La artillería rusa

El Dios de la guerra

Si el músculo militar convencional es uno de los instrumentos más importantes de la política exterior rusa, en especial a la hora de aumentar su influencia internacional, dentro de ese músculo, la artillería juega un papel preponderante. La artillería rusa es de una importancia vital para Moscú, tal y como auguran los porcentajes de bajas causadas por dicha arma en los conflictos más recientes en los cuales se ha visto involucrada Rusia. En el caso de Ucrania, se calcula que este ha llegado a ser del 80%. La conclusión a la que llegan los análisis rusos respecto a lo observado en estos enfrentamientos es que, de los tres componentes que consideran constitutivos de las operaciones de combate —fuego, ataque y maniobra— el fuego no sólo es la clave, sino que su importancia ha aumentado.

Incluso la preponderancia sobre la aviación queda apoyada con la experiencia norteamericana en 2003, en el marco de la Operación Libertad Duradera contra el régimen de Saddam Hussein. En esta, las municiones guiadas de precisión empleadas por la aviación, al igual que en el 91, sufrieron debido a las tormentas de arena. La artillería, a diferencia de del poder aéreo, sí es una verdadera todo-tiempo. Es más, a diferencia de la aviación, la artillería podrá estar presente desde el comienzo de una guerra de alta intensidad contra un adversario como la OTAN, apoyando las operaciones terrestres mientras que la USAF y otras aviaciones aliadas podrían verse en su mayoría en tierra o con unas capacidades seriamente degradadas tanto por la acción de la Fuerza Aérea Rusa, como de sus defensas aéreas, y de las operaciones interdominio, es decir, ataques con misiles balísticos tácticos Iskander-M. La superioridad de la potencia de fuego de la artillería rusa sobre la OTAN en los escenarios que se barajan por algunos especialistas podría dar como resultado una victoria en una guerra sin apenas contacto, en la cual las fuerzas terrestres atlantistas fueran diezmadas debido a su dependencia de la potencia de fuego de la aviación y de su escasa y/o desfasada artillería.

La artillería se ha mostrado clave a lo largo de las últimas guerras que ha participado Rusia/URSS, sin importar si esta era contra insurgentes, como en el caso de Afganistán, Chechenia o Siria, o contra ejércitos regulares, tales como los de Georgia o Ucrania. Por tanto, a diferencia de la mayoría de los países de la OTAN, que dejaron algo de lado a la artillería en sus guerras COIN (contrainsurgencia) –debido entre otras cosas a la implementación de ROEs (Reglas de Enfrentamiento por sus siglas en inglés) demasiado estrictas-, Rusia, que no dispone de una opinión pública tan sensible a las bajas enemigas, ha sustituido muchos ataques de la aviación por piezas de artillería.

Por supuesto, este hecho tiene tanto de elección como de consecuencia de ciertas carencias. Así, es en parte el resultado de la poca coordinación entre los diferentes servicios de las Fuerzas Armadas, como quedó patente en la Guerra de Georgia de 2008, cuando las fuerzas terrestres y la VKS actuaron con escasa coordinación debido a problemas técnicos, como la ausencia de radios compatibles entre la Fuerza Aérea y el Ejército Ruso o de observadores aéreos avanzados, todo lo cual contribuyó a hacer de las misiones apoyo aéreo cercano algo anecdótico. También de la necesidad de mantener la negación implausible, como en la guerra del Donbás, donde la artillería suplió a la Fuerza Aérea de manera soberbia y donde el uso de aeronaves por parte del Ejército ruso no era viable dada la necesidad de mantener la apariencia de no intervención.

Sistemas autopropulsados Koalitsiya-SV. Fuente – RIA Novosti.

Misiones de la artillería rusa

Según el Ministerio de Defensa ruso, la artillería “es el principal medio de fuego y destrucción nuclear durante la realización de operaciones de armas combinadas”. En este artículo no hablaremos de los medios nucleares, sino de los convencionales. Tampoco de la artillería de costa, por tener una idiosincrasia propia. De todos modos, seguiremos con lo que nos dice el Ministerio de Defensa ruso respecto a sus misiones principales:

  • Lograr y mantener la superioridad de fuego sobre el enemigo.

  • Disrupción de los sistemas de control de tropas y armas, reconocimiento y guerra electrónica. Ganar la superioridad de información, es junto a la superioridad de fuego, la base de la victoria en la guerra moderna de armas combinadas.

  • Derrotar sus medios (del enemigo) de ataque nuclear, efectivos, armas, equipo militar y especial.

  • Destrucción de instalaciones defensivas y otro tipo de infraestructura, lo cual debería reducir o limitar considerablemente las capacidades de combate del enemigo.

  • Disrupción de la logística.

  • Debilitamiento y aislamiento de los segundos escalones y reservas del enemigo.

  • Destrucción de carros de combate y otros vehículos blindados del enemigo que irrumpan en la profundidad de la defensa.

  • Cobertura de los flancos abiertos y de los cruces.

  • Colaboración en la destrucción de aviones y fuerzas de asalto anfibio del enemigo.

  • Minado a distancia de zonas e instalaciones.

  • Apoyo ligero a las acciones nocturnas de las tropas.

  • Tender cortinas de humo, cegamiento de objetivos enemigos.

  • Distribución de material de propaganda, etc.

