En las últimas horas, después de días de una enorme expectación y en el marco de la feria aeronáutica MAKS 2021, la corporación rusa United Aircraft Corporation (UAC) ha presentado el Sukhoi Su-75 Checkmate un cazabombardero ligero, supuestamente de quinta generación y con una evidente vocación exportadora. Hasta el momento se desconoce de dónde han salido los fondos que han permitido la rapidísima puesta en marcha de este diseño aunque el viceprimer ministro ruso, Yuri Borisov, ha declarado ante reporteros de la agencia Interfax que se está desarrollando para un cliente en concreto. Mientras continúan las especulaciones, a lo largo de las próximas líneas haremos un repaso a tanto lo que se sabe de este aparato, como a los interrogantes que plantea su futuro.
A lo largo de esta semana, con cuentagotas, han ido apareciendo en diversos foros, redes sociales y páginas de Internet, imágenes cada vez más reveladoras del Sukhoi Su-75 Checkmate (aunque en puridad habría que hablar del Sukhoi LTS Checkmate en su prototipo T-75), Hablamos de un aparato monomotor, ligero, diseñado en gran parte tomando lecciones aprendidas durante el desarrollo de su «hermano mayor», el archiconocido Su-57 Felon. La empresa no oculta que su intención de luchar por un mercado internacional, antes prácticamente cautivo y que Rusia ve con preocupación como va quedando en manos de otros competidores, caso de China.
A priori, no parece una mala idea, máxime si como se asegura en algunos foros, el precio de adquisición -para Rusia-, ronda los 30 millones de dólares, muy por debajo de cualquier competidor de quinta generación. Esto, de ser cierto, sería posible gracias al uso de tecnologías y sistemas desarrollados para el Su-57, incluyendo los motores Izdeliye-30. Ahora bien, no todo son luces. Sin embargo, no aventuremos acontecimientos y vayamos al principio.
La presentación del Su-75 Checkmate
Tal y como hemos dicho, aunque el rumor de un nuevo aparato venía de lejos -de décadas, incluso-, apenas hace unas semanas que se empezó a especular en serio con la idea de la presentación de un nuevo cazabombardero ligero durante la celebración de la feria aeronáutica MAKS 2021. A estas informaciones, generalmente «macutazos» que terminaban filtrándose en foros rusos -cuando no filtraciones interesadas de la industria- siguieron la pasada semana las primeras imágenes filtradas. En ellas se veía un aparato hasta entonces desconocido, cubierto por una tela negra que apenas dejaba aventurar que se trataba de un diseño monomotor y con una toma de aire central ubicada bajo y alrededor de la cabina.
Pronto empezaron los intercambios de opiniones, con diversos montajes y referencias a diseños nonatos no solo rusos, sino también estadounidenses como el MiG 1.44 o algún concept de caza low cost de la antigua Grumman. Ahora bien, lo interesante de estas primeras informaciones era que muchas de ellas ya eran capaces de acercarse con bastante exactitud a la que es la configuración real del Sukhoi Su-75 Checkmate. En concreto, se hablaba de un aparato de unas 18 toneladas de peso, monomotor, con formas furtivas, una relación peso potencia cercana a 1:1 (el motor Izdeliye-30 ofrece un empuje, según las fuentes, de más de 14 toneladas), capacidad para transportar entre 6 y 7 toneladas de combustible, recubierto de material absorbente, con bodegas internas para maximizar la furtividad y dotado de un radar AESA miniaturizado.
Sin embargo, faltaban muchos detalles fundamentales, algunos importantes, como la ubicación de las más que previsibles bodegas internas, la configuración del cockpit, de la entrada de aire, de los trenes de aterrizaje, que en la distancia levantaban disputas en torno a la posibilidad de ser un aparato navalizado, etc. Para tener más detalles habría que esperar a los días 18 y 19 de este mes, cuando aparcado ya en el pabellón en el que iba a ser mostrado al mundo, algunos empleados de la feria o de la propia empresa, en algunos casos seguramente de forma interesada para provocar hype, fueron filtrando más y más imágenes.
