El almirante Lacoste decía que en la guerra naval, los submarinos disfrutan de varias ventajas tácticas: la discreción, la obtención de información adelantada y la contundencia de su ataque. La ventaja de los submarinos nucleares respecto a los convencionales son numerosas, empezando por su autonomía; una ventaja innecesaria en caso de defenderte como en el caso de China, del bloqueo de tus costas. El gran inconveniente de los nucleares es su coste y por eso China está apostando por incrementar su enorme flota de submarinos convencionales. Este artículo establece qué pasos está dando China para hacer del submarino el eje de su estrategia naval y cómo deberían responder los Estados Unidos, recordando la guerra ruso-japonesa de 1904-1905.
En una era marcada por el antagonismo entre China y Estados Unidos, vemos como el esfuerzo de modernización de la Marina del Ejército Popular de Liberación de China PLAN (del inglés People’s Liberation Army Navy), se ha convertido en el foco principal para la planificación del presupuesto de Defensa de Estados Unidos[1].
Algunos autores hablan de ignorar a Corbett y desempolvar a Mahan[2], un craso error cuando vemos que China está jugando el rol de Japón y Estados Unidos, el de potencia dominante, el papel que jugó Rusia en Tsushima y Puerto Arturo con tal mal resultado para la flota imperial del zar Nicolás II[3]. David Goldman[4], dice que Estados Unidos necesita embarcarse urgentemente en un importante programa nacional liderado por el Pentágono y construir una alianza tecnológica con sus aliados si no quiere ser superado rápidamente por una China que aspira a convertirse en la potencia hegemónica de la 4ª revolución industrial.
La PLAN ha cambiado profundamente en los últimos 25 años, pasando de una fuerza de protección de aguas próximas a un gigante del Mar Azul, pegando un enorme giro desde la década de 1990 que le ha llevado a convertirse en la segunda marina del mundo, detrás de la US Navy. También en la primera en número de unidades si nos fijamos solo en el Pacífico, y una fuerza militar formidable con una presencia creciente en mares y océanos cada vez más distantes y operaciones que incluyen el Pacífico, Índico, Atlántico, Mediterráneo y el Ártico[5].
Hace unos días Ronald O’Rourke[6] actualizaba su informe para el Congreso de los Estados Unidos y decía:
La PLAN, con mucho, la marina más grande de cualquier país en Asia oriental, y en los últimos años ha superado a la Marina de los Estados Unidos (en inglés US Navy) en número de unidades de combate, es decir, los tipos de buques que por tamaño son controlados.
La Oficina Naval de Inteligencia (ONI en sus siglas en inglés) afirma que, a finales de 2020, China tendrá 360 buques de combate, en comparación con los 297 proyectados para la US Navy. Pero eso es ahora; para 2025 China tendrá 400 buques, y para 2030 unos 425 de los cuales, 76 serán submarinos[7].
China celebró recientemente la entrada en servicio de su primer portaaviones de construcción enteramente nacional y ya está construyendo el segundo, un nuevo diseño que contará con un moderno sistema de lanzamiento por catapultas y que se espere esté listo a lo largo de 2024. También está invirtiendo en grandes buques que incluyen buques de apoyo de combate, buques logísticos, buques petroleros para el reabastecimiento, buques de reconocimiento oceánico, buques de inteligencia, buques de salvamento y rescate… y submarinos.
China ha modernizado su fuerza submarina en los últimos años. En la actualidad la mayoría de sus submarinos son ya de diseño chino, pero en origen, casi todos son de procedencia rusa, relativamente modernos y silenciosos. Cualitativamente, los submarinos más modernos chinos podrían no estar al mismo nivel que los rusos, pero eso es relativo, pues nadie descarta ya la capacidad china de mejorar los productos de otro país y ya sabemos que esos submarinos chinos son extremadamente silenciosos y un arma para tener en cuenta, sino que le pregunten al USS Kitty Hawk cuando vieron emerger un submarino clase Song[8].
Este artículo analiza la estrategia marítima de China para el siglo XXI, integrando la situación del Arma Submarina de la PLAN, la predicción estratégica para esta arma y su posible uso en la zona gris, una zona en donde los chinos se mueven con gran soltura, y donde el submarino, es la plataforma por antonomasia.