Para cumplir con estas misiones, la artillería rusa lo hace principalmente a través de cuatro métodos, que se distinguen entre sí sobre todo por su grado de destrucción. Este grado de destrucción se estima a través de modelos matemáticos estandarizados, lo cual les permiten de manera «sencilla» predecir el éxito táctico. También habría que recordar que debido al terreno llano de Rusia, y a que tradicionalmente el campo de batalla europeo también lo es, era muy difícil que los observadores avanzados rusos pudieran obtener buenas posiciones, por lo que el uso masivo de la artillería y de modelos matemáticos les eran muy útiles. A tal cantidad de proyectiles en un tiempo dado contra un objetivo que ellos denominan “no observado”, se estima que haya un porcentaje de bajas X. Siguiendo esto, tendríamos por tanto los cuatro métodos siguientes (Grau y Bartles, 2017):

  • Aniquilación: cuando se estima que se le infringe a un objetivo único o individual, entre un 70 y un 90% de bajas, y a un objetivo de grupo, entre el 50 y 60%. Se estima que en estas condiciones el objetivo es incapaz de recomponerse o de ofrecer resistencia. La aniquilación es una muestra de la doctrina rusa de usar las fuerzas de maniobra para fijar las del enemigo y la artillería para destruirlas (O’Connor, 2017). Un objeto único es aquel que no puede ser dividido en sus partes componentes sin comprometer su capacidad de cumplir independientemente su misión. Un objetivo de grupo es un conjunto de objetivos individuales dispuestos de una manera determinada en un área limitada y que realizan una tarea común.

  • Destrucción: un nivel de destrucción que deja al enemigo incapacitado, de manera que necesitaría mucho tiempo y recursos para volver a recomponerse. Ofrecería poca resistencia. 

  • Neutralización/Supresión: un 30/35% del objetivo de grupo destruido, de modo que se le despoja a este temporalmente de su capacidad de combatir, su maniobra está restringida o anulada, o su control está interrumpido. Podría ofrecer todavía una resistencia coordinada.

  • Hostigamiento: sería simplemente para ejercer presión psicológica/moral en el personal enemigo que estuviera en posiciones defensivas, zonas de reunión, áreas logísticas, etc. La artillería que realiza esta labor dispara desde posiciones de fuego temporales, o posiciones previamente ocupadas por una unidad de artillería mayor. Aunque no lo parezca, hostigar a un enemigo atrincherado puede ser más eficaz de lo que uno puede pensar. Por ejemplo, un proyectil de 105mm tiene un radio letal de 40 metros contra infantería al descubierto. El mismo proyectil ante la infantería atrincherada en posiciones defensivas tiene tan sólo un radio letal de 1 metro. ¿Esto qué quiere decir? Que la artillería suprime a la infantería enemiga manteniéndola neutralizada a cubierto, mientras maniobra la propia. Así se reducen las bajas.

Este tipo de cálculos y estimaciones están relacionados con el peculiar tipo de mando y control rusos, al menos si lo comparamos con el norteamericano. Es por ello que nos vemos obligados a hablar del proceso de toma de decisiones militar ruso a nivel táctico. Este está enfocado a ser lo más rápido posible, aunque lo hace a costa de la flexibilidad. Para conseguir ser más rápidos, «este proceso se ve facilitado por simulacros de batalla bien ensayados, subunidades de armas combinadas permanentes, procedimientos de personal rápidos y eficaces y herramientas de planificación mejoradas” (McDermott y Bartles, 2020).

Al darle mayor importancia a los ejercicios militares, la repetición, el amplio uso de nomogramas para temas de logística, artillería (en el caso de la artillería, permite saber qué duración y densidad de fuego es necesaria para obtener un porcentaje de bajas enemigas), o cálculos de correlación de fuerzas en apoyo del planeamiento en el Estado Mayor, les permite reducir el tiempo del planeamiento. De este modo, el Estado Mayor a nivel táctico se pasa menos tiempo planeando que sus contrapartes occidentales, centrándose en implementar las órdenes del comandante. Además, se espera que la inteligencia artificial aplicada a los sistemas de mando y control automatizados permitirá reducir todavía más estos tiempos.

Si bien hemos explicado el funcionamiento, no hemos dicho el por qué se quiere más velocidad en la toma de decisiones. La clave está en decidir y actuar de manera más rápida que el enemigo, en especial uno con un proceso de toma de decisiones más lento como el occidental. Este ciclo de toma de decisiones más corto se adapta a su visión de la guerra convencional moderna, el la que prima la guerra de maniobra con un tempo alto. Al fin y al cabo, «los planes mejor elaborados son rápidamente superados por los acontecimientos a medida que la situación se desarrolla rápidamente» (McDermott y Bartles, 2020, p.38). Esto es aplicable al arma de artillería como uno de los engranajes más importantes del campo de batalla. A todo esto, además, el liderazgo militar ruso ha implementado la visión de Ogarkov de una guerra convencional determinada por la información, la integración en tiempo real de los sistemas de fuego y ataque con los activos de inteligencia y reconocimiento. Por todo ello, Rusia está introduciendo tres componentes clave:

  • ROS: Sistema Fuego-Reconocimiento.

  • ASUNO: Sistema Automatizado de Guía y Fuego.

  • ESU TZ (единая система управления тактического звена): Sistema Integrado de Mando y Control del Escalón Táctico, el equivalente ruso del FBCB2 norteamericano.

Distancias de fuego de algunos sistemas, en relación con las amenazas a las que se enfrenta Rusia.

Comparativa entre los carros de combate, blindados y demás sistemas de armas que equipan a las unidades rusas en comparación con el British Army.

El Sistema Fuego-Reconocimiento (ROS)

Para comprender el verdadero poder de la artillería rusa, debemos detenernos sobre todo en este concepto táctico de vital importancia. Los análisis que solo tengan en cuenta, o se centren simplemente en las capacidades de las plataformas, como alcance, tipos de munición, etc., no dejan de ser visiones miopes que olvidan cómo trabaja la artillería en coordinación con los sensores y el mando y control, algo cual es vital para comprender sus capacidades.

Al final de la era soviética, en la URSS se habían desarrollado dos conceptos: el Complejo Reconocimiento-Fuego (ROK) y el Complejo Reconocimiento-Ataque (RUK). Básicamente lo que introducían eran kill-chains que unían los sensores, transmisiones, y sistemas automatizados de mando y control con los sistemas de fuego, de modo que se acortaba sensiblemente el ciclo sensor-to-shooter. Estamos hablando de lograr avances hacia un tipo de batalla sin contacto, con sistemas de ataque y fuego a distancia que se enfrentan a las fuerzas de maniobra y en donde la toma del terreno no es lo decisiva de cara al resultado. El ROK hacía referencia al nivel táctico, es decir, los sistemas de fuego eran los obuses y MLRS (lanzacohetes múltiple), y el RUK al operacional/estratégico, haciendo referencia por tanto, misiles de crucero, balísticos, aviación, etcétera. El que nos interesa en este artículo es el ROK en su versión revisada ya en el siglo XXI: el Sistema de Reconocimiento-Ataque (ROS), si bien es cierto que los alcances de los MLRS rusos hacen que cada vez más la línea entre lo operacional y táctico sea más difusa (Kofman et al, 2021).

