Hace cuatro años, la Federación Rusa llevó a cabo las maniobras ZAPAD 2017. Los medios, especialmente europeos, dieron cifras absolutamente increíbles acerca de la cantidad de hombres y materiales implicados en las mismas. Llegaron a hablar, incluso, de la posibilidad de que estas maniobras sirviesen en realidad para camuflar una próxima invasión de las Repúblicas Bálticas. Lo cierto es que, pese a la espectacularidad de las cifras ofrecidas, la verdad tras los ejercicios fue muy diferente y el balance militar OTAN-Rusia nunca estuvo en una situación estratégica de inestabilidad a favor de Moscú. A lo largo de las próximas líneas, se ofrece una explicación detallada de la realidad estratégica antes, durante y después de ZAPAD 2017, con la esperanza de que sirva para evitar situaciones similares *.
Introducción
Se ha levantado un gran revuelo, ante una hipotética amenaza por parte de la Federación Rusa de los países bálticos, aliados de la OTAN. Según algunos medios, Rusia estaría usando el ejercicio ZAPAD 2017 para encubrir la concentración de una consistente e irresistible masa de maniobra ofensiva de carros de combate, infantería y artillería. Tal revuelo no tiene ningún fundamento para cualquier analista de defensa mínimamente formado e informado sobre esas cuestiones. Aun así, hay una corriente de opinión muy extendida que da crédito a esos temores de invasión, ya que resulta que muchas veces los que opinan y escriben sobre estos asuntos, carecen de esa formación y de los elementos de juicio suficientes con los que poder discriminar las “informaciones” y opiniones formadas, de las desinformadas o directamente interesadas en tergiversar la realidad por algún tipo de motivación espúrea.
Como ejemplo e hilo conductor para criticar y desmontar esa corriente de opinión (ya que toda esa clase de artículos se repiten unos a otros casi como un calco), usaré un soprendentemente negativo artículo aparecido recientemente, titulado <<‘Zapad’, las maniobras militares masivas de Rusia que inquietan a la OTAN >>, firmado por Daniel Iriarte y Laura Revuelta, en El Confidencial, que por otra parte n difiere demasiado de este otro artículo publicado en el NYT.
1) La invasión militar de los países bálticos
Para empezar, Iriarte y Revuelta, hacen una referencia a un blog (Claves Geopolíticas) con supuesta autoridad en asuntos de seguridad y defensa postsoviético, cuyo editor afirma que los miembros de la inteligencia militar de los países bálticos estiman que los rusos serían capaz de invadir dichos países en 24-48 horas. Es una afirmación aparentemente contundente y alarmante. Pero vayamos directamente a lo que dicen los expertos de verdad, como los de la RAND Corporation. En la RAND, durante 2014 y 2015 se realizaron juegos de guerra mecanizados, a raíz de la invasión rusa de la península de Crimea, para comprobar cual era el equilibrio militar de fuerzas convencionales en el flanco oriental de la OTAN.
En el año 2016 se publicó el resultado de uno de esos juegos bajo el título de la RAND “Reinforcing Deterrence on NATO’s Eastern Flank Wargaming the Defense of the Baltics“. Simulaban una invasión rusa ejecutada por 25 batallones de maniobra (de las cuales 4 acorazadas y 5 mecanizadas), 10 batallones de artillería, 5 batallones de misiles balísticos (Iskander y Touchka) y 6 batallones de helicópteros de ataque Mi-24. Se enfrentarían a un máximo de 15 batallones de maniobra de la OTAN (de los que solo uno o dos sería mecanizados/acorazados) y 2 batallones de helicópteros de ataque. Los rusos desplegarían 27 escuadrones de cazas, cazabombarderos y aviación de ataque, que se enfrentarían a 18,5 escuadrones de aliados. Según el juego, los rusos serían capaces de tomar Riga y Tallin en 60 horas (aunque no de invadir las repúblicas bálticas al completo, y mucho menos Polonia, por ejemplo).
Cabe considerar que aunque en batallones de maniobra la OTAN en el juego no tiene una gran inferioridad numérica y sería en teoría capaz de resistir, lo cierto es que el juego añade una gran superioridad en fuerzas acorazadas, mecanizadas, de artillería y aviación frontal de apoyo (helicópteros de ataque y aviones de ataque y apoyo aéreo), lo que ayuda entender que finalmente, tras varios días de enconada resistencia, consideren en la RAND que la resistencia se desmoronaría.
Recordar al lector que en el artículo de Iriarte y Revuelta, afirman que Rusia ocuparía las tres repúblicas bálticas en 24-48 horas, las tres, no solamente Tallin y Riga. El motivo de porqué en el estudio publicado en la RAND no hablen de que podrían invadir las tres repúblicas, es porque en 60 horas, con un gran despliegue de medios por parte de los rusos (que sumarían más que todas las fuerzas de su Distrito Militar Occidental al completo), apenas podrían tomar unos pocos kilómetros y eso después de hacer un gran despliegue de potencia de fuego. Lógicamente, durante esos días de combate al Norte de los países bálticos, Polonia y el resto de aliados de la OTAN comenzarían la movilización de fuerzas para frenar un posterior impulso ofensivo hacia al Sur, y las escasas fuerzas rusas en el exclave de Kaliningrado no serían suficientes para cerrar el Suwaki Gap, ya que más de la totalidad de las fuerzas del Distrito Occidental (necesitarían algunos batallones de otros distritos para llegar a 25) estarían comprometidas en la batalla del Norte.
