El Ejército del Aire y la Legión

La relación entre el Ejército del Aire y la Legión parte de un hecho concreto y tal vez no demasiado conocido: el que el primer ministro del Aire fuera el general D. Juan  Yagüe  Blanco, que a su procedencia legionaria unió su admiración por las tropas de tierra de la Luftwaffe; lo que le llevó a estructurar el nuevo ejército con dos “Armas”, la de “Aviación” y la de “Tropas de Aviación”. Desde entonces, la relación entre ambos, a pesar de su diferente ámbito de actuación, ha seguido manteniéndose, con hitos como los logrados en la guerra de Ifni que llevaron al «hermanamiento» operativo y, también, a través de la simbología compartida o los homenajes conjuntos, como los que se llevan a cabo cada año en Melilla. Este artículo profundiza en los orígenes de esa curiosa y antigua relación.

Índice

  • Nota del editor
  • Introducción
  • El general Yagüe y su impronta en el Ejército del Aire
  • La vinculación entre el Ejército del Aire y la Legión
  • Los Emblemas legionarios en el Ejército del Aire
  • El Hermanamiento
  • Epílogo
  • Agradecimientos
  • Bibliografía

Nota del editor

En Ejércitos, rara vez publicamos artículos de corte histórico. Nuestra vocación es, sin duda el futuro, centrando el grueso de nuestra actividad en las tecnologías del mañana, los cambios doctrinales y orgánicos que tendrán -o deberían tener- lugar, etcétera. Sin embargo, de vez en cuando hacemos alguna pequeña excepción, si el tema nos parece lo suficientemente curioso, por ejemplo cuando hemos hablado del empleo de carros de combate en las guerras de Vietnam o Corea. En este caso, el artículo lo firma un buen amigo y colaborador habitual, el coronel del Ejército del Aire Juan Carlos M. Torrijos, quien ha tenido la oportunidad de investigar una relación no muy conocida, la que mantuvieron en su inicio el Ejército del Aire y la Legión.

Introducción

El Ejército del Aire guarda una estrecha relación con el hoy Ejército de Tierra, del que de alguna forma pudo considerarse, allá por su creación en 1939, que era su hermano mayor. No en vano, cuando el 2 de abril de 1910 se hace mención oficial por primera vez a la aviación militar en España, es por medio de una Real Orden que decreta «el estudio por los Servicios de Aerostación, Aeronáutica y Aviación del tipo de aeroplano más conveniente para el Ejército, así como la creación del laboratorio de aerodinámica».

De este servicio se encargó el Cuerpo de Ingenieros del por entonces solo “Ejército” y su primer Director fue el coronel de Ingenieros D. Pedro Vives Vich, principal pionero de la aerostación y de la aviación militar española.

Pero hay otra relación, que es mucho menos conocida pero no por ello menos importante: la que mantiene el Ejército del Aire con otro elemento del Ejército de Tierra: la Legión. De hecho, la relación entre ambos está en el mismo nacimiento del nuevo tercer ejército, recién acabada la contienda civil en 1939.

Por Ley de 8 de agosto de 1939 se modificó la  Administración Central del Estado, desapareciendo el Ministerio  de Defensa, que  había  sido  creado  en  enero  de  1938,  siendo sustituido  por  los  Ministerios del  Ejército, de  Marina  y del  Aire.

Para ocupar la Cartera de ministro del Aire no se nombró, como se esperaba, a D. Alfredo  Kindelán, a la  sazón General de División del Arma de Ingenieros y gran aviador, sino que por razones que no vienen al caso, el  cargo  lo  ocupó un  General  de  Brigada  del Ejército, que no era aviador: D. Juan Yagüe Blanco.

El general Yagüe pertenecía al Arma de Infantería y formó parte de la Legión durante la guerra del Rif; siendo en julio de 1936 el comandante de una de sus Banderas, ostentando por aquél entonces el rango de teniente coronel.

Con el general Yagüe como ministro, por Ley de la  Jefatura del  Estado de  fecha 7 de  octubre, nacía el  Ejército del  Aire (integrado  lógicamente en el nuevo ministerio).

Juan Yagüe Blanco fotografiado hacia 1939
Juan Yagüe Blanco fotografiado hacia 1939. Fuente: Narodowe Archiwum Cyfrowe.

El general Yagüe y su impronta en el Ejército del Aire

Esta relación entre el recién nacido Ejército del Aire y la Legión a través de la figura del primer ministro del Aire, lejos de ser simbólica o anecdótica, fue clave en la composición del nuevo Ejército, como más adelante se detalla.

