El carro de combate está preparado principalmente para batir a otros carros, aunque esto está cambiando. No se puede decir que el cambio llegará a ser muy profundo, pero los escenarios en los que se están dando actualmente los combates y en los que probablemente se darán en el futuro están plagados de zonas urbanizadas y, en consecuencia, el carro de combate debe adaptarse en lo que pueda a la guerra urbana. La razón fundamental es que no hay otra plataforma que se pueda utilizar con la misma o mejor eficacia, porque es imposible disponer de un tipo de vehículo de combate que opere para cada situación que se pueda dar en la batalla. No hay ejército que se lo pueda permitir.
A las razones económicas, suficientes ya de por sí, hay que añadir las organizativas. Cada vehículo blindado está pensado para ser empleado por un tipo de unidad que se adiestra con la finalidad de cumplir con unas misiones específicas. En consecuencia, si dispusiéramos de uno para el combate urbano, habría que, bien crear una serie de unidades para este cometido, o transformar otras y crear las que las suplan en sus misiones, de forma que el ejército pueda mantener la capacidad de llevar a cabo cada conjunto de misiones con el número suficiente de unidades.
El resultado para el carro es que se debe transformar para batir los blancos que se le presenten y defenderse de las posibles amenazas en distintos escenarios, muy diferentes entre sí. Igual que en campo abierto se enfrentará a otros carros y, en menor medida o importancia, a otros vehículos, en el ambiente urbano se encontrará con unidades o grupos de combatientes equipados normalmente con armas ligeras y vehículos también ligeros o ligeramente protegidos, con obstáculos y fortificaciones muy característicos, amenazas que provendrán también de las alturas y del subsuelo, etc.
El problema es que esto exige una amplia adaptación para un escenario que limita y obliga a modificar sus tres características principales, ya que requiere un empleo de la potencia de fuego muy diferente de la normal, tanto por el tipo de blancos que deben batir como por las distancias a las que deben hacerlo, necesita de medidas específicas de protección y la zona donde debe maniobrar restringe su movilidad.
Existen intentos de desarrollo de blindados que pudieran sustituir o apoyar al carro en el combate urbano, pero no se ha conseguido nada con las características necesarias y que sea económicamente viable. Haremos alguna mención a ellos para verificar nuestras afirmaciones.
Aspectos tácticos
Todas las características del carro se ven afectadas en este escenario. También se ven afectadas, lógicamente, las formas de conducir el combate, la logística, las comunicaciones, etc.
Todo está interrelacionado, y por eso, aunque el objetivo de este trabajo es tratar el combate urbano desde la perspectiva de su empleo, algo en nuestra opinión poco debatido, no entraremos en demasiada profundidad en los aspectos generales de este tipo de lucha, ya tratados en numerosos trabajos. Sin embargo, entendemos que para enmarcar el problema y poder analizar las necesidades tecnológicas a aplicar en las características de los carros, será necesario hacer una incursión en sus peculiaridades.
Es de sobra conocido que con el desarrollo de las naciones han crecido las ciudades y las zonas urbanizadas y con ellos su población. En consecuencia, las batallas han pasado a darse menos en espacios despoblados, en campo abierto, y más en áreas habitadas y compartimentadas. Para los ejércitos menos desarrollados es más ventajoso combatir en estas zonas porque disminuye los efectos de los sistemas de armas modernos y con ello las ventajas de los más poderosos.
Para un ejército regular, la clave del éxito está en el equilibrado apoyo entre los carros, los elementos mecanizados y las unidades ligeras, porque conjunta potencia de fuego, protección y capacidad de combatir a pie en un escenario en el que hay que controlar la superficie, las alturas y el subsuelo.
Los apoyos al combate evidentemente también son necesarios en este ambiente, con las particularidades correspondientes, especialmente en el de fuegos indirectos, muy complicados porque se requiere una especial rapidez y precisión debido a la necesidad de disminuir al máximo los daños colaterales y la fugaz exposición de los objetivos (objetivos de oportunidad).
Los carros de combate pueden aportar protección y fuegos potentes y precisos, a costa de sufrir una limitación de movimientos y suponer un atractivo y a veces sencillo blanco a batir. Proporciona una buena capacidad de disuasión y evita daños colaterales con su precisión en el tiro, pero también los provoca con su peso y tamaño y el empleo de cadenas. También obliga al enemigo a emplearse más afondo utilizando minas, IEDs, lanzagranadas, etc.