Esto hay que tenerlo muy presente, porque para poder hacer con fundamento y razón esta o aquella afirmación, sobre que un país puede invadir a otro en tal o cual fracción de tiempo, dependerá, naturalmente, de unos datos mínimos sobre el balance militar.
2) Algunas consideraciones sobre el balance militar actual OTAN-Rusia en el área de operaciones del báltica
Lo primero que cabe decir para dar algo de racionalidad operacional y estratégica al relato, es que lo habitual en operaciones militares es que se requiera una proporción de fuerzas ofensivas contra las defensivas de 3 a 1. Es decir, que por cada batallón de infantería en defensiva se deben emplear en ofensiva tres, de este modo se logra obtener una probabilidad de éxito del 65-75% en la ofensiva. Aunque la regla del ratio 3:1 es solamente un aspecto a analizar en un balance militar, sí es el punto de partida y un aspecto esencial en cualquier tipo de análisis militar.
Pues bien, el orden de batalla ruso del Distrito Occidental puede generar entre 25 o 22 batallones de maniobra (página 29 en U.S Strategy for Maintaing a Europe Whole and Free, del CSBA; página 2 en Evaluating Future U.S. Army Force Posture in Europe, Pashe I Report, del CSIS). La OTAN tiene actualmente 4 batallones mecanizados desplegados en Estonia, Letonia, Litnuania y Polonia (fruto de la iniciativa aliada EFP). Además, desde hace meses los EEUU tienen desplegada una brigada acorazada (ABCT) en el Este de Europa (por la iniciativa del Pentágono ERI), dotada de tres batallones mecanizados/acorazados y un batallón de caballería acorazada (lo que dan 4 batallones más). Esto suma 8 batallones mecanizados o acorazados (además de las unidades de artillería de la brigada americana y otras unidades sueltas o destacadas a los batallones). Si multiplicamos 8 por 3 tenemos el número 24. Por lo tanto, Rusia, con entre 25 y 22 batallones de maniobra no llega al ratio 3:1 para tener una elevada probabilidad de éxito en una ofensiva mecanizada, ya que a esos 8 batallones aliados habría que añadir los propios batallones de las repúblicas bálticas y de Polonia, la brigada de vehículos Stryker americana desplegada en Alemania, etc.
Pero la cosa no acaba ahí, porque con la iniciativa ERI, los EEUU están desplegando de forma preposicionada material para varias unidades acorazadas, por lo que en caso de crisis podrían desplegarse muy rápidamente varios batallones de unidades pesadas con los que compensar la situación militar que, aunque ventajosa para Rusia, no lo es abrumadoramente. De hecho, si se suman todos esos batallones aliados, el ratio de fuerzas para Rusia queda muy alejado del 3:1, por lo que la probabilidad de éxito de una invasión limitada de las repúblicas bálticas bajaría del 50%, si se tienen en cuenta todas las fuerzas aliadas desde el área inmediata al Suwalki Gap hacia el Norte, que incluyen unidades OTAN, de EEUU, bálticas y polacas (aunque realizar esos cálculos requeriría de un cuidadoso ejercicio de estado mayor que supera lo que pretende aclararse con este limitado artículo).
No obstante, podría darse el caso hipotético de que a las unidades del Distrito Occidental, los rusos añadieran algunos batallones de su Distrito Sur (que tiene unos 30 batallones de maniobra). Desplegando al área de operaciones del báltico varias de esas unidades y conseguir una masa de maniobra superior a los 22-25 batallones. De hecho, en el año 2016 el CSIS simuló una invasión de 40 batallones de maniobra, aunando batallones de los distritos occidental y sur.
Siguiendo la regla 3:1, harían falta por lo menos 13 batallones aliados para hacer frente a 40 batallones rusos. Teniendo en cuenta que los EEUU tienen una brigada Stryker en Alemania (cuatro batallones) y llevan meses preposicionando material pesado para por lo menos una brigada pesada extra, tenemos en total 8 batallones de maniobra, que se unen a los 8 batallones iniciales (4 OTAN y 4 de la brigada pesada americana desplegada en el Este), lo que dan 16 batallones en total. A ello, habría que sumar las unidades que empezarían a movilizar Polonia, Alemania, etc. El ratio sería bastante inferior al 3:1, por lo que las probabilidades de éxito rusas en un enfrentamiento convencional bajarían del 50%. Iniciar una guerra mecanizada a gran escala contra la OTAN con menos del 50% de probabilidad de éxito, no parece la decisión más sabia que el liderazgo ruso podría tomar.
