Al inicio de este trabajo, hacemos una clasificación de los tipos de blindados existentes, estudiando a continuación, sus necesidades en lo referente a sus sistemas de armas, para cumplir las misiones que, generalmente, se les pueden encomendar. Dejando aparte las municiones, que serán objeto de un futuro trabajo en Ejércitos, se estudian los diferentes elementos que influyen en su potencia de fuego, tales como las armas, los soportes, torres y estaciones de control remoto, imprescindibles para que cualquier blindado pueda desarrollar sus cometidos con la necesaria eficacia.
Sin lugar a dudas, para cualquier carro o blindado, la potencia de fuego es su característica principal pues, nos guste o no, es la más determinante de sus posibilidades y capacidades de actuación, para hacer frente a todo tipo de objetivos, o bien, nos indica, precisamente, a qué clases de objetivos puede enfrentarse con algunas posibilidades de éxito. Por ejemplo, un blindado de reconocimiento con una ametralladora de 12,70 mm, tiene grandes posibilidades para oponerse a otros vehículos ligeros de reconocimiento o de transporte de personal, dotados de ametralladoras; sin embargo, su capacidad para combatir contra carros armados con cañones de 120 mm y con una protección de alto nivel, simplemente, tenderá a cero, por lo que su mejor opción pasará por evitar el enfrentamiento directo.
En consecuencia con lo anterior, debemos considerar que la potencia de fuego de los blindados dependerá, en primer lugar, de las funciones que tengan que llevar a cabo y, por lo tanto, de las fuerzas enemigas a las que tendrán que enfrentarse, lo cual dependerá, primero, del empleo táctico que haga el oponente de sus unidades y, después, de la orgánica de esas unidades. Por supuesto, será primordial el armamento que monte y los equipos de visión y puntería con que esté dotado, lo cual significa, simple y llanamente, que es necesario un elevado aporte económico, acorde con su imprescindible eficacia. En consecuencia, la potencia de fuego de cada blindado tendrá que ser seleccionada según las posibilidades económicas de los ejércitos usuarios. Es decir, que es necesario buscar el equilibrio entre la capacidad real de los vehículos y las posibilidades económicas de los compradores.
A continuación, vamos a hacer una breve clasificación de los principales tipos de blindados en servicio, incluyendo los carros de combate, describiendo seguidamente los sistemas de armas más significativos, así como los equipos que los integran o pueden integrarlos.
Tipos de blindados actuales y futuros
Dando por seguro que, en el futuro a corto y medio plazo, no es previsible que aparezcan blindados muy diferentes a los actuales, lo normal será que cada Ejército disponga de varias familias acorazadas, dotadas de una serie de vehículos que, según sus funciones, dispongan de la potencia de fuego determinada.
A continuación, haremos una clasificación de los principales tipos de blindados en servicio, que nos sirva de partida para estudiar los principales sistemas de armas, que puedan ser utilizados para cumplir las misiones que les sean encomendadas. A grandes rasgos, es posible diferenciar los siguientes modelos de blindados:
- Carros de Combate (CC), entre los que cabe diferenciar los modelos principales de combate o MBT (Main Batle Tank, en terminología británica) y los ligeros o de reconocimiento.
- Vehículos de Combate de Infantería/Caballería (VCI/C), y Vehículos de Transporte de Tropas / Transportes Acorazados de Personal (VTT).
- Vehículos de Reconocimiento y Combate (VRC).
- Vehículos de Combate de Zapadores (VCZ).
- Cazacarros o Vehículos de Defensa Contracarro (VDCC).
- Vehículos de Defensa Antiaérea (VDAA).
- Piezas Autopropulsadas de Artillería (ATP).
- Lanzacohetes Múltiples (MLRS)
- Vehículos Portamorteros (VPM).
- Otros modelos. Entre ellos, cabe incluir los de puesto de mando, transmisiones, desactivación de explosivos, vehículos escuela, defensa NBQR, de carga, municionamiento, etc. La inmensa mayoría de estos ejemplares disponen únicamente de una ametralladora, normalmente de 12,70 mm, en un soporte sencillo o con un riel circular, colocado sobre la cabina de personal, como arma de autodefensa. Como es obvio, las ambulancias deben considerarse una excepción, ya que no deben llevar ningún tipo de armamento.
