El uso de vehículos blindados y carros de combate en España se remonta a principios del siglo XX. Es una historia rica y curiosa, en la que se mezclan los diseños nacionales con los recibidos del extranjero, desde la Unión Soviética a los Estados Unidos, pasando por Alemania e Italia, entre otros. En esta cuarta entrega, nos centraremos en los programas más actuales, desde el VCR 8×8 Dragón a la adquisición de blindados tipo MRAPS, pero también en la artillería sobre ruedas, tanto de tubo como cohete, habiendo recibido recientemente esta última un nuevo impulso con el programa SILAM.
Programa VCR 8×8 Dragón
Dado que el programa VCR 8×8 ya ha sido tratado en hasta en tres ocasiones en los últimos años, para no ser repetitivos, a continuación solo haremos un breve recordatorio de los hitos más determinantes del que, sin lugar a dudas, es el programa más importante del Ejército español.
Recordemos que, en 2007, el Ministerio de Defensa dio a conocer un programa de adquisición de blindados que contemplaba dos fases: Adquisición de vehículos de alta protección de escuadra y pelotón, que culminó con la adopción del RG-312 Nyala y del LMV Lince (unos 575 ejemplares en total) y una tercera fase que debía contemplar la compra de unos 348[i] ejemplares en versiones de: Vehículo de Combate sobre Ruedas VCR de línea (134), Vehículo de Exploración de Caballería VEC (58), Vehículo de Recuperación VREC (20), Vehículo de combate de Zapadores VCZ (66), Vehículo de Puesto de Mando de Batallón/Grupo VCPC (16), Vehículo de combate con capacidad para defensa contracarro VCR-C/C (42) y Vehículo de Observador Avanzado de Artillería VCOAV (12).
El total aproximado previsto era de unos 1.000 vehículos que, sin embargo, no son suficientes a largo plazo. Por ello, se contempla la producción futura de otras dos series de 365 y 285 ejemplares, con los que, se supone que todas las necesidades del Ejército se verán satisfechas, aunque difícilmente, de ahí la llegada posterior del programa VAC. No olvidemos que los programas del M-113 y BMR/VEC totalizaron más de 2.000 ejemplares en servicio, con lo que habrá que estudiar con qué combinación exacta de vehículos serán finalmente sustituidos. Además, hay que considerar que durante los años que dure la producción del millar de VCR 8×8 Dragón contemplados, habrá que seguir utilizando los modelos actuales y, por ahora, esa cuestión no está solucionada, al menos que sepamos.
Aunque la solución definitiva todavía la desconocemos, aparte de proceder a una modernización a medio plazo de los vehículos considerados necesarios del M-113 y BMR, podría estudiarse una solución similar a la tomada por los franceses que han puesto en marcha el programa Scorpion, con modelos de configuración 6×6, como complemento de los VBCI 8×8 y que, por razones obvias, son mucho más baratos[ii].
En consecuencia con todo lo expuesto, y en opinión de quien escribe -aunque con muchísimos matices porque aquí convendría estudiar atentamente las lecciones de la guerra de Ucrania…-, lo más apropiado sería lo siguiente:
- Comenzar la producción de los primeros 1.000 ejemplares del VCR Dragón, en un plazo, por ejemplo, de 20 años.
- Para completar las plantillas, actualizar los vehículos necesarios de las familias M-113 y BMR, para alargar su vida operativa los mismos 20 años.
- Al terminar la producción de los 1.000 VCR Dragón, debería comenzar la fabricación de los blindados VCR 6×6 que se consideren necesarios, que servirán para ir sustituyendo a los M-113 y BMR, que se vayan dando de baja. De esta forma, llegará un momento en que sólo estarán operativos los VCR 6×6 y 8×8.
- Obviamente, al final del proceso, habrá que actualizar los VCR 8×8 más antiguos.
- Al mismo tiempo seguir con el programa VAC.
Siguiendo este proceso, que supongo sería mucho más económico y rentable que el actual, consistente, al parecer, en dar palos de ciego e ir tapando agujeros conforme se producen, estoy convencido de que conseguiríamos unas unidades mucho más eficaces y preparadas, en todo momento, para intervenir en cualquier tipo de conflicto que se produzca.
