Plan Momentum

El Tzáhal israelí busca un nuevo impulso

Soldados de la brigada Faran que custodia la frontera con Egipto participan en un ejercicio al sur de Israel. Fuente - IDF

Israel, en concreto el Tzáhal, sus Fuerzas de Defensa, se han enfrentado durante décadas a enemigos superiores en número y en medios, derrotándolos en campañas brillantes como la de junio de 1967 o in extremis, como en octubre de 1973. Han combatido a enemigos asimétricos como en 2006 y mantienen la disuasión sobre Irán. Sin embargo, sus múltiples enemigos, estatales o proxies de estos, cada vez cuentan con capacidades tecnológicas más desarrolladas, en especial armamento de precisión, lo que amenaza la seguridad del estado de Israel. El Plan Momentum es su respuesta a este enorme desafío.

Saber ganar una batalla antes de que empiece es la cualidad de un general invencible, decía el estratega chino Sun Tzu. Y, para lograrlo, no sólo hay que conocerse a uno mismo y a su enemigo, o enemigos, sino que además ha que poner en juego conceptos como el de “disuasión”.

De
todo ello se va a hablar en este texto, que busca adentrarse en el
ambicioso Plan Momentum, presentado por el ejército israelí. Un
plan que ha empezado ya a aplicarse, que supone un gran cambio con
respecto al anterior (el Plan Gideon y sus criticados recortes en
Defensa) y que pretende ser la guía de actuación de las Fuerzas de
Defensa de Israel (FDI) durante los próximos 5 años, ante los
nuevos y numerosos retos que tienen ante sí.

Israel
busca su impulso, su “Momentum”, pero el plan es el último paso.
Primero se tiene un objetivo a alcanzar, luego se identifican las
amenazas que hay que enfrentar y neutralizar, después se diseña una
estrategia y, por último, se implementa el plan. Fases que van desde
lo más abstracto a lo más concreto, el mismo esquema que seguiremos
para analizarlo.

El
objetivo y la estrategia

Desde su fundación, el 14 de mayo de 1948, Israel ha tenido una serie de problemas estratégicos desde el punto de vista de su defensa. Comparado con sus vecinos árabes, el estado israelí es diminuto territorialmente hablando y carece de profundidad estratégica. Un problema que le lleva a tener que impedir a toda costa que el enemigo penetre en su territorio y, de este modo, le obliga a llevar la guerra a suelo contrario1.

Por su población, tampoco dispone de un gran ejército medido en número de efectivos, por lo que necesita a su reserva. Así pues, los números les perjudican y, para superar esta dificultad cuantitativa, un ejército pequeño como el Tzáhal se vuelca en lo cualitativo. Esto es, en ampliar y mantener la brecha de superioridad en aquellos campos en los que ya la tiene: mayor maniobrabilidad, potencia de fuego, superioridad tecnológica e inteligencia2.

Dada la situación, la estrategia de seguridad nacional israelí se elabora sobre la premisa de que Israel no se puede permitir el lujo de perder ni una guerra. Y la mejor manera de evitar perder una contienda es no lucharla.

Así, lo primero es mantener una postura de “disuasión creíble”, que incluye la voluntad de llevar a cabo ataques preventivos. Si esto falla, entonces “hay que intentar prevenir la escalada, y determinar el resultado del conflicto de forma rápida y decisiva”3.

El
concepto de defensa israelí va más allá de la mera protección del
territorio y de su población, e incluye otros aspectos y amenazas,
desde las más cercanas a las más lejanas, pero no por ello menos
importantes. Según describe el profesor emérito del departamento de
Relaciones Internacionales de la Universidad de Haifa y antiguo
analista de inteligencia del ejército israelí, Uri Bar-Joseph,
Israel percibe sus amenazas existenciales en tres “círculos”4:

  1. El primero, interno, es el terrorismo
  2. El segundo, cercano, los países vecinos
  3. El tercero, más lejano, los países hostiles que no tienen frontera con Israel (actualmente, y sobre todo, Irán)

Esto
está directamente relacionado con el hecho de que, a día de hoy,
una de las amenazas que más preocupa a los estrategas militares
israelíes es el volumen y alcance de cohetes y misiles en manos de
grupos, organizaciones y actores que se han declarado públicamente
como enemigos de Israel. Quizá esta no sea la única amenaza, pero
sí se percibe en el entorno militar, cada día que pasa, como la más
acuciante. Se entiende mejor la situación si se ve en el mapa. Estos
son los números:

Fuente: AIPAC https://www.aipac.org/resources/maps/hamas-rocket-ranges

Fuente: FDI https://www.idf.il/en/minisites/hezbollah/

Fuente: Newsweek https://www.newsweek.com/iran-step-fight-iran-ready-respond-1489354

