En los últimos años, la Armada ha tenido cada vez más problemas por ejemplo para cubrir las vacantes en los empleos de cabo y cabo primero. Decisiones como la reciente eliminación del límite de edad para promocionar a suboficial y oficial -por lo demás positivas- contribuirán a profundizar el problema, por más que no sean la causa del mismo. Esta encuentra sus raíces en los cambios en la enseñanza militar y concretamente en la integración de la enseñanza de perfeccionamiento de las FAS en el sistema educativo general, todavía incompleta, e insuficiente para hacer de ciertos empleos una alternativa atractiva.
Ustedes deben saber mucho acerca de la estrategia, la táctica y la logística, pero también deben saber de aspectos económicos, políticos, diplomáticos e históricos. Deben conocer todo lo relativo al poder militar y sus límites, pero deben entender que, en el análisis final, los problemas importantes de nuestra era que han sido resueltos mediante el poder militar por sí solo han sido muy pocos.
Palabras pronunciadas ante los egresados de la Academia Naval de los Estados Unidos, Annapolis, Maryland, 7 de junio de 1961.
Recientemente en una reunión de cabos mayores de los tres Ejércitos en la Escuela de Submarinos, en una conversación salió el tema de la falta de candidatos o voluntarios para ser cabos o cabos primera. ¿Ya no quiere ascender nuestra tropa y marinería? No lo creo, seguramente ese déficit sea causado por otro motivo. Este estudio pretende analizar cualitativamente un problema cuantitativo; teniendo superávit de marinería, ¿por qué faltan cabos y cabos primera? ¿acaso existe un problema de desmotivación entre la tropa y marinería o es solo algo pasajero?
Actualmente en la Armada, ámbito que conozco mejor, los efectivos de tropa y marinería a diciembre 2022 eran 13.129 (17,5% mujeres), lo que se supera el máximo establecido de 13.000. Esta cifra sale de la Orden Ministerial comunicada 63/2015, de 17 de diciembre, por la que se autoriza la aprobación de las plantillas orgánicas de las Fuerzas Armadas, y establece los límites máximos de puestos incluidos en las plantillas orgánicas para el año 2020[1].
La mencionada OM establece la distribución de puestos por cuerpos y escalas que debe contemplar el global de cada Ejército, siguiendo en el caso de la Armada un proceso de trabajo denominado PT-611 “Elaboración y Modificación de Plantillas Orgánicas”. Este proceso hace necesario un ajuste del personal para adaptarse a las nuevas plantillas, haciéndolas más realistas, y adaptarlas a las posibilidades reales de personal a destinar a las unidades.
El personal es el más importante de nuestros recursos, pero, considerado en su conjunto, también es el más rígido[2]. Hoy nuestros efectivos, tanto de personal militar como civil, resultan insuficientes para satisfacer todas las necesidades.
Aunque en términos globales exista un superávit de tropa y marinería, el número de cabos a final de 2022 era de 2.509 lo que representa un déficit de 684 (un 21,4% menos) con respecto a lo establecido en las plantillas reglamentarias.
En cuanto al reparto del global de nuestra marinería entre Cuerpo General e Infantería de Marina, la distribución actual es de 66% y 34%. Lo que significa una ligera desviación a favor de Infantería de Marina con respecto a lo previsto a las plantillas reglamentarias de tropa y marinería que contempla un reparto de un tercio para Infantería de Marina y de dos tercios para Cuerpo General.
Si realmente tenemos un superávit, cómo se entiende que exista un 21,4% menos de cabos. El reclutamiento, la formación, la especialización y las trayectorias de carrera deben dar solución a las necesidades de la Armada de hoy y, al mismo tiempo, hacer posible la evolución hacia la Armada del futuro.
La nueva enseñanza en los Ejércitos tras Bolonia
En 2004 un comandante de intendencia de la Armada escribió un trabajo de fin de curso de Estado Mayor con este sugerente título[3]: «La enseñanza en la Armada. ¿Es posible su adaptación en busca de una mejor integración de sus miembros en el mercado laboral civil, ante un posible abandono de la carrera de las armas?«
Esta monografía solo trataba la extinta Escala Superior de Oficiales, una escala con un plan de formación de 5 años, y que actualmente se convalida con el nivel de MECES 3, equivalente al máster y el grado. No vamos a repetir las palabras del citado oficial, aunque sí comparta una de sus conclusiones, la creación de un doctorado basado en la superación del Curso de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y en la elaboración de una tesis doctoral dirigida por la Escuela de Altos Estudios de la Defensa.
