El terrible saldo estival, que ha dejado en España varios muertos y casi 300.000 hectáreas calcinadas, sumado a las dudas sobre la disponibilidad futura de los helicópteros Ka-32 para la lucha contra incendios, debido a la tensa situación geopolítica global, obligan a buscar una alternativa. Es aquí en donde entran los CH-47 «Delta» del Ejército de Tierra, cuatro de los cuales podrían destinarse a estas tareas -ofreciendo además importantes ventajas y ahorros- si el Ministerio de Defensa y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) llegan a un acuerdo.
Este 2022 hemos sufrido uno de los veranos más calurosos de las últimas cinco décadas en el que durante numerosos días continuados y ya desde el mes de junio, se han venido dando temperaturas por encima de los cuarenta grados en muchos puntos del país que, junto a la ausencia de lluvias, han provocado una situación de máximo riesgo en nuestros montes. Y efectivamente ese factor de riesgo es el que ha ocasionado que durante estos meses centrales del año hayamos padecido una oleada de incendios forestales que han quemado casi trecientas mil hectáreas en los casi cuatrocientos incendios registrados hasta la fecha de elaboración de este artículo. A la devastación del fuego hay que sumar el elevado coste para los profesionales de la lucha contra incendios que hasta en tres ocasiones, han pagado con su vida mientras cumplían con su labor. Y no debemos olvidar los costes materiales para los ciudadanos que han visto como desaparecían sus propiedades mientras el fuego arrasaba con todo cuanto se le ponía por delante.
Esta situación ha puesto de manifiesto la necesidad de elaborar nuevas políticas de conservación de montes que se han de materializar con la máxima urgencia para, a lo largo de todo el año, trabajar de forma activa en labores de prevención de tal forma que sean esas actuaciones continuadas las que ayuden a atenuar los enormes riegos que el verano trae aparejados, como hemos comprobado.
Hasta que las autoridades políticas se dignen a abordar esta situación de forma efectiva, diseñando e implantando esas políticas de conservación necesarias, los medios humanos y materiales para la lucha contra incendios (LCI) siguen siendo la principal y fundamental herramienta con la que hacer frente a la destrucción que genera el fuego. Medios nacionales, regionales, locales y comarcales son utilizados de manera intensa y en muchas ocasiones por encima de sus capacidades, para hacer frente a situaciones en las que la naturaleza no da tregua.
Brigadas Forestales (BRIF) atacando el fuego sobre el terreno, medios mecánicos de extinción por tierra, militares de la UME y los diferentes medios aéreos de ataque, de apoyo y de observación forman el dispositivo que verano tras verano tiene como misión hacer frente a los fuegos que se producen de forma natural, y aquellos otros en los que está detrás la mano del hombre.
Día tras día los medios de comunicación nos han mostrado a los efectivos que componen los dispositivos LCI llevando a cabo su trabajo con imágenes impactantes de las Brigadas cara a cara frente a las grandes llamas a las que combaten, a los aviones del 43 Grupo del Ejército del Aire y del Espacio cargando en pantanos, playas y puertos o realizando sus descargas, a helicópteros bombardeando con sus bambis y aviones anfibios en pasadas espectaculares a escasos metros del suelo todos, con la misma misión y fin.
Esta situación extrema padecida deja al descubierto la importancia que supone disponer de todos los medios necesarios, que sean los adecuados y que se utilicen bajo las máximas condiciones de seguridad y efectividad. Esto, que es una cuestión indiscutible, no siempre se materializa de una forma adecuada y factores de diferente índole (económicos, empresariales, etc.) condicionan el disponer de los medios en cantidad y en los tiempos en los que son necesarios.
A estos factores que se producen a diferentes niveles verano tras verano, hemos de añadir ahora la situación geopolítica que este año 2022 se está produciendo y que también afectará a este sector en la campaña del 2023.
En este artículo se va a poner de manifiesto una situación que, pasando desapercibida para la mayoría de los ciudadanos, puede acabar siendo un problema serio que repercuta en las capacidades operativas para hacer frente a los incendios forestales mediante la utilización de los medios aéreos de ala rotativa con los que cuenta el Estado. Y digo que puede acabar siendo un problema porque, para darle solución existe una alternativa muy interesante que describimos en las siguientes línea y que no solo lleva a solucionar el problema que se plantea, si no que mejorará las capacidades con las que hasta ahora cuenta el Estado consignadas a la lucha contra incendios.