Así las cosas, hasta el momento, para alcanzar sus segundos objetivos (alargar al máximo los intervalos de paz y favorecer, así, el florecimiento de la sociedad y la economía del país y, a la vez, evitar el rearme de sus enemigos hasta un punto considerado como inaceptable)5, los estrategas israelíes han llevado a cabo su campaña de “War Between The Wars” (la guerra entre las guerras). En palabras del jefe de estado mayor, Aviv Kochavi:

“Uno de los máximos objetivos de nuestras fuerzas armadas es crear intervalos de tiempo sin guerras, con un gran nivel de seguridad. No es suficiente con ganar una guerra, se trata de manejarnos de tal manera que no haya que someter a esta prueba al país cada dos o tres años”6.

Situación caracterizada como de conflicto en la zona gris que describe el profesor de Ciencia Política de la Universidad de Granada, Javier Jordán, como “pre-bélica donde, sin embargo, ambos contendientes tratarían de no escalar al conflicto armado”7. Y pone el ejemplo de las decenas de ataques aéreos contra cargamentos de armas procedentes de Irán con destino Hezbolá o Hamás (la mayoría en territorio sirio). Sin ir más lejos, el ataque contra infraestructuras de la Fuerza Al Quds iraní en el aeropuerto de Damasco, Siria, el pasado 13 de febrero:

Estas
líneas de actuación están recogidas en el Plan
Gideon, que ha
cubierto el periodo 2014-2019, y que ha tenido bastante éxito en
mantener la situación en un conflicto de “baja intensidad”, si
se puede denominar así.

Pero, antes de seguir avanzando, conviene resaltar otro aspecto de esta contienda. No se trata únicamente del alcance y volumen de los misiles, sino, además, de su precisión. Preocupa entre los militares israelíes el cierre de la brecha en el ámbito tecnológico. Una de sus ventajas y muy necesaria desde el punto de vista de la defensa de Israel.

Actores hostiles, como por ejemplo Irán y Hezbolá, aunque no solo ellos, han efectuado avances significativos en materia de armamento y sistemas de ataque, tecnológicamente hablando. Así pues, el Tzáhal busca no perder su superioridad en este campo y mantener, y ampliar en la medida de lo posible, la brecha que necesita.

Algo
en lo que se ha ido trabajando, entre otras cosas, tras las lecciones
aprendidas de guerras como la del Yom Kippur (1973) o la Segunda
Guerra del Líbano (2006).

Por ejemplo, en la contienda del Yom Kippur, Israel aprendió que se había preparado para un tipo de guerra muy distinta de la que terminó luchando. La primacía de sus unidades acorazadas se vio seriamente desafiada8. Los miles de muertos en todos los bandos, el alto coste económico y el punto muerto en el que acabó la lucha cambió para siempre la naturaleza de la seguridad en Israel. A partir de entonces, el concepto de “disuasión” israelí se hizo mucho más fuerte, ante previsibles futuros ataques. Fue el fin de la era de los grandes enfrentamientos entre fuerzas terrestres en el campo de batalla. Después, la guerra ya sería distinta para el país9.

Otro ejemplo; entre las recomendaciones realizadas por el comité que estudió los errores cometidos en la Segunda Guerra del Líbano estaban el desarrollo del sistema Iron Dome (Cúpula de Hierro) y de armas láser como defensa frente a amenazas aéreas. Aparte de las lecciones aprendidas en materia de entrenamiento militar y de guerra en zonas urbanas.

Tras ese conflicto, quedó patente la dificultad que entraña el derrotar a un enemigo asimétrico (pero con un armamento ampliamente mejorado) cuando pelea en su propio suelo y con una amplia base popular en la que apoyarse10. Pero, de forma más concreta, se vieron algunos de los errores cometidos por el ejército israelí como:

  • La falta de una adecuada caracterización del enemigo y del contexto político libanés.
  • La falta de la habilidad de terminar el conflicto de manera satisfactoria y de lidiar con la posguerra.
  • La dificultad en la elección de dónde, cuándo y por qué combatir.
  • Pensar que la fuerza aérea, por sí sola, puede lograr determinados objetivos, máxime con un enemigo que se mueve y se esconde en túneles y búnkeres11.

Y
no solo esto, también se han realizado grandes inversiones en
materia de I+D, para mantener o ampliar la brecha tecnológica. Sin
remontarnos demasiado en el tiempo ni entrar en profundidad en el
asunto, ya que no es el objeto de este documento, sí conviene
mencionar, al menos, en este punto el
Plan Tsayad.

