Hace escasos días se celebró la cumbre del G7 en Hiroshima, Japón. La elección de la ciudad nipona no fue al azar, pues el simbolismo de la misma otorgaba un plus de autoridad moral a una cita en la que la cuestión nuclear estuvo muy presente. Criticada por la Federación Rusa como un encuentro organizado contra este país, durante sus tres días de duración también se hicieron referencias a la República Popular de China, a la vez que se contó -por primera vez- con la presencia del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. La guerra de Ucrania no fue, sin embargo, el único tema tratado, en una cumbre en la que se tocaron asuntos como el cambio climático o la seguridad energética o alimentaria.
La cumbre de tres días del Grupo de los Siete (G7) comenzó en Hiroshima el pasado 19 de mayo, con el primer ministro japonés Fumio Kishida dando la bienvenida a sus homólogos del G7 y sus cónyuges en el Parque Conmemorativo de la Paz de la ciudad[1]. Los líderes del G7, incluyendo al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, visitaron el Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima, en recuerdo a la bomba atómica caída sobre la ciudad un 6 de agosto de 1945. Un artefacto cuya explosión costó la vida a unas 140.000 personas.
Esta ha sido la primera vez que los líderes de las naciones del G7, incluyendo potencias nucleares como Reino Unido, Francia y Estados Unidos, visitan juntos el museo que se encuentra en el parque de la paz o Cúpula Genbaku. El presidente Biden, se convirtió en el segundo presidente en activo de Estados Unidos en visitar el museo, siguiendo los pasos del presidente Obama, que lo visitó en 2016.
El simbolismo de esta visita busca robustecer la unidad de los países del G7 en su firme oposición al uso o amenaza de armas nucleares por parte de Rusia, especialmente en el contexto de su invasión a Ucrania, en donde se ha aireado el fantasma de la escalada en varias ocasiones. Fue también la primera vez que Zelenski asistía a una cumbre del G7 en persona, así como la primera ocasión en la que visitaba Asia desde que Rusia comenzó su invasión de Ucrania en febrero del año pasado[2].
La cumbre de Hiroshima y China
En la cumbre de este año, China se convirtió en un objetivo destacado. El G7 emitió una declaración que criticaba las “prácticas malignas” y las “actividades de interferencia” de China, acusándola de amenazar la seguridad nacional mediante la transferencia ilegítima de tecnología, la divulgación de datos y la coerción económica. También censuró a China por socavar la seguridad de las comunidades, a la vez que se exigió al gigante asiático presionar a Rusia para que detenga su agresión militar.
En el documento final, comunicado de los líderes del G7[3], vemos la importancia de China para el conjunto de potencias industrializadas, la palabra China es citada hasta 20 veces en un documento de cuarenta páginas, igual que Rusia que también es citada las mismas veces o las 23 veces que aparece Ucrania, sin duda, los tres temas más importantes de esta cumbre.
Aunque el G7 intentó suavizar su advertencia, garantizando que sus políticas no estaban destinadas a dañar a China, los expertos creen que esto no será bien recibido por Beijing. Desde el gobierno comunista podría argumentar que la declaración del G7 sobre coerciones económicas podría aplicarse a Estados Unidos, que impuso aranceles a los productos chinos y trató de detener los flujos de tecnología hacia su territorio, especialmente los relativos a chips.
China respondió oponiéndose a la declaración del G7 y quejándose al organizador de la cumbre, Japón[4]. La estrategia del grupo de construir un frente unido contra China podría resultar contraproducente, especialmente entre las naciones en desarrollo. China ha afirmado que el G7 no representa los intereses globales y advirtió que cualquier palabra que dañe sus intereses se encontrará con “contramedidas firmes y resueltas”.
A pesar de la retórica y las tensiones, el comercio entre Estados Unidos y China alcanzó un récord en 2022. El G7 reconoce la necesidad de cooperar con China y señala que una China en crecimiento que cumpla con las reglas internacionales sería de interés mundial. El G7 también enfatizó su intención de reducir el riesgo y diversificar las cadenas de suministro globales, aunque China podría argumentar que esto conduciría al desacoplamiento entre las economías.