Este trabajo como muchos otros, y algunos que ha realizado el autor de estas líneas, desarrolla temas escogidos por los Estados Mayores y repartidos escrupulosamente por antigüedad, palabras que digo como aviso a los navegantes pero que sirven para entender el porqué del cambio de modelo de enseñanza[4].
En un momento dado, se decide abordar una reforma de la Enseñanza Militar de oficiales en los tres ejércitos con un simple motivo, Bolonia, y facilitar la integración del personal de las escalas superiores de los ejércitos que abandonan las Fuerzas Armadas (FAS) en el mercado laboral civil. Eran los años previos a una reforma de la carrera militar, recortes de plazas de coronel y cambio de modelo de enseñanza, materializados unos años más tarde en la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar.
Un modelo de enseñanza cada vez más integrado en el sistema educativo general, aunque como dice el preámbulo de la Ley 39/2007, la reforma se había iniciado con la Ley 17/1989, de 19 de julio, donde la formación recibida por oficiales y suboficiales, obtenida en los centros docentes militares, era equivalente a titulaciones del sistema educativo general[5], algo que se formalizó más tarde el 23 de junio de 2017 en el Consejo de Ministros[6].
Esta equivalencia ya era así en la Ley 17/1989, de 19 de julio, Reguladora del Régimen del Personal Militar Profesional, en su artículo 35 decía que la enseñanza militar de formación se estructuraba en:
- Enseñanza militar de grado básico, que faculta para la incorporación a las Escalas básicas.
- Enseñanza militar de grado medio, que faculta para la incorporación a las Escalas medias.
- Enseñanza militar de grado superior, que faculta para la incorporación a las Escalas superiores.
En cada uno de los grados indicados, la incorporación a una escala determinada supondrá, con la atribución del primer empleo militar, la obtención de una titulación equivalente a las del sistema educativo general de Técnico Especialista, Diplomado Universitario, Arquitecto Técnico o Ingeniero Técnico y Licenciado, Arquitecto o Ingeniero.
El Consejo de Ministros de 2017 lo que adoptó fue la equivalencia o el nivel de correspondencia al nivel del Marco Español de Cualificaciones para la Educación Superior del primer empleo militar obtenido en la Escala Superior de Oficiales y en la extinta Escala Media:
- Se reconocen que los Oficiales procedentes de la antigua Escala Superior de Oficiales su titulación se corresponde con el Nivel 3 del Meces y con el Nivel 7 del Marco Europeo de Cualificación, es decir “nivel de máster”.
- Se reconoce que los Oficiales procedentes de la antigua Escala de Oficiales su titulación se corresponde con el Nivel 2 del Meces y con el Nivel 6 del Marco Europeo de Cualificación, es decir “nivel de grado”.
Con esto además del reconocimiento a nivel europeo de las titulaciones de nuestros Oficiales, las citadas resoluciones abren la posibilidad para los procedentes de la Escala Superior de Oficiales de acceder a los Programas de Doctorado sin necesidad de tener que realizar un Máster.
No existía por tanto necesidad de modificar nada, o sí, mejorar la integración del personal militar para buscarle salidas. Volviendo a Godínez, otra vez de acuerdo: La Enseñanza Militar no tiene como finalidad el preparar al personal militar para acceder al mercado laboral civil.
Janowitz, en un análisis sociológico sobre relación entre la autoridad civil y el poder militar, escribió́[7]:
[…] la necesidad constante de adaptar el personal en puestos operativos a puestos de administración y de reciclar al personal instruido según técnicas anticuadas ha conducido a una apertura a la educación superior en la carrera del oficial militar más racional, en lugar de la enseñanza concentrada típica de la escuela técnica o de la universidad civil.
No solo se cambió el modelo de enseñanza de los oficiales, toda la enseñanza militar se transformó y adoptó el nuevo modelo basado en las competencias y resultados de aprendizaje, los currículos y la unidad de ECTS (del inglés European Credit Transfer and Accumulation System). Véase por ejemplo el curso de general cuyo currículo es público y se puede consultar en el Boletín Oficial de Defensa o en el CESEDEN[8].