El Ministerio de Transición Ecológica (MITECO) es el responsable y gestor de un dispositivo a nivel nacional destinado a la LCI en el que se aglutinan diferentes medios aéreos tanto de ala fija como de ala rotativa que, a lo largo de todo el territorio nacional y ubicados de forma estratégica, tienen como única misión hacer frente a esta lacra que todos los veranos asola nuestro país. Los CL-215/415 del 43 Grupo, aviones AT-802 y S2R-T660 y helicópteros ligeros, medios y pesados contratados a diferentes operadoras privadas, son los encargados de atacar el fuego desde el aire bajo la responsabilidad ministerial.
De entre todo este tipo de medios vamos a centrarnos en unos concretos; los helicópteros pesados Ka-32 de origen ruso que el MITECO utiliza en la misión exclusiva de bombardeo aéreo.
Este Ministerio contrata hasta ocho de estos helicópteros que le proporcionan unas capacidades de carga de agua muy diferenciadas respecto a otros medios de ala rotativa y que resultan vitales para la lucha contra el fuego. Las especiales característica de este helicóptero le permiten trabajar, teniendo en cuenta los condicionantes ambientales, con una carga máxima de 4.500 litros, que llega cuadruplicar las capacidades de otros helicópteros que integran el dispositivo del MITECO.
Esta capacidad pesada que como digo es fundamental, se va a ver condicionada por la situación política coyuntural que se vive respecto a la guerra ruso-ucraniana y las sanciones internacionales impuestas a Rusia. Entre este grupo de sanciones se encuentran las aplicadas a la industria aeronáutica rusa que en el caso que nos atañe, afectan al fabricante de este helicóptero como responsable final de las fases de mantenimiento superior de este modelo, así como del suministro de repuestos para las flotas Ka-32 a nivel internacional.
Actualmente y en lo que concierne a la operatividad de estas ocho aeronaves propiedad de las operadoras españolas contratadas por el Ministerio, la Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA) aprobó en su momento una exención de la inspección de 14 meses, hasta el 31 de octubre del presente año, fecha tras la cual los aparatos dejarán de ser operativos aun estando suscrito y en vigor el contrato de los ocho helicópteros hasta el 31 de mayo del 2023.
Esta situación va a suponer la pérdida de las capacidades pesadas en la LCI mediante la utilización de helicópteros, lo cual requiere una alternativa destinada a sustituirlas que ha de comenzar a gestionarse de forma inminente si se quiere disponer de medios que suplan esta pérdida el verano que viene.
Esta situación geopolítica que no tiene visos de cambiar a medio plazo genera consecuentemente incertidumbre e imposibilita la elaboración de la planificación necesaria para la contratación de los recursos de la próxima campaña, motivando esto la búsqueda urgente de soluciones por parte de los responsables técnicos del MITECO.
El mercado
En el mercado nacional actualmente no existen medios sustitutivos para el bombardeo aéreo con helicópteros pesados con lo cual, la primera propuesta que se plantea en el ministerio pasa por la contratación de dos helicópteros medios B-412 para sustituir al Ka-32 basado en las islas Canarias que se utilizarían como bombarderos, y que podrían ser también utilizados como transporte de la BRIF de Puntagorda.
Y, por otro lado, para la suplencia de los siete Ka-32 restantes distribuidos a lo largo de la península la propuesta recoge la contratación de ocho Fire Boss con capacidad de carga de hasta 3.500 litros. Efectivamente esta opción cambiaría en cierta forma el dispositivo del MITECO que resultando similar, no igual, da como resultado la pérdida de las capacidades de atacar el fuego con helicópteros pesados.
Bien es cierto que ante este planteamiento se pueden también estudiar otras soluciones alternativas que pasarían por recurrir a empresas no nacionales que operan helicópteros pesados.
En los EE. UU. existen hasta seis operadores que utilizan este tipo de helicópteros para la LCI y cuyas capacidades son utilizadas por gobiernos que recurren a estas compañías para sus campañas estivales.
Hablamos de helicópteros modelo Sikorsky S-64 SkyCrane de la operadora Erickson, empresa que despliega sus aparatos por diferentes países para combatir el fuego.
