El nuevo VEC Dragón

Crisol de la transformación de la Caballería española

El Ejército de tierra se haya inmerso en un profundo proceso de cambio conocido como fuerza 2035, y dentro del mismo se dispone a incorporar el que será el vehículo fundamental sobre el que se basará dicha fuerza, el VCR 8×8 Dragon; destinado a sustituir una buena parte de nuestra flota de medios de combate, como son el TOA, Antílope, BMR y VEC. En lo que respecta a caballería, este último es fundamental, pues sobre el futuro VEC Dragón descansa la capacidad de acción de casi la totalidad de sus unidades.

No obstante, al formar parte de un programa mucho más amplio, que busca dotar a la fuerza con una completa familia de vehículos con múltiples funciones, el VCR 8×8 Dragón dispone de una configuración que no resulta idónea para un medio de exploración. De hecho, las necesidades de la Caballería aún no han podido ser cubiertas, ya que el consorcio Tess Defense (que desarrolla el vehículo) no dispone de una torre tripulada biplaza con la que atender los REM (Requisitos de Estado Mayor) de esta variante, estando en estudio una solución.

Tal es sí, que se ha lanzado el programa con un techo de gasto y unos plazos que excluyen esta posibilidad, esperando que el desarrollo de una torre nacional (a cargo de Escribano) ponga fin a esta situación, liberando entonces los fondos para completar unos vehículos que, hoy por hoy, figuran como de capacidades ‘parciales’, es decir: que van a salir de fábrica sin la torre. Es irónico que la historia se repita 40 años después, pues con el programa BMR-VEC pasó exactamente lo mismo; hasta que se seleccionó la torre TC-25 de Oto Melara (En realidad era la TC-20, cambiada después de una pre-serie por su hermana más potente) los vehículos se entregaron apenas con una ametralladora y una plancha de acero para ‘cerrar’ el anillo de implantación de la torre; recurriendo incluso al reciclado de las torres Panhard AML-90 para completar una parte de los vehículos.

Aparte de estos problemas, de índole meramente industrial, pues el Ejército tenía seleccionada desde el principio la torre Hitfist de Leonardo; la barcaza Piraña V dispone de un espacio interior amplio, necesario para llevar un pelotón de fusileros bien pertrechados, lo que unido al diseño de unos bajos con resistencia a las minas e IED, obliga a que la silueta y dimensiones del vehículo sean también muy generosas (en realidad todos los 8×8 de nueva generación son excesivos en este aspecto). El problema es que Caballería no necesita de este volumen para llevar su dotación de exploradores (2 pax) por lo que el espacio restante solo supone un perjuicio en cuanto a movilidad (peso), sigilo y capacidad de supervivencia.

Un VEC del RCLAC ‘Villaviciosa’ 14 a principios de los 80; al no haber decidido la torre, se incorporó una plancha de metal que cubriera el hueco del casco y una MG3 de autodefensa.

Los subsistemas con que será dotado tampoco son los adecuados, dada la misión que se le va a encomendar al futuro VEC Dragón. De hecho el vehículo es denominado por un acrónimo que no le corresponde; ya que es un medio de combate completamente equivalente al VCI de Infantería (AIFV en denominación anglosajona) y por tanto, debería conocerse como VCC o Vehículo de Combate de Caballería. Otra cuestión es que se use para hacer un reconocimiento de un Punto de Interés (PI) o actuar en fuerza contra el enemigo, hacer una retardadora, escoltar un convoy, establecer un checkpoint o ejecutar tareas de limpieza en un entorno urbano.

Si acaso, actuando dentro de una unidad de Caballería, se puede considerar un medio de reconocimiento y (o por el) combate, como el VRCC Centauro, con el que tendrá que hacer binomio (prueba de que las misiones a ejecutar serán idénticas, aportando capacidades técnicas complementarias).

En este punto conviene detenerse en el armamento principal y ciertas teorías que han surgido de forma reciente alrededor del programa, como que el VEC debería escalar a un calibre mayor, de forma similar a como han hecho otros países con medios de concepción similar (especialmente el Jaguar 6×6 del Ejército Francés). Así, desde la ACAB y el MADOC (Jefatura de Caballería) se ha expuesto la conveniencia de instalar un cañón CTA de 40 mm con munición encapsulada; una demostración de que la orientación del vehículo es claramente la de combatir.

