En los últimos años, la Marina Real Australiana (RAN) ha avanzado en la modernización de sus capacidades navales con la incorporación de nuevas y capaces unidades, desde destructores a buques de desembarco y de apoyo logístico. Un proceso que se intensificará tras la reciente aprobación de la nueva Estrategia de Defensa Nacional y el Programa Integrado de Inversiones, que priorizan la incorporación de sistemas no tripulados, incluyendo submarinos no tripulados tipo XLUUV. A lo largo de este artículo exploramos tanto los avances realizados por Australia en esta materia como la estrategia seguida por la RAN en su proceso de modernización naval, priorizando sistemas de largo alcance y tecnologías no tripuladas para mejorar su capacidad de disuasión y proyección de fuerza, buscando así hacer frente a países como la República Popular de China, con una actitud cada vez más hostil.
Índice
- Introducción
- El marco de AUKUS en el desarrollo de XLUUV
- La estrategia de Australia y los XLUUV
- El XLUUV Ghost Shark de la Marina Real Australiana
- Conclusiones
Introducción
En la última década, la RAN ha experimentado una transformación significativa de la estructura de sus fuerzas navales, enfocándose cada vez más en la proyección de poder y la letalidad como elementos clave de la disuasión. Esta evolución se ha acelerado notablemente con la publicación en 2024 de la nueva Estrategia de Defensa Nacional y el Programa Integrado de Inversiones de Australia; documentos estratégicos que han puesto un énfasis especial en el desarrollo de sistemas no tripulados como parte integral de las capacidades futuras Marina Real Australiana.
El desarrollo de capacidades submarinas no tripuladas es una prioridad para el Ministerio de Defensa australiano. La “vigilancia submarina a distancia” es una de las ocho áreas clave identificadas por el Grupo de Ciencia y Tecnología de la Defensa Australiana (DSTG) en el marco de sus Acciones de Ciencia, Tecnología e Investigación (STaR), esbozadas para impulsar los esfuerzos de investigación y desarrollo (I+D) en consonancia con los requisitos de las Fuerzas Armadas Australianas (ADF).
Según el DSTG, las ADF necesitan capacidades avanzadas de vigilancia submarina, como las que ofrecen los vehículos no tripulados submarinos (UUV por sus siglas en inglés), que puedan “operar eficazmente en diversas condiciones, tanto en aguas profundas como en entornos litorales poco profundos”, “para hacer frente a las complejidades de un entorno submarino congestionado y muy disputado”.
La Estrategia de Robótica, Sistemas Autónomos e Inteligencia Artificial (RAS-AI) 2040 de la RAN publicada en octubre de 2020, además, destaca las misiones que podrían llevar a cabo los UUV con la tecnología actual. Entre ellas se incluyen guerra de minas (MCM), contrarrestar el despliegue de sensores submarinos, patrulla en el litoral; oceanografía; vigilancia de infraestructuras submarinas; inspección/identificación de cascos y muelles; retransmisión de comunicaciones; y señuelos. Según la RAN, “hay una serie de sistemas disponibles”, “ya sea como sistema totalmente desarrollado o como prototipo”, para llevar a cabo estas misiones.
La estrategia también incluye las expectativas de la RAN con respecto a las capacidades de misión “probables a corto plazo” y “potenciales a largo plazo” de los UUV. Entre las capacidades de misión a corto plazo que se espera que estén disponibles en los UUV que se están planificando en varios proyectos se incluyen la guerra antisubmarina (ASW), anti-superficie (ASuW), Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR), Oceanografía y establecimiento de redes sensoriales y de comunicaciones.
Para hacer posible esta tecnología de vanguardia, el gobierno de Albanese está invirtiendo 20 millones de dólares junto con la empresa Anduril Australia, que contribuirá con otros 20 millones de dólares para escalar la cadena de suministro y construir infraestructura destinada a pasar del desarrollo de prototipos como el Ghost Shark -del que hablaremos más adelante-, a la producción en serie. Hasta la fecha, las ADF han invertido 90 millones de dólares como parte de un plan valorado en miles de millones.