Antes de continuar, hay que distinguir el ROK del Complejo de Artillería (AK), que los rusos lo definen como “un conjunto de piezas de artillería y sistemas que proporcionan el control de fuego, el reconocimiento para la determinación de las coordenadas del objetivo, así como los preparativos balísticos, meteorológicos y topográficos”.

La importancia del concepto de ROS queda bien ejemplificada en el caso de Irak contra la Coalición, en 2003. Irak tenía todavía en esa época un impresionante arsenal de artillería de cohetes. Pero sin los elementos para detectar objetivos, fue de poca utilidad y su potencial potencia de fuego no se pudo explotar, pasando a ser nula en la práctica. El ROS permite a los elementos de fuego (MLRS, ATP, remolcada) aumentar su poder de combate exponencialmente, especialmente mientras mayor es la distancia. Si a mayor distancia, menor es la eficacia de los MLRS en especial, por la dificultad de localizar objetivos, en un ROS esta no se ve degradada. Incluso en el caso del veterano obús autopropulsado 2S3 Akatsiya, el uso asociado con los drones Orlan-10 ha mejorado la eficacia en combate del anterior en más de un 40%.

Además de localizar objetivos, los drones integrados en el ROS sirven para proporcionar las coordenadas exactas de estos gracias al GLONASS (Global Navigation Satellite System), y corregir el tiro de la artillería en tiempo real, lo que ha permitido ahorrar una gran cantidad de disparos en combate real –de un orden de 5 a 30 veces menor como veremos más adelante con detalle– y tiempo para la destrucción de un objetivo, lo que ha su vez ha hecho posible empeñar un número mayor en el mismo tiempo y reducir la carga logística.

Los UAV son fundamentales en el ROS, y suelen ser el elemento principal en muchas ocasiones, pero no son tampoco la panacea, ya que están expuestos a numerosos factores que pueden hacer inviable/poco efectivo su vuelo. Como hemos visto, la mayoría de los drones del Ejército ruso, y más en concreto, los que dan apoyo a las unidades de artillería, son de pequeño tamaño. Esto implica dos cosas: 1) que son más susceptibles de verse afectados por la meteorología en su vuelo. Algo tan sencillo como las nubes pueden inutilizar a los drones, en especial los de mayor tamaño que han de volar a mayor altura y 2) la calidad de sus sensores es menor, limitados como están por la carga útil del drone. En cualquier caso, para eso están los servicios meteorológicos del Ejército; para poder saber con anticipación las condiciones en las cuales los drones van a operar, y por tanto, la efectividad de su artillería, y por supuesto, del resto del conjunto de unidades.

El peso también limita la complejidad de los equipos y su protección ante la guerra electrónica enemiga, con algún caso reportado por los ucranianos de Orlan-10 interferido por las fuerzas gubernamentales de Kiev. Todo esto sin tener en cuenta que las limitaciones tecnológicas rusas hacen que drones como los Orlan-10, los más utilizados en el ROS, utilicen distintos sistemas comerciales civiles (occidentales, por cierto) más vulnerables a la guerra electrónica. Tengamos en cuenta que Rusia ha estado tradicionalmente muy atrasada en toda la tecnología de drones, algo que quedó más que evidente en la guerra de 2008 contra Georgia. Sin embargo, ha seguido una política muy inteligente, a pesar de sus carencias tecnológicas y de la falta de acceso a la tecnología foránea tras las sanciones por la agresión a Ucrania, lo que le ha permitido en parte revertir esta situación.

En una primera etapa que va desde el 2008 hasta la década pasada, la industria militar rusa desarrolló (aunque con mucho material foráneo) diversos drones de corto alcance, con los cuales sus fuerzas armadas se dotaron en gran número (hasta 1.500 para su Ejército según algunas estimaciones). En un primer momento, cada brigada contó con su propia compañía de drones, realizando numerosos ejercicios, generando su propia doctrina de empleo y adaptándose a las particularidades de la guerra moderna. Esto hay que tenerlo en cuenta, ya que a veces se mira por encima del hombro los drones de menor calidad rusos. Pero a diferencia de otros ejércitos que se han quedado en la guerra de los 90, salvo por adquisiciones anecdóticas, las Fuerzas Armadas rusas sí han logrado aumentar su poder militar en gran medida gracias a estos multiplicadores de fuerza, tal y como hemos visto en el caso de la artillería. De todos modos, en los últimos años Rusia está poniendo también a punto drones de tipo MALE con una mejor carga de sensores y que se ven menos afectados por el viento, lo cual también será otra aportación beneficiosa para su artillería.

Además de las brigadas o divisiones de armas combinadas, los regimientos y brigadas de artillería cuentan con una compañía de UAVs orgánica. En el caso de las primeras, están formadas por dos pelotones de drones de corto alcance. Uno de ellos va dotado con el Orlan-10 y el Tachyon-4. El otro, con los distintos modelos de Granat-1/2/3/4, Zastava, Tachyon y Eleron. El más famoso es el Orlan-10, que lleva una carga variada. En unas ocasiones, lleva las típicas cámaras de vídeo y térmicas. En otras, o trabajando en coordinación con los que llevan las cámaras, un sensor para misiones de reconocimiento radioeléctrico. De la composición de las unidades de drones en los regimientos o brigadas de artillería tenemos menos información, pero parecen ser compañías compuestas no sólo por los Orlan-10 y otros drones de reconocimientos menores, sino que disponen de equipos con los Orlan-30 para designar con láser los objetivos a las municiones inteligentes. Como curiosa muestra del estrecho trabajo que llevan a cabo los componentes de la compañía de UAVs y las unidades de artillería, los operadores de drones de la 19ª Brigada de Infantería Mecanizada suelen aparecer en las fotos junto a los artilleros de la misma brigada en el Donbás.

