Si la alianza AUKUS supuso un pequeño cataclismo geopolítico, la confirmación de que Australia se dotará en el futuro de hasta 8 submarinos de ataque de propulsión nuclear clase AUKUS -o clase Commonwealth, según algunos-, ha venido a certificar el inicio de una nueva era para la región de Indo-Pacífico. No en vano, el acuerdo alcanzado por los Estados Unidos, el Reino Unido y Australia no solo llevará a este último país a entrar en el selecto club de países con submarinos de propulsión nuclear, sino que implicará la presencia permanente de submarinos británicos y estadounidenses en nuestras antípodas. Todo ello con la intención de compensar el desaforado crecimiento naval de una República Popular de China cada vez más amenazante.
El pasado 13 de marzo, tras días de especulaciones, Estados Unidos, Australia y el Reino Unido anunciaron los datos clave de un acuerdo que permitirá a la Royal Australian Navy operar en las próximas décadas hasta 8 submarinos de ataque de propulsión nuclear (SSN) de la clase AUKUS (SSN-AUKUS). Los tres socios que forman la alianza se han fijado ya un camino y una serie de hitos de cara a la construcción y entrega de los nuevos buques, con la intención de dotar a Australia de una flota de submarinos de ataque de propulsión nuclear a largo plazo: 1) proporcionar a Australia una capacidad previa de SSN’s a principios de la década de 2030; 2) elevar la capacidad industrial de las 3 naciones para producir submarinos interoperables en las próximas décadas y 3) aumentar la presencia submarina de los tres países en la región Indo-Pacífico[1].
La interpretación predominante de AUKUS como una iniciativa marítima en el Indo-Pacífico no es necesariamente unánime. Algunos académicos argumentan que este término es poco más que una construcción discursiva diseñada para abordar las preocupaciones de algunos actores internacionales sobre el creciente poder de China en la región Indo-Pacífico[2].
Es cierto que la región del Indo-Pacífico ha experimentado un crecimiento significativo en las últimas décadas y que se espera que este continúe en el futuro. Según el FMI, la región ya representa aproximadamente el 40% del poder económico mundial, y se prevé que su participación en el PIB mundial aumente a alrededor del 50% en 2040. Este crecimiento económico se ha visto impulsado por una serie de factores, como el aumento de la población y la urbanización, así como el auge del comercio y la inversión.
En lugar de ser un producto natural del desplazamiento del poder hacia el este, el término Indo-Pacífico desde la visión del AUKUS ha sido elaborada para proporcionar un concepto en torno al cual organizar una respuesta estratégica al desafío que presenta la República Popular de China. En otras palabras, algunos ven el término como una herramienta de política exterior diseñada para aumentar la influencia de ciertos actores internacionales en la región y contrarrestar el creciente poder de China.
Hoja de ruta del AUKUS
Los principales analistas resumen el programa AUKUS y su hoja de ruta, en un plan a tres bandas y en tres fases perfectamente diferenciadas; un plan de tres pasos que empezará con el despliegue de cuatro submarinos clase Virginia de la Marina de Estados Unidos y un submarino clase Astute británico, rotando en la base HMAS Stirling situada en Australia occidental a partir de 2027. Sin embargo, antes toca acondicionar esta base para poder albergar submarinos nucleares.
Para la segunda fase, a partir de 2030, Australia adquirirá tres submarinos de ataque de propulsión nuclear clase Virginia, inicialmente barajamos que sean de segunda mano y no sabemos si de la versión moderna con módulo de carga útil o de la antigua. Recordemos que a partir de 2015 los submarinos clase Virginia empezaron a montar lo que se denomina módulo de carga útil de los Virginia o VPM (del inglés Virginia Payload Module).
Cuando la Marina de Estados Unidos dé de baja el último SSGN en 2028[3] perderá el 60% de su capacidad de ataque a tierra. Agregar el módulo VPM a los submarinos de la clase Virginia que se están construyendo, mitigará esta disminución de capacidad de ataque a tierra[4]. Los SSGN son un elemento clave de la futura fuerza de combate de la Marina debido a su enorme capacidad de carga útil, que les permite llevar a bordo una variedad de armamento avanzado y sistemas de inteligencia.
