La guerra híbrida hoy

 Su imbricación en el actual conflicto de Ucrania

Elementos de Wagner en la villa de Sakko i Vantsetti, al noroeste de Soledar. Fuente - Telegram.
Elementos de Wagner en la villa de Sakko i Vantsetti, al noroeste de Soledar. Fuente - Telegram.

De la guerra hibrida, solo su nombre, su denominación es nueva; porque si entendemos la “guerra híbrida” como una variación moderna de lo que en su momento se llamó “guerra compuesta”, como aquella que comienza con una fuerza regular y aumenta su capacidad operacional agregando actividades irregulares o viceversa, la conclusión es que la historia nos ha dejado muchos ejemplos de este tipo de guerra.

En este sentido, a lo largo de los siglos la llamada “guerra clásica” está plagada no solo de batallas, sino también de influencias desestabilizadoras de la situación política de un estado, conceptos ya presentes en la batalla de Troya (en la que se utilizó un enorme caballo de madera como método de sorpresa y engaño), en la Guerra de la Independencia (en la que Wellington expulsó a los franceses de España conduciendo una guerra convencional contra los mariscales de Napoleón mientras empleaba a las guerrillas españolas en ataques a la retaguardia francesa y sus líneas de comunicación), en la Gran Guerra (donde el ejército británico, al mando del Mariscal Allenby operó de igual forma en Palestina contra los turcos, lanzando un amplio asalto frontal, al tiempo que fuerzas irregulares de beduinos y árabes, bajo el mando de Lawrence de Arabia, se infiltraban en las líneas interiores turcas, hasta el actual conflicto entre Rusia y Ucrania, múltiples veces citado como ejemplo de guerra hibrida.

Es decir, nuevo… nuevo no hay casi nada en “el arte de la guerra”.

Lo que sucede es que hoy en día han surgido nuevas formas de enfrentamiento favorecidas por las nuevas tecnologías, entre otros elementos, así como nuevos actores, distintos de los estados, que han transformado un panorama ligado al creciente proceso de globalización que vivimos.

Antes: Guerra asimétrica

Antes de abordar lo que podemos entender como “guerra híbrida”, y a modo de introducción, es preciso hablar de otro concepto: “guerra asimétrica”, algo más clásico y conocido.

Aunque carece de una definición académica, la “guerra asimétrica” se caracteriza por la existencia de una diferencia abismal cuantitativa y cualitativa entre los recursos militares, políticos y mediáticos de los contendientes.

En este tipo de guerra no existe un frente determinado, ni acciones militares convencionales y se da bajo varias formas: la guerra de guerrillas, la resistencia, toda clase de terrorismo, la contrainsurgencia, el terrorismo de Estado, la guerra sucia o la desobediencia civil. Una de sus características diferenciadoras es la combinación de acciones políticas y militares, implicación de la población civil y otras operaciones similares.

Las aplastantes derrotas árabes de 1967 y 1973 a manos de Israel ilustraron a la perfección la incapacidad de hacer frente de manera convencional a una fuerza militar superior, comienzan a tomar cuerpo otras formas de conducir las guerras, no solo en la práctica, que realmente han existido siempre, sino desde el punto de vista más doctrinal e, incluso, académico. En este sentido, la insurgencia en Chechenia (contra Rusia), Irak y Afganistán contra las tropas occidentales ocupantes y contra los gobiernos establecidos tras los conflictos convencionales, se han erigido como claros ejemplos de lo que es una guerra asimétrica.

Guerra híbrida: Punto de situación

Como toda nueva terminología, no todos están de acuerdo ni en su uso ni en su significado. En cualquier caso, su materialización constituye una realidad incuestionable que está afectando seriamente el desenvolvimiento de los Estados, de las sociedades y de sus instituciones y que no es atrevido afirmar, siguiendo a Guillem Colom[1] que para muchos, el conflicto híbrido es el producto natural de la adaptación de la guerra irregular (a grandes rasgos, contraria a los usos y costumbres de la guerra) y asimétrica (encaminada a explotar las vulnerabilidades de las fuerzas regulares) al mundo actual (Colom, 2018, p. 38).

Hay una variedad de otros términos empleados para denominar el concepto de guerra híbrida: amenazas híbridas, influencia híbrida, adversario híbrido, guerra no lineal, guerra no tradicional, guerra especial y, como figura en la Estrategia de Seguridad Nacional 2021 de España, “estrategias hibridas”.

Para Galán (2018, p. 4), éstas son las diferencias:

  • Amenaza híbrida (hybrid threat): fenómeno resultante de la convergencia e interconexión de diferentes elementos que, en conjunto, constituyen una amenaza más compleja y multidimensional[2].
    • Conflicto híbrido (hybrid conflict): situación en la cual las partes se abstienen del uso abierto de la fuerza (armada) y actúan combinando la intimidación militar (sin llegar a un ataque convencional) y a la explotación de vulnerabilidades económicas, políticas, tecnológicas o diplomáticas.

    • Guerra híbrida (hybrid war): situación en la que un país recurre al uso abierto de la fuerza [armada] contra otro país o contra un actor no estatal, además de usar otros medios (por ejemplo, económicos, políticos o diplomáticos).