A partir de 2001, el Ministerio de Defensa israelí se embarca en el programa C4I, la red operacional del ejército, incluido en su departamento digital y que constituye su particular visión de la Network Centric Warfare. El proyecto es parte del plan de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) para impulsar “sistemas de comunicaciones avanzados e interoperables a través de la transferencia «inteligente» de grandes cantidades de ancho de banda”12.

Su
objetivo principal es computarizar todas las operaciones en las
fuerzas terrestres, conectando todos los eslabones de campo y comando
en una red central de transferencia de datos. Servirá a todos los
niveles, desde el soldado hasta lo más alto de la cadena de mando y
viceversa, con la intención de elevar su efectividad en combate13.

Con el programa digital ya en marcha, en 2015, el entonces jefe del Estado Mayor israelí, Gadi Eisenkot, presenta el Plan Gideon (mencionado ya más arriba en este texto), un documento más amplio en sus objetivos, que fija la estrategia y las líneas a seguir por parte de las FDI los siguientes cinco años. Este, de forma muy somera, se puede resumir en:

  • El refuerzo y mejora de la efectividad en la maniobrabilidad de las fuerzas terrestres.
  • Diversificar las capacidades operacionales en las campañas de “las guerras entre las guerras”.
  • Fortalecer la dimensión ciber y preservar la superioridad aérea, naval y en inteligencia14.

En lo que al uso de la fuerza se refiere, los principios básicos del Plan Gideon no difieren de los preexistentes:

  • Disuasión.
  • Alerta temprana.
  • Defensa.
  • Derrota del enemigo.
  • Victoria15.

Sin
embargo, con el conflicto en la zona gris y la campaña de “la
guerra entre las guerras”, se ha llegado a tal punto que podría
producirse una escalada que lleve hasta una confrontación bélica en
toda regla. Ese momento en el que, como apunta Javier Jordán, se
produce el cambio de fase dentro de la zona gris hacia el conflicto
armado (que puede ser de forma intencionada, inadvertida o
accidental)16.

Ante
tal circunstancia, hay que contemplar la posibilidad de que no se
consiga evitar la guerra. Entonces, hay que intentar que sea lo más
corta posible17.
Entre otras razones, porque, como se ha visto más arriba en los
mapas, no es en absoluto descartable que Israel tenga que
luchar en entornos urbanos, en más de un frente a la vez y bajo una
lluvia de cohetes y misiles contra su población y sus
infraestructuras. Y, en estas condiciones, cuanto más larga la
contienda, peor para ellos.

Así, las restricciones presupuestarias del Plan Gideon ya no sirven, hay que cambiar el rumbo e implementar un nuevo, ambicioso y expansivo presupuestariamente hablando plan, el “Momentum” (Tnufa), de cara a los próximos cinco años. Un documento que, para acortar la guerra, propone la mejora de la letalidad en alcance y precisión18. Es decir, un aumento significativo de la eficacia letal de unas fuerzas armadas que deben, a partir de ahora, asegurarse que son las primeras en golpear, las que lo hagan con mayor fuerza, las más mortíferas y en más de un teatro de operaciones al tiempo.

En su planteamiento está el mantener de cara al futuro su actual superioridad frente a actores como Irán o Hezbolá, por ejemplo. Y hacerlo sacándole el máximo partido a las ventajas de las que goza Israel en estos momentos frente a sus enemigos, como ya se ha señalado:

  • Poder aéreo.
  • Inteligencia.
  • Tecnología19

Después
de haber reducido algunas unidades de las fuerzas terrestres y
hacerlas más eficientes (conforme al Plan Gideon), la idea ahora es
abordar nuevos desafíos en el entorno estratégico y táctico20.

Momentum prevé una modernización y remodelación de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) para adaptarlas a la nueva realidad de la región, del mundo y de la guerra, con un enemigo que se mueve, cada vez más, en la zona gris. Es el momento de hacerlo porque, como ha dicho su Jefe de Estado Mayor, Aviv Kochavi: “las amenazas no nos esperan”21.

El
Plan Momentum

El documento lleva la impronta del actual jefe del Estado Mayor, Aviv Kochavi, quien, como señala Jesús Manuel Pérez Triana, analista de Defensa, es “un alumno aventajado del Instituto de Investigación en Teoría Operacional”. Se trata, sigue Pérez Triana, del centro que ha desarrollado el concepto de “guerra difusa”: “un tipo de conflicto donde los actores se organizan como redes distribuidas (…) y que supone, como novedad, que permite prescindir de la concentración de fuerzas, los despliegues lineales y la ocupación física del terreno.  Plantea un campo de batalla donde cada unidad obtiene información, señala blancos, comparte información y realiza fuegos de precisión a distancia”22.