China como potencia naval
La situación naval china es similar a la de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) a finales de los ochenta. Actualmente se encuentra en un período de transición, de una marina regional que dominaba su zona litoral a una poderosa PLAN de alcance global que se expande y moderniza sus unidades, portaaviones, destructores y modernos submarinos[9].
China está asumiendo un protagonismo creciente en el mundo debido a su extraordinario crecimiento económico que, según algunos indicadores[10], ya ha superado a Estados Unidos a pesar de los intentos de Trump. Asimismo, está desarrollando su músculo militar, un músculo que empieza a asustar a Estados Unidos, especialmente en el apartado de su Marina como vemos en la siguiente tabla[11].
Recientemente el almirante James Stavridis[12] escribía sobre China y la nueva Guerra Fría que les enfrenta al país del Lejano Oriente y alertaba del problema que se iba a encontrar la US Navy con un país que muestra una enorme pujanza. No podemos olvidar que China ya ha salido de su Collar de Perlas extendiendo sus unidades hasta el Atlántico Sur, en un claro desafío de la potencia hegemónica mundial que es Estados Unidos, país anclado en un concepto Mahaniano para su fuerza naval.
Se considera que la PLAN plantea un gran desafío a la capacidad de la US Navy para lograr y mantener el control en tiempo de guerra de las zonas oceánicas de aguas azules en el Pacífico occidental. Es el primer desafío de este tipo que ha sufrido Estados Unidos desde el final de la Guerra Fría y constituye un elemento clave del plan chino por disputar a los EE. UU. el estatus de principal potencia militar en el Pacífico. Algunos observadores estadounidenses expresan preocupación o alarma ante el esfuerzo naval de China, especialmente en el caso de los submarinos que superan en número -aunque no en calidad- a los submarinos de la US Navy desplegados en el Pacífico.
Si nos centramos en los submarinos, vemos que China cuenta con 62 unidades. La mayoría son submarinos convencionales, un arma que muchos desprecian pero que garantiza a China la negación del acceso a sus aguas. Estos números tampoco reflejan la capacidad de exportación de China como potencia armamentística, algo que veremos más adelante.
Hay una docena de razones para hablar de rivalidad entre Estados Unidos y China[13], algunas basadas en diferencias ideológicas pero la mayoría son diferencias comerciales donde el campo de batalla son los aranceles a productos y las ayudas a las empresas. Era inevitable que a medida que China ascendiera se llegase a un desequilibrio de poder que terminaría en un enfrentamiento entre Estados Unidos y China. Un choque que quién sabe si terminará por degenerar en un conflicto militar.
China busca consolidar su dominio naval y el control de sus aguas próximas. Estados Unidos ha puesto su foco en China viendo como les desafían construyendo portaaviones y submarinos balísticos, una amenaza para sus aliados japoneses y surcoreanos, entre otros, que ven como los chinos van ocupando islotes y construyendo bases para extender su escudo de protección, y por qué no, puntos de abastecimiento para dar el salto y ocupar Taiwán en un futuro próximo[14].
Según J. Stavridis[15], la clave está en que Estados Unidos doblegue a China sin llegar a un conflicto armado, internacionalizándolo, apoyándose en sus aliados y estableciendo patrullas conjuntas que garanticen la libertad de navegación con socios en Asia. También habla de aumentar su compromiso con Taiwán, particularmente en la cooperación militar, y por supuesto, no se olvida del Covid-19 y la necesidad de promover una investigación internacional sobre el brote de Wuhan.
La red de aliados y socios de los Estados Unidos es en sí misma un centro de gravedad estratégico, y Estados Unidos debe hacer todo lo posible para garantizar que la mayor cantidad posible de estas Marinas sean capaces de integrarse con las fuerzas estadounidenses[16]. Estas medidas de confrontación deben ir también acompañadas de medidas diplomáticas, ofertas de cooperación a China, mejora de acuerdos comerciales y arancelarios que den acceso a los chinos al mercado estadounidense, sin olvidarse de la cooperación en el Ártico[17], una nueva ruta que se abre al tráfico mercante procedente de China[18].