Llegados a este punto, creo oportuno citar que, si realmente queremos que todos los procesos citados obtengan los resultados apetecidos, lo primero que debemos hacer es ser consecuentes, lógicos y eficaces. Así, por ejemplo, efectivamente debemos potenciar y ayudar a las empresas españolas, cierto, pero lo que no es de recibo y, desgraciadamente, lo vivimos permanentemente, es que, con la excusa de ayudar a esas empresas, perjudiquemos seriamente los intereses del Ejército y terminemos adquiriendo equipos deficientes, en unos plazos de tiempo alarmantes y totalmente fuera de plazo. Además, pagando muy por encima del precio original. Y, desgraciadamente, el programa VCR 8×8 Dragón, al igual que otros programas anteriores como el Leopardo 2E o el Pizarro, por ejemplo, está plagado de decisiones que, en el mejor de los casos, son realmente polémicas. A buen entendedor…
Sólo como mero ejemplo, a continuación expondremos las versiones del VCR que, desde mi punto de vista, podrían realizarse sobre los dos tipos de plataformas 8×8 y 6×6. Son las siguientes:
- Plataforma VCR 8×8: Vehículos de Combate de Infantería/Caballería; Cazacarros con lanzamisiles en torre (pesado); VCOAV con mástil telescópico y aspecto similar al VCI/C; Recuperación y Reparaciones; Puesto de Mando en varias configuraciones, incluidas las de artillería; Defensa AA pesado; Porta-radar AA pesado; Lanzapuentes deslizante; Ambulancia pesada; Dispersador de minas; Carga y municionamiento; etc.
- Plataforma VCR 6×6: Vehículo de Exploración de Caballería; Vehículo de Exploración y Reconocimiento Terrestre (VERT); Cazacarros con lanzador sencillo (ligero); Desactivación de explosivos EOD; Observadores de artillería y morteros; Portamorteros de 81 y 120 mm; Porta-radar terrestre y AA (ligeros); Defensa AA ligero; Ambulancia; Transmisiones (distintas configuraciones); Reconocimiento NBQR; etc.
También podrían estudiarse otros modelos menos habituales pero que podrían estudiarse, como una pieza ATP de 155 mm y un lanzacohetes múltiple, así como los correspondientes modelos de municionamiento. En el primer caso, podría montarse, sobre un casco 8×8, la torre AGM alemana, que ya fue probada sobre un Pizarro Fase II y en un Boxer alemán 8×8. En cuanto al lanzacohetes, también podrían instalarse diferentes sistemas como el Lynx israelí o el HIMARS norteamericano, por ejemplo.
Programa BMR/VEC
Para encontrar el nacimiento de la familia BMR debemos remontarnos hasta 1972, con la creación del Grupo Mixto de Trabajo del Ejército de Tierra que sentó las bases para la realización de un blindado anfibio de tracción 6×6. Un año más tarde, estuvo listo el primer prototipo denominado Pegaso 3500.00 o V-001 que, si bien no fue aceptado, sirvió de base para desarrollar el proyecto definitivo Pegaso 3560.00. En 1976 fue aprobada la realización de otros cuatro prototipos (porta-personal con torre Mowag armada con una ametralladora MG de 7,62 mm, porta-personal con torre Toucan-I con cañón de 20 mm, porta-mortero de 81 mm y tractor de mortero de 120 mm).
Paralelamente, comenzó el desarrollo de un modelo específico para la Caballería que cuajó en el Pegaso 3562 VEC, del que fueron entregados 4 vehículos a la Academia de Caballería en 1980, para la realización de pruebas y estudio de diferentes torres[iii]. Inicialmente, fue seleccionada la Oto-Melara con cañón de 20 mm y se compraron 4, cifra ampliada posteriormente hasta las 32 necesarias para dotar a dos escuadrones; sin embargo, finalmente, se prefirió la misma torre pero con el cañón norteamericano M-242 Bushmaster de 25 mm de accionamiento eléctrico, que dotó a la mayor parte de vehículos (208). El resto de los VEC fabricados (100), recibieron las torres H-90 retiradas de los Panhard AML a partir de 1986.