Defensa y Anduril Australia han firmado un contrato cofinanciado los primeros trabajos del programa Ghost Shark, que proporcionará a la RAN un vehículo autónomo de largo alcance con capacidades de inteligencia, vigilancia, reconocimiento y ataque bajo el agua de bajo coste y persistente. El contrato también fomentará la inversión en la cadena de suministro de la industria australiana, permitiendo su crecimiento y escalado junto con Anduril Australia. Hasta 42 empresas australianas forman parte de esta cadena de suministro.
Para ello, miembros de la RAN, del Grupo de Ciencia y Tecnología de Defensa (DSTG) y de Anduril Australia han diseñado los prototipos del Ghost Shark, con el apoyo del Acelerador de Capacidades Estratégicas Avanzadas (ASCA). El contrato de codesarrollo, valorado como decíamos en 90 millones de dólares, contempla la construcción de tres prototipos en tres años. Anduril Australia construirá una instalación de fabricación en Australia, capaz de producir el Ghost Sharks para la RAN y socios internacionales, así como una variante comercial. El gobierno de aussie acelerará la preparación para la producción del programa y se espera que el primer Ghost Shark esté disponible a finales de 2025.
Todo lo cual, no es casual ni mucho menos. El viraje hacia una mayor letalidad y capacidades de proyección de fuerza por parte de la RAN responde a un entorno de seguridad cada vez más complejo y volátil en la región Indo-Pacífico. Australia -y son plenamente conscientes de ello- se enfrenta a una creciente militarización en áreas de importancia estratégica, a amenazas más coercitivas a sus intereses nacionales, e incluso desafíos emergentes en su vecindario inmediato del Pacífico Sur.
Este panorama estratégico ha llevado a los planificadores de defensa australianos a replantearse las capacidades necesarias para disuadir potenciales agresiones y proteger los intereses del país[1]. El Ghost Shark es parte de este replanteamiento que ha llevado al gobierno de Albanese a destinar hasta 7 mil millones de dólares para el desarrollo y adquisición de capacidades de guerra submarina y nuevos vehículos marítimos autónomos y no tripulados.
En este contexto, el desarrollo de vehículos submarinos no tripulados extragrandes (XLUUV por sus siglas en inglés) ha cobrado una relevancia especial dentro de los planes de modernización de la RAN. Estos sistemas ofrecen una combinación única de persistencia, sigilo y potencial letalidad que los hace particularmente adecuados para implementar una estrategia de negación marítima efectiva; máxime teniendo en cuenta el tipo de aguas de las que hablamos y las enormes distancias que Australia ha de abarcar. En este sentido, los XLUUV pueden operar de manera encubierta durante periodos prolongados, proporcionando una presencia disuasoria constante en áreas de interés estratégico para el país austral.
La apuesta por los XLUUV se enmarca además en la colaboración trilateral AUKUS entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos. Este acuerdo no solo facilitará la adquisición por parte de Australia de submarinos de propulsión nuclear, sino que también abre nuevas vías de cooperación en el desarrollo de tecnologías avanzadas como los sistemas submarinos no tripulados. AUKUS proporciona a Australia acceso a conocimientos y capacidades de vanguardia en este campo, acelerando significativamente sus propios programas de desarrollo[2].
El potencial de los XLUUV para aumentar la letalidad y las capacidades de proyección de fuerza de la RAN es considerable. Estos sistemas pueden ser equipados con una variedad de cargas útiles, incluyendo sensores avanzados, armas y otros sistemas de misión. Su capacidad para operar de manera autónoma durante largos periodos los convierte en plataformas ideales para misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento en áreas disputadas o de difícil acceso para unidades tripuladas.
Además, los XLUUV ofrecen una flexibilidad operativa que complementa perfectamente las capacidades de los futuros submarinos nucleares australianos[3]. De esta forma, mientras que los futuros submarinos de propulsión nuclear (SSN) previstos con AUKUS proporcionarán el núcleo de la fuerza submarina de la RAN, los XLUUV pueden asumir misiones de menor riesgo o actuar como multiplicadores de fuerza, extendiendo el alcance y la persistencia de la presencia submarina australiana en la región Indo-Pacífico.
La integración de los XLUUV plantea, sin embargo, importantes desafíos técnicos y operativos. El desarrollo de sistemas autónomos confiables capaces de operar durante largos periodos en entornos marítimos complejos requiere avances significativos en inteligencia artificial, sistemas de navegación y comunicaciones submarinas. Además, la RAN deberá adaptar sus doctrinas y conceptos operativos para aprovechar al máximo las capacidades únicas de estos sistemas no tripulados.
