Toda institución militar con responsabilidades de combate está sujeta a la arbitrariedad de la geopolítica internacional, y por tanto debe prepararse para afrontar los cambios que se deriven de ella. Si hay una fuerza capaz de asumir esa tarea sin complejos, dejando atrás teorías superadas, valores históricos y tradiciones en pos de la modernidad, ese es el US Army estadounidense, inmerso en un programa de cambios doctrinales y materiales sin parangón.
La historia del US Army (oficialmente United States Army) está plagada de cambios de rumbo, en un ejercicio de adaptación casi camaleónico que comienza con su propia fundación (anterior incluso a la declaración de Independencia) y perdura hasta nuestros días. Se da la circunstancia de que, al contrario que en otros países de gran arraigo, en el caso estadounidense el US Army no tiene preponderancia institucional dentro del Departamento de Defensa del país. Dicho de otra forma, no goza de privilegios respecto a los otros componentes de las fuerzas armadas. Es más, podría incluso decirse que dentro del carácter plenamente expedicionario de sus ejércitos, ha pasado por periodos en los que ha perdido cierta identidad en favor de otros cuerpos, como el United States Marine Corps (USMC) o la United States Air Force (USAF), que nació precisamente como una rama del US Army segregada al finalizar la Segunda Guerra Mundial.
Tras un desempeño favorable en aquel conflicto, el US Army se vio obligado a digerir la impotencia de una guerra inacabada (Corea), así como una dolorosa derrota en Vietnam, de la que no se resarciría hasta la exitosa campaña del Golfo Pérsico de 1991, en la que liberó Kuwait de la invasión iraquí ordenada por el dictador Saddam Hussein. En aquel conflicto puso en práctica todas las lecciones aprendidas tanto de sus errores como de otros conflictos, en especial los que enfrentaron a Israel con sus vecinos árabes (el Yom Kipur de 1973), si bien se basaban en la premisa de un conflicto en suelo europeo contra la Unión Soviética. La resistencia del ejército de Irak, equipado y adiestrado por los propios soviéticos, fue bastante decepcionante, y no fue sino el preludio de otras actuaciones de la ya Federación Rusa, primero en Chechenia y después en Ucrania, donde aún está inmersa.
Es precisamente el resurgir geopolítico de Rusia, pese a sus graves carencias militares, lo que ha incentivado al US Army a la hora de buscar nuevas fórmulas de éxito para abordar la por un tiempo olvidada guerra simétrica o de alta intensidad.
Estas distinciones dialécticas no existirían sin los atentados del 11 de Septiembre de 2001 y la muy larga campaña de guerra contra el terrorismo que emprendió EE. UU. entonces, con las consabidas intervenciones en Oriente Medio, por los que retornaron modos de combatir poco convencionales y que han llegado a despertar los fantasmas del Sudeste Asiático. Han sido dos décadas de conflictos con muchos claroscuros, que obligaron al Pentágono a recurrir no sólo a nuevas nomenclaturas como «guerra híbrida» y estrategias como el enfoque integral [1] de las operaciones, sino también a un esfuerzo titánico para poner ‘botas sobre el terreno’, lo que sirvió a su ejército para reivindicarse.
Cambios en el Concepto Estratégico
Una vez consumada, al menos en su mayor parte, la salida de Oriente Medio, la política de defensa norteamericana pone nuevamente el objetivo en la zona de Indo-Pacífico, un teatro de operaciones eminentemente aeronaval. Esto ha provocado una situación en la que el US Army quedaba seriamente perjudicado frente a las otras ramas del Departamento de Defensa en la sempiterna lucha por los fondos ante el Legislativo.
La agresión rusa a Ucrania y las amenazas que se ciernen sobre las fronteras de la OTAN e incluso hacia otros países limítrofes tan notables como Suecia o Finlandia [2], han variado sin embargo la intención de estadounidense de relegar sus ‘obligaciones’ en el continente en favor de los países europeos; incentivado además por la debilidad que, pese a la imposición de incrementar el gasto en defensa, han demostrado sus arsenales en lo que respecta a las ‘reservas de guerra’ para afrontar un conflicto cruento de grandes proporciones.
Este escenario ha dado un nuevo e inesperado protagonismo a las fuerzas terrestres convencionales y al propio US Army, que debe abandonar los criterios de baja huella logística y facil aerotrasportabilidad de la lucha contra el terrorismo para recuperar la potencia de combate propia de las unidades pesadas.
