Novedades tácticas de la guerra entre Azerbaiyán y Armenia

Drones, municiones merodeadoras, fuegos de largo alcance, señuelos y guerra electrónica

La actual guerra que viven Armenia y Azerbaiyán no es un calco exacto de los combates limitados de este verano, o de encontronazos anteriores, sino que estamos siendo testigos de enfrentamientos y operaciones de mucha mayor envergadura, con objetivos más ambiciosos por parte azerí y con un despliegue de medios mucho mayor, tanto en número como en variedad. A lo largo de las próximas líneas analizaremos las principales novedades tácticas de este conflicto, algunas de las cuales son una evolución de lo visto en Ucrania, Siria o Libia…

Esto nos ha permitido ver una serie de características en esta guerra que ya habíamos visto por ejemplo en el Donbáss (Ucrania) desde 2014, o en Idlib (Siria) este mismo año. Además, parece ser un experimento a pequeña escala a lo que se podría llegar a dar en escenarios mucho mayores, como un posible conflicto militar entre los EE. UU. y China o entre Rusia y la OTAN. A pesar de ser escenarios muy distintos, como el aeronaval del Pacífico, las llanuras europeas o el montañoso Cáucaso sur, hay factores comunes: un uso intenso de drones de distintos tamaños muchas veces de forma coordinada, el empleo de municiones merodeadoras y también de artillería, es decir, de fuegos de largo alcance.

Este artículo podría ser dedicado sólamente a Azerbaiyán, ya que es el jugador que verdaderamente ha dado forma a esta guerra. Y es que en la lucha por la construcción de capacidades militares, Azerbaiyán resulta clara la ganadora frente a Armenia. Debido a su mayor poder económico, y como consecuencia a un mayor presupuesto de defensa -que implica un porcentaje altísimo del PIB (13,4%)-, es Azerbaiyán la que ha logrado modernizar ampliamente sus fuerzas armadas, adquiriendo numeroso material avanzado, pero centrándose en dos aspectos fundamentales: 1) drones y; 2) artillería. Dicho esto, vamos a hacer un recorrido por los principales sistemas cuyos efectos hemos podido observar desde que comenzó el conflicto el día 27 del mes de septiembre.

Hermes 900 de la empresa israelí Elbit. A diferencia de los Bayraktar TB2, estos poseen capacidad de actuar a la máxima distancia que le permita su combustible, pues pueden recibir y ofrecer información a través de su antena SATCOM (comunicación satelital) que se aprecia en la parte alta del drone. En el dominio de la información, Azerbaiyán está muy por encima de Armenia gracias a los drones.

Drones, los protagonistas de Azerbaiyán

La guerra no se atiene a factores estrictamente militares, y aunque sea una obviedad, a veces se pierde la perspectiva, olvidando que es la política la que muchas veces condiciona las operaciones, o incluso el uso de armamento.

Esto lo menciono por el uso intensivo de los drones turcos Bayraktar TB2 que se ha hecho en toda la guerra, siendo la mayoría de las imágenes de los ataques transmitidas por Azerbaiyán, procedentes de estos drones, incluso cuando el arma utilizada no era un TB2, sino otra munición.

Conociendo la comunidad de analistas militares la simbología y aspecto de las imágenes de estos drones, se pretendía dar un mensaje de apoyo turco. Incluso los canales oficiosos de la propaganda turca, han hecho alarde de ellos. Esto, de alguna manera, junto con el apoyo más que explícito de Turquía, da al conflicto un sabor turco, aunque nada más lejos de la realidad, pues es un asunto estricto de Armenia y Azerbaiyán, y esta última no es un proxy turco, aunque reciba apoyo.

Podemos recordar que en los enfrentamientos de julio de este mismo año, se mostraron numerosas imágenes de los misiles israelíes Spike NLOS, lo que les dio un gran protagonismo. Sin embargo, en esta ocasión, no ha sido así. Es dudoso que se agotara el stock y que no fuera repuesto para esta guerra, lo que esto nos puede llevar a pensar a que el uso de sistemas turcos ha sido de alguna manera deliberado.