Conociendo nuestras miserias presupuestarias, que ya están amenazando con impedir un correcto mantenimiento de los sistemas de armas, así como los costes de esta munición (de hecho la capacidad airburst de un 30×173, estipulada en el programa, ya es bastante cara de por sí), esta idea es bastante desafortunada; además de que introducir otro calibre para usarlo en una cantidad tan limitada de vehículos (en el seno de una brigada) va en contra de la reducción de huella logística que se pretende para las unidades en general y que es, supuestamente, valor añadido de las unidades de ruedas.

No sería el único, pues Caballería ya emplea otro calibre en exclusiva, el 105 mm de VRCC Centauro, por lo que solo llegaría a justificarse un aumento de potencia de fuego si se prescinde de este último (el Jaguar 6×6 releva al AMX-10RC y conforma unidades homogéneas, por lo que si nos ha de servir de referencia, que sea para todo) para que los grupos de caballería operen exclusivamente con VEC, una decisión que generaría un efecto colateral en el empleo y distribución de los carros de combate (asunto que ya fue tratado en estas páginas).

En cualquier caso, el armamento principal debe afrontar una gran variedad de objetivos, no siendo un arma específicamente para la lucha contra otros AIFV, función que nuevamente los vehículos similares de otros países dejan a los MCC (De hecho el US ARMY o el Ejército Italiano aun usan el Bushmaster de 25mm, eso sí, con apoyo de misiles). Por ello es preferible revisar la decisión de prescindir de lanzadores Spike integrados en la Torre del vehículo VEC Dragón, como se ha venido especulando (nuevamente por una combinación de circunstancias, que incluye costes elevados y cierto desdén hacia las necesidades de los jinetes); una decisión errónea sin duda, pero que viene a recordarnos que el debate sobre un calibre superior para el VEC Dragón en un ejercicio estéril y hasta ridículo.

El uso de los MCC, demandado por caballería desde el principio, está perfectamente justificado; aunque teóricamente la unidad de Caballería, al contrario que una de infantería mecanizada (ruedas) dispone de carros o VRCC Centauro orgánicos para conjugar la amenaza de blindados pesados, lo cierto es que en la mayoría de ocasiones esos medios, por razones no estrictamente bélicas, no han participado en nuestros despliegues, imponiendo a Caballería cambios de fortuna en la composición de sus unidades (hasta tipo sección, razón por lo que la composición de las mismas debería revisarse en favor de secciones homogéneas, combinando los diferentes medios a nivel escuadrón o grupo).

Carro T62M del ejército sirio en una posición de tiro. Fuente – Sputnik.

Aun contando con este apoyo hay que hacer una clara distinción, el CCM Leopardo2E es un medio capaz de afrontar este tipo de amenazas con garantías, no así el VRCC Centauro. Este vehículo es muy útil en los escuadrones de reconocimiento para disponer de superioridad en el enfrentamiento contra vehículos de similar concepción, ya que el sistema cañón de 105mm dispone de mayor alcance y letalidad que uno de ‘tiro rápido’ de 25-30mm, y ciertamente le aporta mayor persistencia en el fuego que un lanzador de misiles y con un importante ahorro en el coste de la munición; pero no es un medio apropiado para afrontar la amenaza de un MBT.

Obviamente las fuerzas ‘medias’ no son las más apropiadas para desplegar en un entorno de alta intensidad con fuerzas acorazadas de tipo convencional, pero sí será habitual empeñarlas en conflictos de tipo híbrido donde las fuerzas enemigas pueden disponer de un número limitado de carros ciertamente anticuados (generalmente de procedencia soviética) pero que, pese a ello, son una seria amenaza para un vehículo de ruedas (su potencia de fuego es similar y su protección y capacidad de maniobra táctica, superior a nuestro Centauro). A este razonamiento debemos sumar la capacidad anti-bunker y contra blancos propios del entorno urbano (estructuras de hormigón principalmente) que ofrecen estos misiles y que con tanto éxito se han empleado también en los conflictos asimétricos. Así se entiende para las unidades de infantería, que integrarán dicho misil en torre, y así debe entenderse para las unidades de caballería.