La Dirección General de Reclutamiento y Enseñanza Militar (DIGEREM) realizó un estudio con 8 países de nuestro entorno: Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Italia, Polonia, Canadá y Estados Unidos. Aunque existen variedad de modalidades, en la mayoría de estos se incluye la obtención de un título de grado tras la superación del curso en las academias de oficiales, en un tiempo que oscila entre los 4 y 7 cursos académicos. La excepción se da en el Reino Unido, en el cual es mérito, aunque no requisito imprescindible, poseer el título antes del ingreso. La mayoría de dichos países, además, posibilitan la elección entre varios títulos universitarios diferentes.
Por ejemplo, la École Navale es una de las más prestigiosas “grandes écoles d’ingénieurs” de Francia, por lo que las titulaciones que expide no sólo se convalidan automáticamente, sino que tienen un gran valor en el mercado laboral. Para ello, la École Navale es continuamente supervisada por el Ministerio de Educación, como cualquier otra “grande école”.
La enseñanza, de cuatro años de duración, es modular, por semestres, para permitir la integración de los alumnos de todas las procedencias. Durante ese período reciben una formación mixta militar y civil destinada a formar al futuro oficial en tres vertientes principales: como oficial, como ingeniero y como profesional de su ejército respectivo (soldado, marino o piloto). La formación civil les facilita la obtención de una Titulación de Ingeniero Superior de la correspondiente Academia. La distribución tipo es la siguiente:
La DIGEREM realizó un diseño inicial de un currículo que sirviera como base para desarrollar los de cada ejército. Comprende un máximo de 380 créditos (entre asignaturas civiles y militares) de los cuales 240 dan acceso a un título de grado y los restantes se dedican a la parte puramente militar que se ha ido modificando a lo largo de los años[9].
Los cambios en los currículos de oficiales surgen como resultado de la necesidad de dirigir el aprendizaje al conocimiento teórico-prácticos y destrezas de materias militares asociadas a los cometidos propios del primer empleo, así como las adaptaciones para posibilitar los intercambios internacionales.
Por la Ley 17/1989 se diseña un nuevo modelo de enseñanza de formación para los oficiales del Cuerpo General y del Cuerpo de Infantería de Marina de la Armada partiendo del objetivo imprescindible de proporcionarles la preparación requerida para el ejercicio profesional. Para ello, esta ley establece que la enseñanza de formación de Oficiales comprenda, por una parte, la formación militar y, por otra, la correspondiente a un Título de Grado Universitario del sistema educativo general que se impartirá en el Centro Universitario de la Defensa.
El artículo 51 de la Ley 17/1989, establece que el Ministerio de Defensa promoverá la creación del sistema de centros universitarios de la defensa y la adscripción de estos a una o varias universidades públicas. El Real Decreto 1723/2008, de 24 de octubre crea el Centro Universitario de la Defensa (en adelante CUD) ubicado en la ENM, AGM, AGA, y AGD por lo que procede su adscripción a una universidad pública, conforme a lo previsto en la legislación vigente.
Hemos visto por un artículo anterior publicado en esta misma revista que este nuevo modelo es un éxito, si bien el autor difiere en la causa de ello. En opinión de un servidor, la medida clave es la acción tutorial, enmarcada en la orientación personal, académica y profesional que se lleva a cabo para el desarrollo del alumno y realizada de manera individualizada y continua por parte del Comandante de Brigada, tutor que auxilia y supervisa al alumno en su trabajo diario. Esta medida viene establecida en el Art. 73 de la Ley 39/2007, en el que se indica que el profesorado militar desarrollará tareas de tutoría y apoyo en colaboración con los centros universitarios de la defensa:
La formación militar general y específica en los centros docentes militares de formación de oficiales se impartirá por profesorado militar que también desarrollará tareas de tutoría y apoyo en colaboración con los centros universitarios de la defensa.
Los indicadores que miden el éxito de los títulos de grado son la tasa de graduación, la tasa de abandono y la tasa de eficiencia, las cuales vienen reflejadas en las memorias justificativas de verificación del título emitidas por ANECA. Pero fijándonos en el grado de satisfacción global de los estudiantes, vemos que es una valoración muy pobre, por ejemplo, 2,84 sobre 5 en el curso 2014/15 (participación del 30,12%)[10].
En el caso de suboficiales conforme a lo establecido en la Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar, se busca una titulación de Técnico Superior de Formación Profesional (TTS), a los que se suman los conocimientos propios de la profesión militar, de modo que se integre y convierta en todo el conjunto de competencias y habilidades profesionales. El último currículo en actualizarse ha sido el del Ejército de Tierra, si bien, en los tres Ejércitos es muy parecido.
