Armas de destrucción masiva, ataques con ántrax, temor ante envenenamientos masivos por parte de grupos terroristas… Aunque el miedo a la guerra bioquímica puede parecer muy moderno, su uso viene ya de antiguo, como explica Adrienne Mayor en «Fuego griego, flechas envenenadas y escorpiones. La guerra química y biológica en la Antigüedad», un estimulante y original ensayo, que revela que casi todas las armas biológicas y químicas actuales cuentan con un prototipo antiguo: flechas venenosas, agua, comida y aire envenenados, gérmenes y patógenos, estupefacientes y sustancias hipnóticas, armas zoológicas, elementos incendiarios…
Así nos presenta Desperta Ferro, la editorial que se ha atrevido a presentar éste libro en España, la obra de Adrienne Mayor, una reputada experta sobre el mundo antiguo. En realidad, la presentación se queda muy corta, pues el libro de la autora estadounidense va mucho más allá de la simple descripción o enumeración de inventos, más o menos macabros, relacionados con la guerra química y biológica.
En efecto, aunque ésta es una de las lecturas, la obra da pie a muchas otras, a cada cual más sugerente. Si la forma en la que los antiguos hindúes, asirios o griegos untaban la punta de sus flechas con los más diversos venenos es de por sí interesante, la revisión que Mayor hace de la literatura clásica, leyendo entre líneas e interpretando obras como «La Ilíada», «La Odisea» o «La Eneida», por citar solo algunas de las más conocidas, resulta asombrosa. Más aun lo son las conclusiones a las que va llegando por el camino, en relación a la tendencia del ser humano a saltarse todas sus convenciones cuando un objetivo militar se resiste o a la infinita capacidad de justificar lo «injustificable» quizá porque, en realidad, es la mejor de las opciones.
En apenas 312 páginas, Mayor salta de personajes mitológicos como Hércules u Odiseo al Arca de la Alianza, Mitrídates y su eterna lucha contra Imperio Romano o el Imperio Bizantino y su fabuloso y perdido «Fuego Griego», que ha dado lugar a tantas leyendas. Lo hace además con pasión, pues en cada línea se destila un conocimiento y un amor por el mundo antiguo difícil de igualar.
Ahora bien, no todo son puntos positivos en ésta obra. La parte más controvertida es quizá aquella en la que dejando rienda suelta a sus argumentos, termina por sugerir cosas como que el Arca de la Alianza pudo haber sido un repositorio de armamento biológico, recordando -aunque es una comparación estúpida, pues el conjunto es muy sólido- a autores propios de revistas como Más Allá o Año Cero. Ahora bien, quitando estos puntos, que ni siquiera son deslices pues la autora se cuida mucho de afirmar nada que no tenga meridianamente claro, el libro es una obra maestra.
Conviene, eso sí, haber leído antes algo más sobre el tema, como puedan ser los maravillosos libros de René Pita sobre la guerra química y biológica en la actualidad, para tener ciertas cosas claras. El libro de Mayor da la impresión de que fabricar cierto armamento y lograr que sea militarmente útil, es más fácil de lo que en realidad es. Si algo nos demuestra precisamente la Historia es que las armas tanto químicas como biológicas son mucho más complicadas no solo de fabricar, sino también de controlar, de lo que comúnmente se cree, por eso merece la pena leer los libros que he citado, que son el contrapunto perfecto.
En cualquier caso nada de esto empaña una obra que se lee como si de una novela se tratase, que aporta una cantidad de datos y fuentes abrumadora y que, como los mejores libros, permite que nuestra imaginación vuele y se plantee todas las hipótesis que la autora nos propone y muchas otras que se nos plantean al leer sus páginas. Un libro muy estimulante que podéis -y debéis- adquirir pinchando en la siguiente imagen.
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