Tanto el tamaño el arsenal nuclear de Pakistán como la estructura de su fuerza, así como su postura, doctrina y estrategia son objeto de debate y especulaciones debido a las inconclusas y contradictorias informaciones que hay al respecto. No obstante, hay razones para pensar que la potencia asiática está dando pasos concretos para dotarse de capacidades de warfighting con las que continuar disuadiendo a India.
Las estimaciones más alarmistas concluyen que para el año 2025 Pakistán tendría el tercer arsenal nuclear más grande del mundo, solo por detrás de los Estados Unidos y Rusia, superando a China y desplegando entre 400 y 500 ojivas nucleares. Por otra parte, estimaciones más conservadoras pronostican que el arsenal paquistaní tendría para ese año entre 200 y 220 cabezas nucleares. En el presente año de 2018, el SIPRI estima que Pakistán tiene entre 140-150 ojivas, añadiéndose unas 10 ojivas desde el año anterior, cifra que se iría sosteniendo en los próximos años dada la capacidad paquistaní de producir plutonio y uranio enriquecido. No obstante, incluso la estimación de unas 140 cabezas nucleares tiene un componente fuertemente especulativo y en realidad no se conoce ni la cantidad de material fisible que posee Pakistán, ni la nueva que genera cada año, ni el tipo de diseños de sus armas nucleares, ni la capacidad paquistaní de fabricación de ojivas. Lo anterior hace que la cantidad real de armas nucleares que verdaderamente posee Pakistán pueda ser sensiblemente menor a 150 o considerablemente superior.
El Panel Internacional de Material Fisible estima que Pakistán tiene 280 kilogramos de plutonio y unos 3,400 kilogramos de uranio altamente enriquecido. Si los diseños de las armas de implosión de uranio no fueran muy sofisticadas, necesitando unos 15 kilogramos para obtener una ojiva, potencialmente podrían fabricarse unas 225 armas nucleares de este tipo. Pero si el diseño de las armas de uranio fuera más avanzado, bastarían de 9 a 12 kilogramos, pudiendo fabricare 377 ojivas con 9 kilogramos de uranio cada una. Con las ojivas de plutonio las cifras también varían bastante según el tipo de diseño. Si fuesen de diseño sencillo se necesitan de 6 a 8 kilogramos de plutonio por cada arma, resultando en un máximo de 46 ojivas de 6 kilos; pero si el diseño de las cabezas nucleares de plutonio fuera avanzado, bastaría con 2 kilos de material fisible pudiéndose fabricar un máximo de 140. Pakistán tendría material para tener 517 armas nucleares suponiendo diseños de ojivas sofisticadas. No obstante, no todo el material fisible paquistaní tiene que convertirse en ojivas nucleares y los diseños podrían no ser avanzados, dando en tal caso un máximo potencial de 271 ojivas.
Las estimaciones actuales sobre el tamaño del arsenal nuclear paquistaní de unas 140 ojivas se hacen en base al método de calcular el número de vectores (misiles balísticos, de crucero y cazabombarderos), otorgando a continuación un arma nuclear por cada vector. Tal metodología es cuestionable, porque parte de los vectores que se añaden en los cálculos son armas que están aún en investigación y desarrollo (sobreestimando el número de ojivas), además que podría haber más de una ojiva por vector (infraestimando el número de ojivas). Por ejemplo, de los 36 cazabombarderos paquistaníes se calcula solamente una cabeza nuclear en forma de bomba o misil de crucero Raad, pero podría haber más de una bomba por avión y el misil Raad está aún en desarrollo. Del mismo modo, a los misiles de corto alcance NASR se les otorga solamente una ojiva por lanzador (dando un total de 24), pero cada lanzador despliega cuatro misiles.
Por su parte, las estimaciones sobre la cantidad de material fisible actual se basan en la problemática metodología de calcular la capacidad máxima hipotética de las instalaciones paquistaníes desde el momento en que están operando y calcular una producción de un 60 o 50% anual. No obstante, la producción podría ser superior o inferior a esa cantidad, además de que podría haber cuellos de botella, como en las plantas de reprocesamiento para fabricar plutonio. Actualmente Pakistán tiene cuatro reactores en Khushab de unos 40 o 50 megavatios en los que se produce plutonio. Un reactor de 50 megavatios puede producir un máximo de unos 18 kilogramos de plutonio anualmente, por lo que los cuatro reactores podrían producir un máximo de 72 kilogramos al año. No obstante, el funcionamiento de tales reactores no será del 100%, ni funcionarán todos los días del año.
