La batalla de Náyaf III

Desenlace entre tumbas

La mezquita de Alí, al fondo de la imagen, era el objetivo final de la operación destinada a batir a los hombres de Muqtada. Como se puede aividnar, llegar allí no sería una tarea sencilla, dado el entorno urbano.

Tras los acontecimientos de la primera semana de agosto de 2004, la situación en Nayaf había virado hacia a una calma tensa, preludio de lo que vendría a continuación. Las primeras escaramuzas habían dado paso a una batalla en toda regla cuando los marines del 1st Battalion, 4th Regiment, al mando del Lieutenant (Lt) Colonel (Col) Mayer intervinieron con el fin de evitar un asalto de los milicianos del clérigo al Sadr a la principal comisaría de policía de la ciudad. Los primeros intercambios de disparos fueron el detonante para que ambas partes destacaran más efectivos a una lucha que en sus fases finales enfrentó al batallón de marines al completo contra miles de iraquíes.

La lucha fue durísima, combatiendo a pleno día en mitad del verano iraquí, con temperaturas superiores a los 50º a la sombra. La resistencia de las personas y de los equipos estuvo al límite, debiendo recurrir a cualquier remedio para evitar sufrir bajas o averías.

Para empeorar aún más la situación, el campo de batalla era quizá el más nefasto en el que cualquiera pueda imaginar combatir: El mayor cementerio del planeta, un camposanto que albergaba a millones de fallecidos enterrados a lo largo de siglos desde que el Imán Ali fue enterrado allí y se erigiera un mausoleo en su honor.

Bajo una lluvia de disparos de Ak47 y ametralladoras, granadas de mortero y propulsadas por cohete, los marines avanzaron entre un laberinto irregular de tumbas, panteones, catacumbas y demás estructuras funerarias hasta llegar a las inmediaciones de su objetivo, la mezquita del Imán Ali. Los militares estadounidenses tuvieron que pasar varios días luchando sin tregua en aquel lugar y en esas condiciones, rodeados de un olor nauseabundo a cadáver que se les pegaba al cuerpo.

Tras acabar con más de doscientos enemigos y causarles una cantidad mucho mayor de heridos, los marines llegaron a situarse próximos a su objetivo final, momento en el que la llegada masiva de voluntarios iraquíes dispuestos a morir por al Sadr hizo que su número multiplicara al de los norteamericanos, creando una situación muy complicada para el Col. Haslam al mando del 11th Marine Expeditionary Unit (MEU). Si intentaba realizar el asalto final sería luchando contra un enemigo muy superior en número y sus tropas ya habían sufrido en esos días de lucha en el cementerio cinco fallecidos y sesenta heridos. La prudencia aconsejó parar la ofensiva, retirarse a sus bases, descansar, rearmarse, abastecerse apropiadamente y pedir refuerzos a sus mandos.

En la mañana del día 7 de agosto, comenzó el repliegue de las tropas en el cementerio, siendo trasladadas por la Route Miami al Forward Operating Base (FOB) Hotel y FOB Duke, situadas ambas al Norte de Nayaf. Mientras tanto, en la ciudad los milicianos de Muqtada al Sadr bailaban y cantaban jubilosos. Aunque habían sufrido enormes pérdidas, habían rechazado a un batallón de Marines estadounidenses, cuerpo militar de elite conocido y respetado en todo el mundo. El “milagro” se había conseguido ya que los miembros del ejército particular de al Sadr habían combatido con arrojo y valentía suicidas. Para la mentalidad chiita, tan alejada de la occidental, los fallecidos propios eran considerados mártires que irían directamente al paraíso por haber muerto defendiendo uno de los lugares santos de su religión, la tumba del Imán Ali.

Para el clérigo Muqtada al Sadr, los occidentales habían mostrado su mayor debilidad. Eran unos acomodados y serían incapaces de luchar hasta el final en unas condiciones tan duras. Algo similar había sucedido unos meses antes en la ciudad de Faluya y ahora se repetía en Nayaf. En noviembre eran las elecciones norteamericanas y en plena campaña no era nada aconsejable la llegada de soldados en ataúdes, por lo que sin duda estarían deseando marcharse del país en cuanto se celebrasen las elecciones iraquíes, previstas para enero de 2005, siendo lo más seguro que se encerrasen en sus bases en mitad del desierto y evitasen sufrir bajas. Lo que no sabían en la ciudad es que mientras bailaban y cantaban inmersos en sus celebraciones, dos batallones más recibían órdenes de ponerse en marcha para acabar con la revuelta. Y esos dos batallones eran mucho más peligrosos y agresivos que los Marines.