Esta misma idea aparecía en el número de marzo de la revista del US Naval Institute Proceedings, donde se reclamaba incrementar los lazos con los aliados para enfrentarse a China[19]. No es algo nuevo, ya en 1985, un entonces joven capitán de fragata James Stavridis escribió un artículo titulado The Global Maritime Coalition[20], en el que reclamaba lo mismo, un fortalecimiento colectivo de las Marinas del mundo libre para enfrentarse a la amenaza soviética, cambiemos ahora la URSS por China.
La disminución en esta proporción del número de submarinos entre la PLAN y la US Navy se compensará en parte con una nueva arma[21], los vehículos submarinos no tripulados extragrandes XLUUV (del inglés Extra-large Unmanned Underwater Vehicles) que realizarán algunas de las misiones encomendadas a los submarinos de ataque. La US Navy lidera esta estrategia y espera recibir sus primeros Orca de Boeing en 2025[22].
El desarrollo naval de China
Después de Tianamen, China con Deng Xiaoping apostó por el avance discreto, evitando la confrontación[23]. En 1990, Deng Xiaoping aconsejó seguir una línea de actuación discreta, basada en dos premisas fundamentales: “ocultar el potencial y esperar el momento oportuno”, así como “llevar a cabo actuaciones de carácter modesto”.
En mayo de 2003, el Programa Nacional de Desarrollo Económico Marítimo del Consejo de Estado anunció inequívocamente por primera vez el objetivo estratégico de la construcción gradual de China como una potencia marítima[24].
En noviembre de 2012, fue declarado formalmente en el informe del 18º Congreso Nacional del Partido Comunista Chino el conocido como haiyang qiangguo, una declaración para aumentar el desarrollo del potencial de los recursos marinos, la economía marina, y salvaguardar resueltamente los intereses marítimos nacionales construyendo una potencia marítima[25].
Debemos aumentar nuestra capacidad de explotación de los recursos marinos, desarrollar la economía marina, proteger el medio ambiente ecológico marino, salvaguardar resueltamente los derechos e intereses marítimos de China y convertir a China en una potencia marítima.
Según la teoría clásica del poder marino, las marinas tienen dos propósitos para fortalecerse: la primera es la protección del comercio marítimo en tiempos de paz, o, en tiempo de guerra, la protección de las líneas marítimas de comunicación o la negación de ellas al enemigo como medio de ataque; el segundo, como dijo Alfred Thayer Mahan, es para propósitos agresivos[26].
Así pues, la necesidad de una marina de guerra nace del sólo hecho de existir una flota mercante, desapareciendo con ella, excepto en el caso de tratarse de una nación que esté animada de propósitos agresivos y que mantenga una marina militar solamente como parte integrante de su poderío militar.
En opinión del contraalmirante Michael McDevitt (2000) [27]:
“Los submarinos son un ingrediente esencial en la estrategia marítima de China. Los submarinos son centrales para cualquier intento de bloquear Taiwán, y son la mejor oportunidad que la Marina China tiene para retrasar o lidiar con los grupos aeronavales de los portaaviones de la US Navy”.
La fuerza submarina de China sigue creciendo a un ritmo bajo, aunque con submarinos sustancialmente más modernos y capaces que van reemplazando a unidades más antiguas. El gran cambio sin embargo tiene que ver con su tejido industrial naval; la capacidad actual que tienen los astilleros dedicados a la producción de submarinos permitiría un incremento rápido de unidades sin olvidarse de una mayor exportación, algo que las cifras que hemos visto en las tablas anteriores no nos muestran. China cuenta con un enorme sector de construcción naval, robusto y eficiente, con más de una veintena de astilleros militares y una docena de astilleros civiles que superan a cualquier astillero de occidente, tanto por tamaño como por rendimiento.
Los astilleros chinos también construyen buques comerciales en cifras desorbitantes como vemos en el informe de O’Rourke (2020, p. 11). Esta construcción proporciona enormes beneficios y apoya el diseño y la modernización de los astilleros, manteniendo activa una mano de obra especializada y mejorando la infraestructura, al tiempo que reduce los costos generales para la construcción naval. Esto es en comparación con la mayoría de los astilleros militares occidentales un claro desafío, donde solo Estados Unidos puede mantener beneficios de producción con unos astilleros dedicados a construir barcos militares para la US Navy, no como Navantia ni el resto de los astilleros europeos, donde vemos como los números negativos siempre asoman en sus cuentas fiscales. Los astilleros chinos cuentan también con las más modernas herramientas de diseño de buques y utilizan el mismo software, máquinas y métodos de construcción a los utilizados en los astilleros occidentales[28].
