El nuevo entorno geopolítico, inédito desde la Segunda Guerra Mundial, derivado de la invasión rusa de Ucrania, obliga a una potencia media como España a replantearse aspectos como la inversión en defensa, pero también si el propio tamaño de las Fuerzas Armadas (FAS) es el necesario para hacer frente a las nuevas amenazas. Son muchos los que han hablado, en medios generalistas e incluso especializados, sobre la necesidad de incrementar el tamaño de nuestros ejércitos. En este artículo, sin embargo, dejaremos a un lado los debates en abstracto, demasiadas veces girando alrededor de argumentos vagos, para hablar de cifras concretas no solo de conjunto, sino para cada una de las ramas de las FAS.
Como el resto de países europeos, España está inmersa en un escenario geopolítico inédito desde la Segunda Guerra Mundial, ya que la invasión rusa de Ucrania iniciada el 24 de febrero de 2022 ha supuesto la mayor escalada bélica sufrida en territorio europeo desde 1945.
Recién iniciado este conflicto, a finales del mes de junio de 2022, se celebró en Madrid la Cumbre de la OTAN, en la que participaron los Jefes de Estado y de gobierno de los países miembro, en la que se aprobó el nuevo “Concepto estratégico» de la OTAN, de la que España es miembro destacado, y en el que se define la orientación política y los objetivos de la Alianza hasta 2030.
La importancia de este cúmulo de circunstancias en el panorama geopolítico, en un ambiente en el que flota en el aire una posible extensión del conflicto ruso-ucraniano, no deseado tal vez por ninguna de las partes, pero en el que ningún actor se muestra dispuesto a ceder, han llevado a la OTAN a adoptar una serie de decisiones estratégicas que sin duda van a marcar lo que resta de decenio: la ampliación de la OTAN al menos a Finlandia y Suecia, sin que Ucrania renuncie a su conocida pretensión de sumarse a la Alianza y al aumento de efectivos militares que cada aliado aporta a la OTAN, incluido, en el caso de España, el compromiso formal de aumentar nuestro gasto en defensa hasta alcanzar el 2% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2029, en sintonía con la tendencia general, ya que 18 de sus 31 países miembros habrán alcanzado dicho porcentaje ya al finalizar 2024.
Es, por tanto, comprensible la preocupación que parte de la sociedad española siente por la dimensión de nuestras Fuerzas Armadas (FAS) y si realmente los actuales efectivos humanos en activo de los que dispone responden tanto a las necesidades presentes como las futuras.
En esta situación no sorprende el interés demostrado por medios de comunicación, incluso generalistas no especializados, por conocer cuál es el poder militar de España, situado prácticamente en la cola de los países aliados, ya que en 2018 el gasto en Defensa de España se situaba en el 0,93% del PIB, aunque en 2023 ya se incrementó hasta alcanzar el 1,24%.
Por ello, repetir lo que se ha venido publicando no añadiría nada nuevo al debate; por lo que en este artículo se ha intentado desgranar el poder militar español, al menos en cifras y con un enfoque centrado en los efectivos de personal, analizando su posición respecto a otros indicadores que nos sitúan en determinados puestos a nivel mundial y apuntando hacia dónde debería dirigirse el esfuerzo para que nuestro potencial militar esté en sintonía con nuestro peso real en la OTAN, en la Unión Europea y en el mundo en general, dando por tanto, una respuesta afirmativa al título de este artículo.
Los indicadores y las cifras
Efectivos
Si hay un dato que en las FAS no puede cuestionarse es el de los efectivos; ya que no solo son publicados sino que existe un organismo dentro del Ministerio de Defensa, el Observatorio de la vida militar (OVM) que los publica y analiza anualmente.
En el último informe presentado por el OVM el pasado mes de marzo de 2024[1] se recoge el número de efectivos de personal militar en servicio activo a fecha de 1 de enero de 2023, cifrados en 116.961 militares; el más bajo de los registrados desde 2007, en un claro y casi constante de descenso desde 2010, cuando se alcanzaron los 130.039 efectivos.
