En el seno de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC en sus siglas en inglés) existe una unidad de élite denominada Fuerza Quds –Quds significa en árabe Jerusalén, ciudad que pretenden liberar–, creada en 1990 para realizar operaciones encubiertas en el extranjero, donde presta apoyo a grupos chiíes como Hezbollah en Líbano, sin duda su más importante y antiguo aliado. También es reconocido su apoyo a los guerrilleros de Hamás en Palestina, a las milicias hutíes en Yemen, además de su presencia en Siria, puesto que este país fue el primero en reconocer al régimen de los ayatolás. Pero también a los talibanes y a al-Qaeda o a las milicias chiitas en Irak y al régimen sudanés en su momento (Ottolenghi, 2011, p. III). Y es que la Fuerza Quds controla o ha controlado muchos de los campos de entrenamientos destinados a la guerra no convencional y para entrenar a terroristas no solo en Irán, sino también en países como Líbano o Sudán.
Antes de la creación de esta unidad en el seno del IRGC, había una variedad de organizaciones que se encargaban de canalizar el apoyo de Irán a todo tipo de grupos terroristas. Desde su fundación en 1990, se ha convertido en una organización que cuenta con toda la confianza del líder iraní para llevar a cabo operaciones en el extranjero y brindar apoyo a sus múltiples aliados. Se financia a través del presupuesto de Defensa de Irán, pero también a través de la red de empresas que tienen por todo el mundo, muchas de las cuales han sufrido sanciones internacionales (Cordesman, 2019, p. 112).
De este modo, el régimen iraní mantiene importantes vínculos de defensa y seguridad con actores estatales y no estatales para proyectar su poder y para apoyar a grupos y gobiernos chiitas mediante el entrenamiento militar, el apoyo económico y la transferencia de tecnología. Por otro lado, no solo tiene vínculos con movimientos chiitas, sino que también con grupos sunitas tales como al-Qaeda y es posible que con algún movimiento sunita en Irak. Estas ayudas a otras organizaciones, especialmente chiitas, han aumentado considerablemente desde 2007. Por tanto, la Fuerza Quds tendría el liderazgo de las actividades terroristas en el extranjero, junto a Hezbollah y al Ministerio de Inteligencia y Seguridad de Irán (MOIS) (Cordesman, 2007, p. 8).
Aunque se ha señalado la fecha de 1990 como la de la creación de esta unidad, sus raíces se remontan a los comienzos de la Revolución Islámica de 1979, más concretamente en la denominada Unidad de Movimientos de Liberación, que en 1982 organizó un acto en Teherán al que fueron invitados diversos grupos milicianos activos de Oriente Medio y norte de África. Al finalizar el mismo sus integrantes solicitaron al régimen iraní la formación de la Fuerza Quds. Ese mismo día, desde el importante seminario de Qom, se pidieron voluntarios para ser desplegados en Siria y en Líbano.
Desde sus inicios se declaró, como sucedió con el resto del país, como radicalmente opuesta a Israel y se marcó como objetivo ayudar a los palestinos y recuperar Jerusalén, además de exportar los principios de la Revolución Islámica y apoyar a otros grupos de Oriente Medio, preferentemente chiitas. Tras la guerra contra Irak, la Fuerza Quds comenzó a extender sus operaciones a otros países, incluida la extinta Yugoslavia, apoyando, junto con Hezbollah, a los musulmanes bosnios mediante el envío de armas o el entrenamiento militar. Además, durante la Primera Guerra del Golfo tuvo un activo papel asistiendo a los kurdos frente a Saddam Hussein[1].Su nombre se hizo más conocido en Occidente después del asesinato de su comandante Qassem Soleimani, en enero de 2020, tras un ataque aéreo norteamericano en el que también murió el comandante de las Fuerzas de Movilización Popular de Irak (PMF, por sus siglas en inglés).
Soleimani tuvo un destacado papel en la creación del PMF en Irak y la Fuerza Quds ha tenido una gran influencia entre las milicias chiitas que luchan contra las tropas de Estados Unidos (EE. UU.). Por otro lado, su lucha contra el DAESH en Irak le llevó a colaborar con las fuerzas estadounidenses, aunque ese interés común no se tradujo en una posterior cooperación entre Irán y EE. UU.
Tiene secciones en muchas embajadas iraníes por todo el mundo, pero es difícil saber en qué medida los embajadores saben de las actividades de sus miembros, aunque “se cree que al menos algunas de las operaciones de la Fuerza Quds se llevan a cabo en concreto con elementos del Ministerio de Inteligencia y Seguridad” (Frick, 2008, p. 123). Opinión también compartida por Cordesman, quien señala que hay indicios más que evidentes de que la mayoría de las operaciones son coordinadas entre el IRGC, el MOIS y elementos del Ministerio de Relaciones Exteriores iraní. Este analista indicaba también que había evidencias de su participación en el atentado contra la Embajada de Israel en Buenos Aires en Argentina en 1992 así como del ataque al Centro Comunitario Judío de Buenos Aires en 1994, que fue el peor atentado sufrido por Argentina en su historia (Cordesman, 2007, p. 9).