A esto se suma la transformación realizada por el USMC para mantener su protagonismo en la citada área de Indo-Pacífico, donde el creciente poderío de la República Popular de China pone en jaque las tácticas anfibias tradicionales. Tal es así, que ha cambiado por completo su estructura para convertirse en el instrumento de la que sería una nueva doctrina multidominio, con una agresiva defensa ‘adelantada’ sostenida por bases avanzadas a lo largo del Mar de China. Doctrina que no es ni más ni menos que la capacidad de los diferentes ejércitos de apoyarse unos a otros en todos los entornos de actuación (tierra, mar y aire) junto con una globalización de los dominios cognitivos (inteligencia, ciberdefensa o guerra electrónica) a nivel superior, con redes de sensores colaborativas.
La voluntad del ejército norteamericano pasa por no perder el tren, adaptándose a la nueva doctrina de combate multidominio; no delegando sus unidades para actuar en favor de otras ramas de sus fuerzas armadas, sino como una parte primordial de la acción del Departamento de Defensa en dominios que en principio no entrarían en su ámbito de actuación.
Esto se debe a la consideración que hace el US Army de la esencia misma del conflicto entre naciones, la importancia del entorno terrestre para los pueblos (donde tienen sus hogares) y los órganos de gobierno (la toma de decisión), todo lo cual hace que siga siendo el territorio el valor clave sobre el que bascula la acción militar [3].
Esta acción puede verse dificultada por los desafíos impuestos por sus enemigos, basados en armas de largo alcance y zonas de denegación de área, que impiden a las fuerzas navales y aéreas de Estados Unidos ejercer su acción; básica para la proyección de un ejército que es esencialmente expedicionario.
Igualmente las infraestructuras, áreas de reunión y nodos de comunicaciones de las fuerzas de despliegue inicial son vulnerables a la acción del enemigo precisamente por los alcances crecientes de sus fuegos. El US Army asume además que sus fuerzas de entrada deberán combatir en su propia defensa y la de sus aliados en posición de inferioridad, hasta que las fuerzas de combate más resolutivas estén dispuestas para entrar en acción.
Ninguna de estas premisas es realmente novedosa, pues como ha demostrado Rusia en Ucrania, los ataques a los centros de comunicación son prioritarios para cualquier agresor que quiera obtener una rápida y significativa ventaja sobre el teatro de operaciones. Respecto a la incapacidad de las fuerzas de reacción inmediata, ya en la primera crisis del Golfo los EE. UU. tuvieron que responder a una agresión, la de Saddam Hussein, en la que se encontraba en clara inferioridad, favoreciendo el terreno y el balance de fuerzas a los iraquíes. Este despliegue disuasorio, denominado «Escudo del desierto», consiguió convencer a Saddam de no ir más allá y atravesar la frontera de Arabia Saudí. Sin embargo, el mando americano descartó precipitarse en una respuesta con fuerzas que tenían muy poca potencia de combate [4]; pasando a un plan de acumulación del poder necesario para lanzar una ofensiva decisiva.
Por desgracia, esto no siempre será posible, siendo la prioridad garantizar la cohesión de las fuerzas terrestres en teatros muy extensos, garantizando el apoyo mutuo mediante fuegos de largo alcance y el preceptivo soporte logístico. No obstante, la dispersión propiciada por estos escenarios favorece la supervivencia de unos contingentes que sólo concentrarán esfuerzos para la acción decisiva; reduciendo así su vulnerabilidad a las armas de teatro del enemigo.
Para ello el US Army ha diseñado fuerzas más letales, con una capacidad creíble de obtener victorias decisivas mediante un alto ritmo operacional, evitando el estancamiento y alargamiento de los conflictos, las bajas propias y el impacto sobre la población civil. Este proceder siempre ha estado presente en la doctrina norteamericana y se basan por un lado en una superioridad aérea incontestable, que ya era esencial en el empleo de las fuerzas acorazadas desde su fundación, y sobre la capacidad de sostener estos esfuerzos mediante una logística sin parangón, así como conservar y consolidar los objetivos alcanzados con fuerzas de relevo, limpieza y reconstrucción, aspecto que siempre ha sido el talón de aquiles de las operaciones norteamericanas.
Esta capacidad para allanar el camino a la fuerza de maniobra, abrumando al enemigo con fuegos de teatro en profundidad y prolongados en el tiempo es la base de la nueva doctrina multidominio, generando con la acción conjunta oportunidades para la explotación de la fuerza terrestre sobre los centros neurálgicos del enemigo, fin último como decíamos anteriormente, del conflicto armado.
