El Ministerio de Defensa del Reino Unido hizo público, el pasado 18 de julio, su última Estrategia o Documento de Mando de Defensa, el Defence Command Paper 2023, bajo el epígrafe: “Defence’s response to a more contested and volatile world”; un documento que define las líneas maestras del Ministerio de Defensa, y donde destaca la supuesta comprensión por parte de los británicos de las nuevas amenazas a las que se enfrenta el país y la necesidad de contar con una presencia global.
El nuevo Defence Command Paper 2023 es una actualización de la DCP 2021 que, publicada dos años atrás, llevaba por título: “Defence in a Competitive Age”. Se trata de un documento de alto nivel de 97 páginas que responde al reconocimiento de un mundo cada vez más desafiante, y donde se aplican las lecciones aprendidas hasta la fecha en la guerra de Ucrania y recogidas a su vez en la última Revisión Integrada de la Defensa o IRR 2023 (del inglés Integrated Review Refresh).
La IRR 2023, publicada en marzo de este año, identificó que la transición a un mundo multipolar, fragmentado y disputado se había producido más rápido y brusco de lo previsto en 2021. A través del marco estratégico, la IRR 2023 señalaba que se debe dar respuesta al deterioro de la situación de seguridad mundial, aumentando la capacidad de disuasión y defensa británicas, abordando las vulnerabilidades e invirtiendo en los puntos fuertes para generar una ventaja estratégica.
La IRR 2023 se hizo publica junto al anuncio de un incremento presupuestario en Defensa de 5.000 millones de libras por año durante los dos años siguientes, con la aspiración de alcanzar el 2,5% del PIB en defensa a largo plazo, cuando las condiciones económicas y fiscales lo permitan.
Los acontecimientos ocurridos desde la publicación del DCP 2021, con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, demostraron que había razones de peso para el cambio, al asumir nuevos compromisos en apoyo de Ucrania, con un Reino Unido que ha venido liderando el apoyo de los países europeos y es uno de los principales contribuyentes, solo por detrás de los Estados Unidos y Alemania.
Pero no solo eso, también se había venido demostrando el alcance global de Reino Unido a través de la actividad de sus Fuerzas Armadas, con operaciones por todo el mundo, incluyendo el Atlántico Sur, el Ártico, Caribe, África, Oriente Medio, Cáucaso, Asia Central y el Indo-Pacífico que materializó con el mayor despliegue naval de la Royal Navy desde Malvinas[1].
Análisis e implicaciones del Defence Command Paper 2023
El Defence Command Paper 2023 establece la respuesta que el Reino Unido debe dar al contexto cambiante y cómo conseguirá, dentro del presupuesto, aumentar su productividad centrándose en áreas que logren impacto en el mundo real.
En 2021, se estableció a través de la DCP 2021, el diseño y equipamiento de sus Fuerzas Armadas para las próximas décadas. En relación con esto, la mayor parte de la estructura de fuerza se mantiene sin cambios en el DCP 2023. Sin embargo, sí se identifican algunas áreas en las que se quiere evolucionar o acelerar el enfoque, con el fin de responder al entorno cambiante y ser más productivos con los recursos que tienen, por fuerza limitados. Para ello, el documento se divide en dos partes:
- Una primera en la que se habla de asegurar y mantener la ventaja estratégica primera habla de asegurar y mantener la ventaja estratégica y;
- Una segunda parte en la que se explica cuál es la actividad principal de Defensa que consiste en disuadir y defender al país contra las amenazas a través de sus fuerzas nucleares y convencionales.
Comenzando por la primera, en ella se explica cómo la ciencia y la tecnología, derivadas de la inversión en I+D+i en áreas como el Big Data, la digitalización, la robótica y los avances tecnológicos emergentes, serán clave para lograr esa ventaja estratégica de la que habla el documento.
El conflicto de Ucrania ha reforzado esta idea y ha demostrado cómo las comunicaciones, datos y automatización están siendo vitales para la dirección de las operaciones, la seguridad de la información, la interoperabilidad y la letalidad de sus fuerzas.
Entre los muchos aspectos destacados, como la inversión y la aplicación de la tecnología profunda[2], cabe citar también la adopción de medidas estratégicas por parte del Ministerio de Defensa para fomentar la innovación y reforzar el sector de seguridad y defensa británicos.
Estas tecnologías ya no pueden considerarse como meros facilitadores, sino que pasan a ser el elemento fundamental en los conflictos. Así las cosas, y según el nuevo documento, se invertirá mucho más de los 6.600 millones de libras previstos que se dedicaban en la DCP 2021. Dentro de esto, se han priorizado cinco tecnologías críticas:
- Inteligencia artificial (IA)
- Biotecnología
- Telecomunicaciones
- Semiconductores
- Tecnologías cuánticas.
En total serían unos 24.000 millones de libras adicionales en los siguientes 4 años lo que equivale a una subida del 10%. El portavoz de Defensa del Partido Liberal Demócrata en la oposición, Richard Foord, subrayó con razón que el mencionado aumento ni siquiera es dinero nuevo, sino una reanudación de la financiación anterior[3].
En realidad, el Secretario de Estado de Defensa, Ben Wallace, sólo hizo una vaga promesa de adjudicar más fondos durante la presentación, quizá llegarían al 2,5% del PIB tras mejorar las finanzas y crecer la economía[4]. Es algo que difícilmente se pueda cumplir, ya que probablemente los conservadores de Rishi Sunak pierdan las próximas elecciones.