Esto les da una gran flexibilidad, lo que significa que pueden ser utilizados en una amplia gama de misiones, desde la guerra antisubmarina hasta la lucha contra el terrorismo y la guerra convencional. Además, el concepto de despliegue de tripulación dual permite a los SSGN realizar misiones más largas y complejas con una tripulación reducida, lo que aumenta la capacidad de la Marina para desplegar recursos limitados de manera más efectiva.
Mientras tanto, se desarrollará un nuevo tipo de submarino conocido como clase AUKUS basado en el trabajo del Reino Unido para reemplazar sus submarinos de clase Astute. La construcción de la clase AUKUS está programada para comenzar a principios de la década de 2040 así, finalmente, Australia operaría ocho submarinos de clase AUKUS para la década de 2060, y el Reino Unido también planea adquirir los nuevos barcos para reemplazar los actuales y potencialmente agregar más[5].
Los submarinos se basarán en el futuro submarino de ataque nuclear británico, o SSN(R), que incorporará tecnología de los tres países, aunque la planta de propulsión será estadounidense, igual que el sistema de lanzamiento vertical y las armas[6]. Los tres socios desarrollarán un sistema de combate conjunto, derivado del actual sistema de Lockheed Martin instalado en la clase Collins australiana.
El Reino Unido comenzará la construcción de su primer submarino de propulsión nuclear de la clase AUKUS a fines de la década de 2020, y Australia comenzará la construcción de su primer submarino en la década de 2030. El SSN-AUKUS será operado por las Marinas de Reino Unido y Australia, y estará equipado para misiones de inteligencia, vigilancia, guerra submarina y ataque a tierra.
El programa de submarinos le costará a Australia entre 165 y 230 mil millones de euros durante los próximos 30 años, y el país también contribuirá con dinero a las líneas de producción de Estados Unidos y el Reino Unido. Es un plan que sigue afectando a las relaciones con Francia[7], recordemos que inicialmente los submarinos iban a ser convencionales y construidos como parte de un programa conjunto con la empresa gala Naval Group.
Un cambio mayúsculo cuya razón de ser la resumía a la perfección la embajadora de Australia en Francia, Gillian Bird, para un medio francés, al explicar que la región del Indo-Pacífico está experimentando una recomposición debido a una competencia geopolítica que se vuelve cada vez más asertiva, y puede desembocar en un conflicto[8].
No hay más que ver el cambio de estrategia de seguridad nacional en un Japón que ha abogado por una visión del Indo-Pacífico libre y abierto, lo que implica un enfoque en la seguridad marítima y el fortalecimiento de los lazos económicos y políticos entre los países de la región. Esta medida es importante porque Japón es uno de los principales actores en la región y es vista como una potencia clave para contrarrestar la influencia china.
También si atendemos a la creciente importancial del Cuadrilateral Security Dialogue o Quad, una iniciativa que reúne a los Estados Unidos, Japón, Australia e India con el objetivo de garantizar la seguridad y estabilidad en la región del Indo-Pacífico. Este grupo se ha vuelto cada vez más importante en el escenario geopolítico, ya que estos países buscan contrarrestar la creciente influencia de China en la región[9].
Sin contar con la India, los países pertenecientes al Quad juntos tienen un total de 96 submarinos en servicio activo. Estados Unidos cuenta con la flota de submarinos más grande y avanzada del mundo, con un total de 66 submarinos en servicio activo, Japón tiene una flota de 20 submarinos en servicio activo, Australia posee una flota de seis submarinos de la clase Collins, y Reino Unido cuenta con una flota de cuatro submarinos nucleares clase Vanguard, según datos del The Military Balance de 2023.
Del lado contrario, no se puede obviar que la colaboración entre Rusia y China ha aumentado este año tras la invasión de Ucrania, algo que nos lleva a pensar en un empeoramiento de la estabilidad que, sumado a un incremento en el gasto en Defensa, nos completa la fórmula de un Indo-Pacífico cada vez más alterado[10].
Cambios geopolíticos en el Indo-Pacífico
El océano Pacífico tiene dos características que influyen en su geoestrategia: la asimetría de sus costas y las enormes distancias. A pesar de ser el océano más grande del mundo y abarcar un tercio de la superficie terrestre, tiene muchas islas que carecen de recursos y no pueden mantener un nivel de vida occidental. Es más, sumando las más de 30.000 islas dispersas por esta enorme superficie, apenas tenemos que estas ocupan el 0,25% del océano, lo que explica que muchas de ellas no fuesen descubiertas hasta el siglo XVIII[11].