En un futuro próximo, drones con capacidad de ataque y corto radio de acción se incorporarán a estas compañías, como el UAV Kosar, pero esto de ningún modo sustituye a la potencia de fuego que da el uso combinado de la artillería y los drones, tanto con la corrección de fuego como a la hora de guiar los proyectiles tipo Krasnopol.

El ROS se practica continuamente en las maniobras militares rusas, de manera que los componentes del sistema quedan perfectamente integrados entre sí y entre con el resto de la unidad. Para describir cómo esto se lleva a cabo podemos tomar un ejemplo reciente que tuvo lugar en el campo de maniobras de Roschino, donde una unidad del Distrito Militar Central usó el ROS como parte de un todo mayor.+

https://twitter.com/RALee85/status/1356645521537060877?s=19

En primer lugar, elementos de reconocimiento, que pueden ser orgánicos, o de otras unidades de reconocimiento o inteligencia militar (GRU), detectaron una gran fuerza enemiga que se aproximaba a una zona urbanizada. Aquí se puede observar la utilidad de estas misiones de las unidades de reconocimiento/inteligencia tradicionales. Primero atacó la artillería, que junto a los drones Granat-4 (su autonomía de 4 horas lo hace más indicado para corrección de tiro, BDA, y menos para vigilancia y reconocimiento), sistemas de mando y control, formaron el ROS. Tras degradar las fuerzas enemigas con el fuego artillero, las unidades de Infantería Mecanizada a bordo de los BTR-82A atacaron al enemigo. Junto al fuego artillero también hubo uso de «fuego electrónico», con los elementos de Guerra Electrónica suprimiendo las comunicaciones enemigas, interrumpiendo el mando y control, la navegación por satélite, etcétera.

Debemos de indicar que, además de poder desorganizar la ofensiva o defensa de un enemigo a través del fuego, en este caso de artillería, Rusia está intentando utilizar la guerra electrónica de manera similar, teniendo en cuenta la importancia que ha cobrado el dominio de la información. Eso y no otra cosa es lo que algunos militares rusos han denominado «fuego electrónico». La guerra electrónica puede desorganizar al enemigo atacando el mando y control, por ejemplo de la artillería enemiga, degradando así el fuego de contrabatería. Esto no quiere decir que se pretenda sustituir a la artillería con la guerra electrónica, sino que se pueden combinar ambos instrumento o bien dejar a la artillería en reserva o empeñada en batir otros objetivos (Kofman et al, 2021).

No sabemos si en este ejercicio también la guerra electrónica fue usada para operaciones psicológicas relacionadas con la artillería. Sabemos que se ha usado en otras ocasiones como en el campo de maniobras de Prudboi, Distrito Militar Sur, para enviar mensajes de texto a las unidades enemigas simuladas, indicándoles que se retiraran antes del inicio del bombardeo con artillería (Kjellén, 2018). Como vemos, se pueden dar efectos similares al de la artillería gracias a operaciones psicológicas a través de sistemas de guerra electrónica. Todo ello en combinación con la propia artillería, que puede elegirse para cumplir la amenaza o no, o atacar otro objetivo. La combinación de ambos tipos de fuegos multiplica sus efectos. Todo esto es imprescindible tenerlo en cuenta, ya que, una vez más, no se puede ver a la artillería como un elemento aislado.

La misma simbiosis, o complementación de la artillería y la EW lo podemos ver en el uso del sistema de guerra electrónica Rtut-BM, especialmente diseñado para hacer explotar prematuramente las espoletas de proximidad, para proteger tanto a la propia artillería como a las otras armas. Esto, actuando junto al propio fuego contrabatería degradan sensiblemente a la artillería enemiga. El Rtut-BM equipa a las compañías de EW de las brigadas, lo que permite tener orgánicamente a la artillería y la EW. De todos modos, tampoco esto es la panacea, ya que para minimizar la explosión prematura, las espoletas de proximidad pueden configurarse para que se armen y emitan señales sólo un par de segundos antes de alcanzar su objetivo, por lo que de provocar su detonación, lo harían muy próximo a este (Dullum, 2010).

Por último, respecto al uso de la guerra electrónica y la artillería, equipos como el Borisoglebsk 2 permiten la localización de las emisiones radioelectrónicas enemigas a decenas de kilómetros con una precisión de unos 100 metros. Esas coordenadas pueden ser proporcionadas a la artillería a través del ESU TZ y a las compañías de UAVs, para identificar, corregir el tiro y evaluar daños.

A pesar de todo lo indicado, las unidades de reconocimiento, incluidas las de largo alcance, son necesarias. Y es que hay objetivos que no pueden ser detectados por drones, aviones o satélites, y que requieren del elemento a pie tras las líneas enemigas. Hemos visto las limitaciones de la observación aérea a través de drones. Por su parte, la aviación no siempre está disponible debido a las defensas aéreas enemigas, las nubes, la falta de persistencia, lo limitado de los recursos disponibles, etc. El reconocimiento por unidades especializadas no sólo sirve para detectar objetivos importantes bien mimetizados en zona enemiga, sino también para discriminar los objetivos falsos, señuelos, realizar evaluación de daños, etc. No siempre se puede evitar el contacto con el enemigo a la hora de realizar los fuegos. Es ahí donde juegan un papel importante los batallones de reconocimiento presentes en todas las brigadas y divisiones de armas combinadas o de las VDV rusas. Son otro input en el ROS.

Los MLRS de mayor alcance se pueden beneficiar de compañías razvedchiki de reconocimiento de largo alcance encuadradas en los batallones de reconocimiento. Estas se infiltran en la profundidad de las líneas enemigas, en helicóptero por ejemplo. Una vez allí, con medios de observación avanzados donde podemos destacar el sensor Ironia, pueden detectar posibles objetivos. Gracias al Complejo de Reconocimiento, Control y Comunicación (KRUS) «Strelets», son capaces de dirigir los ataques de artillería.