Por otra parte, a estos números elementales hay que añadir consideraciones extra sobre potencia de fuego, movilidad, doctrina, tecnología militar de cada sistema de armas, etc, que modifican el equilibrio militar convencional respecto al juego de ratios. En ese sentido, es cierto que las fuerzas convencionales de la OTAN, después de tantos años librando campañas contrainsurgencia y de guerra irregular, no están en su mejor momento, y se requiere de un programa con el que aumentar las capacidades y capacitaciones. Tal es así, que en el estudio del CSIS «Evaluating Future U.S. Army Force Posture in Europe, Pashe II Report», se recomienda, además de aumentar el número de batallones de maniobra, hacerlo con unidades de apoyo (como el de una brigada de artillería), sistemas de defensa aérea SHORAD, etc.
Pero la situación y el equilibrio militar dista de estar tan desequilibrado como alarmista y desinformadamente se está dando a entender al público desde ciertas instancias. Por ejemplo, en guerra acorazada, los carros de combate T-72B3 rusos no están a la altura de los Leopard-2 en las diferentes versiones que despliegan alemanes y polacos, o los Abrams del US Army.
Hay que tener muy presente esos datos y hechos, porque si nos quedamos solamente con las informaciones vertidas por artículos como los de Iriarte o el New York Times (que es casi el discurso hegemónico estas semanas en los medios de comunicación occidentales), podríamos tener una gran sensación de inseguridad que no se corresponde con la realidad.
3) El Primer Ejército de Tanques de la Guardia
Otro punto a matizar del artículo de prensa criticado, es la exposición que se hace de la gran unidad de maniobra rusa: el Primer Ejército de Tanques de la Guardia. Más allá del pueril lenguaje sensacionalista y demonizador que se emplea en el artículo, resulta que se dan datos falsos con el único objeto de alarmar, engañar o confundir al gran público (que no tiene que saber de estos asuntos y confía en la buena fe de los periodistas y el bloguero consultado).
Se dice que, según el especialista Phillip Karber, este ejército ruso tiene nada menos que 800 carros de combate, 300 piezas de artillería y una docena de misiles balísticos Iskander. Bien, de inmediato llama la atención el número de 800 carros de combate, porque es algo que no parece muy realista dada la magnitud muy limitada de las fuerzas destacadas en esa gran unidad. Ese dato de 800 carros de combate además se expone con amarillismo y falta inaceptable de seriedad, cuando se afirma que “esas fuerzas superan a los de las fuerzas de la OTAN en los países bálticos”. Recordemos que esa frase tan contundente de los 800 carros sería un refrendo a lo dicho por Iriarte y Revuelta, cuando consultando con un bloguero supuestamente entendido en cuestiones de seguridad, afirman que los rusos podían invadir las tres repúblicas bálticas en nada menos que 24-48 horas.
Pero ocurre que esa cifra de 800 carros no se sabe muy bien de dónde sale, pero tiene todo el aspecto de ser una exageración, tal y como procederé a explicar. El Primer Ejército de Tanques tiene entre dos y tres divisiones actualmente en activo, con la posibilidad de que la cifra en un futuro pueda llegar a seis divisiones (algunas fuetes incluso hablan de ocho, pero eso ha de confirmarse). Originalmente se formó con las Divisiones Segunda Tamanskaya Acorazada y Cuarta Kantemirovaskaya Motorizada (Mecanizada), aunque no podemos estar seguros de las tablas de organización rusas presentes para esas dos divisiones, vamos a suponer (para hacer una estimación muy por lo alto) que conservarían una estructura similar a las de la época soviética, con unos 12.ooo efectivos. A esas dos divisiones (que presuponemos de organización regimental y magnitud soviética) se les unirían otras cuatro nuevas divisiones, pero que serían divisiones más pequeñas, conformadas por unos 6.000 o 7.000 personas. Eso suma unos 48.000 efectivos como máximo, cuando se termine de organizar ese ejército.
Pues bien, revisando lo que dicen los mismos rusos sobre su Primer Ejército de Tanques resulta que esta gran unidad tendrá unos 35.000-50.000 militares, con un número de tanques que no bajará de entre los 500 y 600, con 600 y 800 vehículos de combate de infantería y 300 piezas de artillería (cifras que dan por correctas en la Jamestown Foundation). Revisando las cifras de Karber, parece evidente que ha habido una errata y se han confundido las cifras de vehículos de combate de infantería (los 800) con los de carros de combate. Siguiendo líneas soviéticas, la división acorazada Tamanskaya tendría como máximo unos 240 carro, mientras que la Kantemirosvaskaya aproximadamente un tercio de esa cantiadad. Como de las cuatro divisiones ligeras nuevas (de la mitad de tamaño que una soviética) dos son motorizadas y dos de carros de combate, tendríamos que como mucho el Primer Ejército de Tanques de la Guardia, efectivamente tendría unos 600 carros de combate. Eso siguiendo tablas de organización soviéticas, porque los batallones y regimientos rusos ya no siguen esa organización, motivo por el que manejan una horquilla a la baja de 500 y 600 en el caso que las seis divisiones estén totalmente completas. Porque como el mismo Karber dice más adelante, eso todavía dista de ser así. Y mantener las unidades al completo será, cuanto menos, muy complicado.
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