Los helicópteros de ataque han tenido un papel variable en la guerra de Ucrania. Si bien esta comenzó con un asalto helitransportado sobre el aeropuerto Antonov en el que los aparatos de transporte fueron escoltados por varios Ka-52 y, en las fases iniciales, tanto estos como los Mi-24/35 tuvieron un papel relevante, los errores doctrinales y la vulnerabilidad demostrada frente a los sistemas antiaéreos -e incluso algún ATGM-, han ido reduciendo su importancia. A lo largo de las próximas líneas intentaremos explicar, en lo posible, las razones por las que estos sistemas de armas no han llegado a tener el papel que se esperaba de ellos.
En la mañana del 24 de febrero de 2022, unas horas después del comienzo de la guerra en Ucrania, pudimos presenciar el asalto aerotransportado ruso sobre el aeropuerto Antonov para tratar de crear un puente aéreo y conectar con la cabeza blindada procedente del norte. Las unidades y los medios aéreos encargados de llevar a cabo esa tarea serían los más modernos y profesionales del ejército ruso, entre los que están los Ka-52, Mi-28UB, Mi-8AMTSh y el Mi-35M. Lo cierto es que aunque se consiguiera tomar el aeropuerto, salieron a la luz distintas carencias y errores tácticos en las unidades de helicópteros de ataque rusos, los cuales se han estado repitiendo en gran medida hasta la actualidad del conflicto. Tanto por la carencia de sistemas modernos por el bando ucraniano, como por la incapacidad del ejército ruso por aprovechar los suyos, esta guerra ha vuelto a poner en duda el papel de los helicópteros de ataque, algo que no constituye en absoluto una novedad, pues hemos pasado por esto en muchas ocasiones a lo largo de la historia de los helicópteros de ataque.
Nacimiento del concepto
Para poder entender los fallos de concepción doctrinal y errores tácticos de la guerra en Ucrania, debemos remontarnos al nacimiento del concepto de los helicópteros de ataque y a cómo este fue evolucionando a lo largo del tiempo. Dicho concepto nació durante la guerra de Vietnam, ante la necesidad de armar con sistemas más pesados y eficaces a los helicópteros americanos UH-1 que daban protección a los helicópteros CH-21 de transporte más pesado.
Es entonces, cuando el US Army formó la primera compañía de utilidad táctica de transporte de helicópteros que fue más tarde desplegada a mediados de 1962 en Vietnam para cubrir la necesidad misiones de protección. Hasta ese momento, los intentos de armar con ametralladoras ligeras los CH-21 y UH-1 se habían demostrado ineficaces por su menor calibre y capacidad destructiva. Pero los helicópteros que llegaron a la compañía habían sido modificados, de manera que los UH-1B portaban ametralladoras pesadas del calibre .30 y lanzadores de cohetes de 2,5 pulgadas.
Como es lógico, al ser algo tan novedoso los mandos del US Army no confiaban que fueran a suponer un cambio sustancial en el campo de batalla. De hecho, llegaron a encargar una revisión de la eficacia de los mismos una vez desplegados en combate al Army Concept Team (el equipo que revisaba los diseños y conceptos nuevos durante la guerra). Dicho equipo se encargaría de medir la eficacia de los novedosos helicópteros UH-1B modificados desde 1962 hasta 1963, tiempo en el que se vieron envueltos muchas veces en combate real.
Si algo quedó totalmente demostrado fue que dicha compañía demostró ser capaz de realizar esa protección de fuegos sobre los helicópteros de transporte, como también fue capaz de combatir en una guerra en la que muchas veces debían adentrarse en las zonas de contacto con el enemigo. Incluso se mostraron eficaces contra las unidades ligeras norvietnamitas, en buena parte gracias a la eficacia de sus lanzacohetes, que aumentaban de forma importante la capacidad destructiva a la vez que disminuían la necesidad de localizar claramente al enemigo.
El mando al cargo de la revisión de la eficacia de esta nueva compañía, el general Rowny del US Army, destacaría más tarde en sus informes a la cúpula militar que además de haberse comprobado que los UH-1B eran capaces de proteger a los helicópteros de transporte CH-21, también habían logrado ofrecer un un apoyo aéreo cercano sustancial sobre las tropas empeñadas en combates.
Por tanto, al demostrarse un éxito para misiones de acompañamiento y apoyo aéreo cercano, el US Army ordenó crear una línea de producción solo para ellos, además de rediseñar el concepto para pasar del helicóptero de transporte armado a, sencillamente, el helicóptero armado, lo que permitiría portar más sistemas de armas y más potentes. Es así como en 1967 entraría en servicio el Bell AH-1 Cobra, uno de los primeros helicópteros de ataque al uso y para el cual se había abandonado completamente el rol de transporte.