Carros de combate
Los carros, como principales elementos del combate, son los blindados que poseen una mayor potencia destructiva, por lo que integran un potente cañón diseñado expresamente para realizar fuegos con puntería directa, siendo muy importante que incorporen también varias armas ligeras (sobre todo ametralladoras) que les sirvan tanto para defenderse a distancias cortas como para atacar objetivos no protegidos, ahorrando así los siempre escasos proyectiles de cañón. Aunque depende de los diferentes fabricantes y Ejércitos usuarios, la norma general es que el armamento secundario esté formado por:
- Una ametralladora de 7,62 mm en montaje coaxial con el cañón, que servirá a pequeñas distancias y contra objetivos descubiertos, aunque existen no pocas excepciones.1
- Una ametralladora de grueso calibre (12,70 mm) para defensa antiaérea inmediata (¿?) situada en el techo de la torre, que también es muy útil para batir objetivos ligeramente protegidos. Sin embargo, ante la poca eficacia de un arma de este tipo contra los actuales medios aéreos, en algunos casos ha sido sustituida por otra del mismo calibre que la coaxial (Challenger, Leopard 1/2, Merkava, Centauro, Ariete…). De todas formas, puede ser muy eficaz para dificultar la actuación de aviones en vuelo rasante y, sobre todo, de los helicópteros de ataque.
- Siguiendo el ejemplo del Merkava israelí, algunos carros han recibido una segunda ametralladora sobre la torre (M-1 Abrams, Rokit, Centauro…) e, incluso, una tercera sobre el escudo del cañón. De hecho, el desarrollo de modelos de carros con medidas especiales para la lucha en zonas urbanizadas, está aconsejando la colocación de varias ametralladoras que, por lo demás, deben ser capaces de batir objetivos situados en las zonas altas de los edificios y, a ser posible, que sean manejadas por control remoto, sin necesidad de que el tirador se exponga al fuego enemigo, es decir, que vayan montadas sobre RCWS, con posibilidad de hacer fuego con grandes ángulos de tiro2.
Actualmente, con la incorporación de diversos tipos de municiones, los modernos sistemas de lanza-artificios, entre los que destaca el Galix francés, han pasado a formar parte del armamento secundario al poderse usar en acciones contra personal; sin embargo, el corto número de ingenios transportados sólo las habilita para acciones defensivas en casos muy puntuales, como protegerse de los equipos cazacarros por ejemplo. Es decir, realizan la misma función que puede hacer el Merkava israelí con el mortero de 60 mm, que lleva instalado en el techo de la torre. Solo a título de ejemplo, citaremos que, inicialmente, el Galix dispone de las siguientes municiones: fumígena normal (FUM); fumígena de banda ancha o anti-infrarroja (FUM.VIR); antipersonal de efecto dirigido (APDR); antipersonal de autodefensa de muy corto alcance (APTCP); señuelo antimisil de guía IR (LEUR.IR); cohete iluminante (ROQ.ECL); y lacrimógena (LACRY). Además, existen otras municiones inertes para ejercicio.
Aunque, desde hace bastantes años, existen diversos estudios encaminados a buscar cañones de nuevo desarrollo, con los que puedan aumentarse el alcance y la capacidad de perforación de los proyectiles3, entre los que cabe destacar los de carga de proyección líquida, así como los híbridos y eléctricos (térmicos y magnéticos), lo cierto es que no parece probable que ninguno de esos equipos estén operativos para ser instalados en blindados, en un plazo de tiempo corto o medio (actualmente, están siendo probados sobre buques de guerra, que admiten la instalación de sistemas de gran tamaño y peso). Sin embargo, ya existen algunos proyectos encaminados a conseguir cañones convencionales pero de mayor calibre, de 130 o 140 mm, por ejemplo e, incluso, de 152 mm en el caso ruso4. Otro caso distinto son los cañones láser de alta energía, de los que ya existen algunos modelos bastante pequeños, utilizados por ahora para misiones C-RAM (Contra Cohetes, Artillería y Morteros), destruyendo proyectiles en vuelo, pero que, por el momento, no parece que puedan servir como armas para los blindados, siendo necesario que esperemos algunos años más.
