La influencia de China en la seguridad de Oriente Medio es un aspecto por el momento poco estudiado, si bien fundamental para entender el funcionamiento y las dinámicas del sistema internacional. El gigante asiático, que ha ido mutando su política exterior a la par que su economía crecía para ganar en asertividad, mantiene sin embargo un perfil relativamente bajo en relación con Oriente Medio, a pesar de que es una región crucial tanto por ser punto de paso como por las exportaciones de hidrocarburos. La estrategia china en Oriente medio es, en cualquier caso, una apuesta a largo plazo que no siempre es fácil de implementar, pues hay determinados acontecimientos en los que su modo de proceder le puede costar credibilidad, como la cuestión hutí, o el hecho de no disponer de suficiente capacidad de influencia sobre determinados actores claves en la región, como Irán.
Índice
- Oriente Próximo en la concepción china: gran periferia.
- China tras el 7 de octubre
- China en las relaciones Irán-Arabia Saudí
- Otros roles de mediación: Siria, Afganistán, Yemen.
- De lo diplomático a lo militar.
- Conclusiones.
Introducción
Desde el año 2012, el peso y el papel de China en el sistema internacional han tenido un crecimiento notable con respecto a las décadas anteriores. El desarrollo económico que el país ha experimentado desde comienzos de siglo se ha visto acompañado por una mayor implicación en la política y la seguridad en el plano internacional, acorde con su nuevo rol de superpotencia.
Xi Jinping ha pretendido desde que llegó al poder desempeñar una política exterior mucho más asertiva, con una mayor implicación por reclamar el lugar en el sistema que les corresponde por su estatus económico. En contraposición a la doctrina del ascenso pacífico de China, que apostaba por el crecimiento del país manteniendo un perfil bajo, desde mediados de la década pasada el perfil del país ha ido evolucionando hacia uno más activo, e incluso agresivo, evidenciado por la “diplomacia de los guerreros lobo’’, apostando por la confrontación y el rechazo a la crítica internacional al país.
El gigante asiático ha centrado su modelo en la negociación, la inversión económica y en una diplomacia fuerte y decidida. Y como gran potencia del sistema también pone su foco y se centra en cuestiones securitarias, ya no sólo dentro de sus fronteras, sino también fuera de ellas.
Se ha tratado mucho la cuestión de la presencia de China en el sudeste asiático por razones obvias, con las reclamaciones territoriales en el Mar de China Meridional y la famosa construcción de islas artificiales, la cuestión de Taiwan, entre muchas otras cuestiones. Es central debido a que se trata del territorio más cercano a las fronteras del país, pero la concepción de la seguridad de China hace que su atención no se limite a la zona más cercana a su propio territorio, sino que se extienda a otras latitudes.
La influencia de China en la región de Oriente Próximo es algo mucho menos analizado, pero no por ello deja de ser importante. Tradicionalmente las relaciones entre ambos polos se han centrado en cuestiones económicas y comerciales, y tampoco como algo homogéneo con todos los países de la región. Sin embargo, desde la llegada de Xi Jinping al poder las relaciones con la región han crecido de forma notable.
Hace unos meses analizaba en este focus la cuestión de la ausencia de una presencia activa en la crisis desencadenada tras el 7 de octubre de 2023 entre Israel y Hamás (junto a Irán y Hezbollah), en el que señalábamos que China prefería actuar con cuidado y de forma medida para presentarse como proveedor de paz y no de problemas. A finales de julio de 2024 hemos atendido a una reconciliación (al menos temporal) entre Hamás, Fatah y otras facciones palestinas de cara a organizar un gobierno de unidad para hacer frente a Israel, en una reunión celebrada en Pekín precisamente. Esto revela una mayor implicación de China en la resolución del conflicto encaminada hacia la solución de los dos estados, y deja de relieve una vez más el modus operandi de China de cara a trabajar por la seguridad y la estabilidad regional. En este artículo analizaremos la cuestión relativa a cómo el gigante asiático se ha involucrado en la región, y lo haremos principalmente desde una óptica diplomática, pero también desde una aproximación desde la cooperación y el apoyo militar a diferentes actores regionales.