En estas zonas la clásica línea del frente desaparece y las acciones se pueden producir desde cualquier dirección o dimensión, además de tener muy distinta naturaleza en tan sólo unos metros de distancia. La concentración urbana, con sus áreas de espacios restringidos, limita la visibilidad y los campos de tiro, y proporciona una cobertura y protección con características propias. En consecuencia, la maniobra (combinación de fuego y movimiento) queda muy afectada, produciéndose una acusada canalización en los despliegues que los vuelve muy vulnerables. Se complica así el apoyo entre unidades y el poder realizar concentraciones de fuegos, todo dificultado a menudo por los escombros que se producen, los fuegos y humos provocados e incluso las fugas de gases. Es muy normal el empleo de artefactos explosivos y cobra importancia una dimensión espacial que raramente la tiene en el campo abierto, como son las redes subterráneas.
El resultado es que el mando y control de las unidades se complica, el combate se descentraliza, hay pocas posibilidades de mantener contacto visual, la conciencia situacional a todos los niveles se debilita, y es necesario un gran esfuerzo de coordinación y sincronización de las acciones.
No es fácil establecer una constante en la forma de actuar de las unidades acorazadas en el ambiente urbano, y más teniendo en cuenta que estamos hablando de distintos tipos de estructuras y trazados, en una variedad de entornos que incluye desde grandes ciudades a pequeños núcleos de población, pasando por algunos más definidos como las áreas industriales o comerciales. Es complicado incluso estimar la fuerzas necesarias para realizar las acciones. Si bien hay aspectos generales semejantes, existen grandes diferencias, como lo demuestran las dificultades encontradas por los rusos en Grozni (Chechenia) a partir del ataque del 31DIC1994 (independientemente de su pobre actuación), comparadas con la mucho más sencilla intervención de los estadounidenses cuando entraron en Bagdad en 2003 (anchas y largas avenidas y construcciones bajas). Dentro de esos márgenes están, entre otros, los combates que se han dado en Gaza, Líbano, Siria, Irak, o los que actualmente se están desarrollando en Ucrania.
Según el manual PD4-021 “Táctica de Empleo de las Pequeñas Unidades en Ambiente Urbano” (2018), el enemigo que nos podemos encontrar es:
- Fuerzas regulares, en un combate convencional desarrollado en zonas urbanas (ZZUU), con elevado desgaste y pleno empleo de las capacidades militares.
- Enemigo irregular, que tratará de llevar a cabo un combate asimétrico con procedimientos y medios no convencionales, sin sujeción a normas de carácter legal o ético, evitando una confrontación directa con nuestras fuerzas.
- Grupos con capacidades múltiples, que conjugarán ambos tipos de lucha dando lugar a lo que se conoce como guerra híbrida.
Dicho de otro modo, nos encontraremos con fuerzas estatales, fuerzas irregulares sin apoyo estatal o fuerzas híbridas con apoyo de un Estado. La mayoría de las veces el enemigo no será convencional o regular, ni de carácter estrictamente militar.
Si hasta ahora hemos descrito una situación bastante compleja, queda otro factor que complica todo aún más: la población civil. Se pueden juntar varios grupos de población, como los refugiados y desplazados, con los habitantes del lugar, y todos pueden estar mezclados con los insurgentes de forma voluntaria o no, o formar parte de ellos. Con la finalidad de mantener la libertad de acción de nuestras unidades y para su propia protección se debe intentar mantenerla apartada de los efectos de la batalla, algo bastante difícil y que multiplica los esfuerzos a realizar. Nuevamente toma gran importancia evitar daños colaterales y en esa línea los fuegos precisos como los de los carros son esenciales.
Las fuerzas insurgentes emplean francotiradores para batir a los jefes de vehículo, lo que les obliga a combatir con escotillas cerradas y perder buena parte de la visión de lo que está ocurriendo alrededor de la plataforma. Esto es aprovechado por los insurgentes para lleva a cabo ataques con lanzagranadas y otros procedimientos desde posiciones cercanas contra el flanco o la popa, incluso la parte superior, parcelas poco protegidas de los blindados.
Los enfrentamientos normalmente tienen lugar a distancias inferiores a un kilómetro debido a que este tipo de adversarios no cuenta con armas pesadas.
