Los Sistemas Marítimos No Tripulados, la Armada y la industria española de defensa

Maqueta del sistema marítimo no tripulado Perseo
Maqueta del sistema marítimo no tripulado Perseo, presentado por Navantia en Feindef. Fuente: Revista Ejércitos.

Los Sistemas Marítimos No Tripulados son una realidad tangible. No en vano, han conseguido alterar profundamental el desarrollo de contiendas como la de Ucrania, como bien saben los militares rusos, víctimas de sus capacidades. En términos más amplios, el sector naval de la defensa en su conjunto está experimentando una transformación significativa impulsada por la evolución tecnológica y las nuevas amenazas globales; de ahí que todos los principales actores globales estén dedicando ingentes sumas de dinero a desarrollar nuevas soluciones. Hasta ahora, la industria naval militar española, con una tradición centenaria, se ha ido adaptando progresivamente a muchos de estos cambios, incorporando nuevas capacidades y tecnologías que permiten hacer frente a los desafíos actuales y futuros. Pese a ello, en el apartado concreto de los Sistemas Marítimos No Tripulados, tanto de superficie como submarinos -y que, sin duda, constituyen el futuro de la guerra naval-, queda mucho por hacer...

Índice

  • Introducción
  • Los Sistemas Marítimos No Tripulados en otros países
  • Los Sistemas Marítimos No Tripulados en España
  • La industria española de defensa
  • Las necesidades futuras: mayor autonomía, capacidad de computación y simulación
  • Conclusiones

Introducción

Con la entrada en vigor del Real Decreto 896/2024, la estructura de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) ha experimentado importantes cambios orgánicos, si bien estos no han ido acompañados de los necesarios aumentos en cuanto a personal. En cualquier caso, a partir de ahora, la Secretaría de Estado de Defensa (SEDEF) cuenta con cinco Direcciones Generales, en el siguiente orden de prelación: DGEID, DGAM, DIGENECO, DIGENIN y CESTIC.

La DGAM se centra ahora más en los programas actuales y se organiza en tres Subdirecciones Generales con funciones específicas:

  • Programas: encargada de los procesos de obtención de equipos y sistemas.
  • Inspección y Regulación (INRE): responsable de la homologación, certificación, y los planes industriales para los programas.
  • Adquisiciones (ADQUI): gestionará la parte económica y contractual de los procesos de obtención.

Por otro lado, la nueva DGEID (Dirección General de Evaluación Industrial y Defensa) se orienta hacia el apoyo a la industria, su internacionalización, y la política industrial y tecnológica. Esta Dirección también se organiza en tres Subdirecciones Generales, absorbe a la antigua PLATIN, y se crean dos nuevas Subdirecciones Generales:

  • Planificacion, Tecnología e Innovación (PLATIN).
  • Estrategia Industrial de Defensa (EID)
  • Gestión de la Internacionalización de la Industria de Defensa (GIID)

El proceso de obtención es clave, con la DGAM liderando su planificación, ejecución y control junto a la DGEID. Su objetivo es proporcionar a las FAS los sistemas de armas necesarios dentro de plazos, costes y requisitos operativos aprobados por el JEMAD, buscando además incrementar la ventaja operativa a través de la tecnología y la autonomía estratégica. La complejidad de estos factores, junto con los cambios en el entorno, exige un enfoque más proactivo, donde la colaboración y coordinación evolutivas sean esenciales para el éxito.

Este nuevo enfoque requiere una estrecha coordinación entre las dos Direcciones Generales, la DGEID y la DGAM, para asegurar la cohesión y efectividad de la Política de Armamento y Material. En este contexto, la digitalización y la automatización han emergido como pilares fundamentales de la modernización naval, especialmente en lo referente a la integración de sistemas no tripulados y simulación avanzada.

La DGEID, dicho esto, se encarga de planificar y desarrollar la política industrial de la Defensa. Además, gestiona la cooperación industrial y internacional en este ámbito, participa en foros internacionales sobre la industria de Defensa, y apoya la internacionalización y exportación de la industria de Defensa española. También supervisa el comercio exterior relacionado con la Defensa, las transferencias de tecnología a otros países y los activos materiales e inmateriales derivados de la política industrial e innovadora del Ministerio.

El nuevo organigrama de la SEDEF
El nuevo organigrama de la SEDEF. Fuente: Ministerio de Defensa

Los anteriores, con cambios que se enmarcan dentro de la reacción de España frente a los nuevos desafíos estratégicos. Una reacción que incluye también la revisión de la Estrategia Industrial de Defensa (EID), enfocada en impulsar las Capacidades Industriales Estratégicas de Defensa (CIEDs) para lograr la autonomía estratégica nacional y europea. No hay que olvidar cómo por ejemplo la pandemia evidenció debilidades en el sector industrial, como la crisis de suministros y la falta de autonomía en la producción de elementos críticos, lo que impulsó un cambio de enfoque hacia la recuperación y resiliencia industrial; necesidad que la guerra de Ucrania ha servido para recalcar más si cabe.