Otra alternativa, que está en pleno auge, consiste en utilizar cañones lanzadores de misiles que, con alcances de hasta 8.000/10.000 metros, admiten diferentes sistemas de guía (autodirector pasivo, haz láser codificado y guía láser semi-activa, principalmente) y cabezas de guerra (cargas huecas sencillas o en tándem, rompedoras, termobáricas, autoforjadas, multiuso, etc). Considerando que la lucha contracarro ha dejado de ser prioritaria, es fácil comprender el gran interés que han despertado a pesar de que no son ninguna novedad5. Así, aparte de los rusos que son sus principales valedores y cuentan con versiones plenamente operativas de 100, 115 y 125 mm (AT-8 Songster, AT-10 Stabber, AT-11 Sniper, AT-12 Sheksna…), encontramos otros proyectos de 105 y 120 mm de procedencia ucraniana (Falarick), alemana (Spear), francesa (Polynege), israelí (Lahat y Excalibur), norteamericana (XM943 STAFF, X-ROD, MRM…), etc. Por lo tanto, a corto o medio plazo es más que probable que su empleo sea extensivo, al menos entre los Ejércitos más poderosos. Obviamente, su inconveniente más importante es su elevado precio. No olvidemos que los misiles actuales pueden alcanzar un precio de 5 a 15 veces superior, al de otros modelos ya anticuados, aunque perfectamente válidos para muchos ejércitos, como el Milan o el Tow básico, por citar solo dos modelos muy extendidos.
Sin duda, los rusos son los mayores usuarios de mecanismos automáticos de carga, introducidos en todos sus carros a partir del T-64. Sin embargo, el sistema empleado, constituido por un carrusel situado debajo del cañón con los proyectiles y cargas de proyección en posición horizontal o vertical, ha cosechado una pésima reputación, al comprobarse en diferentes enfrentamientos, una excesiva tendencia a que las municiones explosionen tras un impacto. Por ello, en proyectos posteriores, como en el Black Eagle, cambiaron la disposición del conjunto, situándolo en la parte trasera de la torre, a semejanza de los que dotan otros carros como el francés Leclerc, los japoneses Tipo 90/10, o el T-84 Oplot ucraniano, aunque también es cierto que en el moderno Armata6 han vuelto al cargador tipo carrusel. Supongo que esta decisión se debió a que la cabina de personal está totalmente aislada del alojamiento del cargador, cuya explosión estará dirigida hacia fuera del vehículo.
La mayoría de carros actualmente en desarrollo, con algunas excepciones, disponen de cargadores automáticos que, indudablemente, mejoran su eficacia en combate, sobre todo para realizar la carga con el vehículo en movimiento. Por ello, cabe esperar que, en el futuro, su uso será considerado indispensable, especialmente si son dotados de cañones de mayor calibre, cuyas municiones alcanzan un peso excesivo para la carga manual.
Como dato interesante para otros proyectos futuros, creo que es conveniente citar que existen dos carros, el ligero MGS Stryker norteamericano y el T-14 Armata ruso, cuyas torres son realmente RCWS, dado que los tripulantes van alojados en la barcaza del vehículo, controlando todos los elementos por control remoto. Aunque este diseño está siendo estudiado por los principales ejércitos del mundo, todavía presenta algunas incógnitas que habrá que solucionar, antes de que se decida su implantación definitiva. El tiempo lo dirá.
Una dirección de tiro está formada por los elementos imprescindibles para localizar, adquirir y seleccionar los objetivos, apuntar las armas y realizar el fuego. Para ello, incluirá los equipos y sistemas siguientes: De accionamiento de la torre y cañón; visión y puntería; calculadora balística; sensores; y sistema de estabilización, tanto de las armas como de la óptica.
El sistema de accionamiento de la torre y cañón está formado por otros dos: uno mecánico y manual de emergencia, manejado por el tirador; y otro principal, eléctrico o electrohidráulico con dos mandos, el del tirador y el del jefe de carro, que debe ser prioritario. La tendencia actual nos indica que son utilizados masivamente los sistemas eléctricos, dado que son menos propensos a provocar incendios.
Para que un carro sea capaz de hacer fuego con grandes posibilidades de impacto al primer disparo, a una distancia mínima de 2.500 metros, tanto de día como de noche y ante cualquier circunstancia meteorológica, deberá incluir equipos integrados de visión y puntería (telémetro láser y visores diurnos/nocturnos) con posibilidad de ser manejados indistintamente por el tirador o el jefe de carro. Además, la práctica totalidad de los carros modernos incorporan conjuntos de visión independientes y estabilizados para el jefe de carro, que cuentan con otro telémetro láser y visores día/noche, que le permiten observar el terreno de forma autónoma y en cualquier dirección. Una vez detectado el blanco, tiene la opción de transferir los datos de tiro a la calculadora electrónica, que apunta el cañón y el sistema principal de puntería de forma automática, lo que agiliza enormemente los tiempos de reacción. Es decir, disponen de lo que se llama capacidad “hunter killer” o “cazador asesino”.