A Erickson se le suma desde hace varias décadas la operadora Columbia que cuenta con una flota mixta de helicópteros Chinook en sus variantes Boeing 234 UT, Boeing 234 LR, CH-47D, así como helicópteros 107-II Vertol que, entre sus actividades, dedica varios de sus aparatos a la lucha contra incendios.
A estas dos compañías pioneras en la utilización de helicópteros pesados para la LCI se le suman desde hace relativamente poco tiempo hasta cuatro operadoras más que han adquirido el helicóptero Chinook para sus operaciones.
La retirada definitiva del servicio en el US Army de la flota CH-47D favoreció la puesta a la venta de algunos de estos helicópteros en el mercado civil que, gracias a sus especiales prestaciones, superiores en varios aspectos a las del S-64, motivaron que estos cuatro operadores los adquirieran e incorporaran a sus flotas consiguiendo de esta forma ampliar su abanico de operaciones y, por ende, su cartera de clientes. Billings Flying Service, Coulson Aviation, Helimax Aviation o Rotak Helicopter Service son las compañías que hoy en día ofrecen en sus catálogos de servicios posibilidades de trabajar cargas pesadas utilizando el CH-47D adaptado para el bombardeo de agua bien con dispositivos de almacenamiento internos de hasta 11.000 litros, o bien mediante la utilización de Bambis en carga externa con capacidad de hasta 10.000 litros.
Conscientes de estas capacidades, diferentes Estados norteamericanos no tardaron en hacerse con los servicios de estas compañías y sus Chinook que los integraron en los dispositivos aéreos destinados a combatir el fuego.
Fuera de de los EE. UU. ha sido Chile, un país que ha sufrido fuegos de magnitudes considerables el primer estado en hacerse con los servicios del Chinook para sus campañas estivales, contratando a la compañía Coulson. Esta desplegó sus CH-47D hasta el país sudamericano ya en el verano de 2020.
Una alternativa para España
El ejemplo de Chile, al menos sobre el papel, podía servir España, aunque ahora mismo presenta una serie de hándicaps que hoy en día imposibilitan su contratación para la próxima campaña. Uno de ellos está relacionado con la normativa aeronáutica de nuestro país, que regula la contratación y operación de operadores no nacionales y medios pesados. Se requieren una serie de certificaciones tanto de tripulaciones como de aeronaves que, por los tiempos necesarios para su tramitación y gestión, dilataría la posibilidad de contar con estos operadores y sus medios. Y un segundo hándicap está relacionado coste el económico que resultaría de la contratación de un operador norteamericano que despliega sus helicópteros pesados desde los EE.UU. hasta nuestro país por el periodo de una campaña.
En este contexto, fuentes consultadas del MITECO corroboran que, en esa búsqueda de soluciones al problema, el Ministerio recibió por parte de una operadora nacional una alternativa diferente a la planteada en estas líneas, en la que se proponía la contratación de dos 107-IIVertol a un operador norteamericano, no habiendo sido valorada la misma hasta el momento. Esta propuesta en absoluto aporta las capacidades pesadas necesarias, siendo estas unas aeronaves que en condiciones ambientales como las que se dan en la LCI, están por debajo de las capacidades que presenta el Ka-32 al que se quiere sustituir. Además, también en este caso la normativa requeriría de unos plazos largos de gestión en lo que a certificaciones se refiere.
Ante este escenario en el que por un lado, tenemos las repercusiones que generan en el sector aeronáutico las sanciones internacionales a Rusia que va a suponer la paralización de la flota de helicópteros Ka-32 y, por otro, la inviabilidad de una contratación de operadores extranjeros con capacidades pesadas, existe una posibilidad a nivel nacional que no solo solucionará el problema surgido, si no que mejorará el dispositivo y aumentará las capacidades con las que hasta ahora contaba el MITECO con sus helicópteros pesados, a unos costes razonables.
Recientemente se publicaba en prensa un artículo sobre el 43 Grupo del Ejército del Aire y del Espacio y el extraordinario trabajo que han realizado en este complicado verano. Pues bien, en ese texto en el que se hablaba de sus misiones realizadas, de sus dificultades y de sus retos futuros, a continuación, y de forma humilde se redactaba una línea en la que se mencionaba un ofrecimiento hecho por Defensa (dice el autor), en el que este Ministerio ofrece dos capacidades nuevas hasta ahora en nuestro país, a saber:
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