A nivel supranacional, la Unión Europea busca reforzarse a través de su nueva Estrategia Europea de la Industria de Defensa (EDIS), mientras que Estados Unidos, en su Estrategia Industrial de Defensa Nacional (NDIS), subraya la necesidad de modernizar rápidamente su base industrial. España, por su parte, aprobó en 2023 una nueva EID, centrada en aumentar la autonomía estratégica, contribuir a la Europa de la Defensa y consolidar una base industrial y tecnológica sólida.

Como quiera que no se puede hacer nada de lo anterior sin tener en mente el futuro de la guerra, no pueden dejarse de lado elementos como los Sistemas Marítimos No Tripulados, pues representan actualmente uno de los segmentos más dinámicos y prometedores de la industria naval militar. Una clase de sistemas que abarca desde pequeñas embarcaciones de superficie hasta sofisticados vehículos submarinos, capaces de realizar misiones de reconocimiento, vigilancia y operaciones en entornos de alto riesgo.

Hay que tener en cuenta, además, que la integración de inteligencia artificial y sistemas autónomos permitirá desarrollar plataformas cada vez más sofisticadas, que puedan operar de manera coordinada y realizar misiones complejas con mínima intervención humana. Los sistemas de simulación asociados a estas plataformas nos permitirán recrear escenarios realistas para evaluar su comportamiento y optimizar su rendimiento antes de su despliegue operativo.

En el caso de la industria naval militar española, como sabemos, lleva años experimentando una fase de expansión y modernización sin precedentes (desgraciadamente no ocurre igual con la construcción naval civil, que se encuentra cada vez más disminuida, salvo excepciones). De hecho, programas como el destinado al desarrollo y construcción del submarino S-80, a pesar de los innumerables problemas que arrastra, consolidan a España entre los pocos países capaces de diseñar y construir sus propios sumergibles, reforzando su autonomía tecnológica.

Paralelamente, se avanza en la construcción de fragatas F-110, diseñadas para integrar sistemas de última generación, y en la futura corbeta europea (EPC), un proyecto internacional enmarcado en la iniciativa PESCO de la Unión Europea. Estos programas no solo fortalecen las capacidades militares, sino que también impulsan significativamente la industria nacional y el empleo especializado. 

Adicionalmente, el compromiso español con la colaboración europea para el desarrollo de capacidades compartidas subraya su papel como un actor clave en el ámbito naval de defensa, con ejemplos como los de la citada Corbeta Europea o la futura fragata 4E. Este último, de hecho, representa un esfuerzo transversal liderado por España para desarrollar tecnologías de vanguardia en defensa naval. Es así, pues se centra en la incorporación de inteligencia artificial, la modernización de sistemas de comunicación y la exploración de capacidades cuánticas. Además, permitirá también el desarrollo de módulos de control remoto que integran vehículos aéreos y submarinos no tripulados en operaciones coordinadas desde plataformas navales como fragatas o BAM. 

La participación española en este programa refleja su compromiso con la innovación tecnológica. Además, este esfuerzo se complementa con inversiones en capacitación del personal, garantizando que los operadores puedan gestionar de manera efectiva estas nuevas tecnologías. Es fundamental que la industria cuente con personal altamente cualificado, motivado y en número suficiente para enfrentar los retos que la Defensa de España le planteará en el futuro. 

Ahora bien, dentro de dicho esfuerzo, en España se ha de ser conscientes de que la integración de sistemas no tripulados presenta retos significativos. Las principales dificultades radican en la interoperabilidad entre sistemas tripulados y autónomos, así como en la ciberseguridad. El riesgo de que estas plataformas sean vulnerables a interferencias electrónicas o capturas por parte de adversarios destaca la necesidad de desarrollar soluciones robustas. 

Otro desafío es la gestión de datos. Los sistemas autónomos generan grandes volúmenes de información que requieren análisis en tiempo real para tomar decisiones rápidas en combate. España trabaja en estrecha colaboración con la industria para implementar soluciones de inteligencia artificial que optimicen este proceso, pero es un área en la que hay mucho trabajo por hacer.

Por fortuna, la industria naval naval española está posicionándose como un referente en la exportación de tecnologías avanzadas, incluyendo las citadas. Así, empresas como Indra, Navantia y SAES lideran la oferta española en el mercado global, colaborando con países aliados en programas de desarrollo conjunto. Por ejemplo, Navantia ha implementado sistemas avanzados en buques de la Marina Real Australiana y evalúa en la actualidad tecnologías de drones submarinos con socios europeos. Además, la participación en proyectos de cooperación internacional asegura que España mantenga una ventaja competitiva en el desarrollo de sistemas innovadores; aspecto crucial en un mercado dominado por actores como Estados Unidos y China, que han avanzado significativamente en capacidades autónomas.