Esta asimetría del océano Pacífico se refiere tanto a su geografía como a su geopolítica. Geográficamente, la costa asiática es más irregular que la costa americana, que es uniforme. Desde una perspectiva geopolítica, los Estados Unidos dominan en América, pero ninguna potencia marítima ha tenido un dominio hegemónico sobre los países asiáticos ribereños del Pacífico, a excepción, durante un corto plazo, del intento japonés en 1941.
Según el geopolítico francés Philippe Moreau Desfargues, tres son las llaves que abren una región al centro de la geopolítica mundial: la población, el comercio y la tecnología. Precisamente, el océano Pacífico ha tenido también un carácter “pacificador” debido a las enormes distancias. Sus pueblos han vivido muy alejados unos de otros y las confrontaciones entre orillas opuestas no han sido posibles[12].
Vemos cómo China se está haciendo con estas tres llaves. La presencia de China y sus pescadores se extiende como una mancha por el océano Pacífico, igual que sus empresas, que son recibidas en algunos de estos pequeños países como benefactores. Las potencias emergentes del Indo-Pacífico, especialmente China, cuestionan el orden regional herencia de la fallida Pax Americana[13]. Desde 2013, la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China (BRI) propone una estrategia global centrada en mejorar la conectividad y la construcción de infraestructuras, principalmente en el área del Indo-Pacífico.
Durante la última década, la República Popular China se ha convertido en el mayor socio comercial y financiero de las naciones insulares del Pacífico y en un importante proveedor de ayuda y préstamos extranjeros, especialmente en el contexto de las Nuevas Rutas de la Seda, que incluyen proyectos en las Islas Cook, Fiji, Kiribati, Samoa, Islas Salomón, Tonga, Micronesia, Niue, Vanuatu y Papúa Nueva Guinea.
Entre 2008 y 2020, China proporcionó ayuda a la región por valor de 2.660 millones de euros, en comparación con 2.300 millones de Estados Unidos. Las inversiones de China en los pequeños países insulares del Pacífico ascendieron a 1,94 mil millones de euros a fines de 2021. En cuanto al comercio, si bien China sigue siendo un socio secundario en comparación con Australia y Nueva Zelanda, está creciendo rápidamente, gracias a los recursos pesqueros, la madera y los minerales.
El Pacífico se ha convertido en un campo de acción para China debido a su potencial económico y estratégico. La Iniciativa de la Franja y la Ruta es una estrategia clave en la diplomacia del país comunista para invertir en infraestructuras en el exterior. La RPC es el principal productor mundial en las áreas de pesca y acuicultura, así como el principal consumidor mundial de recursos pesqueros, lo que la convierte en un importante actor en la explotación de estos en el Pacífico. Además, los minerales en los fondos marinos del Pacífico son estratégicos para las industrias del futuro en China, lo que hace que esta región sea especialmente atractiva para la inversión china.
En este nuevo orden geopolítico que se avecina para el siglo XXI, dos actores llevarán la voz cantante: los Estados Unidos y China, a los que habrá que añadir potencias como Japón e India como factores claves para la estabilidad regional.
Para Washington, la zona de Indo-Pacífico es una absoluta prioridad. Estados Unidos confía en su dominio marítimo para fortalecer su red de aliados gracias al Quad y AUKUS, por eso prevé, en gran medida, maniobras aeronavales conjuntas destinadas a frenar las tendencias expansionistas chinas.
La clase Virginia: una solución temporal
La clase Virginia la componen varias decenas de submarinos de ataque de propulsión nuclear equipados con misiles de crucero para ataque a tierra y divididos en distintas evoluciones o blocks. Fueron diseñados para lograr la máxima polivalencia, en oposición a los SSN Seawolf de los que recogieron el testigo. Así, son submarinos aptos para guerra antisubmarina, antisuperficie, ataque a tierra, operaciones especiales, inteligencia, vigilancia y reconocimiento, guerra naval especial y guerra de minas. Estos submarinos de ataque son capaces de proyectar el poder sobre tierra con fuerzas de operaciones especiales y misiles de crucero Tomahawk en zonas bajo control enemigo.
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