Circula un rumor que dice que Israel está «presionando» a los EE.UU. para que estos reconozcan la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, a cambio de que Marruecos reconozca a Israel y el plan del «Acuerdo del Siglo» destinado a solucionar el conflicto de Palestina. El rumor se ha vendido como una supuesta exclusiva del medio de comunicación Axios (una adaptación en inglés autorizada de una publicación de Channel 13). La cuestión ahora a dilucidar es si es esta es una información que pueda tener grados de veracidad, o si no deja de ser una filtración interesada que confunde más que informa de la situación real. Dicho esto, primero que hay que conocer para interpretar si la información es veraz o no, es la posición que tiene EE.UU. respecto al asunto del Sáhara Occidental...
En los EE.UU. la política exterior no la hace el Departamento de Estado (ministerio), sino que es un complejo proceso en el que intervienen el mencionado departamento, el Departamento de Defensa, el Consejo de Seguridad Nacional, los comités del Senado y Cámara de Representantes, el Presidente y otras personas cercanas a este último.
La información de Axios menciona solamente que Netanyahu presiona, vía un empresario judío marroquí (a Yariv Elbaz), a Jared Kusher. No se menciona al Departamento de Estado, ni al de Defensa, o a los senadores y congresistas de los comités clave, etc.
Aunque la posición general de los EE.UU. había sido favorable a la posición marroquí, esto no significaba que los EE.UU. reconocieran la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. Además, la posición del Congreso norteamericano se ha ido endureciendo contra Marruecos.
A comienzos de 2019, la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que fue una bofetada a las pretensiones de Marruecos para anexionarse el Sáhara, al pasar en la ley de ayuda exterior en que se pone al Sáhara Occidental bajo una rúbrica propia, como si de un país independiente se tratase.
La Cámara estaba aceptando la postura del Senado desde 2014, en la que por primera vez se autorizaba al gobierno de EE.UU. a dar asistencia económica al Sáhara Occidental. La legislación final fue suavizada, pero indica que los ánimos en el Congreso no están del lado marroquí precisamente.
Esto es un reconocimiento de facto por parte de las cámaras legislativas norteamericanas de que el Sáhara Occidental tiene su propia soberanía, negando las pretensiones marroquíes. Para colmo, John Bolton en diciembre de 2018 había dicho que «Todo lo que queremos hacer es celebrar un referéndum para 70,000 votantes. Han pasado 27 años, el estado del territorio [todavía está] sin resolver».
Aunque Bolton dejó hace unos meses su cargo como consejero de seguridad nacional, también indica que en la burocracia y altos cargos norteamericanos la posición no es ni mucho menos unánimente promarroquí. Bolton estuvo durante años en el Departamento de Estado como enviado para el conflicto saharaui, la suya no es una opinión excéntrica a ese respecto.
Recordemos que el conflicto del Sáhara reside en el derecho de los habitantes de la antigua colonia y provincia española a hacer un referéndum, para elegir si ser independiente, con Marruecos oponiéndose a ello.
Ejecutar el referéndum es la postura de la ONU y de la comunidad internacional. Las diferencias de posición están en cuánto se presiona para ejecutar ese referéndum o si aceptar los planes de autonomía y desarrollo del Sáhara, que va presentando de cuando en cuando el gobierno de Marruecos. Pero, hasta ahora, hay unanimidad en no en reconocer directamente la soberanía marroquí.
La posición actual del Departamento de Estado, con Mike Pompeo al frente, como no puede ser de otra manera, no es la de reconocer la soberanía marroquí. De hecho Pompeo debería haber hecho un viaje de varios días a Marruecos y tener un encuentro con el rey Mohammed VI. Sin embargo, la visita se redujo a un día y no hubo encuentro con el rey, sino solo con el ministro de exteriores marroquí.
También está la información de que Netanyahu quería ir a Marruecos los mismos días que Pompeo, probablemente para presionar el plan que menciona la nota de Axios (finalmente no fue).
Netanyahu para las elecciones de marzo de este año, está tratando de vender al electorado israelí grandes logros en política exterior, diciendo que está cerca de que varios estados norteafricanos reconozcan a Israel.
Por su parte, Marruecos está tratando de atraer el reconocimiento de EE.UU. a la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental jugando la carta iraní. Marruecos está diciendo que Hezbollah e Irán están desplegando su influencia en la región mediante acuerdos con Argelia y el Polisario (Movimiento para la Liberación del Sáhara).
Aunque es cierto que Hezbollah formó un comité en 2016 de apoyo al Sáhara Occidental, las acusaciones de que el Polisario se ha convertido en un proxy de Irán y Hezbollah parecen exageradas.
Da la impresión que Marruecos e Israel están tratando crear una narrativa sorprendente usando un espantapájaros iraní, para intentar manipular a los decisores en EE.UU. y que reconozca la soberanía marroquí en el Sáhara, para así destruir los supuestos planes iraníes de guerra encubierta en el Norte de Africa y fortalecer la seguridad de Israel (también contra Irán y potencias hostiles).
Es decir, la mera información de Axios no debe hacer pensar que EE.UU. vaya a reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. La información solamente es consistente con los planes ya conocidos (desde hace más de un año) de Netanyahu de tratar de tener el reconocimiento de Marruecos, con la moneda de cambio de EE.UU. reconociendo a Marruecos el asunto del Sáhara.
La información solo describe maniobras de Netanyahu y Marruecos (que lleva unos años tratando de vincular al Polisario como proxy de Irán) para tratar de convencer a decisores en EE.UU.. Pero no que el presidente Trump esté pensando en reconocer la soberanía marroquí del Sáhara.
Es más, que esto salga a la luz en estos momentos da la impresión que tiene más que ver con una maniobra de Netanyahu para ganar posiciones en las próximas elecciones, que un indicativo de un cambio en la política exterior de EE.UU. respecto al Sáhara Occidental.
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