Los drones permiten a las potencias que los poseen participar en conflictos sin que hayan fuertes repercusiones, pues su empleo tiene un impacto mucho menor que el empleo de aviones de combate tripulados. Podemos recordar cómo Armenia amenazó con desplegar los misiles balísticos Iskander-E si Turquía desplegaba los F-16 en Azerbaiyán. Sin embargo, es más que probable el uso de TB2 por parte de operadores turcos, e incluso se ha notificado el uso desde Turquía. Sin embargo, esto no ha provocado una reacción similar a la que hubiese provocado el empleo de los citados F-16.

Es un buen ejemplo de cómo los drones permiten participar a terceros de manera encubierta, manteniendo en todo momento la negación plausible. Esto, que se aplica a países como Turquía, permite realizar operaciones encubiertas utilizando operadores turcos pero sin que se expongan sus pilotos o se escuchen las conversaciones por radio, algo que en ocasiones ocurre aunque en principio sean seguras.

Aunque Rusia suele actuar de este modo también, al encontrarse bastante rezagada todavía en este campo no es una herramienta de la que pueda hacer el uso que sí hace Turquía. Con todo, tampoco en el caso de Ankara son todo luces; todavía hay limitaciones por parte de Turquía para operar drones a gran distancia, aunque ya ha empezado a utilizarlos más allá de la línea de visión, a pesar de necesitar relés para ello.

En el caso azerí, cuenta con una amplia gama de drones de todo tipo. Estos van desde los Hermes-450 y Hermes-900, que son tipo MALE (media altitud-larga duración), fundamentales para proporcionar capacidades ISR (Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento) a los citados Bayraktar TB2, capaces de batir objetivos en tierra. También cuenta con otros de menor tamaño, algunos de los cuales entran en la categoría de municiones merodeadoras.

El Bayraktar TB2, la estrella de esta guerra, puede realizar ataques con municiones guiadas de precisión, pero debido a su reducida capacidad de carga, estas son muy pequeñas y cuentan con una cabeza de guerra no muy potente. Normalmente llevan un MAM-L de 22 kg de peso y un MAM-C de 6.5 kg en cada ala. El escaso poder destructivo de estos drones y en ocasiones su falta de precisión, permite salvar vidas si se fortifican bien las posiciones y el MAM cae fuera de esta. De ser una bomba de 250 kg, habría una destrucción asegurada. También a la hora de empeñar edificios, su escasa potencia queda en evidencia. Por tanto, los TB2 solo sirven para destruir objetivos de escasa importancia, no para destruir carreteras, puentes, refugios antiaéreos, etc.

Otra limitación de los drones empleados en este conflicto se refiere a la climatología. Parece que en más de una ocasión las lluvias han evitado su utilización, como informa sobre el terreno Pablo González, que se halla cubriendo los combates en la zona. A medida que el tiempo mejoraba, los drones volvían a la carga. Esto es debido a que los sensores electro-ópticos se ven muy afectados ante la presencia de nubes o lluvia, por lo cual sus funciones, tanto ISR como en ataque, se ven seriamente degradadas. Esto no ocurre en el caso de la aviación tripulada de combate; los países punteros invierten en sensores y pods que disponen de sistemas que llevan incluidos radares AESA que permiten prácticamente ver a través de las nubes o la lluvia gracias a su prodigiosa resolución.

En otro orden de cosas, hemos podido ver el uso simultáneo de al menos dos drones al mismo tiempo. Esto en principio no nos diría mucho, pero era la forma de operar de Rusia en Donbáss durante lo más caliente de la contienda. Al respecto, Karber nos explica que hay tres componentes críticos del método ruso:

  • Las plataformas (UAVs) de sensores que se utilizan a menudo a múltiples altitudes sobre el mismo objetivo con imágenes complementarias;

  • Un sistema de mando y control que conecta esa información y da las órdenes de fuego en base a ella y;

  • Sistemas artilleros en alerta que pueden responder en poco tiempo una vez recibidos los datos, batiendo al enemigo.