En el siguiente mapa se distinguen por una parte las tucas de aproximación a la mezquita -en el centro de la imagen- empleadas por los militares estadounidenses y, por otra, las zonas en las que tuvieron lugar algunos de los principales combates de la última fase de la Batalla de Náyaf, como los aparcamientos y las líneas de hoteles que los flanqueaban. Además, en rojo se señala el Objetivo Charlie. Para una visión panorámica, se puede recurrir al mapa que publicamos en el Número 7 de nuestra revista.

La caballería se une a la lucha

Seguramente, cuando pensamos en la caballería estadounidense, la primera imagen que nos viene a la cabeza sea la de las cargas de la caballería en las Guerras Indias o puede que los asaltos helitransportados en Vietnam. Hay, no obstante otras unidades perteneciente a dicho Cuerpo con unas capacidades de combate y agresividad que les otorgan un enorme valor como unidades de choque.

En la Guerra de Vietnam los principales titulares se lo llevaron los Marines en la frontera con Vietnam del Norte, los marinos en el Delta del Mekong, las fuerzas especiales, las unidades de infantería y las unidades aerotransportadas como la 82nd, la 101th o la 1st Cavalry Division. Pero lo que quizás no todos conozcan es el importante papel que jugaron las unidades de caballería acorazada del US Army desplegadas en las zonas centrales. Desempeñando tareas de contrainsurgencia, patrullaban con agresividad las carreteras usadas como rutas de infiltración del vietcong y del ejército regular de Vietnam del Norte. Cualquier unidad enemiga que fuera localizada era perseguida de manera incansable, acorralada y aniquilada gracias a medios blindados como los M551 Sheridan o los M113A1 ACAV.

En Bagdad el Lt. General George W. Casey había sustituido en junio de 2004 al Lt. General Sánchez al mando de las fuerzas multinacionales en Iraq. Habiendo servido en la 1st Cavalry Division como comandante de la 3rd Brigade, conocía perfectamente las capacidades de las unidades enviadas en ayuda de los Marines. Se trataba de dos regimientos mecanizados pertenecientes a la 1st Cavalry Division “First Team”.

La primera de las unidades era el 1st Battalion, 5th Regiment “Black Knights” (1/5). En julio de 2003, antes de trasladarse a Iraq, habían estado entrenándose en combates de alta intensidad y operaciones de estabilidad en ambiente urbano, en las instalaciones del National Training Center. Debido a las lecciones aprendidas en esas jornadas decidieron realizar ciertos cambios organizativos. El batallón intercambio su Alpha Company (excepto un platoon de Bradley M2A3) por la Alpha Company del 2nd Battalion, 12th Cavalry, lo que doto a la unidad de mayores medios blindados. La combined-arms task force creada consistía en tres compañías:

  • La Alpha Company constaba de seis M1A2 Abrams System-enhancement package (SEP) con mejoras con respecto al modelo estándar- entre otros sistemas- en cuanto a cámaras térmicas para combatir de día y de noche, cuatro M2A3 Bradley y cuatro M1114 Humvee.

  • Bravo Company con dos M2A3 Bradley y diez M1114.

  • Charlie Company con siete M2A3 y ocho M114.

Además contaban con los scouts del batallón, morteros y unidades de apoyo.

Al mando del 1/5 se encontraba el Lt Col Miles Miyamasu. Al recibir la llamada de sus superiores de la 2nd Brigade Combat Team la unidad estaba desplegada en Camp Bonzai, al Norte de la capital iraquí, realizando patrullas y operaciones de estabilización. En menos de un minuto de conversación Miyamasu recibió orden de organizarse y trasladar, en el menor tiempo posible, su unidad a Nayaf. En una hora un helicóptero lo recogió a él y a parte de su estado mayor y volaron hacia FOB Duke, para ponerse al tanto de la situación táctica. De vuelta en Camp Bonzai pudo observar como se había puesto en marcha ese caos organizado que antecede a toda operación militar. Mirase a donde mirase la base era un hervidero de actividad, con una incesante cantidad de personal y medios preparándose para el traslado y subiendo sus blindados en los Heavy-Equipment Transporters (HET).

Con los pocos mapas de que disponían organizaron el movimiento de la unidad en tres convoyes, que sin apenas incidentes llegaron a FOB Duke el día siete de agosto, veinticuatro horas después de recibir la primera notificación de sus superiores. Sin duda todo un éxito para para el personal del batallón.