Según lo anterior, solo cabía hablar de guerra híbrida cuando exista una confrontación armada (encubierta o no). Sin embargo, la literatura acaba hablando de “guerra hibrida” para referirse a situaciones sin un conflicto armado declarado. De esto no faltan ejemples recientes, como las acciones terroristas, de grupos radicales como Boko Haram, al-Qaeda o Daesh, ataques cibernéticos contra la seguridad de los Estados o sus organizaciones (declarados en numerosísimas ocasiones), acciones de grupos delictivos violentos y armados como los cárteles de la droga del Sur y Centro de América, disputas marítimas (como las del mar de China Meridional), actos económicos hostiles (como el bloqueo de las exportaciones japonesas por parte de China en 2010) y operaciones militares encubiertas, como los little green men (hombrecillos verdes) presuntamente utilizados por Rusia en la reciente anexión de Crimea.

Intentos de definición de la Guerra Híbrida

La denominación de guerra híbrida aparece por primera vez en un artículo publicado en la prestigiosa revista Proceedings, del U.S. Naval Institute (USNI), en el año 2005. Sus autores, el entonces teniente general James N. Mattis[3] y el teniente coronel (retirado) Frank Hoffman. Sin embargo, no sería hasta 2013 cuando, a raíz de las reflexiones de Valeri Gerasimov, Jefe del Estado Mayor de la Defensa de Rusia, sobre las intervenciones de ese país en Crimea y Ucrania o sus operaciones de información en varios países occidentales, cuando la guerra híbrida se convertiría en un vocablo de uso común.

Esta popularización (que es sin duda la explicación de su consolidación) ha contribuido a que el término se vuelva confuso. Su empleo por muchas fuentes para definir una tipología de conflicto que combina el empleo de medios regulares e irregulares o para explicar las acciones de propaganda y agitación aparentemente novedosas que emplea Rusia, ha hecho que este concepto corra el riesgo de perder su valor y se convierta en un simple sinónimo para definir las acciones en la “zona gris” (hoy también popularizado), para referirse “a cualquier actividad militar o no militar ejercida con más o menos ambigüedad en la amplia franja que existe entre la paz y la guerra abierta pero sin constituir un casus belli” (Colom, 2018, p.39).

Aunque no existe no una definición ni un consenso más o menos unánime sobre el significado de “guerra híbrida”, vamos a traer a colación algunas definiciones, que puedan servir para darnos una idea aproximada de lo que hoy se entiende por este concepto.

  • Una definición mínima de guerra híbrida sería la de “conflicto que entraña el empleo combinado de medios, procedimientos y tácticas militares regulares y asimétricas” (Colom, 2018, p. 43).

  • También, se entiende por guerra híbrida, de manera genérica “aquella que utiliza medios simétricos y asimétricos coordinados en tiempo, espacio y propósito para alcanzar el estado final deseado, uniendo los niveles de conducción táctico, operacional y estratégico” (García Guindo y Martínez–Valera, 2015, p.31).

  • Álvarez Espada nos da una tercera definición de guerra híbrida, presentada por el mayor Brian P. Fleming en un trabajo realizado en 2011[4]:

Un actor de guerra híbrida se caracteriza por poseer un mando y control descentralizado, por ejecutar las actividades militares y no militares distribuidas, por combinar acciones convencionales, irregulares, terroristas y métodos criminales disruptivos, por explotar las condiciones ambientales operativas complejas, y por operar con la intención de sacrificar el tiempo y el espacio con el fin de lograr una decisión por desgaste. Todo ello controlado por una estrategia de acción psicológica mediante operaciones de desinformación y propaganda (Álvarez Espada, 2018, pp. 4-5).

Una simple, pero para mi parecer muy gráfica y acertada definición es la del ruso Nikolai Kalachev, quien define guerra híbrida como “un conjunto de estrategias mixtas (con la ayuda de la globalización y la revolución en las comunicaciones e Internet, además de provocar un ataque inmediato), utilizadas por algunos actores militares que perciben un conflicto asimétrico con un oponente, en un intento de superar una desventaja (Kalachev, 2020). Para este autor, tanto los actores estatales como los no estatales que participan en una guerra híbrida, lo hacen de forma muy distinta, según su propia naturaleza. Lo que tienen en común es su “capacidad de sincronizar una variedad de herramientas y poder, aplicándolos a vulnerabilidades específicas para crear efectos lineales y no lineales” (Kalachev, 2020).

La guerra híbrida es un concepto con fuerza expresiva por dos grandes razones: muestra gráficamente la creciente complejidad de los conflictos actuales y pone de manifiesto la difuminación de las fronteras entre precrisis, crisis y guerra, entre fuerzas regulares e irregulares o entre tácticas convencionales y asimétricas (Colom, 2018, p. 42).

Finalmente, es de destacar que desde un punto de vista académico, la guerra híbrida, como teoría, es imprecisa y como concepto, corre el riesgo de perder su significado, especialmente hoy en día, cuando cualquier actividad que pueda relacionarse con Moscú (desde su intervención militar en Ucrania, el “hackeo” de los correos del Comité Nacional Demócrata estadounidense, los anuncios en Facebook durante sus comicios presidenciales o la propaganda on line sobre Cataluña) es calificada como constitutiva de una guerra híbrida (Colom, 2018, p. 43).

Características principales de la guerra híbrida

Como se ha citado, el concepto guerra híbrida combina capacidades cinéticas convencionales (acciones armadas no encubiertas) con tácticas irregulares, tales como el terrorismo, crímenes transnacionales, especialmente cuando son cometidos por actores que aparentemente patrocinados o dependientes de un Estado, dan la impresión de no encontrarse bajo su autoridad.

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