Los apellidos de la guerra III

Guerra electrónica; guerra cibernética; guerra de las galaxias

Los apellidos de la guerra son infinitos, sin embargo la guerra es una y es un infierno como diría el general Sherman. Esta última entrega pone fin a algo que no lo tiene, pero creo que completa la visión general que nos propusimos en un principio: hacer una distinción de los conflictos en función de sus características preponderantes, llamar la atención de términos comúnmente aceptados, incluso aceptar términos muy de moda e intentar dotarlos de contexto, sin estar necesariamente de acuerdo en ellos y que muchas veces obedecen más al marketing y comunicación que a hechos reveladores o diferenciadores de uno u otro conflicto.

En las anteriores entregas, hablamos de las generaciones de la guerra como preludio o historia previa a los conflictos actuales. La guerra convencional, el conflicto asimétrico, híbrido, irrestricto, las guerras proxy… En esta última entrega incluimos una parte más tecnológica, si se quiere ver así, con la guerra electrónica, la ciberdefensa y la guerra cibernética o la guerra de las galaxias (ojo, no la película).

Hay infinitos apellidos que caracterizan un conflicto, o que le dan un matiz que lo hacen diferente a otros. Otras de las muchas veces es pura pomposidad.

Muchos de esos términos se han quedado fuera y muchos otros aún están por venir, pero con estas tres entregas creo que se da respuesta a casi todos ellos y la mayoría de los que no hemos incluido pueden circunscribirse a alguno de ellos. Si no es así, habrá que apostar por una cuarta entrega.

Logo del mando espacial de los EE. UU. Fuente – US DoD.

Guerra electrónica

«La victoria, en cualquier futuro conflicto, será del que controle el espectro electromagnético».

Esta frase encontrada en un viejo manual que predecía la guerra del futuro una década atrás sigue sin ser una verdad absoluta, aunque la consideración del espectro electromagnético hoy en día es fundamental. Hoy en día es protagonista en cualquier conflicto moderno e ingrediente esencial en la ejecución de cualquier operación bélica, pero conjuntamente con otros protagonistas.

Cuando hablamos de guerra electrónica, nos estamos refiriendo a toda aquella actividad, en lo general tecnológica y en lo particular electrónica, que tiene lugar en todo el espectro electromagnético, bien como herramienta para evitar la actividad hostil del enemigo, bien en beneficio propio.

«La energía electromagnética se propaga en forma de radiación, formada por la oscilación ortogonal de campos eléctricos y magnéticos. El espectro se divide en bandas designadas alfabéticamente, que abarca desde las frecuencias que se utilizan en las telecomunicaciones submarinas, por radar, a larga distancia, pasando por las bandas de radiodifusión, televisión, radiación infrarroja, luz visible, radiación ultravioleta, rayos x, rayos gamma, y rayos cósmicos».

Las medidas destinadas para la guerra electrónica deben combatir las vulnerabilidades, los posibles focos de infección que pueden generar los nuevos dispositivos, el bloqueo de las comunicaciones, el control remoto de dispositivos o sistemas de soporte a la Defensa, entre otras muchas cosas.

Los nuevos peligros en el espectro de la guerra electrónica pueden provenir del ámbito de la formación, por ejemplo a través de la simulación o de la realidad virtual; o en las nuevas técnicas de fabricación aditiva como la impresión 3D y por supuesto de todo aquello que signifique ciberdefensa e inteligencia artificial.

El término guerra electrónica suele referirse fundamentalmente a tres aspectos:

  • Análisis del espectro electromagnético para determinar fuentes de emisión.
  • Acciones para evitar, la utilización del espectro, comúnmente denominado contramedidas electrónicas.
  • Acciones para eludir las contramedidas electrónicas, comúnmente denominadas medidas de protección electrónica.

Del desarrollo de todo esto, existe todo un abanico de terminología y campos a estudiar en el ámbito de la inteligencia: inteligencia de comunicaciones, inteligencia eléctrica, inteligencia de señales o inteligencia electroóptica e infrarroja.

Además de poder clasificar los distintos equipos de guerra electrónica en:

  • Electro-ópticos.
  • Radiofrecuencia.
  • Eléctrico.
  • Magnético.
  • Acústico.

Si nos centramos en las contramedidas electrónicas podemos referirlas a las «radiaciones deliberadas, re-radiación o reflexión de energía electromagnética con el objeto de impedir o dificultar el uso que pueda hacer el enemigo» mediante la perturbación, el engaño o la neutralización temporal o permanente de sus equipos.

Si nos centramos en la protección electrónica podemos destacar aspectos tan variados como: el control de la emisión (limitar las emisiones al mínimo); generación de formas de onda complejas; comunicaciones de baja probabilidad de interceptación (espectro ensanchado); material absorvente (como pinturas especiales); RCS reducida que consiste en diseñar perfiles de plataformas de tal forma que minimice las señales reflejadas;…

La guerra electrónica está tan presente en el día a día de las Fuerzas Armadas que casi suena más a pasado que a futuro, aunque la evolución de la guerra electrónica es una constante inevitable.

Sistema de EW 1RL257 Krasuja-4, uno de los más conocidos de entre los múltiples sistemas utilizados por la Federación Rusa en el ámbito de la Guerra Electrónica y que sirve para interferir sobre sistemas como drones, aviones, satélites o municiones guiadas en un radio que podría alcanzar varios cientos de kilómetros según la fuente.

Guerra cibernética

El ciberespacio, como nueva dimensión militar, trae novedades, las más evidentes: no hay frontera ni territorio, se podría decir que no hay límites. No hay necesidad de desplazamiento.

Estonia fue el primer país de la Alianza Atlántica en sufrir un ataque cibernético a gran escala en la primavera del año 2007. Desde el 2008 se encuentra en este país el Centro de Excelencia de Ciberdefensa Corporativa de la OTAN.

El ciberataque se debe, como en el conflicto híbrido o el irrestricto, al concepto siempre gris de la no paz y la no guerra. No trata el concepto clásico de victoria frente a derrota, o el de unas Fuerzas Armadas contra otras. Busca desestabilizar una sociedad actuando principalmente sobre el tejido bursátil, sanitario o gubernamental, por ejemplo. No atiende a entidades públicas o privadas; civiles o militares. En definitiva persigue confeccionar un ambiente hostil, de permanente amenaza para el ciudadano.

La OTAN ha definido la ciberdefensa como:

«La aplicación de medios de seguridad para proteger las infraestructuras de los sistemas de información y comunicaciones frente a los ciberataques».

La ciberguerra, entendiéndola como el compendio de ataques, explotación y defensa en y de las redes tuvo su época dorada en los años 90, pero con el atentado de las torres gemelas y el auge mediático del terrorismo islámico internacional fue cayendo en el olvido.

Sin embargo, y paradójicamente (no tanto si uno lo piensa bien) los grupos terroristas, y en este caso los de corte fundamentalista utilizan de manera preponderante internet para desarrollar sus actos delictivos, esto se debe a que internet ofrece para estos grupos:

  • Un medio eficaz de divulgación.
  • Minería de datos.
  • Comunicaciones seguras.
  • Fraude electrónico.

Diversificación de la amenaza. La dificultad, proviene por la facilidad de cualquier persona u organización al acceso a internet. Un ataque cibernético lo puede lanzar un ciudadano descontento, una organización terrorista, una nación hostil, cualquier organización criminal, … y todos estos ataques son igual de serios.

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