La otra unidad de caballería que recibió orden de traslado fue el 2nd Battalion, 7th Cavalry Regiment “Ghost Battalion” perteneciente al 3rd Brigade Combat Team. Al mando del Lt Col James E. Rainey, el batallón estaba desplegado cuarenta kilómetros al Norte de Bagdad. Las instalaciones de las que disponían eran las usadas anteriormente por la División Medina de la Guardia Republicana, en pleno “triangulo” de mayoría sunita de población, por lo que no es de extrañar que durante semanas hubiesen padecido continuos ataques con morteros y atentados con artefactos explosivos improvisados. Además de las típicas misiones de contrainsurgencia y estabilización, eran la fuerza de reacción rápida en el sector y tenían asignada la tarea de proteger la base aérea de Taji, donde se concentraban gran cantidad de medios aéreos, por lo que era frecuentemente bombardeada.

El 2/7 era una poderosa unidad, contando con catorce M1A2 Abrams SEP, treinta M2A3 Bradley y doce M1114 Humvee, organizados en tres task forces. La Alpha (Team Apache) y la Bravo Company (Team Comanche) provenían del 2/7 mientras que, como ocurría con el 1/5, habían cambiado su Bravo Company por la Charlie Company (Team Cougar) perteneciente al 3/8. Al contar con tanto blindado tenía como factor en contra que el número de soldados desmontados era de aproximadamente doscientos cincuenta.

En su traslado a Nayaf los convoyes viajaron rodeando Bagdad por motivos de seguridad. Parte de los tripulantes de los blindados viajaban dentro de los Abrams y Bradley, por si tenían que responder a una emboscada, pero la mayoría de los soldados viajaron a Nayaf en helicóptero. Los mayores inconvenientes que sufrieron en el traslado por carretera fueron debidos a reventones en las ruedas de los HET debido a la sobrecarga y al calor imperante. A final del primer día pararon en el Convoy Support Center Scania, cien kilómetros al sur de Bagdad, para descansar y evitar viajar en horas nocturnas donde podía ser más factible una emboscada.

Al final del día 10 de agosto el segundo batallón de los enviados como refuerzo pudo por fin alcanzar la seguridad de la FOB Duke, donde el calor y el polvo les dieron la bienvenida. Con apenas unas horas de descanso, en la tarde del día 11, Rainey ordeno a sus hombres que iniciasen su último tramo de viaje, rodeando la ciudad y alcanzando por fin su punto de destino, el Tactical Operations Center Camp David, una base del 5th Special Forces Group emplazada al Sur de Nayaf.

Los últimos flecos a cortar antes de reanudar la batalla fueron de carácter religioso, político y administrativo. Al contrario de lo contado por los medios de comunicación, sobre todo los occidentales, la población no estaba del lado de Muqtada al Sadr. Como suele pasar en todos los escenarios de conflictos la inmensa parte de los ciudadanos bastante tenían con llevar su vida y la de su familia adelante. Y si había algún clérigo que merecía el respeto de los iraquíes era el Gran Ayatola Ali al-Sistani. De origen iraní, aunque obviamente no estaba conforme con la ocupación del país por otros países, tampoco era partidario de iniciar una revuelta armada ni mucho menos contar con una milicia particular como la que tenia Muqtada a su disposición con el denominado “Ejercito de al Mahdi”. Amenazado físicamente por los hombres de Sadr, aprovechó la única ocasión que se le presentó para escapar de la ciudad y viajar al Reino Unido, con la excusa de ser sometido a tratamiento por una enfermedad cardiaca. Sistani había intercedido varias veces por Muqtada, salvándole de ser detenido o asesinado. Pero era tal el régimen de terror que Muqtada había creado en la ciudad que la marcha de Sistani parecía ser una especie de luz verde para que de una vez por todas se acabase con su locura.

Para un mejor control militar de los acontecimientos, se decidió transferir la zona de Nayaf y Kufa de su dependencia del mando Polaco de la Multinational Division Central South para pasar a depender del control estadounidense de la I Marine Expeditionary Force (MEF) Forward dirigida por el Brigadier General Hejlik. La misión de dicho mando era quitar la presión política y diplomática al Col Haslam del 11th Marine Expeditionay Unit (MEU) y dejarle manos libres para poder dirigir tácticamente la batalla.

Además de los tres batallones que llevarían el peso de los combates – el 1/4 de los marines, 1/5 Cav y 2/7 Cav – el resto de unidades que participarían en la batalla se congregaron en distintas bases cercanas a la ciudad de Nayaf. La base principal del 11th MEF estaría situada en FOB Duke desde donde se daría apoyo logístico a las unidades terrestres y volarían para dar apoyo aéreo los aparatos del 166th Marine Medium Helicopter Squadron y del 227 Aviation Regiment.