En el plano estratégico, la incorporación de XLUUV a la flota australiana tiene implicaciones significativas para el equilibrio de poder regional. Estos sistemas tienen el potencial de alterar los cálculos estratégicos en el Indo-Pacífico, proporcionando a Australia capacidades de negación de área y anti-acceso (A2/AD) que podrían complicar las operaciones de potenciales adversarios en la región. Al mismo tiempo, su naturaleza no tripulada los hace particularmente adecuados para operaciones en escenarios de “zona gris” por debajo del umbral de conflicto abierto.
En última instancia, la apuesta de Australia por los XLUUV refleja una adaptación de su estrategia naval a las realidades del entorno de seguridad contemporáneo. En un contexto de creciente competencia estratégica y rápidos avances tecnológicos, estos sistemas ofrecen una forma costo-efectiva de aumentar las capacidades de disuasión y proyección de fuerza de la RAN. Su desarrollo e integración en la flota australiana será sin duda uno de los aspectos más interesantes de la evolución naval en el Indo-Pacífico en los próximos años.
El marco de AUKUS en el desarrollo de XLUUV
El acuerdo trilateral de seguridad AUKUS entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, anunciado en septiembre de 2021, ha proporcionado un nuevo marco de cooperación que está acelerando significativamente el desarrollo de capacidades submarinas avanzadas para Australia, incluyendo los vehículos submarinos no tripulados extragrandes (XLUUV)[4]. Aunque inicialmente el foco mediático se centró en la adquisición de submarinos de propulsión nuclear por parte de Australia, AUKUS abarca una colaboración mucho más amplia en tecnologías de defensa avanzadas, siendo los sistemas submarinos no tripulados una de las áreas prioritarias[5].
Además de futuros sistemas como los submarinos de propulsión nuclear, el contralmirante Quinn recientemente afirmó que Australia también necesita sistemas abundantes y mucho más baratos que proporcionen tanto masa como persistencia para cubrir adecuadamente los vastos océanos que rodean Australia. Según Quinn: “No nos equivoquemos, los XLUUV que complementen a nuestros actuales buques y submarinos tripulados, así como a nuestros futuros buques de superficie sin tripulación, cambiarán las reglas del juego”.
Lo relevante, a colación de AUKUS, es que ahora Australia tiene ahora acceso privilegiado a las tecnologías y conocimientos acumulados por dos de las naciones líderes mundiales en sistemas submarinos no tripulados[6]. Estados Unidos, en particular, ha realizado inversiones sustanciales en el desarrollo de XLUUV en los últimos años, con programas como el Orca de Boeing mostrando ya capacidades operativas avanzadas. El Reino Unido, por su parte, también ha estado a la vanguardia en este campo, con proyectos como el XLUUV Manta desarrollado por MSubs Ltd.
Así las cosas, ahora Estados Unidos y Australia están avanzando en el desarrollo de vehículos submarinos no tripulados de nueva generación, como el Manta Ray y el Ghost Shark. Estos vehículos XLUUV están diseñados para operaciones prolongadas e incluso pueden hibernar en el fondo marino para conservar energía, además de llevar armamento y recopilar inteligencia. Eso sí, obviamente la combinación de autonomía mejorada y capacidad de hibernación plantea preocupaciones sobre el control humano y los riesgos asociados con su uso, aunque estos son debates que se irán solucionando/evolucionando sobre la marcha pero que en ningún caso van a detener el progreso tecnológico en este campo.
En el primer caso, el Manta Ray, está siendo desarrollado por Northrop Grumman. En el segundo, el del Ghost Shark, está siendo co-desarrollado por la RAN y Anduril Australia, representan una evolución significativa en la tecnología de vehículos subacuáticos. Ambos sistemas están orientados a operaciones en el Pacífico y en aguas internacionales, aumentando la capacidad para contrarrestar la influencia de actores como China. Ahora bien, la gran autonomía (no en el sentido del radio de acción, sino de la toma de decisiones) de estos vehículos puede complicar su integración en estrategias militares, dado el menor control humano sobre sus operaciones[7].