Ya en el pabellón, las imágenes y tuits no se hicieron esperar. Sin embargo, las informaciones más interesantes no llegarían hasta la visita del Presidente de la Federación Rusa, Vladímir Putin, a quien le sería presentado el aparato, lo que generaría no pocas bromas a propósito de la cara de escepticismo del presidente ruso. Durante esta corta presentación, se confirmaba la posición de las tres bodegas, dos laterales y una central, tal y como puede en una imagen de la propia UAC publicada en el blog de Charly015 que encontraréis al final del artículo.
Precisamente la disposición de las bodegas, unida a su reducido tamaño, sembrarían dudas sobre la capacidad de estiba de un aparato que tampoco parecía contar con excesivos puntos de anclaje bajo las alas, por no decir ninguno (evidentemente, aunque la empresa se empeñe en decir que este es el aparato que realizará las primeras pruebas de vuelo, habrá numerosos cambios en el futuro), lo que haría imposible configuraciones tipo beast mode. En cualquier caso, algo secundario en aparatos que aspiran a maximizar la furtividad, aunque muy útil todavía en según qué escenarios. Del mismo modo, también se ha debatido bastante sobre el tipo de armamento que podría llegar a incorporar, a pesar del despliegue de maquetas de misiles que acompañaron la presentación del Su-75 Checkmate, ya que se duda de la capacidad de las bodegas para albergar una combinación adecuada de misiles aire-aire, de ataque a tierra, antibuque, etc. Al fin y al cabo, con relativamente tan poco espacio, el número de posibilidades se reduce, marcando a su vez las posibilidades tácticas del aparato.
Al fin, tal y como estaba previsto, el día 20 a las 15:00 horas (hora local), se llevó a cabo la tan ansiada presentación, muy vistosa desde el punto de vista estético y de la que se han podido extraer interesantes capturas, pero que en realidad apenas servía para aportar nada desde el punto de vista técnico y mucho menos para despejar dudas. A esto último tampoco contribuyó, desde luego, la contrariada cara de Vladímir Putin unas horas antes, ni algunas de las entrevistas de directivos de UAC y Rostec publicadas más o menos al mismo tiempo por las agencias de noticias rusas. No obstante hay que reconocer que desde el punto de vista de la organización nos sacan varios lustros de ventaja, a tenor de lo visto recientemente en Cartagena a propósito de la deslucida ceremonia de puesta a flote del submarino S-81 «Isaac Peral».
Características técnicas del Su-75 Checkmate
Somos conscientes de lo aventurado de hablar de características técnicas, cuando la información real sobre el proyecto ha corrido con cuentagotas y ha sido férreamente controlada por Rostec y los medios controlados por el Kremlin. Especialmente cuando, según directivos de la empresa diseñadora, todo el proyecto se ha sacado adelante en poco más de un año, recurriendo por completo al diseño digital y al uso de supercomputadoras amén, eso sí, de a todo el know how y feedback heredados del programa Su-57.
Se insiste en ideas cardinales como la modularidad, la arquitectura abierta, un mantenimiento y operación simplificados, apto para países con recursos e infraestructuras limitadas (pistas cortas y sin preparación) y en sus capacidades todo-tiempo. Por lo demás, no dejan de ser conceptos aplicables a cualquier diseño que se precie desde hace años, con lo que, a falta de datos concretos, no deben sobrevalorarse.
Como aspectos más concretos, se ha hecho referencia a la capacidad de mantener vuelos sostenidos a velocidades superiores a Mach 1, aunque no se ha hecho referencia específica a que cuenten con capacidad de supercrucero, es decir, de mantener vuelos supersónicos a plena carga (bodegas llenas) y sin recurrir a postquemadores. También se ha dado, en referencia a la capacidad de carga de combustible, una horquilla de entre 6 y 7 toneladas, suficiente para un alcance superior a los 2.000 kilómetros (1.242 millas).