Por parte del gobierno iraquí, aunque de dudosa utilidad por su incompleto adiestramiento, participarían la 1st Iraqui Intervention Brigade con dos batallones y otras dos unidades de tamaño batallón, los 404th y 405th pertenecientes a la Iraqui National Guard. De mucha mejor calidad y efectividad eran los miembros del Iraqui Counter Terrorist Force y el 36th Commando Battalion. Los polacos cooperaron enviando al GROM comando, su unidad de elite de fuerzas especiales.

El recurso a los francotiradores fue vital en la batalla de Náyaf. Tanto los hombres de la unidad de élite polaca como de los marines se emplearon a fondo anotándose varios cientos de bajas confirmadas y permitiendo el avance de los infantes, que estaban acosados permanentemente por el fuego de los francotiradores enemigos, dotados con sus dragunov.

También entre las tumbas de la Ciudad de los Muertos tuvieron que emplear los estadounidenses sus Bradley e incluso los Abrams, para asegurar el avance de los infantes.

Los carros de combate demostraron que da igual el tipo de combate, su protección, movilidad y potencia de fuego sigue siendo inigualable y la piedra angular de cualquier operación de importancia. Sin el concurso de los Abrams, su capacidad de encaje que les permitía avanzar en mitad del fuego de fusilería, mortero y RPG y sus cañones de 120mm el resultado de la Batalla de Náyaf hubiese sido muy diferente.

Se reanudan los combates en Náyaf

Mientras se realizaban los preparativos para la batalla que se avecinaba ciertas negociaciones seguían en marcha, aunque con poca esperanza de llegar a buen término. No obstante, los marines no se quedaron de manos cruzadas y quisieron continuar ejerciendo presión sobre los miembros del “Ejército del Mahdi”. La batalla que tuvo lugar en el cementerio se produjo en un sitio y en un momento que los marines no habían escogido, pero ahora tenían la oportunidad de poder marca el “tempo” de la lucha.

Desde las FOB Hotel and FOB Baker se organizaron seis task forces de tamaño compañía y se realizaron asaltos simultáneos en distintas partes de las ciudades de Kufa y Nayaf, tanto de día como de noche. Como el objetivo final estaba claro que acabaría siendo la mezquita del Imán Ali, se trataba de conseguir que se dispersasen los miles de milicianos que se habían acabado congregando en dicho lugar. Cuando la respuesta de los hombres de Muqtada a cada uno de los asaltos empezase a hacerse notar, las fuerzas de la coalición se replegarían, consiguiendo de esta manera que los mando del “Ejercito de Mahdi” fueran agotando a sus hombres, ya que los enviaban sin cesar a responder a cada movimiento estadounidense.

El día 12 de agosto se organizó un registro en la propia casa de la familia Sadr, el complejo de edificios de su propiedad que la rodeaban y una maternidad contigua. Por parte de la coalición intervinieron la Charlie Company del 1/4 al mando del Captain Gibbons, el Reconnaissance Platton, el Combined Anti-Armor Team Alpha, una compañía de iraquíes del 405th Iraqui National Guard y el Operational Detachment Alpha (ODA) 512 perteneciente al 5th Special Forces Group.

Por diversas fuentes de inteligencia habían conocido que el “Ejército del Mahdi” había desalojado el hospital, albergando a un gran número de milicianos venidos de fuera de Nayaf cifrado en torno a un centenar. Quizá pensaban debido a experiencias anteriores que el lugar nunca sería bombardeado y que podían ocupar seguros el edificio, convirtiéndolo en un centro de mando.

El Lt Col Mayer acompañó a sus hombres en el asalto, que se realizó durante las primeras horas de la mañana al no estar preparados los iraquíes del 405th ING para actuar aprovechando las horas de oscuridad, cuando los estadounidenses podían sacar ventaja de sus dispositivos de visión nocturna.

Mientras una sección mixta compuesta por un helicóptero Apache y otro Cobra sobrevolaban la operación y vigilaban los movimientos enemigos, el 1st Platoon y 3rd Platoon se dirigieron directamente a la maternidad mientras el 2nd Platoon se posicionaba para proporcionarles fuego de apoyo. Una sección del Reconnaissance Platoon cubría con sus vehículos los accesos por el Norte mientras que otra vigilaba el Sur del complejo.
Nada más acercarse los marines a la calle donde estaba situado el objetivo, cuatro individuos armados comenzaron a dispararles y a correr hacia la maternidad. Dos fueron abatidos con un lanzagranadas Mk19 y el otro par cometió el fatídico error de buscar protección justo debajo de un camión cisterna cargado de combustible que ardió de manera espectacular al ser alcanzado por las granadas.