Para hacernos una idea de la importancia dada a los visores independientes para el jefe de carro, baste con citar que en el mercado internacional es posible adquirir numerosos modelos con características muy diversas (diurnos, con intensificadores de luz o cámaras térmicas, para blindados de todas las categorías…) fabricados en países tales como Alemania (PERI R17A1/A2, PERI RTWL 17, PERI CDR), Bielorrusia (PNK-4 CR), Bulgaria (BDIN3, TKN-3P/3BP y ZORA 2), Eslovenia (COMTOS 55/72/84), Estados Unidos (M938, CPS-I, CITV, CIV…), Israel (SPDNS, CS-30/35…), Italia (Attila), Polonia (TKN-3Z y POD-72), Rusia (TKN-1SM, TKN-3M, TKN-AI, STTV…) y Ucrania (PNK-4SR y PNK-5). Mención aparte merece Francia, principal impulsora de estos equipos, que ofrece una gran variedad de modelos (familia VS-580, MVS-580/580NP, HL-70/80/120, M-398, VIGY…) utilizados por diferentes Ejércitos de todo el mundo. Su principal inconveniente es, como en otros muchos equipos de moderna tecnología, su precio que, en este caso, puede superar los 200.000 €.
La calculadora balística es el elemento principal de la dirección de tiro, pues a través de ella son introducidas las correcciones de puntería al cañón, una vez que le llegan de manera automática o manual los parámetros necesarios, que cabe resumir en: Distancia al blanco, proporcionada por el telémetro; tipo de munición, de selección manual; inclinación del eje de muñones, que es uno de los factores que más afectan a la eficacia del tiro, por lo que debe calcularse de forma automática; velocidad angular del blanco, imprescindible para hacer fuego contra objetivos en movimiento; desgaste del cañón, que puede ser calculado de forma automática o manual, siendo recomendable la primera opción.
En lo referente a la resistencia del aire, que depende de la presión atmosférica y temperatura, así como la temperatura de la munición y la dirección y velocidad del viento, si bien pueden hacerse de forma automática, mediante un sensor meteorológico, también es admisible que, al igual que el arqueo del tubo, puedan hacerse de forma manual o, simplemente, no se tengan en cuenta7.
Por supuesto, lo más eficaz es que la mayoría de los parámetros se obtengan automáticamente; sin embargo, atendiendo a su distinto grado de influencia y al elevado precio de los equipos, los fabricantes ofrecen versiones para todas las necesidades y posibilidades. Por consiguiente, creo que lo más apropiado es que cada tipo de vehículo debe ser estudiado de manera independiente, antes de elegir la configuración definitiva del sistema.
En resumen, además del telémetro láser y los visores diurnos/nocturnos (sin lugar a dudas, cámaras térmicas), una moderna dirección de tiro debe incluir, como mínimo: calculadora electrónica, sensor de inclinación del eje de muñones y sensor de velocidad angular del blanco. El resto de factores, según los casos, cabe la posibilidad de despreciarlos, o bien introducirlos de forma manual.
En lo referente a los sistemas de estabilización para el tiro en movimiento, hemos de aclarar que para que sean eficaces, deben afectar tanto a los equipos ópticos (visores giroestabilizados) como al cañón, actuando directamente sobre el sistema de accionamiento de la torre. Mientras que los sistemas antiguos sólo ofrecían una estabilización primaria, los equipos actuales permiten hacer fuego con el carro a velocidad media casi en idénticas condiciones que parado, por lo que, prácticamente, todos los carros modernos montan uno de estos sistemas que, en líneas generales, están constituidos por: calculadora, varios giróscopos en la torre y casco, traductor de elevación del cañón, y mecanismos de seguridad, además de los correspondientes visores estabilizados.
El Merkava 3 introdujo como novedad un sistema de seguimiento automático del blanco que, al parecer, presentó algunos problemas. Subsanados éstos, el siguiente carro de la saga, el Merkava 4 recibió un modelo modificado de segunda generación con canal diurno (cámara de TV) y nocturno o para malas condiciones meteorológicas (cámara térmica). Aunque todavía habrá que esperar algún tiempo para que su uso sea generalizado, lo cierto es que los principales carros en servicio ya están siendo probados con equipos similares, si bien, por el momento, no tenemos datos concretos acerca de su eficacia.