Por último, los Spetsnaz de la inteligencia militar (GRU), militares en ropa civil, o elementos de unidades irregulares, son muy útiles a la hora de asistir en la adquisición de blancos, tal y como hicieron en la Guerra de Ucrania, en batallas tan emblemáticas como la de Debal’tseve (Fox, 2017).

El ROS actual es mucho más que un drone asociado a la artillería, un concepto desactualizado diríamos. Ahora se está intentando basar en la recopilación de información de objetivos por todas las unidades involucradas en el área de operación. Estamos hablando por tanto de una sola red de información, en la cual los sensores distribuidos por el campo de batalla (unidades de reconocimiento, carros, drones, infantería, o cualquiera que pueda observar y transmitir) transmiten datos sobre posibles objetivos al cuartel general. Este luego distribuye los objetivos entre las baterías teniendo en cuenta diversos factores como el meteorológico, protección del objetivo, moral de la tropa, etc. Además de la cantidad de munición a consumir, duración del ataque, etcétera. Este concepto de guerra en red ha sido posible a nivel táctico en las fuerzas terrestres rusas (excepto las VDV que van por su cuenta con el Andromeda-D) gracias al ESU TZ que veremos en el siguiente apartado. Uno de los subsistemas que pertenecen al ESU TZ, aunque actúa independientemente también, y que ha sido el primer en permitir un ROS centrado en red, es el Strelets, o su versión más moderna, el Strelets-M

El Strelets es un sistema C4ISR que ha conseguido integrar los elementos de reconocimiento, sus operadores, Mando y Control, y los distintos sistemas de fuego, como la artillería que estamos analizando o la aviación de ataque, etc. De modo que los equipos de reconocimiento pueden observar y detectar objetivos, dirigir ataques de artillería y aviación, o simplemente transmitir la información al mando.

A pesar de ello, gracias a los sistemas Strelets se supone que la información que llegue a la artillería puede llegar desde la aviación o de los nuevos drones de gran tamaño con los que se va a dotar Rusia en breve. En el caso de la aviación tripulada, podrá beneficiarse de los datos aportados por los distintos pods de reconocimiento que deberán de ir recibiendo los Su-34 como el UKR-RT de inteligencia electrónica o el UKR-OE con sistemas electro-ópticos, aunque estos se ven afectados por el tiempo. Y finalmente, el más interesante, el UKR-RL, que lleva un Radar de Apertura Sintética (SAR), que le permitirá, con una resolución máxima de 30 cm, aportar datos sin importar si está muy nuboso.

Diagrama con la organización del control de fuego. De izquierda a derecha tenemos en primer lugar a los posibles objetivos sobre el terreno (PzH2000, Leopard-2, etc), y sobre estos, los UAV Orlan-10 de mayor alcance y Graneat-4, que transmiten la información a sus operadores (en Navodchik-2, por ejemplo). Junto a los sistemas UAV tenemos el SNAR-10M2, Zoopark-1M de contrabatería/reconocimiento radar, y más abajo del todo el PDP-4A Argus multisensor. Todos estos sistemas formarían el conjunto de sensores de la kill-chain, que transmiten la información a la red del ESU TZ, si está disponible o a los vehículos 1V18 (Puesto de Observación de la Batería) y 1V110 (FDC de la batería). Tras la gestión de la información y las órdenes que haya que dar, estas se transmiten a las piezas de artillería.

Vemos aquí a la amplísima familia de radios R-168E Akveduk, que es la base del sistema de guerra centrada en red ESU TZ.

Guerra centrada en redes y automatización de la artillería rusa

Para conseguir ese proceso de toma de decisiones más corto del cual hemos hablado antes, la artillería rusa se está modernizando en cuestión de automatización e integración, de manera que las órdenes puedan cumplirse a la mayor brevedad posible. Los procesos manuales y la falta de integración anteriores típicos de la artillería rusa han dado paso a los sistemas automatizados de guía y fuego (ASUNO) en las piezas de artillería, estando cada ASUNO integrado en un Sistema de Mando y Control Automatizado (Avtomatizirovannyye Sistemy Upravleniya—ASU), cerrando así parcialmente la brecha con los sistemas occidentales más modernos. El ASU a nivel táctico en las fuerzas terrestres rusas es el denominado Sistema Integrado de Mando y Control del Escalón Táctico, o ESU TZ. Con él pretenden reducir todavía más este ciclo del proceso de toma de decisiones, tal y como dijo el experto y asesor del Coronel General Aleksandr Postnikov, Comandante en Jefe (CINC) de las Fuerzas Terrestres, el coronel Musa Khamzatov:

«Un sistema de este tipo multiplica la velocidad del mando y el control, la dinámica del combate y la eficacia del enfrentamiento con el enemigo crecen en consecuencia, y la capacidad de supervivencia de las tropas propias aumenta. Una vez creada esta red, podemos llevar a cabo las llamadas operaciones de combate centradas en red».

El ASUNO utiliza una serie de subsistemas que, en conjunto, permiten automatizar el tiro y que las piezas de artillería puedan actuar individualmente. En primer lugar, puede recoger automáticamente los datos necesarios para el tiro, como los que le proporciona el sistema de navegación inercial/satelital GLONASS sobre su propia posición, es decir, geolocalizándolo, o los datos del objetivo, el terreno, condiciones meteorológicas, a través del ESU TZ. Este los obtiene a través de la red de sensores sobre el terreno, desde los complejos meteorológicos 1B44 Ulybka a los drones Orlan-10 o los carros de combate T-72B3M. Una vez recogidos los datos, puede elegir el tipo de munición a emplear y dispone de una serie de mecanismos que apuntan el arma automáticamente, moviendo el cañón tanto en elevación como en orientación. Anteriormente, se tenía que apuntar con unos sistemas hidráulicos por los sirvientes de la pieza. Ahora sólo tienen que controlar que la operación se realiza automáticamente de la manera correcta. Por tanto, puede establecerse en vigilancia y disparar de manera automática. También permite la nivelación automática de la pieza y la corrección automática de la posición tras cada disparo (González, 2017). Esto implica que puede trabajar de forma autónoma, por ejemplo, individualmente, de modo que no tiene que estar posicionado junto a las otras piezas, dejando mayor espacio entre ellas, maximizando de paso la posibilidad de supervivencia. El ASUNO también permite el modo de fuego remoto desde el Fire Director Centre (FDC).