Este proceso arrancó con algunos años de diferencia respecto, el proceso de implantación agrupa los módulos de Técnico Superior en los dos primeros años y los módulos propios de cada especialidad en el tercero. En 2021 egresó la octava promoción de suboficiales correspondiente al nuevo modelo de enseñanza, si bien al igual que en oficiales estos currículos también se están viendo afectados por la necesidad de ir adecuándolos al conocimiento teórico-prácticos y destrezas de materias militares asociadas a los cometidos propios del primer empleo.
Para no complicar al lector, la enseñanza en suboficiales se basa en la superación de dos planes de estudios, el correspondiente a la formación militar general, específica y para la adquisición de la especialidad fundamental y, un segundo, para la obtención de un título de Técnico Superior de formación profesional del sistema educativo general. El total de la enseñanza se ordenará en un máximo de tres cursos académicos.
Y ya, por último, la tropa y marinería es la que queda pendiente de transformar. Se empieza con formación básica militar y continúa con formación especializada que se desarrolla a lo largo de toda su carrera militar.
Una vez incorporados al Centro de Formación, firmarán un documento de incorporación a las Fuerzas Armadas y serán nombrados alumnos, a partir de ese momento tendrán la consideración de militar, aunque no estarán vinculados de manera definitiva hasta que firmen el compromiso inicial, que se realizará en la fecha que se establezca en la convocatoria.
La fase de formación militar general tendrá una duración de dos meses y será seguida de una fase de formación militar específica, que tendrá una duración comprendida entre uno y ocho meses, según se determine. Durante los tres primeros años de compromiso se desarrollan cometidos de la especialidad elegida con una formación práctica de 500 horas.
La Orden DEF/848/2019, de 29 de julio, fija el currículo de la enseñanza de formación para el acceso a las escalas de marinería y de tropa del Cuerpo General y del Cuerpo de Infantería de Marina de la Armada. La Orden DEF/712/2022, de 18 de julio, fija el currículo de la escala de tropa del Cuerpo General del Ejército de Tierra, y fue modificada por Resolución 500/38014/2023, de 10 de enero, estableciendo el módulo profesional del ciclo formativo de grado medio exigible para la firma del compromiso de larga duración. La Orden DEF/713/2022, de 18 de julio, aprueba el currículo de la enseñanza de formación para tropa del Cuerpo General del Ejército del Aire y del Espacio.
En el caso de la Armada, la duración Fase de formación militar general (FMG) tiene una carga lectiva de 280 horas y la fase de formación militar específica y de especialidad fundamental (FME y EF) es de 720 horas u 840 si es infantería de marina, total 1000 horas o 1120 infantería de marina[11]. Por el contrario, la duración total de un ciclo formativo de grado medio, incluido el módulo profesional de Formación en centros de trabajo, suele ser de 2000 horas.
Después de la firma del compromiso inicial correspondiente, se adquiere la condición de militar, incorporándose a la escala de Tropa y Marinería con el empleo de soldado o marinero. Se ha ampliado la duración de los cursos para incorporar enseñanzas de Título de Técnico de Formación Profesional. Esta situación supone un esfuerzo considerable para las escuelas que cuentan con unos recursos de personal, material y de infraestructuras ajustados a un inferior número de alumnos.
El marinero, como vemos, empieza con una formación básica militar y continúa con una formación especializada que desarrollará a lo largo de su carrera. Podrá obtener un título de Técnico Militar que tiene equivalencia con los títulos de Técnico de la Formación Profesional Específica de Grado Medio del Ministerio de Educación y Formación profesional, esto dice la web de la Armada cuando pinchamos en Qué Ofrecemos[12].
Los certificados de profesionalidad y los títulos de Técnico Militar que puedes obtener en las Fuerzas Armadas tienen reconocidas las equivalencias con los títulos de Técnico de Formación Profesional Específica, y los mismos efectos académicos y profesionales que los obtenidos a través del Sistema Educativo General.
La Ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar, define las enseñanzas de perfeccionamiento como aquellas cuya finalidad es la de preparar al militar profesional para la obtención de especialidades, tanto las que complementan la formación inicial recibida, como las que permiten adaptar o reorientar su carrera, así como actualizar o ampliar los conocimientos para el desempeño de sus cometidos.
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