llega a afirmar: “Sé que Diomaye Faye nunca se desviará del proyecto. Él es más recto que yo, más organizado que yo y tiene mejores métodos. Yo soy más elocuente y más guapo, pero él es mejor”[6].

Cartel electoral de la candidatura de Diomaye Faye
Cartel electoral de la candidatura de Diomaye Faye a la Presidencia de Senegal. Una imagen en la que se le ve a él en primer plano y, en segundo, a su mentor, Ousmane Sonko. Fuente X: @SonkoOfficiel.

Esto ha ocurrido entre 2023 y 2024, y después de varios años de hostigamiento institucional (como los juicios y encarcelamientos antes mencionados) y protestas callejeras en apoyo de Sonko, algunas de las peores vistas en Senegal. Tras presentarse Sonko a las presidenciales de 2019 y quedar tercero, en un inicio poco prometedor, con el paso del tiempo va logrando más y más apoyo. Luego, después de las tensiones desencadenadas a partir de 2021, y ya últimamente de la mano de Faye, llega la victoria. Por todo ello, a pocos ha sorprendido que la primera decisión de Diomaye Faye como presidente haya sido el nombramiento de su mentor Ousmane Sonko como primer ministro. A continuación, una breve cronología de este camino de ambos hacia la cúspide del poder en Senegal:

Así pues, el primer factor, y clave, en la llegada a la Presidencia del país de Faye es el apoyo de Sonko. Como señala Tochi Eni-Kalu, analista de Eurasia Group, una fuerte participación de la base de Sonko, junto a un sentimiento antisistema entre los votantes (en parte debido al retraso de las elecciones) y al respaldo de última hora del también opositor Partido Democrático Senegalés han llevado a Faye a la victoria[7].

Y con el respaldo de Sonko aparece el segundo factor de su victoria, la base que arrastra el opositor y a la que hace referencia Eni-Kalu, que está formada en gran parte por los jóvenes, partidarios de Sonko a lo largo de los últimos años. Y no sólo Sonko, el propio Faye tiene las simpatías de numerosos jóvenes que se identifican con sus orígenes y carácter modestos, como señala el analista político del West Africa Think Tank, Babacar Ndiaye[8].

Un apoyo nada desdeñable, como se ha demostrado no sólo en las calles sino también en las urnas. Senegal tiene una población de mayoría musulmana de en torno a 18 millones de habitantes de los que la mitad tiene menos de 19 años[9] y más del 60 % es menor de 25 y tiene dificultades para encontrar trabajo[10]. Y esto ocurre, según el Banco Mundial, porque la economía senegalesa no termina de despegar por diversas razones, entre ellas: las tensiones políticas de los últimos años, la inflación y el retraso en la anunciada producción de hidrocarburos (petróleo y gas) pero, también, por problemas estructurales como la baja productividad, el limitado capital humano, altos niveles de economía “informal” y la persistente emigración juvenil. Y, a todo ello, se le han sumado factores externos como la crisis sanitaria por la pandemia o la guerra en Ucrania[11].

Si a lo anterior se le añade el hecho de que las políticas y proyectos impulsados por el presidente saliente, Macky Sall, han fallado a la hora de repercutir en una mejora de la situación económica y la vida de gran parte de su población (además, con violentas represiones de las protestas opositoras), se entiende el apoyo creciente a un mensaje rupturista y antisistema, como el de Sonko y Faye. Con tintes populistas y nacionalistas (de recuperación de una soberanía que, según afirman, “se está vendiendo a extranjeros”, ya sean potencias o empresas, y de denuncia del “neocolonialismo francés”) Faye aboga por una completa renovación institucional, una mejor redistribución de la riqueza, la salida de Senegal del franco CFA (la polémica moneda creada, y regida, por Francia en 1945 y utilizada en varios países del África Occidental), una menor dependencia extranjera, la renegociación de los contratos de hidrocarburos con las multinacionales y luchar contra la corrupción[12].

Tal y como lo describe el diario galo Le Monde, Faye es el candidato para un cambio de sistema y un panafricanismo de izquierda[13], en línea con los idearios de otros jóvenes líderes africanos de la región. Unos líderes que, aunque hayan llegado al poder por la fuerza y no por las urnas, gozan de un cierto apoyo de los jóvenes de sus respectivos países, que los prefieren a la falta de resultados, el anquilosamiento o la corrupción de unos regímenes que han permanecido décadas en el poder en sus países, desde los movimientos reformistas de los años 90[14].

Cronología del ascenso al poder de Sonko y Faye
Cronología del ascenso al poder de Sonko y Faye. Elaboración propia. Fuente: Agencia Reuters

Macky Sall y las maniobras que enturbian su legado

Ya se ha mencionado más arriba en este documento cómo las medidas de diversificación económica y los proyectos del presidente saliente Macky Sall no han terminado de despegar y tampoco han llegado a notarse en una mejora de las vidas de los ciudadanos. Esto a parte de las acusaciones de corrupción vinculadas, entre otras cuestiones, a los acuerdos con empresas extranjeras para la anunciada explotación de gas y petróleo en el país que, tras el retraso, está prevista para mediados de este mismo 2024.

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