La colaboración en el marco de AUKUS, en cualquier caso, está permitiendo a Australia acelerar drásticamente sus propios programas de desarrollo de XLUUV. De esta forma, en lugar de tener que partir desde cero, los ingenieros y diseñadores australianos pueden aprovechar años de investigación y experiencia acumulada por sus socios. Esto no solo reduce significativamente los tiempos de desarrollo, sino que también minimiza los riesgos técnicos asociados con la introducción de tecnologías tan avanzadas; algo de lo que en España deberíamos tomar buena nota después de las nefastas experiencias recientes como la del Programa S-80.
Un aspecto clave de la cooperación AUKUS en el campo de los XLUUV es la armonización de estándares y protocolos operativos. Esto facilitará la interoperabilidad entre los sistemas desarrollados por los tres países, un factor crucial dado el énfasis de AUKUS en mejorar la capacidad de las fuerzas aliadas para operar conjuntamente en el Indo-Pacífico. La estandarización también tiene beneficios en términos de logística y mantenimiento, permitiendo potencialmente el intercambio de componentes y la creación de cadenas de suministro más resilientes.
Por otra parte, el marco AUKUS también está facilitando la transferencia de tecnologías críticas necesarias para el desarrollo de XLUUV avanzados. Esto incluye avances en Inteligencia Artificial (IA), robótica y autonomía, fundamentales para permitir operaciones de larga duración sin intervención humana, así como tecnologías de propulsión y energía que determinan el alcance y persistencia de estos sistemas. La colaboración se extiende también a áreas como las comunicaciones submarinas y los sistemas de navegación, cruciales para el desempeño de los XLUUV en entornos operativos complejos.
Otro beneficio significativo de AUKUS para el programa XLUUV australiano es el acceso a instalaciones de prueba y evaluación de vanguardia. Estados Unidos y Reino Unido cuentan con extensas infraestructuras para el desarrollo y prueba de sistemas submarinos, incluyendo áreas de entrenamiento en aguas profundas y centros de simulación avanzados. Esto permite a Australia realizar pruebas exhaustivas de sus diseños XLUUV en una variedad de condiciones operativas sin necesidad de invertir en costosas instalaciones propias.
La colaboración en el marco de AUKUS, por otra parte, también está impulsando la innovación en el sector de defensa australiano, ayudando a su crecimiento. Las empresas locales tienen ahora oportunidades sin precedentes para participar en proyectos de desarrollo conjunto con socios estadounidenses y británicos, facilitando la transferencia de conocimientos y el desarrollo de capacidades industriales en Australia. Esto es crucial para el objetivo a largo plazo de establecer una base industrial de defensa autónoma y sostenible en el país. Es más, es una de las razones que explican el abandono de la colaboración con la francesa Naval Group en favor de un marco mucho más ambicioso y menos limitado que el que las posibilidades de la industria francesa ofrecían.
Por todo esto, el desarrollo conjunto de XLUUV bajo AUKUS tiene implicaciones estratégicas más amplias. Al fin y al cabo, la capacidad de los tres países para desplegar sistemas compatibles e interoperables en el Indo-Pacífico aumenta significativamente su capacidad colectiva para proyectar poder y ejercer control marítimo en la región. Esto es particularmente relevante en el contexto de la creciente asertividad china en áreas como el Mar de China Meridional.
Además, la colaboración AUKUS en XLUUV está generando efectos de segundo orden en términos de disuasión estratégica. La mera existencia de un programa de desarrollo conjunto tan avanzado envía un mensaje claro sobre la determinación y capacidades tecnológicas de los aliados. Esto puede influir en los cálculos estratégicos de potenciales adversarios, complicando sus planes y aumentando los costos percibidos de cualquier acción agresiva.
Sin embargo, la colaboración AUKUS en el desarrollo de XLUUV también plantea desafíos. Uno de los más significativos es la necesidad de equilibrar la cooperación estrecha con el mantenimiento de cierto grado de autonomía tecnológica. Australia debe asegurarse de que, al tiempo que se beneficia del conocimiento de sus aliados, también desarrolla capacidades propias que le permitan operar y mantener estos sistemas de forma independiente si fuera necesario. Pero hay más, claro está.
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