Expertos israelíes señalaron el importante papel jugado por el IRGC y su Fuerza Quds en el entrenamiento y equipamiento de Hezbollah durante su guerra con Israel en 2006. En este conflicto las fuerzas israelíes encontraron en Líbano centros de mando y control de diseño iraní. También indicaron el papel de esta unidad en el ataque de Hezbollah con misiles antibuque a la marina de Israel (Cordesman, 2007, p. 9)[2].
Existen informes de tráfico de armas y blanqueo de capitales, entre otros delitos, que señalan a la Fuerza Quds, o bien a alguno de sus oficiales. Acusaciones que, como es lógico, han sido desmentidas por Irán. En los últimos años, se cree que esta red de tráfico de armas ha tenido un importante papel en Yemen, donde la milicia hutí ha sido equipada con misiles y drones, entre otro armamento. También han sido acusados del asesinato de opositores al régimen, a la vez que diferentes gobiernos de Oriente Medio han denunciado varios casos de espionaje en sus países por parte de miembros de las Fuerza Quds. Sin embargo, sus operaciones más “transparentes” se centran en fundar grupos políticos en otros países que puedan servir de instrumento para sus intereses, como es el caso de Hezbollah en Líbano o las Fuerzas de Movilización Popular en Irak chiitas[3].
Es una fuerza que reporta directamente al líder supremo del país, con el que Soleimani mantenía una estrecha relación. Su comandante es elegido por el ayatolá Ali Khamenei, aunque antes es recomendado por el líder del IRGC. En enero de 2007 el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán decidió aumentar el personal de la Fuerza Quds en 15.000 miembros (Cordesman, 2007, p. 8). Actualmente el número de efectivos oscila entre los 15.000 y 20.000 miembros.
En cuanto a su relación con Hamás y la Yihad Islámica en Palestina, los envíos de armas iraníes se han dirigido a ayudar a estos elementos opuestos a Israel en la Franja de Gaza y en Cisjordania, existiendo múltiples evidencias de su ayuda financiera, de equipamiento y en entrenamiento. Sin embargo, la relación directa entre la Fuerza Quds y estos movimientos no estaba del todo clara en una fecha tan cercana como 2007 (Cordesman, 2007, p. 8).
A través de la unidad conocida como Departamento 400 se encarga del apoyo de los socios estatales y no estatales de Irán. Sus funciones son varias y se centran en el entrenamiento y financiación de sus múltiples aliados, operaciones encubiertas, asesinatos de enemigos del régimen iraní o el apoyo económico y humanitario a la causa musulmana. Secciones de sus fuerzas están enfocadas a una determinada región, así existe el Ramazan Corps para Irak, el Levant Corps (Siria, Jordania, Líbano e Israel), el Rasulallah Corps (península arábiga) y el Ansar Corps (Afganistán) (Cordesman, 2019, p. 11). La unidad se estableció en 2012 tras el llamamiento del líder supremo de Irán a tomar represalias contra Estados Unidos (EE. UU.) y sus aliados por apoyar el intento de derrocamiento de Bashar Assad en Siria[4].
De acuerdo con el informe desclasificado del Departamento de Defensa de EE. UU. de abril de 2010, y tal como se ha indicado con anterioridad, el régimen iraní utiliza a la Fuerza Quds para promover los intereses de Irán en el extranjero. Así, Irán proporciona armas, fondos y entrenamiento a grupos como Hezbolá en Líbano y a los grupos palestinos Hamas, la Yihad Islámica Palestina y el Frente Popular para la Liberación de Palestina. Además, la Fuerza Quds sería el vehículo principal para proporcionar material y todo tipo de apoyo a Hezbolá, al que Irán considera un “socio esencial para promover sus objetivos de política regional”[5]. Irán ha exportado miles de cohetes de 122 mm y cohetes de largo alcance Fajr-4 y Fajr-5, entre otro material, a este grupo (Cordesman, 2007, p. 7).
En 2007 el Departamento del Tesoro de EE. UU puso a la Fuerza Quds en la Orden Ejecutiva 13224 por proporcionar apoyo material a los talibanes y a otras organizaciones terroristas. Ese mismo año el Gobierno de EE. UU. tomó varias medidas en contra de la supuesta proliferación nuclear de Irán y su apoyo al terrorismo, exponiendo a bancos, empresas e individuos iraníes implicados en estas actividades, asilándolos del sistema financiero estadounidense. El Departamento de Estado designó bajo la Orden Ejecutiva 13382 dos entidades claves en la proliferación: el IRGC y el Ministerio de Defensa y Logística de las Fuerzas Armadas[6]. Además, en 2019 EE. UU. incluyó al IRGC en su lista de organizaciones terroristas, siendo la primera vez en que esta nación incluía a un órgano estatal de otro país, a lo que Irán respondió designando como grupo terrorista a las fuerzas norteamericanas desplegadas en Oriente Medio. Este acontecimiento elevó la tensión entre EE. UU. e Irán, ya que al calificar al IRGC de organización terrorista “se legitimaba una acción armada contra dicha organización” (Castro, 2020, p. 5).
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