El Cobra en su versión más utilizada en ese momento, la AH-1G, podía portar una amplia variedad de armas que fueron evolucionando con el paso del tiempo. Así, al principio montaban una minigun y un lanzagranadas de 40mm y posteriormente el cañón rotativo de tres tubos de 20 mm M197 en una torreta debajo del morro del helicóptero. También podían llevar cohetes no guiados Hydra 70 de 2.75 pulgadas y misiles antitanque guiados por cable TOW.
Hasta el final de la Guerra de Vietnam, el helicóptero AH-1G Cobra brindó asistencia en combate a las fuerzas terrestres, escoltó a helicópteros de transporte y desempeñó diversos roles, entre ellos los de los batallones de cohetes aéreos (ARA o Air Rocket Artillery) en ambas divisiones aeromóviles. También establecieron equipos de «cazadores», asociándose con helicópteros exploradores OH-6A. Cada equipo enviaba un OH-6 volando lentamente y a baja altura para detectar a las fuerzas enemigas. Si el enemigo disparaba contra el OH-6, el AH-1G Cobra podía contraatacar al enemigo que había revelado su posición.
En conclusión, aunque el helicóptero de ataque sufrió muchas bajas al tener que acercarse al enemigo para poder atacar, rindió como se esperaba de él. Mejor incluso. Además, el impacto que tuvieron durante el conflicto fue mayor que las propias pérdidas que tuvieron de los mismos. Un nuevo sistema de combate se había probado eficaz en combate, cosa que para nada había pasado desapercibida al resto del mundo, pues en muchos casos ejércitos como el soviético llevaba tiempo con los ojos puestos en este nuevo tipo de plataformas.
En relación con esto, y si bien Estados Unidos había sido el creador del concepto, la URSS siguió muy de cerca tanto el proceso de diseño y puesta en servicio como la posterior evolución del mismo, dando a luz en el mismo año 1967 el diseño del helicóptero artillado Mil Mi-24. Este era un helicóptero bastante más pesado que su contraparte americana (el AH-1 Cobra) pero con capacidad para transportar tropas (capacidad que occidente había eliminado de los helicópteros de ataque) portar más armamento y ser más resistente. En el año 1969 empezaría a ser producido en masa y en un año más tarde ya se encontraría en servicio con la URSS.
Los Mi-24 estaban armados con una variedad de armamento que les permitía enfrentar a los vehículos blindados enemigos, posiciones fortificadas y tropas enemigas. Los Mi-24 podían llevar un cañón de 30 mm, cohetes no guiados S-8 y misiles guiados antitanque. Una panoplia y una plataforma pensadas para combinar una alta precisión y capacidad de maniobra en el campo de batalla.
Las diferencias entre ambos diseños mostraban claramente que ambas naciones tenían concepciones distintas de los helicópteros de ataque. En el caso del cobra Cobra, fue diseñado como un helicóptero meramente de ataque para misiones de escolta y apoyo aéreo cercano, para lo cual debía contar con una espectacular maniobrabilidad. Esta, al igual que la necesidad de un gran alcance, iban en detrimento de la carga bélica. La razón principal de este enfoque podemos atribuirlo directamente a la doctrina de Estados Unidos, ya que al tener que operar en el exterior priorizaba el alcance sobre la capacidad de portar más armamento.
En cambio, el Mi-24 Hind (según su designación OTAN) estaba concebido como un helicóptero artillado que bien podía hacer esa doble función de transporte de tropas o ataque de manera veloz y con capacidad de portar más armamento que su contraparte. En especial, se hizo mucho hincapié en sus capacidades anticarro, ya que según la doctrina soviética debían apoyar ofensivamente o defensivamente a las unidades blindadas soviéticas. Además, al poder portar hasta 8 infantes con armamento ligero era capaz a su vez de hacer incursiones aerotransportadas detrás de las líneas o posiciones defensivas enemigas o de recoger heridos, por ejemplo.
La evolución del concepto en la Unión Soviética
Una vez visto cómo nació el concepto del helicóptero de ataque por ambas partes, vamos a tratar de analizar cómo ha ido evolucionando y adaptándose el concepto soviético a medida que ha participado en los sucesivos conflictos bélicos. Para ello, utilizaremos una de las mayores demostraciones de la eficacia del Mi-24, la guerra afgano-soviética (1978-1992).
Años después de la entrada en servicio de los Mil Mi-24 con el Ejército Rojo y de haber comenzado su fabricación en masa, estallaría la llamada “intervención militar soviética en Afganistán” mediante la cual la URSS pretendió controlar la política afgana, debiendo luchar para ello contra los muyahidines, apoyados a su vez por los Estados Unidos. Dicho conflicto serviría a la URSS para evaluar sistemas de armas que no se habían probado en combate antes y medir así su eficacia, caso del Mi-24.