Oriente Próximo en la concepción china: gran periferia
En lo relativo a la seguridad internacional la acción y la concepción china de la misma se ha reflejado principalmente en el lanzamiento de la Iniciativa de Seguridad Global (Global Security Initiative en inglés) propuesto en abril de 2022 por Xi Jinping, y conceptualizado en un documento del año 2023. Esta propuesta recoge una perspectiva comprehensiva y global de la seguridad ante las amenazas que ha enfrentado el mundo en los últimos tiempos, como la COVID, conflictos locales, terrorismo, entre otras.
Se trata de una aproximación holística a la seguridad internacional dirigida a actuar en la raíz de los conflictos internacionales, y entendiendo la seguridad en dominios tradicionales y no tradicionales, como puede ser el comercio o la inversión en infraestructuras, algo en lo que China viene haciendo mucho hincapié en su política exterior desde la década pasada, lo cual vemos reflejado en la iniciativa de la Ruta de la Seda, por ejemplo.
Este mantenimiento de una seguridad holística se pretende conseguir enfatizando en la cooperación entre estados, el respeto a la soberanía e integridad de todos los países (algo muy relacionado con el principio de no injerencia en asuntos internos de los estados que China viene promoviendo como contraparte a las tradicionales políticas exteriores seguidas por las principales potencias del sistema en el siglo pasado, como EEUU o la URSS). La concepción holística de la seguridad viene a afirmar que cualquier elemento más allá de los tradicionalmente relacionados con la seguridad, como conflictos armados, está relacionado y afecta a los intereses nucleares de la misma, como migraciones, comercio, o cambio climático, como algunos ejemplos.
Esta pretensión de promover la paz y la seguridad internacional a través de la cooperación y la resolución pacífica de conflictos mediante la negociación es un elemento que está eminentemente relacionado con la concepción china del sistema internacional. La concepción comprehensiva de la seguridad es entendida como una parte de la estrategia integral de China que pone el foco en el año 2049 para lograr no sólo la reunificación del país (con la cuestión de Taiwan), sino también para convertirse en el “imperio del centro’’, dando lugar a un sistema internacional sinocéntrico identificado como Tianxia (“todo bajo el cielo’’).
La conceptualización y readaptación de este concepto al mundo de hoy ha sido tratada por distintos autores, como Zhao Tingyang, recuperando una idea de sistema presente durante la dinastía Zhou, hace más de 2000 años. Este se caracteriza por ser un sistema en el que el reino se situaba en el centro, y el resto de estados se constituían en una suerte de estados vasallos no mediante la coerción militar, sino a través de la negociación y la cooperación entre ellos. Se trata de una idea que durante el conocido como “siglo de humillación’’ de China durante el siglo XIX perdió fuerza, así como posteriormente con los intentos de China de asimilarse dentro del sistema de Naciones Unidas, pero que de forma paulatina va recobrando fuerza al observar el modus operandi del gigante asiático en las últimas décadas.
Dentro de ese sistema internacional que tiene a China en el centro, desde el país se concibe que todas las amenazas a la seguridad en su entorno geográfico son también amenazas a la seguridad a su propio territorio, lo cual se relaciona con la concepción comprehensiva de la seguridad. De ahí se deriva que China se involucre y tenga un papel cada vez más activo en los territorios cercanos a sus fronteras, pero yendo cada vez más allá.
En ese contexto se entiende una mayor implicación de China en la región de Oriente Próximo. Hernández (2023) señala que hoy las relaciones entre ambos polos se encuentran en una fase de responsabilidad debido a las crecientes relaciones comerciales, diplomáticas y económicas, muchas de ellas enfocadas en el ámbito de la seguridad. El creciente interés de China por la región ha ido ligado de la mano del mayor protagonismo de la concepción holística de la seguridad, entendiendo que un problema de seguridad de cualquier tipo en la zona implicaría un problema para el propio país a la postre, debido a su posición como “gran periferia’’ de China.