Por todo ello, el VRCC como concepto podía ser válido en el pasado, apoyando a un VEC con una potencia de combate (armamento y blindaje) muy limitada, pero no para ser binomio de un vehículo que está más protegido y que dispone de capacidad (bien por el uso de cañones mayores, bien por integrar misiles) para batir todo tipo de blancos por sí solo. Si añadimos que su modernización está paralizada (muy somera y aplicada solo a 14 vehículos) podemos concluir que este sistema no tiene futuro dentro del Ejército de Tierra.

El VRCC Centauro ha sido una pieza fundamental para mantener la capacidad de combate de nuestros escuadrones, pero su necesidad una vez entre en servicio el Dragón es más que discutible.

Como antítesis a este planteamiento, un verdadero vehículo de ‘exploración’ opera de forma distinta y se vale de medios optrónicos específicos, equipos CIS y personal especialmente adiestrado para ejercer la función de reconocimiento técnico y operar en profundidad. El vehículo destinado a hacer esta función es el VERT, cuyo acrónimo lo define perfectamente y que es completamente diferente a lo que entendemos por un VEC desde que se nombró así al BMR 625.

Ahora bien, esta separación de funciones tiene un problema, y es que ambos vehículos son incapaces de actuar como un binomio cohesionado en el seno de las PUs de Caballería; más bien aportan una capacidades muy diferentes que obligan a las unidades a actuar con ambos medios por separado en misiones diametralmente opuestas; mientras el VERT actúa en profundidad del despliegue con extremo sigilo evitando un letal encuentro con el enemigo, los más pesados VEC y VRCC (o carros) lo harán en vanguardia y flancos, pero siempre buscando ese contacto para cumplir su misión (explotación, reconocimiento por el fuego, hostigamiento, retardadora o reserva).

Esta especialización presenta dos enormes problemas, por un lado la dificultad del grupo de caballería para ejecutar ambas misiones tan solo con dos o a lo sumo tres escuadrones, y por otro las limitaciones presupuestarias; que suponen que el VERT, que ya figura en las plantillas, no haya pasado de momento de una pre-serie de 18 ejemplares (fruto de amortizar los equipos SERT adquiridos para el malogrado VCOAV Pizarro).

La solución a estos problemas puede venir de integrar en la plataforma Dragón los medios de exploración necesarios para que el VEC Dragón pueda actuar en este cometido, permitiendo al grupo una mayor flexibilidad, actuando por el combate o de forma pasiva en profundidad (asumible para un medio de ruedas) según demande la misión. De esta forma sería válido tanto para entornos asimétricos (huella logística) como de alta amenaza, como los que deberá afrontar una fuerza acorazada (por algo será la montura de los GCAC).

El VERT será el medio ISTAR de nuestras unidades, si es que se completa su dotación.

Por todo ello, caballería debe revisar los actuales MPLTO y el material con que va a ser equipada; es más, deberá adaptarse rápidamente a la nueva organización que impondrá la fuerza orientada a la misión.

Caballería, con su actual estructura no puede reunir los medios de obtención (inteligencia) de la brigada y, al mismo tiempo, mantenerse como grupo táctico de maniobra con las funciones propias del arma, por lo que deberá ser reforzado o prescindir de unos medios ISTAR que no son válidos para dicha ‘maniobra’.

En este punto convendría analizar si el coste y capacidades de un VERT son propios para un escalón como el de brigada (o para operar en el seno de la UINT) o por el contrario, deben permanecer en el escalón operacional, como parte del esfuerzo ISTAR que se realiza desde CE/división.

En cualquier caso, dentro de la perspectiva de la cohesión con la que se afronta la nueva BRIEX 2035 (lejos de la heterogeneidad de las BOP precedentes) los medios de obtención del grupo de caballería deberían basarse en un vehículo 8×8 con el sistema de exploración optrónico SERT.

Blindado de reconocimiento canadiense LAV coyote con mástil integrado.

Más allá de VEC Dragón: Nuevos vehículos para la Caballería

Por tanto se trata de dotar a caballería de dos vehículos VEC Dragón diferentes, uno con las funciones de un VCC (Vehículo de Combate de Caballería) torre tripulada y misiles; otro con las capacidades del VERT, optando por un sistema SERT (Navantia) y una torre no tripulada igual a la del VCI de Infantería, en el mismo calibre de 30×173 mm.

Este vehículo ya existe (aunque está previsto con una estación remota para AMP) dentro del programa Dragón, y no es otro que el VCOAV (Observador de Artillería), por lo que es perfectamente posible cambiar la relación de variantes dentro del programa y asignar vehículos de este tipo al arma de caballería, si bien deberían introducirse cambios menores y considerar el sobrecoste de los equipos que porta esta variante (a descontar del ahorro que supone prescindir del citado VERT).