Durante los más de 10 años que duró esta guerra se pudo demostrar que el Mi-24 era un helicóptero único y con una eficacia formidable. Al tener un blindaje capaz de proteger a sus tripulantes del fuego de fusilería, contar con una maniobrabilidad y velocidad bastante buena, poder portar distintas variedades de armamento en los 6 puntos de anclaje en las alas fijas y disponer de la capacidad de transporte de tropas, su rendimiento en las operaciones contra los muyahidines fue excelente.
Los muyahidines no dejaban de ser una amalgama de insurgentes que aún habiendo sido apoyado por Occidente, no estaba cohesionada como un ejército profesional y por tanto, sus tácticas eran muy diferentes según que mandos tenía cada grupo dentro del conjunto. Al principio del conflicto, se desplazaban formando caravanas hacia sus objetivos, convirtiéndose en presas fáciles para los lanzadores de cohetes S-8, las armas anti tanque 9M17 Fleyta y el cañón de 30 mm de los Mi-24 soviéticos. Como cabe esperar, muy pronto los muyahidines se adaptaron y empezaron a separar sus grupos de combatientes para dificultar el reconocimiento soviético, cosa que en parte funcionaría.
Una de las medidas que afectó mucho a la eficacia de los Hind, fue que con el paso del tiempo los muyahidines empezaron a operar de noche y desde las zonas boscosas montañosas, tratando de evadir las zonas más áridas para dificultar el reconocimiento soviético y la localización de esos grupos insurgentes. Aún así, cuando un grupo de insurgentes era detectado los Mi-24, estos podían barrer sus posiciones con un riesgo mínimo para su propia seguridad, haciendo uso de su extensa variedad de armamento.
Al fin y al cabo, ante el fuego de fusilería ligero e incluso contra algún calibre un poco más pesado, los helicópteros de ataque soviéticos eran casi invulnerables, hasta el punto de que los muyahidines los apodaron “tanques voladores”. La situación, no obstante, terminaría por cambiar gracias a la llegada de sistemas como los MANPADS (ManPortable Air Defense System) Stinger como parte del apoyo ofrecido por los Estados Unidos a los muyahidines. Así pues, desde el año 1980 hasta 1989, los Mi-24 terminaron por sufrir más 80 derribos sobre suelo afgano, contabilizando todas las variantes utilizadas en este país de Asia central.
Se puede decir por tanto que el Mi-24 se demostró tan eficaz al principio de la guerra por que tenía una superioridad aérea total, existían grandes agrupaciones de unidades enemigas (las caravanas) a las que atacar casi a placer, las batallas se daban en entornos mayoritariamente áridos, poco boscosos o rocosos (cosa que ayudaba mucho a la detección y distancia de ataque) y los muyahidines carecían de armas antiaéreas de consideración en sus agrupaciones.
Por el contrario, el paso de los muyahidines a las operaciones nocturnas, la adopción de las tácticas de insurgencia en las que dejaba de haber agrupaciones de tropas sustanciales, el uso recurrente de terrenos cerrados para dificultar el reconocimiento y la llegada de MANPADS terminaron obligando a los Mi-24 a tener que volar a muy baja cota e incluso algunas veces convirtiendo el espacio aéreo afgano en un terreno vetado para los helicópteros de ataque soviéticos a pesar de su valía.
Cabe destacar también, en relación con lo anterior, que el uso que los soviéticos dieron a estos helicópteros artillados fue en muchos casos muy diferente del que por doctrina les correspondía. Cuando se alarga en tiempo -y hablamos de una guerra que duró una década-, las adaptaciones del enemigo terminan por dejar obsoleta las doctrinas iniciales. En este caso, el uso masivo que habían dado los soviéticos de estos helicópteros trás el cambio de tácticas muyahidines terminó siendo muy diferente del inicialmente previsto, pasando a realizar patrullas diarias en zonas en las que las unidades terrestres no podían llevarlas a cabo ya que era terreno demasiado peligroso o difícil. También fueron utilizados como acompañamiento y apoyo de las unidades aerotransportadas (VDV), montadas a su vez sobre helicópteros Mi-6 o Mi-8 en sus incursiones contra las posiciones insurgentes.
Después de la guerra de Afganistán, los soviéticos no solo introdujeron cambios de diseño sino también doctrinales en relación con los helicópteros de ataque. Además, tras la aparición en 1984 del AH-64 Apache estadounidense desde Moscú necesitaban igualar la apuesta norteamericana, lo cual terminó motivando el diseño del Kamov Ka-50, un diseño monoplaza con rotor coaxial que abandonaba el transporte de tropas pero tampoco incluía mejoras sustanciales más allá del reconocimiento. Simplemente el diseño del Kamov Ka-50 se quedaba atrás comparado con el del Apache, a lo que había que sumar que no entró en producción hasta la disolución de la Unión Soviética, lo que hizo que el Mi-24 continuase sirviendo como caballo de batalla tanto en el caso soviético como, durante mucho tiempo, ruso.