Desde mediados de la década pasada esa cooperación se entendía principalmente en términos geopolíticos, dado que la región es el principal suministrador de petróleo y carbón de China, unos recursos que todavía tienen una importancia central en la industria del gigante asiático. Sin embargo, aunque este sigue siendo un elemento importante en las relaciones entre ambos, hoy China está mucho más implicada en la seguridad regional que hace una década, e incluso más que otras grandes potencias del sistema.
Esto lo podemos observar acudiendo al documento de Política Árabe de China del año 2016, en el que se señala que el principal interés del país en la región es mantener la estabilidad sin procurar intereses geopolíticos. Esto puede ser discutible, pero no cabe duda que el gigante asiático está muy interesado en mantener una estabilidad que les permita asegurar sus intereses económicos por un lado, y a la vez erigirse como un proveedor de paz en contraposición al papel que otras potencias del sistema como EEUU juegan en la región, más de crear conflictos que de solucionarlos. Es una forma de conseguir una suerte de objetivo doble, consiguiendo así atraer a la mayoría de países de la zona a su esfera de influencia.
Por ello es importante analizar cómo China ha desempeñado ese papel de proveedor de paz y solucionador de conflictos centrándonos en las principales tensiones abiertas en la región en los últimos tiempos, y cómo lo ha hecho desde una perspectiva tanto diplomática como militar a su vez.
China tras el 7 de octubre
Los ataques de Hamás sobre territorio israelí del 7 de octubre de 2023 desencadenaron una fuerte respuesta por parte de los de Netanyahu, llevando la situación del conflicto entre Israel y Palestina a uno de sus puntos más tensos en las últimas décadas. Es un conflicto que a China no le ha resultado ajeno, y en el que tradicionalmente ha defendido la postura de la solución de los dos estados, brindando su apoyo a la OLP desde los años 60, así como reconociendo a Israel desde 1992.
Sin embargo, en los meses posteriores a la crisis y al incremento de tensión entre Israel e Irán, la posición de China ha sido la de mantener un perfil bajo, apostando por la negociación para la resolución del conflicto, aunque sin adquirir un protagonismo acorde a su posición de potencia a nivel mundial. Esto ha generado muchas críticas al país asiático, pero este modo de proceder está en línea con su concepción de la seguridad y con el papel que pretende jugar en el escenario internacional.
Es de sobra conocido el apoyo y las buenas relaciones entre Pekín y Teherán que, aun siendo una relación asimétrica debido a la mayor importancia que tiene China para Irán, se mantienen estables para evitar que este último se vea aislado y se convierta en un factor disruptivo en la región. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las relaciones del gigante asiático con Tel Aviv son especialmente importantes en el apartado económico. Israel es una de las mayores potencias mundiales en tecnología e industria armamentística, lo cual no ha pasado inadvertido para la República Popular, que ha asentado empresas e inversión en el país, y además se ha nutrido de avances tecnológicos aportados por empresas israelíes para implementarlos en cuestiones securitarias en su propio territorio.
En lo relativo a inversión china en Israel, esta ha pasado de 20 millones de dólares a más de 200 en cuestión de 20 años, entre 2002 y 2022. Además, es especialmente importante en el apartado tecnológico, con inversiones en software y semiconductores israelíes, e invirtiendo en el campo de ciencias de la salud en el país. Las mayores exportaciones de Israel a China en el año 2022 fueron en equipos eléctricos y electrónicos por valor de 1.780 millones de dólares; aparatos ópticos, fotográficos y técnicos por 1.290 millones de dólares, y además equipos de reactores nucleares y maquinaria. Por otro lado, de China a Israel es destacable la exportación principalmente de equipos eléctricos y vehículos. Además, para finales del año 2023 estaban previstas varias reuniones entre Netanyahu y Xi Jinping, así como cerrar un acuerdo de libre comercio entre ambos países, que finalmente no se produjo como consecuencia del aumento de las tensiones en la región.
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