La inversión en IA se centrará en ofrecer capacidades innovadoras que respalden las operaciones, principalmente, el mando y control y la inteligencia. La biotecnológica tiene presupuestados, por su parte, 2 millones de libras por año para los tres próximos, mientras que a las tecnologías cuánticas se destinarán 30 millones de libras durante los próximos cuatro años.
Además, se quiere dar una mayor atención a la robótica, los exoesqueletos o las tecnologías encaminadas a mejorar las capacidades físicas de los combatientes, lo que se conoce como «humanos aumentados»[5]. También a las armas de energía dirigida, los materiales avanzados, los juegos de guerra, las armas del espacio y del ciberespacio con su reciente Fuerza Nacional de Ciberdefensa (NCF, en sus siglas en inglés). Es interesante observar que se menciona brevemente un plan para invertir en capacidades de control espacial.
La IRR 2021 abogaba ya por un papel destacado del espacio, promoviendo la cooperación entre políticas civiles y militares, y destacando la importancia de la ciencia y la tecnología para lograr ventaja estratégica, al tiempo que se pedía un enfoque más activo para obtener y mantener esa ventaja.
La DCP 2021 fue más allá al centrarse en la investigación y el desarrollo en el espacio para acelerar el desarrollo y la adopción de nuevas tecnologías y así satisfacer la ambición nacional de ser un “actor importante en el espacio” y apoyar el sector espacial comercial del Reino Unido[6].
El control espacial se divide en dos componentes clave: operaciones ofensivas y defensivas. Las operaciones ofensivas implican ascenso directo de armas antisatélite ASAT (del inglés Anti-satellite weapons)[7] o ataques a segmentos espaciales, mientras que las medidas defensivas normalmente implican deslumbrar satélites con láseres o interferir frecuencias operativas, según la Estrategia Espacial de Defensa del Reino Unido[8].
La segunda parte del documento explica cuál es la actividad principal de Defensa que consiste en disuadir y defender al país contra las amenazas a través de sus fuerzas nucleares y convencionales. Describe cómo intensificarán su compromiso con la OTAN, dotándose de mayor coherencia gracias al empleo de una Fuerza de Respuesta Global (GRF, por sus siglas en inglés)[9].
También se habla de dos grandes programas conjuntos, el nuevo submarinos nuclear de ataque bajo el tripartito AUKUS, y el Programa Aéreo de Combate Global para el futuro caza de Reino Unido, Japón e Italia (GCAP, por sus siglas en inglés)[10].
Se plantean fortalecer las relaciones con la comunidad de capital riesgo con el objetivo de atraer inversiones privadas y estimular el crecimiento del sector de defensa. Esta colaboración busca impulsar la innovación y el progreso mediante la participación del sector privado, garantizando así que el Reino Unido se mantenga a la vanguardia en tecnologías disruptivas.
El Reino Unido considera que la inversión privada en la industria de defensa del país no solo es fundamental para la seguridad nacional, sino que también puede generar importantes beneficios económicos, medioambientales y sociales. Al fomentar la participación del sector privado, abren nuevas vías para la innovación y los avances, garantizando que el Reino Unido se mantenga seguro.
Si bien es prometedor que reconozcan la importancia de pasar de una fuerza centrada en la plataforma a una fuerza centrada en la tecnología, el documento se abstiene de abordar cómo se logrará. Por otra parte, tampoco detalla los compromisos financieros que quieren adquirir en un momento de problemas presupuestarios y en el que están en franco retroceso[11].
Otro asunto espinoso fue la renuncia el pasado 31 de agosto del responsable directo de la redacción del documento, el Secretario de Estado de Defensa Ben Wallace, quien dijo al despedirse: Eso es todo, amigos o That’s all folks! recordando la famosa frase de los Looney Tunes[12].
En su carta al Primer Ministro, Wallace expresó su agradecimiento a Rishi Sunak y destacó la inversión realizada durante su mandato que dejan unas Fuerzas Armadas más moderna, mejor financiada y con mayor confianza, garantizando programas como el GCAP, AUKUS, NCF y la construcción naval, asegurando miles de puestos de trabajo. Mencionó también la importancia de seguir invirtiendo para seguir teniendo un ejército en primera línea dado el creciente entorno de inseguridad que existe[13].
Según Brown, la Royal Navy ha experimentado un declive constante y pronunciado desde 1952, donde sólo el 40% del personal presta servicio a bordo. En 2022, la Royal Navy contaba con 35 almirantes y 69 comodoros; un almirante y dos comodoros por cada unidad, ignorando que 9 de los 33 buques estaban fuera de servicio. Otro hecho extraordinario era que de 230 capitanes de navío sólo 4 tenían mandos en la mar y de 900 capitanes de fragata la cifra se reducía a 30[14].
Muchas de las plataformas identificadas en la DCP 2021 mediante un gráfico como parte de la estructura de la fuerza naval prevista hasta 2030 han sido silenciosamente olvidadas en la DCP 2023. De hecho, en la DCP 2023 no queda claro hacia dónde se dirige la Royal Navy. Si bien la adopción del misil de ataque naval NSM permitirá ataques de precisión contra tierra o en el mar, no se sabe todavía qué destructores y fragatas lo recibirán[15].
La DCP 2023 también esboza el esfuerzo de modernización en la defensa antiaérea y antimisiles, pero sin tener en cuenta el reducido número de destructores Tipo 45, los únicos buques con capacidad antimisil en servicio con la Royal Navy. Por tanto, es poco probable que un destructor británico pueda desempeñar esa función a corto plazo, dado los retrasos en las construcciones y los calendarios de entrega.
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