Sostener las operaciones en un entorno de espacio aéreo disputado, mantener la capacidad de apoyo en profundidad con los medios aéreos orgánicos (especialmente helicópteros) y la capacidad de los fuegos de largo alcance o Long-Range Precision Fires (LRPF), son los desafíos que han variado la arquitectura de las fuerzas terrestres norteamericanas.
La fuerza de combate terrestre
Fue a raiz del esfuerzo realizado en la lucha contra el terrorismo que el US Army se centró en la brigada como elemento de combate, y entre ellas la Stryker Brigade o SBCT como máximo exponente, relegando en cierto modo las divisiones a estamentos orgánicos o de preparación de la fuerza. Es necesario recordar al respecto que a lo largo de muchos años la división estadounidense ha sido el elemento orgánico fundamental; pues aglutina diferentes elementos de apoyo de nivel superior que, posteriormente, se disgregan para prestar apoyo a sus brigadas, dotadas exclusivamente con los elementos de maniobra que las conforman como unidad de una modalidad determinada (pesada, media, aerotransportada, etc). Así, estas grandes unidades carecen de un escalón logístico o una unidad de artillería orgánica, reuniéndose en brigadas especializadas al mando del jefe de la división, al que asesoran en su empleo.
Esta concepción es muy flexible, pues permite reunir las fuerzas disponibles en diferentes grandes unidades (GU) tácticas, conjugando eficazmente las carencias de personal, las rotaciones o incluso las bajas en combate; si bien para que la división mantenga la capacidad de hacer sentir su acción (más allá de maniobrar con sus brigadas) debe tener un núcleo de tropas divisionario. Dicho de otra forma, sus apoyos deben estar dimensionados para apoyar a sus brigadas y, simultáneamente, operar al mando directo del Cuartel General (HQ) divisionario. Todo este planteamiento lo definía el ejército estadounidense, tan aficionado a los acrónimos, como Division-Centric Operations, u operaciones centradas en la división.
Precisamente la organización orientada a la brigada impuesta en 2003 limitaba esta capacidad, hasta el punto de acabar con unidades básicas de apoyo divisionario, como el regimiento de caballería o el grupo de artillería cohete.
Todo esto ha cambiado, o mejor dicho se ha revertido, con la actual organización, que deberá implantarse en los próximos años (hasta 2028), en el que las diferentes divisiones del US Army contarán con elementos de apoyo según la función de la unidad. Sólo este detalle demuestra el cambio de paradigma respecto a la estructura anterior: las divisiones tienen una función táctica definida.
Esto que es tradicional en las fuerzas aerotransportadas, como las famosas 101º Airborne o la 82º de paracaidistas, se había perdido para las fuerzas medias y pesadas, que combinaban de forma más o menos heterogénea, brigadas pesadas o ABCT (Armoured Brigade Combat Team) con otras como la citada SBCT o las brigadas motorizadas (Infantry Brigade Combate Team o IBCT).
El resto de las unidades de apoyo se organizaban en una serie de Combat Support Brigades, como la Combat Aviation Brigade (CAB), la Sustainment Birgades o las Fires Brigades, siendo el resto funciones de combate ajenas a la división, como las de artillería de cuerpo (Field Artillery), antiaérea, de ingenieros o de vigilancia (Battlefield Surveillance).
Como decimos, el actual plan distingue hasta cuatro modelos de división, con especial énfasis en las unidades acorazadas, que son las que registran mayor transformación, al definir dos unidades diferentes: la división reforzada (antes denominada de penetración) y la división pesada estándar.
La división acorazada reforzada está pensada para obtener rápidas y contundentes rupturas del frente, tras las que lograr una penetración (de ahí su nombre original) de ámbito operacional o profundo; cuenta con tres potentes ABCT, una brigada de artillería, otra de aviación, un grupo (squadron) de caballería acorazada equipado nuevamente con carros M1 Abrams, y una brigada de ingenieros. Esta última unidad representa el cambio más significativo, pues sustituye al ‘Engineer Battalion’ de cada ABCT para reunir todos los elementos de este arma en una jefatura que asesorará al mando sobre su empleo. A los cuatro batallones de lo que en España se denominan ‘especialidades’, se suman cinco compañías especializadas exclusivamente en hacer pasos sobre vías (generalmente de agua, pero también sobre fallas y hendiduras del terreno), que como unidades de apoyo a la movilidad garantizarán que la velocidad de progresión de la división (fundamental para obtener el éxito) no se vea interrumpida; como curiosidad, los zapadores de combate (acorazados) se organizan también por compañias (7) independientes. Además se dispone de dos más especializadas en construcción de posiciones.