Como se aprecia en el Gráfico 1, las FAS españolas han perdido el 10% de sus efectivos en poco más de dos décadas, pasando de 130.039 militares en 2010 a solo 116.961 en 2023, con una reducción de 13.078, según datos del OVM.
Este ajuste a la baja sobre las previsiones legales de planeamiento de efectivos, prevista en el artículo 16.1 de la ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar (LCM) ha ido paralelo a la evolución de la crisis económica de la primera mitad de este siglo, cuando lo lógico sería pensar que en un escenario de crisis económica y de precariedad en el empleo las FAS deberían ser un posible “refugio” para quienes buscan un empleo.
Las razones de esta pérdida de efectivos son diversas, en función de que se trate de las escalas de Tropa y Marinería o de Cuadros de Mando, aunque no son motivo de análisis en este artículo.
En resumen, se dispone de unos efectivos de personal militar en activo situados entre un 16,46% y un 10,03% por debajo de los efectivos máximos previstos por la LCM; lo que si bien en principio puede no ser significativo, sí que nos da una idea de que se tiene un margen de mejora para incrementar dichos efectivos, sin tener que modificar la LCM y, por tanto, sin superar los efectivos máximos aprobados por las Cortes para una estructura tiempo de paz[2]; lo que nos permitiría cumplir con una de las obligaciones asumidas a raíz de la cumbre de la OTAN de Madrid de 2022.
Estudio comparativo
Así pues, a nivel conjunto, y sin entrar por ahora en un posible reparto de efectivos entre los tres principales componentes de las Fuerzas Armadas, que según el artículo 8º de la vigente Constitución Española son el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, el volumen de efectivos en servicio activo de las FAS españolas no solo tiene margen de mejora, sino que si lo comparamos con ejércitos de nuestro entorno, esa posibilidad se torna en casi una necesidad.
La última edición del ranking anual que elabora Global Fire Power (GFP) con la clasificación del poder militar de 145 países y que analiza más de 60 factores para establecer la relación de fuerzas de cada país[3], sitúa a España en el vigésimo (20º) lugar, habiendo subido un puesto desde el ranking anterior, elaborado en 2023.
Por otra parte, según el Fondo Monetario Internacional (FMI) España ocupa el decimoquinto (15º) lugar como potencia económica mundial[4], la séptima (7ª) entre los países de la OTAN y la cuarta (4ª) en la Unión Europea (UE).
A priori, esta posición puede parecer adecuada ya que nos sitúa en el cuarto (4º) puesto en la Unión Europea (tras Italia, Francia y Alemania) y justo delante por delante de Polonia y Grecia. En la OTAN, España ocupa la séptima (7ª) posición detrás de Estados Unidos, Reino Unido, Turquía, Italia, Francia y Alemania y por delante de Polonia, Canadá y Grecia. En relación con nuestros vecinos, Portugal ocupa el puesto 41 y Marruecos el 61[5]; posiciones que prácticamente coinciden con nuestro teórico poder militar comparado en nuestro entorno cercano (OTAN y UE), aunque a nivel mundial el puesto como potencia económica (15º) es superior al de nuestro poder militar (20º); lo que vuelve a arrojar como conclusión que España debería mejorar sus capacidades militares y esta mejora, como a continuación se va a demostrar, debería de enfocarse en el incremento de personal en situación de actividad.
Por otra parte, el GFP asigna[6] a España 133.00 efectivos (cuando el 2023 sólo se contaba con 116.96), con una distribución de 76.000 efectivos para el Ejército de Tierra, 23.000 para el Ejército del Aire y 21.000 para la Armada; datos que se sitúan ligeramente por encima de los oficiales, facilitados por el OVM a 1 de enero de 2023[7].
Ejército de Tierra (ET) | 73.447 |
Armada | 20.466 |
Ejército del Aire (EA) | 20.143 |
C. Comunes de las FAS | 2.905 |
Los datos anteriores sugieren que se han contabilizado entre 10.000 y 13.000 efectivos en reserva.