No solo su pasado legionario influiría en la organización del nuevo Ejército del Aire. El general Yagüe destacaba por su conocida tendencia germanófila, especialmente arraigada desde que a raíz de un viaje a Alemania en mayo de 1939, acompañando a la Legión Cóndor en su regreso, tuvo la oportunidad de estudiar las instituciones y organizaciones militares alemanas, viéndose atraído por ellas y muy especialmente por la Luftwaffe; lo que le llevó a mantener contacto directo con el mariscal Göring.

Esto nos lleva a un segundo punto de interés en esta historia.

Göring, número dos del Régimen alemán, había creado en 1933 un cuerpo de policía, siendo ministro del Interior de Prusia. Dicho cuerpo incluía la primera compañía de paracaidistas alemana, la Landespolizeigruppe Berlin, encargada como unidad de combate especial de la policía alemana de hacer frente a los grupos comunistas.

En 1935, Göring hizo que el regimiento fuese trasferido de la policía (en la que ya estaba empezando a tomar el poder Heinrich Himmler, el famoso Reichsführer-SS) a la recién creada Luftwaffe, de la que fue nombrado Comandante en Jefe; convirtiéndose en la 1.ª División Panzer de Paracaidistas, la denominada Fallschirm-Panzer-Division Hermann Göring (más conocida simplemente como División Hermann Göring), unidad de élite que intervino en diversos frentes durante la Segunda Guerra Mundial, como unidad terrestre de la Luftwaffe y encargada de funciones de guardia de corps del jefe de la Fuerza Aérea así como de la protección antiaérea de los Cuarteles Generales de Hitler y de Göring.

Este Regimiento contaba con un Batallón y una Compañía de Zapadores paracaidistas, cuya doctrina de empleo se basaba fundamentalmente en la realización de acciones de sabotaje e infiltración tras la retaguardia enemiga.

Así, pues, la relación entre el Ejército del Aire y la Legión está en el mismo origen del primero, más concretamente, en sus unidades terrestres y, además, en su primera unidad paracaidista, pionera en España.

Como ya se ha citado, tras la creación del Ministerio del Aire, nacía el Ejército del Aire por Ley de la Jefatura del Estado de fecha 7 de octubre de 1939 (festividad, por cierto de nuestra Señora del Rosario).

Esta ley, en su artículo tercero, disponía: “El Ejército del Aire estará formado por el Estado Mayor General y las Armas, Cuerpos y Servicios siguientes: Las Armas de Aviación y de Tropas de Aviación. El Cuerpo de Ingenieros Aeronáuticos. Los Servicios de Ingenieros, Intendencia, Sanidad, Jurídico. Eclesiástico e Intervención. Los Cuerpos Auxiliares de Especialistas y Oficinas”.

La capacidad de organización del general Yagüe, en la que influyeron claramente su trayectoria legionaria y su admiración por la organización de las tropas de la Luftwaffe, se vio reflejada en una de las primeras disposiciones de desarrollo de la estructura del Ejército del Aire.

Así, el Decreto de 9 de noviembre de 1939, que organizó las Tropas de Aviación, decía: «La importancia de los servicios que prestan las Tropas que guarnecen los campos, edificios y establecimientos propios del Ejército del Aire, que forzosamente y por una ordenada subdivisión de actividades han de estar encuadradas en organizaciones distintas del Arma Aérea, aconseja reunirlas en un arma especial, aunque manteniendo con aquella enlaces y relaciones que se derivan del armónico ajuste y empleo del Ejército del Aire. Mas, no aquella función estática de la custodia y servicio de campos y establecimientos les ha de ser privativa, sino que las posibilidades crecientes del Ejército de que forman parte inducen, y hasta obligan, a que su organización e instrucción se haga de tal suerte que respondan en su día a las funciones tácticas y estratégicas, realidad hoy en los ejércitos de potente y eficaz aviación que se asignan a las unidades de parachutistas».

La influencia legionaria impulsada por el ministro Yagüe se haría notar también en la simbología que permanece hoy en día.

En ese mismo mes de noviembre de 1939, por Orden Circular de 16 de ese mes, se crearon cinco Legiones y cuatro Banderas independientes, que se establecieron del siguiente modo: las cabeceras de las Legiones, en Madrid, Sevilla, Valencia, Zaragoza y Valladolid y las cabeceras de las Banderas Independientes en Madrid, Palma de Mallorca, Tetuán (Marruecos) y Las Palmas de Gran Canaria.

Las Legiones estaban al mando de un coronel de las Armas del Ejército de Tierra al servicio de Aviación y se componían de Jefatura, Plana Mayor, Bandera de Plana Mayor, Bandera de Instrucción, Bandera de ametralladoras y tres o más Banderas de fusiles en función de su despliegue territorial.

Las Banderas estaban bajo el mando de un comandante de las Armas del Ejército de Tierra al servicio de Aviación (teniente coronel en el caso de las Banderas Independientes).

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