Los efectos del ASUNO son profundos en combinación con vehículos de control de fuego, en especial si todos están integrados en el ESU TZ. El uso de ASUNO permite reducir el tiempo de disparo sensiblemente. Mientras que antes se tardaba entre 12 y 22 minutos en hacer fuego desde un asentamiento no preparado, ahora con el ASUNO este intervalo va desde los 8 a los 15 minutos. En caso de que estuviera preparado, se reduciría a tan solo 3 minutos. Aumenta la disposición para abrir fuego en un 20-30%, aumenta la probabilidad de acertar en el blanco entre un 30 y un 40%, gracias, entre otros factores, al eliminar los errores humanos, y triplica la capacidad de supervivencia de un obús autopropulsado, tanto por la rapidez con la que entra en posición y abre fuego, como por poder actuar individualmente, separada del resto. Todo esto, por supuesto, según el fabricante, aunque es obvio que el ASUNO introduce mejoras en todos estos aspectos, sean o no tantas como se anuncian.

Del ASUNO hay diferentes versiones dependiendo del tipo de artillería al que se equipa. Así tendríamos los siguientes:

  • Success-R: para vehículos lanzadores de MLRS de los tipos Uragan, Grad y Smerch.

  • Success-S: equipa al obús autopropulsado Msta-S en sus variantes modernizadas 2S19M1 y 2S19M2.

  • Success-B: destinado a las piezas de artillería remolcada.

El ASUNO es una actualización necesaria para poder estar a la altura de las piezas occidentales como el M109A6, PzH 2000, AS90V, por citar algunas. Gracias a la implementación de este sistema a las piezas de artillería en servicio, incluso a las más antiguas –2S3M y Uragan 1M–, el sistema se convierte en un auténtico multiplicador de fuerzas junto al ESU TZ.

El ESU TZ es un sistema unificado de gestión de la batalla que comprende 11 subsistemas, entre los que se encuentran los sistemas de guerra electrónica, artillería, defensa aérea, ingenieros y logística, así como una red de información unificada que integra varios tipos de comunicación. El ESU TZ permitirá a los mandos recibir datos de la situación del combate y dar órdenes en tiempo real. El hardware principal que comprende el ESU TZ está compuesto de los siguientes elementos:

  • La familia de radios R-168E Akveduk. Este ASU requiere una red troncal de comunicaciones resistente para funcionar. Hablamos de más de 20 tipos de radio VHF/UHF de propósito táctico.

  • La estación de radio combinada R-142NMR, cuyo propósito es proveer de mando y control a las unidades, tanto trabajando de manera autónoma, como parte del ESU TZ.

  • El vehículo de mando unificado R-149MA1. Su misión es proporcionar control y comunicaciones a los oficiales a nivel de brigada en movimiento o estático.

La artillería se integra en el ESU TZ principalmente a través de los Sistemas Automatizados de Control de Fuego. Los sistemas principales son el 1V12 Kharkov para ATPs y el 1V17 para la artillería remolcada, aunque hay versiones modernizadas aptas para integrarse perfectamente en el ESU TZ. Aunque tal y como hemos visto, la artillería que cuenta con ASUNO puede estar integrada en el ESU TZ, eso no quiere decir que no necesiten dichos sistemas. Además, dentro de este ESU TZ se integra, formando parte de la misma red y por tanto del propio ESU TZ, el complejo Strelets.

El ROS puede ser formado a través del ESU TZ, en vez de un KRUS como el Strelets o de otros modos más rudimentarios. Por supuesto, cuando se consigue la máxima eficacia en el ROS es cuando está unido por la red del ESU TZ, y más todavía con la reducción de tiempos del ASUNO. Todos trabajando en conjunto consiguen que el tiempo desde que se detecta el objetivo a cuando es destruido sea mínimo. El ESU TZ también permite que toda la información sea compartida por todos los activos ISR disponibles en las Fuerzas Terrestres en combate y que esta información llegue a los medios de fuego indirecto.

El ESU TZ permite, acortar todavía más el proceso de toma de decisiones, al presentar a través de distintos medios como tablets, la información de la situación en las operaciones, automatizar la distribución de la información, de las órdenes, facilitando su transmisión también. Las órdenes que antes se transmitían por voz, ahora se puede hacer a través de estas tablets u ordenadores personales en sus distintos formatos. Esto implica acortar las kill-chains. Es decir, desde que se detecta el objetivo, hasta que se abre fuego contra este. Pero no solo la acorta, sino que la hace más eficaz, pues la presentación de toda la información de las propias unidades y del enemigo, terreno, etc, permite una distribución más adecuada de las peticiones de destrucción de objetivos.

Esa mayor conciencia de la situación hace que vea cuales son las unidades o piezas disponibles, más saturadas, con más munición, etc. El aumento de los alcances de la artillería redunda a favor de esto, al permitir una mayor disponibilidad de piezas. También ofrece una mayor agilidad en conceptos rusos como la maniobra de fuego. Esto es cuando la artillería, sin cambiar de posición, reorienta el fuego de un objetivo, línea, eje de avance o sector a otro, de modo que “los efectos de la destrucción del fuego de artillería pueden ser maniobrados para lograr los efectos de una fuerza de maniobra” (Grau y Bartles, 2017).

Gráficos donde se aprecia el proceso de recarga del lanzador 9A52-2.

Armamento

Los sistemas de artillería rusa destacan por combinar artillería de tubo y lanzacohetes múltiples, tener en el segundo caso un gran alcance, y por estar equiparándose poco a poco a Occidente en lo que respecta a guerra en red y automatización de todo el proceso, desde la detección al fuego y la posterior evaluación.