Uno de los aspectos más interesantes es el del futuro radar, apuntando todo hacia la elección de un diseño AESA que podría ser una adaptación del N036B Byelka (operando en banda X) de los Su-57, diseñado por la oficina de diseño Tikhomirov NIIP. Se habla a su vez de la capacidad de operar en ambientes saturados de carga electromagnética y para enganchar, incluso en estas condiciones, hasta a seis blancos. Lo que no se espera es que incluya ni radar trasero ni los radares de apoyo que los Su-57 llevan en la parte anterior de las alas (N036L). Por lo demás, la mayor parte de equipos serán seguramente heredados, contando con alertadores de aproximación de misiles (el Su-57 utiliza los 101KS-U-2), perturbador láser, localizador óptico infrarrojo, etc.
De lo que poco o nada se sabe es de los aspectos más intangibles, como la capacidad de operar en red, las asistencias al piloto, el futuro casco que equipe a estos mismos pilotos, etc. Es decir, de todas aquellas características que en la guerra aérea moderna, especialmente más allá de la línea visual (no se espera utilizar un aparato de este tipo en combate cerrado), marcan la diferencia. La empresa insiste en que la Inteligencia Artificial permitirá reducir de forma sustancial la carga de trabajo del piloto, permitiendo que se concentre en tareas como la localización de objetivos o el combate, pero sin ofrecer más detalles.
Respecto a la configuración del propio aparato, hay poco que decir. Tanto las alas como las derivas o el frontal no ofrecen ninguna novedad reseñable respecto a otros aparatos comparables ni por disposición, ni por nada. Quizá el detalle sobre el que más se ha hablado es el de la entrada de aire trapezoidal bajo la cabina, ensanchada hacia los lados para dar cobijo a las bodegas laterales y que se divide longitudinalmente en dos conductos que todo indica se curvan hacia arriba para alimentar al motor. De esta forma deberían, teóricamente, favorecer la furtividad, uno de los aspectos más controvertidos del Su-57 a pesar de que con el tiempo han ido apareciendo detalles sobre la configuración interna que han despejado -solo en parte- las dudas. Lo que sí está claro una vez más es que no hay nada que reduzca la pluma térmica del motor, con soluciones como las adoptadas en los F-22 Raptor, por ejemplo, que buscan maximizar el sigilo y con ellos las posibilidades de ser detectados y enganchados. Tan es así que la enorme tobera vectorial del motor Izdeliye-30 queda completamente al aire.
La cabina sí presenta novedades respecto a otros aparatos rusos, incluso modernos como el Su-35 que recurre a dos pantallas. De hecho, se asemeja -por razones obvias- a la evolución presentada en 2019 para el Su-57 Felon, caracterizada por una pantalla digital de grandes dimensiones y un número relativamente reducido de botones e interruptores analógicos.
Por último, pasando ya a las características básicas, de peso, tamaño, etc, tenemos las siguientes estimaciones, con mero carácter orientativo y a falta de más datos:
- Longitud total: 16.50 m
- Peso en vacío:
- Carga útil: + 7 toneladas
- Peso máximo al despegue:
- Empuje: 30.000 libras
- Velocidad máxima: Mach 1.6
- Capacidad de combustible: entre 6 y 7 toneladas
- Alcance: Entre 2.000 y 3.000 kilómetros
¿Un futuro éxito de ventas?
Está fuera de todo debate que la razón de ser principal del Shukoi Su-75 Checkmate reside en el mercado de exportación. Rusia, aunque en los últimos años ha seguido exportando aparatos de cuarta generación (variantes de los MiG-29 y Su-27 principalmente), además de aviones de entrenamiento y transporte, se está quedando estancada y observa con preocupación los éxitos de nuevos competidores.