El VCC aprovecharía el volumen interno que comentábamos al principio portando un rack de recarga para el lanzador de misiles y una escuadra formada con los 4 exploradores del pelotón; mientras el nuevo VREC (Vehículo de Reconocimiento y Exploración de Caballería) necesitaría de este espacio para el sistema SERT, un operador del sistema con su consola (4 tripulantes en total) y los medios C2 adecuados (VHF, HF, spearNet, vídeo). En ambos casos el diseño básico del Dragón (barcaza Piraña V) resulta idóneo y se aprovecha su volumen adecuadamente.

Un primer lote en configuración VERC (Vehículo de exploración y reconocimiento de CABALLERÍA) podría sostener la operatividad de nuestra caballería (al menos parcialmente y para misiones en el exterior) y servir para completar el pedido 8×8 actual; acabando con la incertidumbre alrededor del modelo y su torre, dejando la variante VCC para el siguiente lote/contrato.

Dados los MPLTO en vigor, el nuevo vehículo tendría que servir en las SEV, ocupando el lugar de los VERT (que aún no se han recibido) ya que si se integran en las SLAC generan un problema a la hora de llevar los exploradores  (configurar las SLAC con un par de estos VERC y un par de Centauro/Leopardo impide embarcarlos). Por suerte o por desgracia esto no será necesario, ya que el actual MPLTO está en proceso de revisión.

Planes inmediatos

Así, el GCAC/GCLAC, a partir de una configuración ternaria que está en estudio, dispondrá a corto plazo de un EAC/ECC con los Leopardo/Centauro y dos ELAC dotados con VCR 8×8; de forma casi idéntica al vigente MPLTO para grupo divisionario (RC España 11).  Esta disposición está pendiente de aprobar y no afectará a todos los grupos, quedando algunos con solo dos escuadrones y algún otro con hasta cuatro (Como ‘Sagunto’ I/8, por absorción del extinto ‘Milán’).

Hasta donde sabemos, los ELAC mantendrán tres SLAC con 4 VEC Dragón y una SEV con 5 VAMTAC, si bien se han propuesto diferentes modelos de sección con hasta seis vehículos, ya que la de cuatro ha resultado insuficiente (recordemos que las SLAC han tenido hasta siete en el pasado).

Para conjugar este incremento (viabilidad) se ha suprimido el regimiento divisionario, pasando el RC ‘España’ 11 (PLMM) a la BRILEG a su grupo superviviente (Numancia) a integrarse como tercer elemento de maniobra (íntegramente equipado con Centauro) en el RAC Pavía.

Esta solución ha sido una clara improvisación para preservar al personal de caballería destinado en Zaragoza y que la Brigada Aragón conserve cinco unidades de maniobra (Flandes, Princesa, Numancia, Badajoz y Cataluña) como corresponde a una brigada ‘pesada’, si bien con la Guadarrama XII no se ha tenido esa consideración (al perder Cataluña I/63 ha quedado solo con cuatro). Igualmente, el nuevo MPLTO para GCLAC, tanto de las brigadas medias (Galicia y Alfonso XIII) como la BRIPAC Almogávares, daba como resultado un excedente de VRCC Centauro, que han acabado formando esa singularidad que representa el GCAC ‘Numancia’.

En primer lugar debería solucionarse esta asimetría entre las brigadas, al tiempo que dar un mayor peso a la nueva jefatura de montaña, lo que supone dejar todas ellas a cuatro elementos de maniobra (configuración aprobada en el modelo BRIEX 35). En segundo lugar debe mantenerse la homogeneidad en los MPLTO de caballería, dotando a todos con tres escuadrones de armas (incluidos los de Ceuta y Melilla) y uno de plana mayor; aunque para ello deba enajenarse al citado grupo Numancia.

Para hacer viable esta estructura, los grupos se reducirían de las once secciones previstas a solo nueve (tres por escuadrón) suprimiendo las SEV, que carecen de los medios que figuran en plantilla y, como decimos, cumplen una función especializada que reduce las posibilidades de empleo de escuadrón/grupo. En su caso el esfuerzo debería derivar hacia la UINT y su demandado VVT (vehículo de vigilancia terrestre).

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