Igualmente, a pesar de que los sistemas de artillería cohete se mantienen en el escalón cuerpo de ejército, la brigada de artillería (Divarty Brigade) recibe además de los tres grupos ATP 155 normales (uno por brigada) un cuarto para la acción de conjunto, a equipar con el Extended Range Cannon Artillery o ERCA, un programa en fase de pruebas y que puede materializarse en el prototipo de Bae systems, denominado M1299 y equipado con un obús de 155mm y 58 calibres; el alcance estimado del sistema es de 70 kms. Ante la previsión de grandes consumos de munición la brigada recibe un grupo completo de soporte, donde se incluyen trenes de municionamiento específicos (deberán agregarse a los apoyos de la brigada con la que desplieguen).
La idea es que hasta tres divisiones adopten esta estructura, la 1st Cavalry y la 1st Armoured de la fuerza en activo y la 34th Infantry Division, esta de la Guardia Nacional. Por tanto su cometido es muy específico, ejercer de punta de lanza del ejército en operaciones de alta intensidad y la máxima exigencia.
A continuación se sitúa la división pesada ‘estándar’, unidad que es mayoritariamente acorazada (con M1 Abrams y M2/3 Bradley) pero con grandes diferencias con la anterior. Para empezar una de las ABCT es sustituida por una SBCT, con la finalidad de tener más masa de infantería con la que afianzar las posiciones alcanzadas (posicionarse en defensiva) o mejorar la capacidad de la división para combate urbano. Contrariamente a la división reforzada, no se potencian las especialidades de ingenieros, contando solo con un batallón de zapadores, bajo mando directo del jefe de la división y que cuenta solo con cinco compañías de zapadores de combate.
Dispone además de una brigada de protección (una unidad heterogénea de apoyos al combate) que también está presente en la anterior y sustituye a la Combat Support Brigade (Maneuver Enhancement) de 2013, al igual que la de apoyo logístico o Sustainment Brigade, donde se refuerzan las compañías de abastecimiento de combustible.
Respecto a la capacidad de reconocimiento y combate de la caballería, el planteamiento es completamente diferente, cada brigada pesada dispone de un escuadrón (troop) de nivel S/GT; sin embargo no existe el grupo divisionario; solo tiene esta categoría el scuadron orgánico de la SBCT. Del mismo modo la brigada de artillería cuenta solo con tres grupos, uno por brigada de maniobra (de hecho uno de ellos se equipará con obuses sobre ruedas). Por todo ello, la concepción de la división pesada es semejante al planteamiento precedente y donde el elemento fundamental es la brigada.
De este modelo de división se esperan alinear hasta cuatro unidades, tres pertenecientes a la fuerza en activo (1st, 3rd y 4th Infantry Divisions) y una de la Guardia Nacional (la 36th Infantry Division)
Del mismo modo, la división de infantería, ahora denominada Light Division, presenta cambios significativos, entre los que destaca la inclusión, como en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, de un batallón de carros. Esta unidad de maniobra representa un refuerzo considerable para las tres IBCT de la división, si bien no parece probable que pueda actuar reunido como GT al carecer de apoyos adecuados, ya que será equipado con los MFP o Mobile Protected Firepower; un blindado medio de cadenas con cañón de 105 mm que se utilizará de forma similar al anterior Stryker MGS, aunque mucho más capaz. No obstante no es un MBT (Main Battle Tank) y al contrario que otras doctrinas de empleo, tampoco se utilizará como carro ligero de penetración (típico del arma de Caballería).
Aún más sorprendente resulta su inclusión, dado su peso estimado de 38t, en los MPLTO de división de asalto aéreo y aerotransportable respectivamente, denominadas como Joint Forcible Entry Division y que responde a la doctrina OTAN de «entry Force» o fuerza de primera respuesta (o entrada) en un teatro de operaciones (TO). La única diferencia entre ambas, además del perfil paracaidista de la segunda, es la inclusión en la primera de un batallón adicional de helicópteros (General support), como parte básica de su capacidad de asalto helitransportado.