Un ejemplo es el astillero de Jiangnan que vemos en la imagen posterior, una de las instalaciones de construcción naval comercial y militar más grandes de China. Se encuentra al noreste de Shanghái en la isla de Changxing, en la desembocadura del río Yangtsé. El astillero fue construido entre 2005 y 2007 para reemplazar las instalaciones de construcción naval existentes que antes estaban ubicadas en el centro de Shanghái y en sus instalaciones se está construyendo el tercer portaaviones para la PLAN[29]. Por supuesto, no es el único, sino uno más entre los múltiples centros de construcción naval chinos de primer orden, lo que da idea de la magnitud del desafío.
La nueva PLAN
El diseño de buques navales chinos, su calidad y los materiales utilizados son, en muchos casos, comparables a cualquier buque nuevo de la US Navy. China está cerrando rápidamente la brecha que tenía en el sector naval, eliminando cualquier deficiencia[30]. Actualmente son capaces de construir cualquier tipo de buque de guerra de superficie, más rápido y con la misma calidad que sus contrapartes occidentales. Sus astilleros están construyendo modernos portaaviones, cruceros, destructores, fragatas, corbetas, grandes anfibios, buques de guerra de minas y grandes buques auxiliares a un ritmo que supera el de toda Europa[31].
Los submarinos nucleares se producen únicamente en el astillero de Huludao y suelen pasar por dos o cuatro años de pruebas antes de ser entregados[32]. Desde 2012, 5 submarinos nucleares se han incorporado a la PLAN con un promedio de uno cada 15 meses según su categoría, balísticos y/o de ataque con una fuerte tasa de reemplazo que se traduce en un incremento solo de un par de unidades. Según el Informe Militar de China, hay cinco SSBN (de las ingles Submarine Ship Ballistic Nuclear) de la clase Jin (Proyecto 094) actualmente operativos y se está construyendo un nuevo submarino en el Astillero Huludao, este último es una variante conocida como clase Tang (Proyecto 096).
Es probable que esta tendencia continúe a medida que China mejore su capacidad tecnológica para diseñar y construir submarinos nucleares en los próximos años y que por ahora mantiene una fuerte herencia de los submarinos rusos[33]. La capacidad nuclear naval de China, aunque permitiría una mayor producción de submarinos nucleares, se está enfocando a la construcción de grandes buques de superficie de propulsión nuclear.
China afirma que para 2020 contará con grandes centrales nucleares flotantes (FNPP en sus siglas en inglés) para proporcionar energía a zonas militares y civiles remotas[34]. También está invirtiendo en grandes rompehielos de propulsión nuclear con una clara apuesta por el Ártico[35] donde tienen intereses comerciales y mineros. China publicó su propia estrategia ártica en enero de 2018. Se declaró a sí misma como un “Estado cercano al Ártico” y esbozó un plan económico de la “Ruta de la Seda Polar”[36]. Por último, China seguirá desarrollando otros buques nucleares de superficie, como los grandes portaaviones de propulsión nuclear (CVN en sus siglas en inglés).
Sin duda se trata de logros extraordinarios, pero de entre todos ellos, destaca el desarrollo que han vivido los submarinos convencionales y nucleares de la PLAN, de los que hablaremos a continuación.
Los submarinos de la PLAN
La mayoría de los submarinos con los que cuenta China son submarinos convencionales, esto es, diésel eléctricos, contando solo con una decena de submarinos nucleares. Las fuentes varían mucho sobre la situación de sus submarinos nucleares especialmente sus fuerzas de disuasión, según la ONI está cifra alcanza a 1 SSBN de las clases Xia (Proyecto 092) y 5 SSBN de la clase Jin (Proyecto 094).
También cuenta con 7 SSN (del inglés Submarine Ship Nuclear-Powered), submarinos nucleares de ataque de las clases Han (Proyecto 091) y Shang (Proyecto 093), aunque se sabe que la clase Han ha empezado a ser dada de baja. Se estima que en una década el número de submarinos nucleares se doblará pasando a tener 8 SSBN y 13 SSN.
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