Para hacernos una idea acerca de la actuación de los carros en distintas acciones tácticas, si tomamos como ejemplo el ataque premeditado a una zona urbana, el más completo en cuanto a planeamiento, veremos que normalmente la operación se lleva a cabo en cuatro fases según el Reglamento: Aislamiento de la zona o cerco, Asalto, Progresión y limpieza en el interior de la población y Reorganización de la Unidad. De ellas, los carros son los elementos mejor equipados para actuar con las fuerzas de aislamiento en las operaciones ofensivas, aunque tengan también un cierto grado de intervención en las otras fases. Permiten en un enfrentamiento inicial responder con precisión, en tiempo oportuno y con una potencia de fuego dirigida más eficaz que la de otros sistemas. Si hablamos de la defensa, se emplearán en las Zonas de Seguridad exteriores a la Zona Principal de Defensa, limitando su actuación en el interior prácticamente a cubrir con fuego las áreas abiertas y ser empleados en las reservas móviles.
Por otro lado, los carros son muy útiles en el reconocimiento por el fuego para que el enemigo revele sus posiciones e intenciones. Aunque es complicado, también se podrían producir encuentros entre carros, en puntos que ofrezcan campos de tiro amplios como parques o avenidas, pero será más habitual proporcionar apoyo de fuego directo contra edificios y posiciones defensivas localizadas normalmente por los elementos a pie.
Normalmente actuarán por parejas, lo que disminuye la posibilidad de emboscadas y permite el apoyo mutuo durante la progresión en las acciones. También pueden adoptar formaciones incluyendo vehículos de combate de ingenieros, de forma que pueden protegerse mutuamente, abrir fuego o devolver el del enemigo en el sector que les corresponda así como mantener la observación en todas direcciones, incluyendo las alturas.
Será muy común que sean guiados por la infantería, por lo que debe haber una estrecha coordinación entre unidades a pie y acorazadas. Desde la parte superior de los edificios los infantes pueden observar movimientos, posiciones, obstáculos, etc. Una buena coordinación permite solicitar apoyos oportunamente, en especial de fuego.
También puede facilitar el avance de los elementos a pie mediante la remoción y derribo de obstáculos.
Los infantes proporcionan seguridad a los medios acorazados, si bien también la reciben de ellos utilizándolos para progresar a su amparo, aunque esto tiene algunos peligros cuando se activan las defensas activas del carro o cuando realizan fuego con su cañón. Estas acciones, junto con el movimiento del vehículo, se deben coordinar no sólo para realizar apropiadamente las acciones tácticas, sino también por el peligro que representa para los soldados a pie a su alrededor. Para ello, se puede emplear un sistema de señales, la radio o un teléfono exterior instalado normalmente en la popa, elemento que había desaparecido porque no se utilizaba, pero que se está recuperando.
Hace ya años que se perdió la organización de cinco carros por sección, pasando a tres o cuatro, según qué ejércitos. Con la vieja organización, se podía desplegar en dos pelotones de dos carros, quedando el del jefe de sección para intervenir según necesidades, dejándole libre para ejercer su principal función, que es el mando. Hoy en día, varios factores como las necesidades económicas, el desarrollo de la tecnología y la carencia de tripulaciones por las dificultades en el reclutamiento de los ejércitos (que incluyen la baja tasa de crecimiento de la población), han llevado a la reducción del número de carros.
En algunos ejércitos cada Compañía/Escuadrón mantiene tres secciones de cuatro carros, mientras que otros las organizan en tres de tres. Unos pocos disponen de cuatro secciones de tres vehículos. El mando puede disponer de un carro o dos. La idea básica que se persigue con estas combinaciones es poder disponer de suficiente volumen de fuego en el movimiento alternativo de las secciones.
Para cada caso la actuación del Jefe de Sección contempla matices importantes al formar parte o no del despliegue de su unidad, es decir, si está imbuido en el combate o se dedica principalmente a mandar (insistimos, esa es su función principal), e intervenir en los casos en que sea necesario. Como comentábamos, en los antiguos despliegues de cinco carros se podía maniobrar con dos pelotones de dos, pero en los de cuatro o menos siempre formará parte de la acción de su sección, bien porque forma parte de una pareja o porque la sección es de una entidad muy pequeña.
La tendencia de cuatro carros por sección es la mayoritaria en los países occidentales1. En el combate urbano, con sus características, complica aún más el mando de los jefes de estas pequeñas unidades, con un mayor nivel de responsabilidad debido a que operan con una gran iniciativa.