Las Fuerzas Terrestres rusas han visto incrementar el número e importancia de la artillería en los últimos años, con dos impulsos especialmente importantes: 1) tras la reforma de 2008 y; 2) la guerra de Ucrania. El objetivo que se marcaron las Fuerzas Terrestres del país en 2017 para este año fue el aumento de la potencia de fuego del 50% a través de la creación de nuevas unidades de misiles y artillería y el reequipamiento de las ya establecidas.

Ya a comienzos de los 90 empezó la nueva etapa del desarrollo de la artillería, que además de las tradicionales mejoras en alcance, velocidad, etc, se buscó una automatización de los procesos de disparo con los cargadores automáticos y ASUNO, la autonomía de las piezas con ASUNO, y la combinación de los medios de inteligencia y control con el fuego, es decir, el ASU y ASUV. Dicho lo anterior, podemos establecer que el objetivo de estos últimos y de los próximos ha ido e irá encaminado hacia la búsqueda de:

  • Una mayor autonomía táctica.

  • Plena integración en el ESU TZ.

  • Reducción del tiempo de preparación del fuego de artillería en 1,5-3 veces.

  • Aumentar el alcance de la munición y la cadencia de tiro. Sobre todo en lo que respecta a la artillería de cohete, más susceptible de ello con nuevos cohetes y módulos contenedores de cohetes, o en la de tubo con la introducción de artillería pesada. La cadencia se ha aumentado actualizando los sistemas heredados y adquiriendo otros nuevos.

  • la mayor movilidad con las plataformas introducidas. La movilidad no se ha incrementado solamente reemplazando los viejos vehículos por otros nuevos, sino sustituyendo a la artillería remolcada por la autopropulsada. Por ejemplo, en el calibre de 152 mm los 2A65 Msta-B están siendo sustituidos por el 2S19 Msta y el 2S35 Koalitsiya-SV. Las nuevas piezas han ganado en automatismo en todo el proceso del tiro, y las antiguas se han beneficiado parcialmente de estos avances. Es decir, las torres no han dejado de ser tripuladas, como las del Koalitsiya-SV, pero el proceso del tiro ha sido agilizado con el ASUNO.

A continuación vamos a hacer un recorrido por el material principal en las unidades de artillería rusa hablando en primer lugar de la artillería cohete, que posee un mayor protagonismo en el Ejército ruso que en los occidentales, donde incluso algunas potencias carecen de ellos, algo incomprensible. Antes de proseguir, conviene aclarar algunas cosas respecto a la artillería reactiva.

El ESU TZ también está conectado al datalink OSNOD (Sistema Integrado de Navegación e Intercambio de Datos), por lo que puede vincularse con la Fuerza Aérea, accediendo a mayor cantidad de información, o aportando.

Artillería cohete

Los MLRS no son un sustituto de la artillería de tubo, sino que ambas se complementan, ya que cada una tiene sus pros y sus contras. Entre las ventajas de los MLRS está su alcance bastante superior, lo cual los hace muy adecuados para golpear al enemigo sin que pueda responder, antes del contacto. En Ucrania, Rusia ha podido golpear desde su territorio a las unidades del ejército ucraniano, manteniendo así la negación implausible de no intervención en el conflicto y evitando que su rival contestara atacando territorio ruso, lo que hubiera supuesto una reacción mucho mayor de Rusia.

Siguiendo con sus ventajas, los MLRS tienen una construcción menos robusta y más ligera que los ATP, y son capaces de descargar en un periodo de tiempo muy breve una gran cantidad de fuego enorme, muy superior a la de tubo. Esto tiene a su vez dos efectos importantes. El primero, que las primeras salvas, al ser las más mortíferas, al pillar muchas veces desprevenida a la tropa, por ejemplo, fuera de sus posiciones, crean un efecto devastador que no lo tendrían si los cohetes fueran disparados de manera pausada. El segundo, que esto le permite cambiar de posición rápidamente tras cada descarga, lo cual hace aumentar las probabilidades de supervivencia frente al fuego contrabatería.

Pero el punto fuerte que hemos indicado de la descarga de una potencia de fuego descomunal en tan poco tiempo, se torna rápidamente en desventaja. La artillería de lanzacohetes múltiples necesita un tiempo muy prolongado para recargar los cohetes –10 minutos para el BM-21 Grad y 25 para el BM-22 Uragan– lo cual deja al enemigo un tiempo de respiro muy valioso para poder reorganizarse y responder al ataque de la manera más conveniente. De todos modos, esto se está subsanando parcialmente con los contenedores modulares de cohetes que han entrado en servicio recientemente con Rusia. De esta forma no es necesario recargar tubo por tubo, sino que se colocan un par de módulos con todos los cohetes cargados ya desde el origen y se hace fuego.

Otras desventajas pasan por su menor precisión, siendo el error típico producido por la artillería de tubo un poco superior al doble respecto a la de tubo (Dullum, 2010). Sin embargo, hay que señalar que los cohetes del 9A52 Smerch tienen un sistema de corrección en cuanto al alcance que supuestamente proporciona un aumento de la precisión de 2 a 3 veces, lo que los hace comparables a los proyectiles de artillería de tubo (Prenatt, 2016). También el peso de la munición de los MRLS es mayor, pues necesita una carga propulsora bastante más grande, lo que significa un coste mayor, algo importante para economías no muy boyantes como la rusa. No sirven apenas para el tiro directo, algo que sí puede realizar la artillería de tubo, como los 2S1 Gvozdika, que cazaban a los equipos contracarro ucranianos con gran efectividad en la Guerra del Donbás o funcionaron como cañones de asalto, destruyendo posiciones enemigas, o incluso contra vehículos blindados. Por último, una mayor firma, tanto visual, radar, térmica, que es bien patente en cualquier vídeo viendo la cantidad de humo que emiten los cohetes. Los cohetes de los MLRS se detectan a mayor distancia que los proyectiles de 152 o 122 mm.