Sobre la producción de uranio enriquecido, las estimaciones son aún más problemáticas, ya que no se conoce ni la cantidad total de centrifugadoras ni su productividad, ya que podría consistir en cascadas de centrifugadoras P-1, P-2, P-3 o incluso P-4. Las informaciones que se obtuvieron de Libia (de los papeles incautados de la red de AQ Khan) sobre el tipo de infraestructura donde se instalarían las cascadas de centrifugadoras no aclaran la cuestión, aunque dan indicios sobre las edificaciones que podrían albergar la producción de uranio altamente enriquecido. A ese respecto, dos son las localizaciones paquistaníes para la producción de uranio altamente enriquecido: Kahuta y Gadwal. Además, en Kahuta, desde el año 2016, se observa la construcción de una posible gran planta de producción de uranio altamente enriquecido que ha llamado la atención por su tamaño y porque incrementaría sensiblemente la capacidad paquistaní para producir uranio para fabricar armas nucleares. No obstante, la producción podría de ser uranio enriquecido a solamente el 20%, no apto para su uso en armas nucleares.
Por todo ello, las estimaciones que se hacen desde centros especializados sobre la cantidad de material fisible y armas nucleares de Pakistán deberían tomarse con muchas precauciones. El arsenal podría ser de unas 140 cabezas nucleares, aunque podría ser mucho menor pero también mucho mayor a esa cantidad. No obstante, sí se ha observado la tendencia paquistaní de ir incrementando su capacidad potencial de fabricar uranio altamente enriquecido y de plutonio. Durante la presenta década, Pakistán ha añadido tres reactores en Kushab al existente previamente, lo que implica cuadruplicar su potencial de producción de plutonio, lo que probablemente llevó a la construcción de la planta de reprocesamiento de Chashma para poder procesar todo el residuo generado por dichos reactores y que sobrepasaba la capacidad de la planta de Rawalpindi. Incremento que se añade a la ampliación de la capacidad de producir uranio en Kahuta que hemos mencionado.
El motivo que subyace a la gran expansión de la producción potencial de material fisible lo podemos encontrar en el acuerdo nuclear entre India y los Estados Unidos, por el cual a India, aunque no formase parte del Tratado de No Proliferación, se le permite el intercambio de equipo nuclear después que el Grupo de Suministradores Nucleares hicieran una exención al respecto. Todo a cambio de que India separase sus programas nucleares civil y militar, y las instalaciones nucleares civiles pudieran ser fiscalizadas por el personal de la Organización Internacional de la Energía Atómica. En cualquier caso, a raíz de este acuerdo, India incrementaba notablemente su potencial de producción de material fisible destinado a la construcción de armas nucleares, lo que dejaba arsenal nuclear paquistaní de cara al futuro en una gran inferioridad.
La estrategia nuclear de Pakistán
A lo anterior hay que añadir los cambios en doctrina militar en India que amenazaban con hacer perder credibilidad al arsenal nuclear paquistaní. La críptica historia de la doctrina y estrategia nuclear paquistaníes arranca en 1999, después de las pruebas nucleares de mayo 1998, realizadas en respuesta a las que hiciera India dos semanas atrás, cuando Agha Shahi, Zulfiqar Khan, y Abdul Sattar (antiguos altos funcionarios) publicaron el artículo “Asegurando la Paz Nuclear”, en el que afirmaban que Pakistán se comprometía con una estrategia nuclear de Disuasión Mínima. Popularmente, desde entonces se conoció la estrategia nuclear paquistaní como “disuasión mínima creíble”.