En el nivel Subgrupo Táctico o Partida el Capitán jefe puede decidir realizar distintas asignaciones de medios y misiones con sus elementos acorazados, de infantería y de ingenieros, dando lugar a tres tipos de intervención:
- Si la sección de carros actúa por sí misma, suele proporcionar apoyo de fuegos o proteger el avance de las unidades de infantería, todo con la debida coordinación de las acciones de las unidades.
- Si el mando de la acción recae sobre el jefe de la unidad de infantería, cada pareja de carros suele apoyar a una sección de infantería. Esto tiene la desventaja de romper una pequeña unidad como es la sección acorazada, dejando a su jefe con otro carro realizando un apoyo y a uno de sus suboficiales y el cuarto carro realizando otro. Por otro lado, tiene la ventaja de mantener el mismo ritmo de avance para los carros y la infantería, pero con la premisa de que han tenido que instruirse previamente en esta cooperación, especialmente el jefe de la unidad de infantería que debe mantener el control sobre el combate de los carros.
- Si, por el contrario, el jefe de la sección acorazada recibe el mando de la acción, los pelotones de infantería proporcionan protección a las secciones de carros, aunque esto es efectivo sólo en las áreas más abiertas, donde los carros se pueden mover con más fluidez. También, lógicamente, los jefes de carro deben haber sido instruidos en al control de las unidades de infantería.
Según se sube de nivel, la coordinación de las acciones de todas esas pequeñas unidades cobra gran importancia. Las acciones se desarrollan a muy distinto ritmo en áreas cercanas, sucediéndose unas rápidas seguidas de vacíos, sin la continuidad que se da en espacios abiertos. Dada la compartimentación del terreno, hay que suplir la falta de enlace entre las pequeñas unidades adyacentes, mientras se otorga una gran iniciativa a sus jefes, como ya hemos apuntado.
Esto requiere un flujo de información constante apoyado en unos medios CIS adaptados al entorno (mayor cantidad de medios de transmisiones, reducción de alcances por apantallamientos, interferencias provocadas por medios civiles, etc) y un trabajo previo de inteligencia que informe no sólo de la entidad y situación del enemigo y de los objetivos a conseguir, sino también de la estructura e infraestructura del terreno urbano, superficie y subsuelo.
Los agrupamientos tácticos que intervienen en estas acciones necesitan un relevo de unidades frecuente debido al gran desgaste que se produce en los combatientes. Sus unidades deben estar muy bien adiestradas y cohesionadas y mandadas por jefes con gran capacidad de liderazgo, ágiles en la toma de decisiones y diestros en el combate inter armas.
Por otro lado, la instrucción de las tripulaciones debe contemplar procedimientos de especial aplicación en este tipo de lucha. Uno muy relevante es emplear tres tipos de enlace, con la unidad superior, las subordinadas y las unidades a pie, con los que se utiliza lenguajes convenidos y ensayados en los ejercicios de adiestramiento que proporcionan la imprescindible cohesión (no nos cansaremos de repetirlo). Lo mismo cabe decir en referencia a las unidades encargadas de la recuperación de vehículos, que deben emplearse en circunstancias normalmente difíciles. Será habitual dotar a los carros de elementos que faciliten la tarea en proa y popa, como cables y barras de remolque.
También la tripulación se debe acostumbrar al empleo del tiro a cortas distancias (esto sólo es cuestión de procedimiento), a operar normalmente con escotillas cerradas (produce fatiga extra y mareos o desorientación), al empleo de gafas de visión nocturna (a las que se deben haber adaptado previamente) y a atender continuamente al sector de observación que a cada uno corresponda.
Vehículos de Apoyo al Combate
Antes de pasar a analizar en detalle los aspectos técnicos que afectan al empleo del carro en este medio, detengámonos brevemente a considerar lo que sucede con los Vehículos de Combate de Infantería, los VCIs o IFVs en inglés, a priori los llamados a ser el principal apoyo del combate de la infantería a pie. Igual que los carros no son lo ideal para el combate urbano, otro tanto se puede decir de estas plataformas. Normalmente, los carros son apoyados por la infantería mecanizada, pero en este ambiente es al revés. En el reparto de objetivos, los carros deben batir los blancos más potentes y mejor protegidos, mientras que los VCIs baten blancos ligeramente protegidos, infantería y vehículos ligeros, además de, si pueden emplear misiles, blancos fuertemente protegidos. Cuentan asimismo con la ventaja de poder moverse mejor por ser menos pesados y voluminosos, y con la posibilidad de hacer fuego con ángulos más amplios, pero les falta potencia de fuego y protección.