El uso que hemos visto por parte de Azerbaiyán puede ser una variante aún más novedosa de la aplicada en Donbass, en la cual el fuego no lo proporciona la artillería, sino las municiones merodeadoras como el Orbital que aparece en la imagen. Por supuesto, este podría estar realizando solo una misión de ISR, pero puede recibir órdenes de ataque desde los MALE TB2, mejor posicionados para ello.

Las misiones de ataque de los UCAV y las municiones merodeadoras se pueden resumir en tres:

  • Interdicción: se han atacado los refuerzos armenios que venían en distintos medios al frente, como en autobús o camión, además de convoyes, impidiendo que las posiciones armenias fuesen consolidadas y permitiendo a los azeríes explotar las brechas.

  • SEAD (Supresión de Defensas Aéreas): desde el inicio de la ofensiva azerí, los sistemas de defensa aérea han sido uno de los objetivos predilectos. Se ha podido comprobar la destrucción de al menos 3 Strela-10 y 9 Osa-AKM. Además, apareció un vídeo en el cual un drone kamikaze Harop sobrevolaba un S-300 armenio situado al suroeste de Stepanakert, la capital de la región de Nagorno-Karabaj. También la AAA ha sido silenciada, destruyendo MT-BL con cañones antiaéreos.

  • Ataque sobre posiciones armenias: las posiciones, en especial las de artillería, han sido otro de los objetivos más comunes, al fin y al cabo, junto con los misiles contracarro (ATGM) son uno de los mayores peligros para las tropas azeríes.

Orbiter sobrevolando una posición recien atacada por un Bayraktar TB2. El uso combinado de drones de distinto tipo multiplica las capacidades de estos.

Municiones merodeadoras

Estas últimas permiten destruir con mayor precisión si cabe que los Bayraktar TB2 turcos, que como hemos visto en los numerosos vídeos publicados hasta el momento y que tienen un margen de error no desdeñable además de una escasa potencia destructiva, como hemos visto.

Las municiones merodeadoras, más comúnmente conocidas como drones suicida o kamikaze, gracias a la cámara que incorporan, permiten ser guiados con extrema precisión hacia el objetivo hasta el último segundo. Azerbaiyán posee sobre todo modelos israelíes como el famoso Harop, o los más ligeros Orbiter-1K, pero se han reportado también los quadcopter Kargu-2 turcos, de mucho menor tamaño y prestaciones.

Además, a diferencia de los misiles Spike NLOS con los que también cuentan, no disponen únicamente de un corto tiempo de vuelo. Esto hace que el objetivo tenga que haber sido elegido antes del lanzamiento. Es verdad que los NLOS se pueden lanzar sin tener línea directa con el objetivo, pudiendo enganchar este último tras el lanzamiento, pero se ha de tener la certeza de que al otro lado hay un objetivo esperando. Es aquí donde la munición merodeadora sale ganando. Puede ser lanzada sin que se tenga mucha certeza de lo que hay en la zona, a la espera de algún objetivo de oportunidad y esperando durante horas a que alguno cometa algún descuido en su mimetizado, o aparezca por donde no debe.

Sin embargo, la escasa velocidad, unida al su ruido característico, permiten avisar a sus víctimas, en especial a la infantería, de la pronta llegada de la munición, cosa que no pasa con el Spike. En alguna ocasión hemos apreciado cómo a los soldados armenios les daba tiempo a meterse en los refugios de sus posiciones, en especial si habían guardado la disciplina y no estaban dispersos por donde no debían.

Armenia también ha hecho uso, pero mucho menor de estas municiones, siendo interceptadas en algunas ocasiones. Al menos eso es lo que la menor presencia de imágenes de ataques de este tipo publicadas por Armenia nos indica.

Los azeríes han empleado municiones kamikazes como los drones Harop de la imagen, de origen israelí.