Es el caso de Corea del Sur, que no solo está embarcada en el desarrollo del Kai KF-21 Boramae, sino que en los últimos tiempos ha logrado hacer del Kai T-50 Golden Eagle, un avión de entrenamiento que también se exporta en configuración de caza ligero y que se ha convertido en un éxito de ventas. Lo mismo podría decirse de Suecia, que ha logrado con otro aparato ligero y monomotor, el Saab 39 Gripen y con su evolución, el Gripen NG, importantes contratos, como el brasileño o el sudafricano. Por supuesto, China supone, aun en términos potenciales, una amenaza enorme. Las últimas versiones del Chengdu JF-17 son una alternativa perfectamente válida para muchos países, especialmente del tercer mundo. Lo que es peor para Rusia, China cuenta con una capacidad diplomática y de presión en regiones como África, el Sudeste asiático o Iberoamérica, que sobrepasa en mucho a la de Moscú. Simple y llanamente, aunque sus productos de exportación sean peores, las inversiones chinas en activos estratégicos en muchos de estos estados y el volumen que destina en concepto de ayuda al desarrollo (por supuesto con objetivos extractivos y comerciales para nada desinteresados) justifican en muchos casos que los gobiernos se inclinen, cada vez más, por comprar material de defensa de origen chino. Por último, aparatos como los F-16 estadounidenses parecen estar viviendo una segunda vida en cuanto a exportaciones, contribuyendo a hacer todavía más competitivo un mercado que Rusia necesita para asegurar la viabilidad de su industria de defensa.
Dicho todo lo anterior, el Su-75 Checkmate es, sobre el papel, una jugada maestra y se podría decir que abre una nueva era para el país, al diseñar un caza de encargo. Claro está, por el momento desconocemos cuál es el país que ha aportado la financiación necesaria para llevar el programa al estadio actual. Se especula, pues en el pasado hubo conversaciones a tal efecto, con que pudieran ser los Emiratos Árabes Unidos, aunque podría haber otros candidatos igualmente válidos, desde Arabia Saudita, con quien también mantienen relación, hasta India, con quien colaboraron en un principio para el Su-57 Felon.
Independientemente de cual sea el patrocinador y el cliente de lanzamiento, lo importante pasa por ver qué otros estados podrían lanzarse en el futuro a adquirir el nuevo caza ligero ruso. Como suele ser habitual, países como Argentina siempre salen a la palestra en estos casos, lo mismo que Venezuela y muy especialmente Argelia y Egipto, todos ellos clientes tradicionales del material ruso. Lo mismo podría decirse de varios países del Sudeste asiático y de Asia Central.
Sin embargo, aunque se repite como un mantra la cifra de 30 millones de dólares por aparato, esta no deja de ser una falacia en toda regla. En primer lugar, porque en el mejor de los casos, se trataría del precio para la propia Federación Rusa. En segundo lugar, porque al coste unitario habría que sumarle equipos adicionales, simuladores, entrenamiento y armamento, entre otros (cuando no los motores, tema que suele ser polémico) lo que incrementaría notablemente la factura final. Es mucho más razonable determinar un coste, llave en mano, del orden de los 70-90 millones de dólares por unidad, cifra que seguiría siendo competitiva, pero que ya limita el número de países que podrían afrontarla.
Además, hay otro aspecto polémico al que no suele atenderse en los foros: no todos los países pueden hacerse cargo del mantenimiento y operación de un aparato de caza moderno. En algunos casos, a pesar de los servicios ofrecidos por el país que exporta el aparato, las tasas de operatividad terminan siendo muy bajas o incluso nulas. En otros casos, se ven forzados a contratar incluso a los pilotos. Es muy posible que esto sea un hándicap de cara al futuro exportador del Su-75 Checkmate.
Con todo, en algunos foros se habla de unas perspectivas de ventas que podrían rondar los 300 aparatos en un plazo de 15 años, aunque no se especifica si a partir de que la primera unidad de serie esté lista (la empresa afirma que lo estará en 2026) o desde el momento de la presentación. Sea como fuere, es una cifra totalmente alejada de la realidad, no solo por la cantidad de clientes necesarios y lo costoso de cerrar los tratos, sino porque las propias capacidades de producción de la industria aeroespacial rusa son limitadas y hay varios contratos en marcha que distraen empleados y espacio en las fábricas.
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