Esto nos coloca, a nivel OTAN y UE en los puestos 6º y 4º, respectivamente (con lo que coincide aproximadamente con nuestra potencia militar), pero a nivel mundial ocupamos el puesto trigésimo octavo (38º), justo por delante de Polonia, con el mismo número aproximado de efectivos (España:120.000/125.00 según la fuente y Polonia 120.000), estando Marruecos, con 200.000 efectivos en el puesto vigésimo cuarto (24º).
Aunque los medios materiales son fundamentales a la hora de disponer de unas FAS creíbles y eficaces, en lo que la tecnología juega un papel cada vez más importante, tal y como está quedando de manifiesto en la guerra de Ucrania, donde la diferencia entre contar o no con el armamento más moderno está resultando clave en uno y otro bando (De Santos, 2023), no se puede perder de vista que el factor humano no solo no se puede dejar de lado sino que, a pesar del pasar de los siglos y de lo mucho que ha cambiado la táctica militar, no se puede ganar una guerra sin «pisar» el terreno.
Por estos motivos, para cualquier ejército hoy en día, junto al adecuado nivel tecnológico es imprescindible contar con unas tropas adaptadas no solo en calidad y eficacia, como sin duda lo están nuestros militares, sino en cantidad adecuada a las necesidades del país, en especial referencia, en la actual situación, a la amenaza y a los compromisos internacionales asumidos.
Para darnos una idea de nuestra actual situación, basta con analizar el siguiente cuadro, elaborado partiendo del último censo de población en España[8] y con datos de diversas fuentes[9].
País | Población (millones de habitantes) | Efectivos militares (miles de efectivos) | Porcentaje |
Israel | 9 | 173 | 1,92% |
Grecia | 10,5 | 130 | 1,20% |
Marruecos | 36,7 | 200 | 0,54% |
Polonia | 38 | 120 | 0,33% |
Francia | 68 | 205 | 0,30% |
Reino Unido | 68 | 194 | 0,29% |
Italia | 61 | 170 | 0,28% |
España | 48,6 | 117 | 0,24% |
Alemania | 84,3 | 184 | 0,22% |
Primeras conclusiones
Con estos datos comparativos se pueden extraer una serie de conclusiones iniciales:
- A nivel OTAN, así como Unión Europea, la potencia militar de España, tanto en lo que se refiere a potencial militar como a los efectivos militares en activo, se corresponde con su clasificación como potencia económica.
- A nivel mundial, sin embargo, la potencia económica de España, con el puesto décimo quinto (15º) en el ranking mundial, es superior al que le corresponde como potencia militar, con el puesto vigésimo (20º), ampliándose este gap si se hace referencia sólo a militares en servicio activo, que nos sitúa en el puesto 38.
- Si a esto le añadimos que España tiene que incrementar su gasto presupuestado en Defensa hasta casi el doble del actual, para poder alcanzar el 2% del PIB en 2029 y que la previsión legal, en cuanto a planeamiento de efectivos militares en activo se refiere, permite un margen de mejora, lleva a concluir que en lo que queda de década España debería aumentar tanto su capacidad militar general conforme a los índices del GFP, como muy especialmente los efectivos militares.
- Además, el gap mencionado implica que España dispone de menos personal del necesario para operar los sistemas de armas disponibles; por lo que urge a corto y medio plazo incrementar los efectivos, máxime teniendo en cuenta los largos plazos de adquisición para que éstos sean operativos; lo que significa que España debería hacer un esfuerzo para potenciar inmediatamente su personal su personal militar en activo
Análisis interno
Si aceptamos la conclusión anterior de que España debe aumentar sus efectivos militares y considerando que no es necesario modificar el marco legal, el Gobierno debería incrementar en al menos un 10% o 12% los efectivos militares y globales en activo, aunque el reparto no debe ser proporcional a los efectivos actuales en cada servicio (Ejército de Tierra, Armada y Ejército del Aire).
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