Fuegos de largo alcance

Algo que vimos masivamente en el Donbass, o incluso por parte de Turquía en sus diversas campañas en Siria, es la combinación de artillería con los drones. Esta permite sustituir a la aviación cuando los cielos están vedados, ya sea por motivos “técnicos”, o para evitar una escalada, como el caso de Turquía en Idlib. En esta guerra también lo hemos podido apreciar, aunque de manera menos evidente, ya que el protagonismo se lo llevan normalmente los ataques de precisión. Que los fuegos de largo alcance asociados a los drones (o a una red de sensores) son el futuro, no solo lo dice el US Army, por ejemplo, sino que ya nos van dando pistas las bajas que se han podido documentar en esta guerra.

De todos los MLRS destruidos, la inmensa mayoría, o su totalidad, son BM-21 Grad. No han sido destruidos ni un solo BM-30 Smerch, o Polonez, que gracias al largo alcance de sus cohetes permanece a distancia de seguridad. Y ya no digamos los sistemas balísticos LORA o Tochka-U de mayor alcance si cabe, hasta los 300 km en el caso del primero. También han caído piezas ATP de 152mm Akatsiya, con un alcance similar al de los Grad. Por tanto, la posibilidad de supervivencia reside en el alcance más que en ningún otro aspecto.

Por supuesto, se puede alegar que esto es debido a que no hay una aviación furtiva, o SEAD muy eficaz, pero ante rivales semejantes, los cielos van a estar severamente disputados, y el uso de la aviación, puede estar vedada, de la misma manera que lo está para Azerbaiyán. De hecho, tras haberse pasado días ablandando las defensas aéreas armenias, parece que hoy mismo se han escuchado aviones a reacción sobrevolar Stepanakert, y hace poco un helicóptero de ataque Mi-24. Esto quiere decir que en la fase inicial de un conflicto, ante una formidable defensa aérea enemiga, la aviación puede relegarse a la siguiente fase, cuando los enjambres de drones y fuegos de largo alcance hayan degradado significativamente la IADS.

Base de misiles balísticos LORA con 300km de alcance y Lanzacohetes múltiples de 300mm POLONEZ. Está situada cerca de Baku, a unos 300km de distancia de la frontera con Armenia, a salvo de sus Iskander-E, a menos que fueran desplegados en Nagorno-Karabaj.

Vídeo desde un Bayraktar TB2 en el que se ve un ataque con MRLS sobre posiciones armenias. El uso de ambos sistemas de manera integrada es salto de gran importancia.

Defensas aéreas

La red integrada de defensa aérea (IADS) de Armenia es relativamente moderna, aunque no está del todo adaptada a lidiar con las nuevas amenazas provenientes de los drones, con muy baja firma térmica y radar. Eso es más grave aún con los sistemas desplegados cerca de la línea de contacto, que son los más antiguos, y se basan sobre todo en Strela-10 y Osa-AKM. El primero, además, carece del alcance necesario para poder derribar los drones TB2. Imágenes como las de los militares armenios disparando impotentes con sus fusiles a los drones azeríes, nos dejan bien claro lo inadecuado de utilizar defensas antiaéreas ya anticuadas, que dejan a merced de los baratos y omnipresentes drones la infantería o los vehículos propios.

Los sistemas más modernos se encuentran en zonas de alto valor en la propia Armenia, más alejados del frente. Son los Buk-M1-2 y Tor-M2E, sistemas casi de última generación. Es posible que el uso de estos sistemas en el frente tuvieran una tasa de éxito mayor que los sistemas mencionados, tal y como vimos con los Pantsir en Siria o Libia, los cuales derribaron numerosos TB2, aunque al final sucumbieran a los drones turcos. Aún así, tengo mis reservas sobre la efectividad de estos, ya que el terreno montañoso hace que el alcance de sus sensores se vea degradado. Si fueran al menos tan efectivos como las defensas aéreas sirias, posiblemente requerirían de una mayor involucración de Turquía, proporcionando repuestos ante las pérdidas. De todos modos, Turquía, que debe estar asesorando a las fuerzas azeríes, sabe ya perfectamente cómo lidiar con los SAM rusos, lo que es un punto a favor de Azerbaiyán y sin duda les ha beneficiado.

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