Cabe destacar que ambas tienen, además del Tank Battalion, un Cavalry Squadron equipado con ATV, lo que permite a la GU actuar en entornos más exigentes; más si cabe cuando todas estas divisiones de infantería se equiparán con el ISV o Infantry Squad Vehicle, a semejanza del USMC, que utiliza los vehículos ligeros Polaris MRZR. En este caso, el US Army ha elegido el M1301 de GM Defense, una versión militarizada del Chevrolet Colorado ZR2.
El US Army contará con un total de nueve de estas divisiones, que junto a 37 las brigadas independientes representan el potencial de combate del ejército norteamericano, quedando encuadradas en el United States Army Forces Command (FORSCOM), un cuartel general que administra y prepara las fuerzas para ponerlas al servicio de los diferentes cuerpos de ejército operativos o Army Corps Headquarters, como el III Cuerpo Acorazado (Texas), el V Cuerpo (Kentucky) o el XVIII Cuerpo Aerotransportado basado en Fort Bragg, (Carolina del Norte); a su vez estos cuarteles generales se pondrán a disposición de los Teather Armies o los Army Service Component Commands (ASCCs) que, al mando de un general de cuatro estrellas, controlan la función administrativa y de gestión de recursos.
Los diferentes ejércitos de teatro del US ARMY tienen una distribución eminentemente territorial, a saber:
- 3th Army o ejército centro (ARTCENT)
- 5th Army o ejército norte (ARTNORT)
- 6th Army o ejército sur (ARTSOUTH)
- 7th Army o ejército para Europa-África (USAREUR-AF)
- Ejercito del área Pacífico (USARPAC), que dispone del I corps (Fort Lewis), con fuerzas en Washington, Alaska y Japón, así como el 8th Army o ejército de Corea del Sur (EUSA)
Aparte de las fuerzas de primera línea, el citado FORSCOM cuenta como mando subordinado con el United States Army Reserve Command (USARC), que representa todas las fuerzas de reserva del US Army, con cerca de 180.000 hombres; igualmente quedará supeditada a esta fuerza las unidades activadas de la Guardia Nacional, una fuerza que reúne otras ocho divisiones y 15 brigadas independientes, sumando entre ambos más de 350.000 efectivos. La responsabilidad de preparar e integrar estas unidades en la fuerza activa corresponde al 1st Army, con sedes en Maryland y Texas.
Es de reseñar que las fuerzas del US Army siempre actúan como mando componente de un cuartel general conjunto; así las fuerzas del Indo-Pacífico se asignan al USINDOPACOM, sito en Camp H. M. Smith, Hawaii, mientras que para los escenarios de África y Europa se ponen en a disposición de AFRICOM y EUCOM respectivamente, ambos en Stuttgart, Alemania. El comandante de EUCOM es así mismo el SACEUR, o comandante en jefe de las fuerzas de la OTAN en Europa. El elemento operativo que el US Army pone al servicio de ambos cuarteles generales es el V cuerpo, que había sido desactivado en 2013 tras varias reducciones de la fuerza en Europa, pero fue nuevamente alistado en 2020 para hacer frente a la amenaza rusa; incluido el despliegue de un cuartel general avanzado (200 personas) en Polonia. Como consecuencia de la invasión de Ucrania, el grueso fue finalmente trasladado desde Estados Unidos a Alemania.
De hecho, todos los centros administrativos o ASCC tienen su equivalente operativo en los respectivos cuarteles generales conjuntos de la fuerza, como el famoso SOCOM (al que asigna su Special forces Command) el Cyber Command o el mando de USTRANSCOM, al que el ejército aporta su Military Surface Deployment and Distribution Command (SDDC); una estructura dual muy consolidada que ha sido copiada en otros países, como en el ejército español, cuyo JEME delega en el JEMAD y sus mandos subordinados (MOPS, MCOE, CIFAS, MCCE, etc) el control de las fuerzas operativas [5].
Igualmente FUTER representa en España el mismo papel que el FORSCOM norteamericano, aunque con matices, ya que las fuerzas de presencia y vigilancia terrestre están integradas en MCAN (Mando de Canarias); homologable a un Theater Army norteamericano, pero cuyas fuerzas orgánicas son ajenas a FUTER.
Las fuerzas multidominio en el US Army
Debido a este carácter eminentemente conjunto de las fuerzas americanas, el US Army como vector de combate ha recibido directrices a través del Departamento de Defensa para aportar a la fuerza conjunta una serie de capacidades emanadas de su Estrategia de Defensa Nacional (NDS).
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