Con esta premisa, el plan parte de la idea de que, en los campos de batalla de un futuro muy cercano se enfrentarán sistemas operativos, más que tropas sobre el terreno, por ejemplo. Así, el documento diseña un marco multidimensional en el que las fuerzas armadas mutarán hacia una doctrina militar que supone convertirse en una Multi-Fuerza, Multi-Cuerpo, todo integrado23. Algo que se aplicará a todas las fuerzas: terrestre, aérea, naval, inteligencia y ciber, y que significará que ninguna de estas ramas militares llevará a cabo ni una única misión por sí sola.

Como señala Augusto Conte de los Ríos (Capitán de Fragata de la Armada Española (S) y Máster en Paz, Seguridad y Defensa por el IUGM) en Global Strategy, para los israelíes, “la única manera de estar preparados contra un enemigo que se mueve en la zona gris es trabajar juntos, coordinados, para detectar rápidamente al objetivo, tener la capacidad de descubrirlo. Esto obliga a ser muy eficaces y utilizar sistemas muy tecnológicos en áreas como la ciberdefensa o la inteligencia artificial”24.

A tal efecto, el Plan Momentum contempla una reordenación del Estado Mayor israelí, con la división de la actual Dirección de Planeamiento en dos nuevos departamentos:

  • La Dirección de Desarrollo de la Multi-Fuerza (al mando del General de Brigada Tomer Barr, hasta ahora, Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea).
  • La Dirección de Estrategia y de Irán (al mando del General de Brigada Tal Kelman, actual jefe de la División de Estrategia).

Una iniciativa encaminada a asegurarse de que los esfuerzos se centran en el desarrollo de esa Multi-Fuerza y en la cuestión iraní, su programa nuclear y su política de expandir su influencia en el ámbito regional, a diferencia del anterior Plan Gideon25.

Dirección
para Irán

Con el objetivo de lidiar con la que Israel considera su principal amenaza en el tercer círculo, es decir, Irán, el Tzáhal crea esta nueva Dirección, bajo el mando de un Comandante General. Esta unidad estará dedicada en exclusiva a analizar las amenazas que supone Irán para Israel y a planificar la campaña israelí contra el programa nuclear de la República Islámica, su presencia militar en territorio sirio y su política de influencia regional26.

Se
utilizarán los últimos avances tecnológicos para incrementar la
capacidad de los cazas de la Fuerza Aérea israelí para destruir
objetivos hostiles, para elevar la superioridad de la inteligencia
militar, para expandir la obtención de inteligencia en la República
Islámica, incluyendo vía satélite y para mejorar las capacidades
ciber, tanto ofensivas como defensivas27.

El mismo día que se presentaba el Plan Momentum, con su nuevo Mando exclusivo para Irán, el entonces ministro de Defensa, Naftalí Bennett, aseguraba que Israel está llevando a cabo una campaña para debilitar a Irán y sacar sus fuerzas de Siria28. Además, Bennett añadía que han identificado señales que les llevan a pensar que Irán está recalculando su trayectoria en Siria. Algo que, ha anunciado, les permite pasar de un concepto defensivo a uno ofensivo contra la presencia de la República Islámica en territorio sirio.

Reestructuración
de unidades

El
Plan Momentum contempla también la creación de una nueva división
de infantería, la 99, que se espera que esté operativa en 2023. Una
unidad de fuerzas de ataque de acción rápida para penetrar en
territorio enemigo, compuesta por cuatro brigadas y con unidades de
reserva de élite. Incluirá la Brigada 900 Kfir, que será
actualizada y transformada en una fuerza de infantería con mayor
capacidad letal para llevar a cabo operaciones en los mandos Norte,
Centro y Sur29.

En
virtud del plan, el pasado 25 de febrero se ponía igualmente en
marcha una nueva unidad multidimensional de combate. Está formada
por efectivos de distintas unidades de las FDI y dispone de vehículos
aéreos no tripulados y de equipos tecnológicos para la lucha,
algunos aún en desarrollo, que mantienen su carácter clasificado:

Asimismo, se eliminarán las unidades más antiguas. Entre ellas, una brigada acorazada completa que opera con carros de combate Merkava anticuados.

La Fuerza Aérea creará un segundo escuadrón de F-35i y eliminará dos escuadrones aéreos de cazas también obsoletos.

Modernización
del material

El
Plan prevé doblar la cantidad de armamento de precisión los
próximos cinco años. En la parte defensiva, ampliando y aumentando
el número de misiles de su sistema interceptor, ante la amenaza de
misiles de largo alcance, de precisión, de crucero y otro tipo de
vehículos aéreos no tripulados, para dar mejor protección al país.
Esto aparte del despliegue del sistema Iron Dome (Cúpula de Hierro)
en todo el territorio israelí30.

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