Tras la caída de la URSS en 1991, y dados los problemas económicos y la pérdida de las líneas de producción principales de muchos componentes y sistemas estratégicos para producir estos helicópteros, Rusia solo pudo llevar al servicio alrededor de una veintena 20 unidades en los años siguientes. Un aspecto que es importante, pues a pesar de que los Kamov Ka-50 entrarían en combate por ejemplo contra los separatistas chechenos, tuvieron un papel irrelevante en el conflicto por la falta de cantidad y la ausencia de mejoras en sus sistemas. Rusia había perdido -al menos momentáneamente- la carrera con Occidente en cuanto a helicópteros de ataque.
Años más tarde, especialmente tras la experiencia que supuso la guerra de Georgia, Rusia se dio cuenta de que necesitaba dotar a su Ejército con plataformas enfocadas al ataque puro y dotadas de sistemas más modernos, como los incluidos en los helicópteros de ataque occidentales. Máxime viendo el éxito que estos habían tenido en operaciones como las de Afganistán e Irak. Fue entonces cuando decidieron sacar de los archivos diseños soviéticos como el Mil Mi-28 o el Kamov Ka-52 adaptándolos a los tiempos modernos.
El Kamov Ka-52 no dejaba de ser una variante del Kamov Ka-50 biplaza. Entró en producción precisamente en el año 2008 y se benefició de una actualización en los sistemas electrónicos e informáticos para que el segundo tripulante del Ka-52 manejase los nuevos sistemas de reconocimiento, designación de objetivos y comunicaciones. Mucho más recientemente, ya en 2020, serían actualizados a al estándar «M», habida cuenta de las lecciones extraídas de Siria, lo que supuso incorporar más blindaje (hasta 23mm) y modernizar el armamento.
En cuestión de armamento, precisamente, el Ka-52 está considerado como un helicóptero de ataque enfocado en la misión de caza carros, ya que porta un cañón de 30 mm y cuatro puntos de anclaje en las alas, además de la posibilidad de llevar dos misiles Igla-V en la punta de ambas alas fijas. En sus configuraciones más habituales, el Ka-52 suele llevar misiles antiaéreos Igla-V y misiles antitanque Vikhr/Vikhr-M o Ataka. Desgraciadamente para Rusia, hasta 2017 solo entrarán 90 de ellos en servicio debido a los problemas industriales, en muchos casos derivados de la corrupción. Una cantidad que crecería posteriormente, aunque nunca al ritmo deseado por Moscú.
Más allá del Ka-52 nos encontramos con el Mil Mi-28, otro diseño originario de los años ochenta que fue presentado en 1989 en el Salón Aeronáutico de París y cancelado en el año 1993 por que no se consideraba apto para todos los climas, lo que llevó a la URSS a inclinarse por el Ka-50. Así las cosas, entró en servicio a partir de 2009, produciéndose unas 120 unidades hasta la actualidad. En materia de armamento, el Mi-28 porta un cañón de 30 mm al igual que el Ka-52, así como cuatro puntos de anclaje. También es capaz de llevar los misiles aire-superficie 9M120 Ataka-V o 9K118 Sheksna y puede armar hasta ocho misiles aire-aire 9K38 Igla-V o Vympel R-73.
Como sin duda el lector habrá notado, la flota de helicópteros de ataque modernos rusa, sumada a los cientos de Mi-24 heredados de la URSS formaba un conjunto impresionante, especialmente si lo comparamos con las cifras habituales en los ejércitos europeos post-Guerra Fría. Sin embargo, muchos de los problemas no habían sido solucionados en un tiempo en el que en Occidente el concepto no dejaba de evolucionar.
La evolución del concepto en Occidente
Respecto a la evolución del concepto de helicóptero de ataque, cabe hablar no tanto sobre los propios aparatos y los cambios técnicos que han sufrido en los últimos años como sobre si estos sistemas han «muerto» debido a los cambios en el campo de batalla. De esa manera, podremos llegar a concluir si lo que hemos visto en Ucrania ha sido culpa de la obsolescencia, de los errores tácticos, de las carencias en cuanto a diseño o de algún otro factor.
(Continúa…) Estimado lector, este artículo es exclusivo para usuarios de pago. Si desea acceder al texto completo, puede suscribirse a Revista Ejércitos aprovechando nuestra oferta para nuevos suscriptores a través del siguiente enlace.
2 Comments