En resumen, la producción total de este programa sumó, sin contar las exportaciones[iv], 690 ingenios BMR-600 en sus diferentes versiones y 340 BMR-625 VEC. Aprovechando las lecciones aprendidas de las operaciones desarrolladas en Bosnia, a mediados de los 90 comenzó el proyecto de transformación al modelo M1, que afectó a 188 VEC con cañón de 25 mm y 460 BMR en diferentes configuraciones. Finalizada en 2004, esta puesta al día mejoró diversos aspectos (nuevo motor Scania, aire acondicionado, preinstalación de sistema NBQR, planchas adicionales de coraza, visor nocturno para conducción, modificación de la torreta, sistema anti-explosiones y contra-incendios, etc). Sin embargo, dado el alcance limitado del programa, que no afectó a todos los elementos, surgieron diversos problemas en determinados conjuntos (árbol de la transmisión, dirección, frenos, sistema de remolque, etc) que tuvieron que ser resueltos con posterioridad, dando lugar a la variante M1A, a la que fueron modificados una buena parte de los ejemplares, a partir de 2004. Por otra parte, la empresa Indra instaló las antiguas cámaras térmicas de los AMX-30EM2[v] en los VEC, al tiempo que una parte de los BMR también recibieron una pequeña cámara térmica en la torreta TC-3. Por último, citaremos que los vehículos utilizados en operaciones recibieron una serie de mejoras adicionales (blindaje añadido en algunas zonas sensibles, spall liners en la cámara de conducción, colocación de un soporte para ametralladora de 7,62 mm en la parte trasera, instalación de inhibidores, etc).
Como cabe apreciar, la familia BMR/VEC ha sido modernizada para alargar su vida operativa bastantes años; sin embargo, los lamentables incidentes con minas y cargas improvisadas o IED, tanto en el Líbano como en Afganistán, pusieron de manifiesto que su nivel de protección todavía quedaba muy lejos de ser realmente eficaz, para enfrentarse a los retos actuales y futuros. Por consiguiente, si bien varias empresas españolas y extranjeras ofrecieron mejorar su nivel de protección contra las nuevas amenazas, lo cierto es que esa alternativa no fue aceptada, sobre todo tras la adquisición de los LMV y RG-31.
Programa Piraña IIIC
En 2001, la Infantería de Marina española solicitó, a la firma suiza Mowag 18 vehículos anfibios de transporte de personal Piraña III, 1 de mando de Batallón, 16 de transporte de personal anfibio (varios de mando de compañía y sección), y 1 ambulancia, que fueron integrados en la 9ª Compañía del IIIº Batallón de Desembarco Anfibio de la Brigada de Infanterías de Marina (BRIMAR).
Varios años más tarde, solicitaron otros 21 vehículos que deberían ser entregados entre 2007 y 2015, cuya finalidad era incrementar las capacidades de combate del Batallón, que es el más potente de la Brigada, que también cuenta con otros dos Batallones de Desembarco Ligeros, con tres Compañías de Fusiles y una de Armas de Apoyo, así como con los apoyos de combate (artillería, antiaéreos, zapadores, y medios contracarro).
El segundo lote de Piraña IIIC fue utilizado para organizar la 10ª Compañía de Desembarco y reforzar al Batallón, con 10 vehículos de combate, 1 de puesto de mando, 1 de recuperación y reparaciones, y 4 de reconocimiento (torre Lance). Además, 4 vehículos de combate de zapadores fueron entregados al GRUMA o Grupo de Movilidad Anfibia y 1 de Guerra Electrónica que pasó a formar parte de la Compañía de inteligencia.
Si bien parecería lógico que llegado el momento de su actualización se incorporaran las mejoras ya incluidas en el nuevo VCR 8×8 -no olvidemos que es del mismo fabricante, General Dynamics European Land Systems-, facilitando así la logística, aquí hay que tener en cuenta que el USMC estadounidense trabaja en el programa ACV…
Programas MRAP
Como ya hemos citado al tratar el programa VCR 8×8, el Ministerio de Defensa español puso de manifiesto, a finales de 2007, la intención de comprar con urgencia un total de 575 vehículos de alta protección para escuadra (4-5 pax) y pelotón (8-10 pax), por un importe total de 321 millones de euros[1], con los que sustituir a los vehículos desplegados, inicialmente, en Afganistán y Líbano (VAMTAC, Anibal y BMR), a partir de finales de 2008.
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