Como con el carro, no se puede tener un IFV adaptado al combate en espacios abiertos y otro para el urbano, lo que implicaría tener también dos tipos de unidades, si bien en este caso el problema es más comprometido porque las unidades de infantería son las que tienen que llevar el peso de este combate, así que tienen mayor necesidad de poder apoyarse en sus propios vehículos. Como cada vez es más común batallar en zonas urbanizadas, cabría plantearse hacia dónde debe inclinarse el diseño de estas plataformas.
Se han pensado varias opciones. Por un lado encontramos ejemplares como el carro Merkava israelí, que tiene capacidad para transportar infantes, y por otros varios proyectos de vehículos para infantería más potentes, pero no se termina de dar con una solución equilibrada.
Para ilustrar fugazmente hasta donde han llegado algunas tendencias, nos podemos detener en una de las iniciativas. Ha tenido cierta repercusión el empleo en la guerra de Ucrania de una vehículo ruso que resulta muy llamativa pero que, en nuestra opinión, no ofrece las características necesarias para suplir al carro, y menos al VCI, en este tipo de combate. Viene a ser un carro auxiliar o de apoyo (también se ha denominado carro de asalto por algunos autores), con una gran y variada potencia de fuego, la misma movilidad y un gran nivel de protección. Se trata del BMP-T Ramka o Terminator (Boyevaya Mashina Podderzhki Tankov, Vehículo de Combate de Apoyo a Carros). Está diseñado a partir de la barcaza del T-72 o T-90, y dispone de una torre (que lo hace prácticamente igual de alto que un carro) con varios sistemas de armas que incluyen una ametralladora coaxial, un montaje doble de cañón automático 2A42 de 30 mm, cuatro lanzadores de misiles contra carro, y dos lanzagranadas (algunos analistas dicen que tres, no es importante para lo que estamos comentando). Las armas pueden ser empleadas independientemente por el jefe del vehículo y por los tiradores, con lo que se puede enfrentar a varios objetivos simultáneamente (es operado por cinco tripulantes en total).
A pesar de que algunos autores parecen pensar en un futuro prometedor para la plataforma, mantenemos algunas reservas basados en que un blindado así no constituye un buen sustituto del carro en el ambiente urbano, ya que sigue siendo un arma muy compleja, tanto como éste. Excepto por la longitud del cañón, tiene las mismas limitaciones de movilidad y las mismas necesidades de protección, además de ser operado por una tripulación más numerosa. La variedad de armas es un problema logístico y no resuelve todas las necesidades de apoyo de fuego directo. El conjunto, como se puede suponer, tampoco resulta una mejor solución desde el punto de vista económico.
Los rusos afirman que su misión es el acompañamiento en sus acciones a los carros, ocupándose de objetivos secundarios. Al parecer creen que se pueden emplear 2 x Ramka por cada carro en ambiente urbano, e invertir la proporción en campo abierto (en este caso, algunos autores hablan de 1 x BMPT por cada sección de carros).
Finalmente, no puede transportar infantes, otra razón fundamental por la que no puede sustituir al VCI.
En resumen, no se trata de la solución buscada, ya que este tipo de diseño resulta caro, complejo, añade complicaciones en la logística, en la organización de las unidades y su adiestramiento, y en el empleo en el combate inter armas.
No creemos que la solución pueda ir más allá de mejorar la protección de los VCI y probablemente aumentar algo su potencia de fuego, por lo que por ahora hay que mantener el apoyo de los carros. En el futuro, quizás no muy lejano, el desarrollo de los drones terrestres, los UGVs (Unmmaned Ground Vehicle/System), podría aportar alguna solución en forma de vehículo de apoyo al combate.
Aspectos técnicos
Protección
Como el blindaje de un carro actual está diseñado para el combate en campo abierto y normalmente contra otro carro, el mayor grado de protección se encuentra el arco frontal de 60º. En consecuencia, en el medio urbano son especialmente vulnerables la parte superior, la popa, laterales y fondo de la barcaza. Se requiere, por tanto, una serie de modificaciones que provocan una carga logística, un aumento de peso y el correspondiente gasto económico.
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