Infografía de la futura Corbeta Europea (EPC)
Infografía de la futura Corbeta Europea (EPC). Fuente: Navantia.

Los Sistemas Marítimos No Tripulados

La Armada considera los vehículos no tripulados (UXV) como un elemento central en su evolución hacia las operaciones multidominio, pues entre muchas otras cosas este tipo de sistemas, como los vehículos submarinos (UUV), los vehículos de superficie (UMV) y los drones aéreos embarcados (UAV), permiten extender las capacidades operativas de las unidades tripuladas al tiempo que reducen riesgos humanos. De hecho, con la reciente incorporación del programa de integración tecnológica NAIAD en los BAM y las pruebas en entornos operativos, se ha podido validar su utilidad en escenarios de alta intensidad. 

Armada 2050 y NavPlan
Armada 2050 y NavPlan. Fuente: El autor.

En la reciente presentación del documento «Armada 2050» -que nos recuerda al «Navigation Plan» norteamericano- el Segundo Ajema estableció en líneas generales los pasos a seguir en la incorporación de estos sistemas. La Armada española apuesta así, como decíamos, por el uso extensivo de UXVs como parte esencial de las operaciones multidominio, permitiendo mantener al personal protegido fuera del alcance enemigo. Sin embargo, para que esto último sea posible, los nuevos sistemas deberán estar completamente integrados con el resto de la Fuerza y operar bajo el concepto de nube de combate, en la que puedan compartir sin ir más lejos los datos obtenidos por cada uno de ellos.

Entre los principales desafíos identificados se encuentra la necesidad de adaptarse a un entorno operativo más complejo donde los dominios tradicionales (naval, terrestre y aéreo) se fusionan con nuevos ámbitos como el ciberespacio, el espacial y el cognitivo, y otros nuevos por analizar, como el del lecho marino. Este último, de hecho, emerge como una prioridad estratégica dentro del dominio marítimo como demuestran los recientes sucesos acaecidos en el Báltico.

Dicho esto, ha de tenerse en cuenta que la interoperabilidad entre sistemas y la capacidad de operar en entornos degradados se constituirán en aspectos críticos. También que la democratización de ciertas tecnologías, con procesos de difusión cada vez más rápidos, permite que más actores tengan acceso a capacidades disruptivas, lo que dificulta la disuasión frente a potenciales adversarios. Es por todo ello por lo que la Armada debe mantener una capacidad de enfrentamiento constantemente actualizada mediante la incorporación de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, computación cuántica y los sistemas autónomos.

Seguirá así la Armada una tendencia que en realidad muchos otros de nuestros aliados y competidores ya siguen y que se está observando incluso en el caso de actores no estatales. No en vano, ha podido verse desde hace años el empleo cada vez más decidido de vehículos autónomos en escenarios como el Mar Negro y el Mar Rojo, en este caso por parte de los hutíes. Nos es de extrañar, por tanto, que nuestro país a través de sus colaboraciones con la OTAN y la Unión Europea, esté buscando también la forma de adaptar estas tecnologías emergentes a su doctrina operativa naval, fortaleciendo así su disuasión frente a amenazas convencionales y asimétricas.

Es más, aunque este artículo se centre en los sistemas marítimos no tripulados, ha de tenerse en cuenta que es el conjunto del entorno operativo el que está cambiando radicalmente debido al auge de distintas tecnologías emergentes y disruptivas -muchas de ellas duales- y, también, al desplazamiento del desarrollo tecnológico del ámbito militar al civil y privado. En este sentido, las tecnologías digitales han democratizado la innovación, convirtiéndola en algo accesible para todos, tanto para lo positivo como lo negativo. Todo de forma que la mayor capacidad tecnológica ya no reside en las agencias gubernamentales, sino en empresas de diversos sectores, lo que complica la incorporación de nuevas tecnologías a la Defensa, debido a las limitaciones de la Base Tecnológica e Industrial de la Defensa en España.

Todo lo anterior obliga a revisar el enfoque tradicional, impulsando la experimentación y la búsqueda de innovación fuera de las fronteras nacionales para asegurar la ventaja operativa, como se evidencia en la Guerra de Ucrania. La velocidad del avance tecnológico –creciente, como se explicó en estas mismas páginas no hace mucho tiempo– hace que el tiempo sea un factor crítico, exigiendo de una enorme agilidad –lo que implica la obligación de reducir las inercias– para mantenerse competitivo.