El caso de los carros ligeros es muy parecido al de los carros principales, ya que, generalmente, montan un armamento muy parecido, formado por un cañón, generalmente de 105 mm, aunque cada día hay más modelos de 120 mm8, una ametralladora coaxial y una o dos sobre el techo de la torre. Por lo tanto, su dirección de tiro deberá ser muy parecida o, en el mejor de los casos, algo simplificada, pero con pocas diferencias. De hecho, es bastante habitual que los carros ligeros incorporen directamente una dirección de tiro de carro principal, con las modificaciones que se consideren necesarias. Un claro ejemplo es el sistema TURMS-T que dota a los carros Ariete y Centauro italianos.
A continuación, tomando como base los datos citados para los carros, repasaremos los sistemas de armas del resto de blindados que, por razones sencillas, serán muy similares pero simplificados por razones de economía y racionalidad. Veamos un ejemplo: Si un VTT armado con una ametralladora de 12,70 mm, eficaz hasta 1.200 metros, lo dotamos con un telémetro láser, un visor diurno y una cámara térmica, todos ellos de un alcance máximo de 10.000 metros, el usuario estará muy contento pero, ¿será realmente necesario?, ¿es una solución racional, tendiendo en cuenta el precio elevado de los equipos?. Por supuesto, si el Ejército en cuestión es rico, pues perfecto. Pero si, como es habitual, sus posibilidades económicas son limitadas, sería un despilfarro. En consecuencia, en este caso, sería perfectamente válido la selección de equipos de alcances eficaces no superiores, como máximo, a 3.000 o 4.000 metros, y que, obviamente, serán de un coste muy inferior a las de mayores capacidades.
Vehículos de Combate de Infantería/Caballería (VCI/C) y Vehículos de Transporte de Tropas (VTT)
Al haberse diseñado para que las tropas transportadas puedan combatir a cubierto el mayor tiempo posible, la potencia de fuego de los VCI/C ha de permitirles hacer frente a objetivos muy diversos como blindados de reconocimiento, otros vehículos de combate, tropas al descubierto o protegidas, helicópteros, etc. Llegado el caso es conveniente, incluso, que sean capaces de defenderse ante un ataque de carros. Por todo ello, además de contar (cada vez menos) con rótulas o ventanas para disparar con armas portátiles9, montan un cañón automático y una o varias ametralladoras, a ser posible, con mando desde el interior.
Asimismo, cada vez es más normal que incorporen, al menos un porcentaje de ellos, lanzadores de misiles contracarro (Bradley norteamericano, series BMD y BMP rusos, Marder mejorado y Lynx alemanes, K21 surcoreano, Tulpar y Kaplan turcos…), si bien tengo serias dudas sobre la rentabilidad de estos sistemas para los Ejércitos con recursos limitados. Tengamos presente que el número de misiles transportados ha de ser forzosamente reducido, por lo que sólo podrán emplearse en circunstancias excepcionales y como armas de autodefensa. Si además consideramos el precio elevado de los elementos necesarios (lanzadores, misiles, sistemas de guía, etc), llegaremos a la conclusión de que dotar los vehículos de combate con lanzamisiles es un lujo al alcance solamente de los Ejércitos más poderosos desde el punto de vista económico.
El resto tendrán que conformarse con crear unidades heterogéneas que incluyan vehículos especiales (cazacarros, defensa antiaérea, apoyo de fuegos, etc) que, utilizados de manera conjunta y en el momento y lugar oportunos, obtengan la superioridad deseada sobre el enemigo. Inicialmente, los primeros VCI (AMX-13, AMX-10P, Marder…) fueron dotados básicamente con un cañón de 20 mm y una ametralladora coaxial. Sin embargo, con el paso del tiempo fueron aumentando los calibres hasta el punto de que, si hacemos un breve repaso del mercado internacional, encontramos torres de muy diversa procedencia, armadas con cañones de 25, 30, 35, 40, 60, 90 e, incluso, 100 mm, y diversas combinaciones de ametralladoras (12,70 y 7,62 mm), lanzagranadas automáticos de 30/40 mm y uno o más lanzadores de misiles. Hacer una lista más o menos completa de las torres disponibles para dotar vehículos de combate sería una tarea interminable, así que nos conformaremos con citar que existe una gran variedad de países que ofrecen diferentes modelos, más o menos sofisticados.
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