Desde los edificios situados enfrente de la maternidad los hombres de la C Company iniciaron su ataque cubiertos por las ametralladoras del 2nd Platoon. Tras forzar la entrada y comenzar el registro pudieron ver que todavía había presentes doctores y enfermeras, por lo que los reunieron a todos en una habitación y pudieron enterarse al interrogarlos de que el medio centenar de milicianos que estaban allí antes había salido corriendo al escuchar los primeros disparos.

Con el hospital despejado de enemigos siguieron adelante con su plan de acción. Los miembros del 405th ING y ODA512 intentaron registrar una escuela, pero al aproximarse, desde el edificio de cuatro plantas abrieron fuego a corta distancia contra ellos, matando o hiriendo a cerca de una docena de soldados iraquíes. El Captain Michael Yury Tarlavsky – al mando del ODA512 – irrumpió en la escuela al mano de varios de sus hombres, pero al subir las escaleras para acallar los disparos que hacían desde las ventanas contra los soldados iraquíes, fue herido gravemente falleciendo en cuestión de minutos. Desmoralizados, los iraquíes de la ING comenzaron a retirarse del combate.

Los marines del 3rd Platoon corrieron para proteger a los miembros de las fuerzas especiales y a pesar del fuego con el que fueron recibidos consiguieron llegar a la escuela y comenzaron a limpiarla de enemigos. Los milicianos se defendían desde el segundo piso, arrojando granadas por las escaleras, asomando el arma y vaciando el cargador.

Una de las granadas hirió gravemente a uno de los marines. Para acabar con los hombres de Muqtada comunicaron por radio al 1st Lt Sellars que debía retroceder y sacar a sus hombres de la escuela. Una vez realizada la maniobra, el helicóptero Cobra del Captain Grogan se acercó a baja altura al edificio quedando prácticamente en vuelo estacionario frente a él y lanzando a continuación una salva de cohetes de 2,75 pulgadas tras lo cual inició una maniobra evasiva. Los cohetes dieron en la fachada del edificio creando grandes aperturas en la pared. Tras ello, los marines reiniciaron el asalto y fueron derribando puertas solo para comprobar una vez más que el enemigo había huido de la escena del combate.

El siguiente objetivo era la residencia familiar de Muqtada. Los marines del 2nd Platoon se aproximaron a su casa y forzaron la entrada. Nadie quedaba en la vivienda y salvo lanzagranadas, AK47s y documentos poco más pudieron encontrar. Obviamente el clérigo iraquí había previsto la maniobra.

Una operación que se saldó con un resultado poco prometedor: Un capitán de las fuerzas especiales y un miembro de la ING habían fallecido, además de ser heridos 4 marines y 12 militares iraquíes. En el bando contrario habían sufrido un par de docenas de bajas entre muertos y heridos.

Las unidades del 1/5 que habían llegado a FOB Duke se unieron pronto a los combates, correspondiéndoles la ingrata tarea de limpiar de enemigos la aproximación Norte a la mezquita del Imán Ali que atravesaba el cementerio de la ciudad. Contaban con la ventaja de que en esta ocasión el eje del avance era de Norte hacia el Sur y podrían avanzar sin tener que preocuparse de recibir fuego por los flancos. Para cumplir con su tarea emplearon a las tres compañías de armas de su Task Force. Colocadas de Oeste a Este avanzarían paralelas las compañías Charlie, Bravo y Alpha.

Como les ocurrió anteriormente a los marines, intentar circular por aquel laberinto de tumbas, mausoleos y catacumbas fue una pesadilla. Decidieron avanzar por los escasos senderos existentes con un carro Abrams abriendo la marcha, siendo seguido de cerca por un M2A3 Bradley. A los flancos de los blindados los soldados irían progresando por la maraña de instalaciones funerarias, inspeccionando aquellas que les pareciesen sospechosas y evitando que algún miliciano pudiera infiltrarse. De esta manera avanzaron desde la Phase Line Harlem hasta la Phase Line Bronx. Al intentar seguir hacia el Sur fue cuando comenzaron a recibir un nutrido fuego enemigo, con morteros, RPGs y ametralladoras. El objetivo de las unidades del 1/5 no era tomar una posición determinada, sino simplemente provocar a los insurgentes para entablar combate y acabar con el mayor número posible de ellos, para este modo desgastarlos antes de llevar a cabo el asalto final. Por eso, después de un día de dura lucha en el cementerio retrocedieron a sus líneas de partida e intentaron descansar en su austera base.

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