Durante la cumbre del G7, se reafirmó la importancia de la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán, abogando por una resolución pacífica de los problemas en la región. Aunque se habían expresado opiniones divergentes previamente entre los líderes del G7, el comunicado dejó claro que el grupo está unido en su reconocimiento de la situación en Taiwán.
Sin embargo, es cierto que Europa, geográficamente distante de China, tiende a relativizar sus relaciones económicas con China y a ser poco cautelosa con las amenazas a la seguridad. Por el contrario, desde un Japón que hace escasos meses ha lanzado su nueva Estrategia de Seguridad Nacional con China en el punto de mira, se continúa instando a los países europeos a considerar los peligros que este país representa para la paz y la estabilidad en Asia.
En general, y aunque la cumbre del G7 buscó condenar las prácticas de China, también prometió medidas para fortalecer a las naciones en desarrollo, intentando que no se alineen con Beijing (o Moscú) como está ocurriendo en algunos casos. Así las cosas, las tensiones y amenazas persisten y queda por ver cómo evolucionarán las relaciones entre el G7 y China en el futuro.
El G7 y las Armas Nucleares
Durante la noche del 19 de mayo, los líderes del G7 se trasladaron a la isla de Miyajima en Hatsukaichi, donde se encuentra el Santuario de Itsukushima, para celebrar una sesión sobre diplomacia y seguridad. Aquí se discutieron temas como el desarme nuclear y la no proliferación, los cuales han sido foco de atención durante mucho tiempo para Kishida, así como los desafíos en la situación del Indo-Pacífico, incluyendo el ascenso de China.
La sede fue elegida por ser testigo del poder destructor de las armas nucleares, toda vez que Japón sigue siendo el único país que ha sufrido el impacto de dos bombas nucleares durante una guerra. Eso le confiere una autoridad moral única para mantener vivo el terrible recuerdo y garantizar que nunca vuelva a suceder algo similar. Kishida, nativo de Hiroshima, tiene marcada a fuego la tragedia de la primera bomba atómica. Además, ha sido también el único Primer Ministro japonés en asistir a la conferencia de revisión del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) en Nueva York[5].
Volviendo sobre la reunión del día 19, los líderes presentaron la «Visión de Hiroshima» sobre el desarme nuclear. Esta declaración destaca la importancia del histórico récord de 77 años sin uso de armas nucleares y afirma el objetivo final de lograr un mundo libre de este tipo de ingenios, con seguridad para todos, a través de un enfoque realista, pragmático y responsable[6].
Se trata de un documento de apenas cuatro páginas en su versión en inglés que resalta el compromiso del G7 en lograr un mundo sin armas nucleares. Reconocen la devastación causada por las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki en 1945. En él, los líderes del G7 expresan su preocupación por la retórica nuclear irresponsable de Rusia y su intención de desplegar armas nucleares en Bielorrusia. Reafirman, la importancia del TNP y piden a Rusia que se comprometa con los principios del tratado.
También mencionaron la necesidad de transparencia en relación con las armas estratégicas, a la vez que hacían un llamamiento a China y Rusia a participar en foros multilaterales sobre desarme. Es más, les instan a iniciar negociaciones para un tratado que prohíba la producción de material fisible para armas nucleares.
Además, expresaron preocupación por los programas nucleares de Corea del Norte e Irán e hicieron un llamamiento a la diplomacia y al cumplimiento de las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad de la ONU. El documento destaca la importancia de la educación y concienzación sobre el desarme nuclear y el papel de los jóvenes y la sociedad civil en los procesos de desarme y no proliferación.
La presencia de países invitados
Otro tema muy interesante de esta cumbre fueron los países invitados, pues no sólo Ucrania con Zelenski al frente tomó parte en las sesiones de la cumbre; este año fueron invitados los gobernantes de Australia, Brasil, las islas Comoras, las islas Cook, la India, Indonesia, Corea del Sur y Vietnam. Es decir, que se ha puesto un especial énfasis en acercarse a los países del llamado Sur Global, además de a aliados y socios estadunidenses.
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