Dentro de estos cambios, el protagonizado por los sistemas no tripulados no es ni mucho menos el menor, pues han revolucionado el panorama naval militar en la última década. De hecho, la evolución desde simples plataformas teledirigidas hasta sistemas casi completamente autónomos (por supuesto, siguen requiriendo de supervisión humana) refleja el salto cualitativo en capacidades operativas y tecnológicas. Algo que, a su vez, se refleja en la multiplicación de modelos y variantes a la que hemos asistido, de tal forma que:

  • En el ámbito de superficie, los USV (Unmanned Surface Vessels) se han diversificado en múltiples categorías, desde pequeñas embarcaciones de reconocimiento hasta plataformas medianas capaces de realizar misiones de patrulla y vigilancia prolongada.

  • En el dominio submarino, los UUV (Unmanned Underwater Vehicles) han demostrado su valía en operaciones de guerra antisubmarina, detección de minas y reconocimiento de fondos marinos. La integración de sensores avanzados y sistemas de propulsión silenciosa ha permitido extender significativamente su autonomía y capacidades operativas. Particularmente relevante resulta la capacidad de estos sistemas para operar en zonas de alto riesgo o de difícil acceso para plataformas tripuladas.

La tendencia actual apunta, dicho lo anterior, hacia la operación colaborativa entre múltiples sistemas no tripulados, configurando lo que se conoce como sistemas de sistemas. Esta aproximación permite multiplicar las capacidades de vigilancia y control marítimo, especialmente en zonas extensas o de especial interés estratégico. Los avances en inteligencia artificial y aprendizaje automático están permitiendo desarrollar comportamientos autónomos cada vez más sofisticados, reduciendo la necesidad de intervención humana en tareas rutinarias o peligrosas.

Un nuevo paradigma tecnológico
Un nuevo paradigma tecnológico. Fuente: DGAM.

Los Sistemas Marítimos No Tripulados en otros países

En términos generales nos encontramos, a nivel mundial, con unos Estados Unidos que mantienen un claro liderazgo global en sistemas marítimos no tripulados, con programas emblemáticos como el Orca XLUUV de Boeing y diversos USV de gran desplazamiento en diversos estadios de desarrollo. La US Navy realiza ejercicios extensivos como el Integrated Battle Problem (IBP) para integrar estas plataformas en operaciones de flota. El desarrollo se centra en USV de gran tamaño (LUSV) de más de 2.000 toneladas y el programa NOMARS de DARPA para buques completamente autónomos.

China, por su parte, intenta acortar distancias y ha completado pruebas significativas con el Zhu Hai Yun, un USV de 88,5 metros capaz de navegar 1.500 millas náuticas de forma autónoma. Su industria está desarrollando al menos tres XLUUV de entre 19-22 metros, significativamente mayores que cualquier otro sistema en servicio actualmente con su Marina de guerra. Además, a través de empresas como Poly Defence, promociona una amplia gama de sistemas, desde pequeños USV hasta el A2000 de 45 metros con capacidad de lanzamiento de misiles. Este último, responsabilidad de Marine Lizard, es un USV de tamaño medio diseñado para lanzar misiles tierra-aire, apoyar operaciones con UAV y puede integrarse en red para lanzar mini USV para ataque en enjambre. El Marine Lizard es un USV anfibio diseñado como plataforma autónoma para operaciones de logísticas. Además, hay otros modelos como el HSU001, equipado como puede verse en la siguiente imagen, con mástiles retráctiles, que se estima que están ya en servicio.

Vehículo Submarino No tripulado HSU001
Vehículo Submarino No tripulado HSU001. Fuente: HI Sutton.

En el caso de Rusia, el país continúa el desarrollo del UUV Klavesin, aunque sin alcanzar fase operativa. La experiencia de los ataques ucranianos ha impulsado nuevos programas como el Orcan y ASV-1000, aunque mayormente se encuentran en fase conceptual. Además, ha de tenerse en cuenta que su desarrollo tecnológico se ha visto ralentizado por las sanciones internacionales. Sin embargo, y pese a todo, resulta razonable pensar que la terrible experiencia sufrida por la Marina de guerra rusa frente a los USVs ucranianos será el mayor aliciente a la hora de invertir más recursos en dotarse de nuevas capacidades de este tipo que le ayuden a superar su actual desventaja.

Francia pretende utilizar drones submarinos autónomos para una vigilancia continua o casi continua, acompañados de robots pilotados a distancia para acciones precisas en puntos concretos. En lo que se refiere a los fondos marinos, el objetivo inicial es explorar hasta una profundidad de 3.000 metros, ya que ello permite alcanzar alrededor del 78% de los fondos del planeta, y después hasta los 6.000 metros que supondría el 97%[1].

(Continúa…) Estimado lector, este artículo es exclusivo para usuarios de pago. Si desea acceder al texto completo, puede suscribirse a Revista Ejércitos aprovechando nuestra oferta para nuevos suscriptores a través del siguiente enlace.

Be the first to comment

Leave a Reply