La artillería de tubo no puede descargar un volumen de fuego tan grande, pero tiene mayor capacidad de mantener fuego sostenido y de hacerlo con una precisión en algunos casos encomiable. Por tanto, se pueden combinar la potencia de fuego de los MLRS con el fuego sostenido de los ATP, evitando que el enemigo pueda reorganizarse tras el ataque inicial.

Entrando ya específicamente en los sistemas en servicio en el ejército ruso, podemos empezar por el BM-30 Smerch, que es uno de los MLRS pesados más extendidos en las unidades de artillería rusas. El sistema completo se denomina 9K58 Smerch y cuenta con los vehículos lanzadores 9A52-2, 12 cohetes de 300 mm de unos 800 kg cada uno, dispararlos en 38 segundos, tras lo cual cambian de posición. Cada uno va acompañado por el vehículo de carga 9T234-2 con 12 cohetes, pero la recarga, que se realiza con una pequeña grúa, se puede extender de 25 a 35 minutos, por lo que con este dato se entiende mejor lo antes indicado sobre los contras de los MLRS. El 1K123 Vivary es el vehículo de mando a nivel brigada, sustituido en el Tornado-S por el MP32M1, del complejo 9S729M1 Slepok-1.

El poder de fuego es lo más notable del Smerch, pues una salva completa de 12 cohetes puede cubrir una superficie de hasta 67,2 hectáreas, por lo que una batería de ocho lanzadores puede desorganizar las operaciones de una división de las fuerzas enemigas.

El Smerch, aún contando con una gran potencia de fuego, es un sistema con casi cuatro décadas a sus espaldas y que necesitaba de una modernización. La respuesta fue el Tornado-S (la S por Smerch), que entró en servicio en 2016 y es una versión modernizada del anterior, gracias al sistema de navegación satelital GLONASS, que aporta la posición de la pieza al control de fuego automático ASUNO. De este modo, los datos de su posición, más otros muchos procedentes de vehículos de reconocimiento y drones, son introducidos en la dirección de tiro automáticamente, agilizando el proceso, e incluso aportando los datos para el nuevo cohete guiado por GLONASS 9M542, con un alcance de 120 km, y una precisión de 7 a 10 metros a esa distancia. Si este alcance nos puede parecer enorme y que iguala al de los misiles balísticos Tochka-U, hay en desarrollo una versión con 200 km. Por tanto, el Tornado-S permite alcanzar objetivos en toda la profundidad táctica de las formaciones de combate del enemigo, aumentando en mucho la potencia de fuego de la Fuerza de Artillería y Misiles. Tengamos en cuenta que muchos objetivos de los cuales se ocupaba el Tochka-U, o incluso los Iskander-M de cabeza convencional, pueden ser ahora o en un futuro próximo, derivados a los Tornado-S, de modo que se pueden priorizar los misiles balísticos para objetivos de bastante mayor alcance y dureza. Lo anterior no podría ser factible sin el guiado GLONASS. Y es que el sistema puede alcanzar simultáneamente hasta ocho objetivos gracias al guiado GPS, corrigiendo la trayectoria durante el vuelo, aunque según el director general de Tekhmash, Vladimir Lepin, cada una de los doce cohetes puede recibir datos de misión de vuelo individuales.

Entre las nuevas municiones, una de las más interesantes es la T90, ya que lleva en su interior un UAV. En un principio puede parecer que esto no supone una gran ventaja, simplemente otro UAV más para el ROS, pero no es así. En primer lugar, poder llegar hasta la zona de reconocimiento en un cohete y no por sus propios medios hace que apenas necesite un tiempo cortísimo, además de evitar tanto las defensas antiaéreas, como la guerra electrónica. Los Tornado-S, por tanto, pueden poner unos ojos en todo el área de responsabilidad de la brigada o división. Eso sí, la permanencia en la zona a reconocer y poder dirigir el tiro es de apenas 20 minutos.

El Tornado-S se beneficia tanto de las nuevas municiones como del arsenal del Smerch. En la gama de 90 km de alcance, dispensadores de submuniciones (72) penetradoras HE-FRAG contra pistas de aterrizaje y blindados, submuniciones (32) HE-FRAG con espoleta de proximidad, o con una sola cabeza de guerra penetradora de 243 kg contra fortificaciones, carreteras, instalaciones. En la de 70 km, dispensadores de minas contrapersonal (64 POM-2), contracarro (25 PRM-3AT), cargas termobáricas, etc.

Uno de los datos más importantes para la supervivencia de estos sistemas, en especial uno pesado como el Tornado-S, es el tiempo de entrada y salida de posición. En el primer caso, de 3 minutos, y en el segundo, de 2,5. El último dato es el más importante, pues es lo que tarda en retirarse tras la descarga de los cohetes y, en principio, haber desvelado su posición pasando a ser objetivo del fuego de contrabatería enemigo. También consigue reducir su tiempo de recarga de los cohetes gracias a los contenedores modulares.

Los primeros Tornado-S de la producción en serie entraron en servicio en 2019 en la 439ª Brigada de Artillería Cohete de la Guardia del Distrito Militar Sur. Se pretende que para 2027 todos los Uragan y Smerch sean sustituidos por Tornado-S, según el jefe de las fuerzas de misiles y artillería, el teniente general Mikhail Matveyevsky, pero las recientes modernizaciones de Uragan, por ejemplo, muestran que este objetivo no se va a alcanzar o al menos no es lo que se busca.

Tras el Smerch y los sistemas derivados de este, el siguiente en el calibre es el 9P140 Uragan, de 220 mm, aunque de 16 cohetes en vez de los 12 del Smerch, lo cual no compensa la superficie cubierta, ya que en el Uragan es de “solo” 43 hectáreas. También es un sistema superado en muchos aspectos, ya que entró en servicio en 1975, y de un tamaño similar al Smerch, pues va montado sobre un camión 8×8 ZIL-135LMP modificado. El sistema de recarga de los cohetes es bastante lento, pues se hace uno a uno desde otro vehículo similar, el 9T452.

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