Bajo la estrategia de disuasión mínima el objetivo del arsenal nuclear es tener una cantidad muy reducida de armas nucleares, cuya supervivencia ante un primer ataque contrafuerza al menos permita lanzar alguna ojiva nuclear contra algún centro de población enemiga y causar un daño inaceptable. Lo que concretamente significa daño inaceptable y cuántas ojivas implica eso no es una cantidad especificable y es objeto de controversia entre los especialista en estrategia nuclear. No obstante, suele considerarse que basta con algunas docenas o un par de cientos de cabezas nucleares desplegadas. En la disuasión mínima las armas nucleares tienen un nivel de alerta muy reducida, separándose la ojiva de los vectores de lanzamiento. También se suele adoptar el principio de No Primer Uso y Unico Propósito (solamente usar las armas nucleares en respuesta a un ataque nuclear enemigo). Además, la autoridad de lanzamiento está muy centralizada para evitar escaladas accidentales que podrían ocurrir cuando las ojivas están instaladas en los lanzadores; no se adopta la postura de lanzamiento bajo ataque o en alarma, sino que se espera a que culmine el primer ataque nuclear enemigo.
Dicha estrategia nuclear parecía suficientemente disuasiva contra la India hasta que este país adoptó de manera no oficial la doctrina Cold Start, por la que se invadirían segmentos críticos de territorio paquistaní, dislocando su red de transporte y tomando importantes nodos de comunicaciones, antes de que las fuerzas armadas paquistaníes pudieran movilizarse plenamente, consiguiendo tal objetivo redesplegando al ejército indio cerca de la frontera, reduciendo el tiempo de movilización y atacando en grupos de ataque más pequeños de tamaño de brigada. En la India se comenzó a hablar de Cold Start después de la crisis de 2001, en la que en respuesta a un ataque terrorista contra el parlamento indio, el ejército de India tardó semanas en comenzar a concentrarse cerca de la frontera paquistaní (Operación Parakram). Aunque el ejército indio no se ha redesplegado para posicionarse cerca de la frontera con Pakistán (como indicaba lo escrito sobre Cold Start), lo cierto es que en 2011 realizó las maniobras Vijayee Bhava, en las que supuestamente se habría conseguido movilizar unos 50.000 efectivos en 48 horas, mejorando los 27 días que tardó la movilización de 2001. La Cold Start sustituiría a la doctrina Sundarji, en la que el grueso del ejército indio se concentra en el centro del país mientras en la fronterá con Pakistán solamente se desplegaban cuerpos de defensa con el que contener una hipotética invasión paquistaní. Por lo tanto, la Sundarji era una doctrina poco propicia con la que ejercer coerción estratégica mediante la cual presionar a Pakistán.
La relación de la Cold Start con la estrategia nuclear paquistaní es que India, para castigar ulteriores ataques terroristas cubiertos estratégicamente por la disuasión nuclear paquistaní y su fuerzas convencionales, se planteaba como respuesta una Estrategia Proactiva, en la que se invadiría parcialmente Pakistán, lográndose anular la disuasión nuclear paquistaní mediante la superioridad estratégica nuclear india, mientras la superioridad convencional y la rapidez india permitírían ejecutar tal invasión limitada. Como reacción a esos movimientos estratégicos indios que trataban de aprovechar el hueco estratégico entre las armas nucleares paquistaníes en disuasión mínima y unas fuerzas armadas convencionales inferiores, Pakistán cambió su estrategia nuclear a la “disuasión en todo el espectro” (full spectrum deterrence).
Eso fue reconocido por el general paquistaní Khalid Kidwai, miembro de la National Command Authority (NCA), organismo que controla las armas nucleares paquistaníes, en 2015, en una entrevista en la Cargengie Endowment For International Peace, en la que reconocía que para evitar que Pakistán fuera denominada como un “bluff nuclear” al carecer de credibilidad, se adoptaron armas nucleares de corto alcance y bajo rendimiento, habitualmente denominadas como armas nucleares tácticas. Es decir, al mismo tiempo que Pakistán necesariamente no deshace su compromiso con la estrategia de disuasión mínima en el nivel estratégico, en los niveles operacional y táctico de la guerra se implementa una estrategia de combate nuclear, para que la disuasión abarque todo el espectro del conflicto. Al mismo tiempo, en el nivel estratégico nuclear, para no quedar Pakistán en una gran inferioridad estratégica respecto a un hipotético gran incremento nuclear indio, desarrolla su potencial de producción de material fisible con el que mantener cierto equilibrio cuantitativo. Por otra parte, desplegar un arsenal nuclear táctico se superpone al arsenal estratégico previamente existente, por lo que la presión para incrementar la capacidad de producción de material fisible también derivaba del nuevo aspecto táctico del arsenal nuclear paquistaní.
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