Leopard 2, reparación de daños después de la batalla y Europa

Carristas ucranianos reciben formación a bordo de carros de combate Leopard 2 en Polonia. Fuente - Gobierno de Ucrania.
Carristas ucranianos reciben formación a bordo de carros de combate Leopard 2 en Polonia. Fuente - Gobierno de Ucrania.

Todos los interesados en la situación geopolítica actual hemos podido leer magníficos artículos respecto a la complejidad intrínseca que posee el despliegue de diferentes sistemas de armas en la guerra de Ucrania. Por su potencialidad en el teatro de operaciones, los que más están despertando el interés del público y los Estados involucrados son indudablemente los carros de combate, algo sobre lo que merece la pena hacer algunos pequeños apuntes.

Después de todo lo leído sobre la complejidad del mantenimiento y logística asociados a un despliegue de un sistema multimodelo como es el Leopard 2, que cuenta con diferentes versiones que acabarán desplegándose, más los otros sistemas como el Abrams, y tras escuchar diferentes declaraciones de políticos de los diferentes países implicados, tengo el convencimiento que se está enfocando todo desde el punto de vista de un ejército regular en tiempo de paz y no, un ejército en movimiento, envuelto en combates continuos. Decimos esto, porque se están usando conceptos y baremos de calidad no aplicables a este teatro de operaciones, como las FAS Ucranianas han demostrado una y otra vez sin ir más lejos al recuperar para el servicio material ruso en apariencia inservible.

Esta conclusión viene avalada por mi experiencia en mantenimiento de aeronaves dentro de un ala de combate, así como por mis estudios de ingeniería mecánica. En ningún caso planteo realizar un mantenimiento incorrecto u obviarlo, sí no por el contrario, la necesidad de aplicar criterios de mantenimiento en tiempo de guerra usado por fuerzas aéreas aliadas con éxito en conflictos previos, en el mantenimiento de la fuerzas de combate y auxiliares terrestres.

Quien escribe ha sido, durante veinte años, especialista en mantenimiento de aeronaves en el Ala 46, trabajando activamente en diferentes escalones y sistemas del cazabombardero C-15 en la base aérea de Gando. El ala de combate más denostada y maltratada del Ejército del Aire, debido a cuestiones políticas que no entraré a tratar. A pesar de ello, los Halcones han mantenido durante todo el tiempo de servicio una operatividad superior a otras alas de combate, llegando a rozar el 80% en periodos puntuales y el 70% en gran parte del mismo. Un tiempo, además, en el que se obtuvieron certificaciones OTAN de operatividad tanto de la base como de la fuerza, a través de programas como el TACEVAL o el CAPEVAL. Todo ello además de cumplir con multitud de misiones y de despliegues.

Parte de esa preparación incluía formación en reparación en tiempo de guerra, o Aircraft Battle Damage Repair (ABDR), una amalgama de instrucciones y pautas para mantener la operatividad de la fuerza en un teatro caliente de operaciones. Aparte de lo interesante de los cursos y formaciones recibidas, y dentro de las evaluaciones que recibió la base, tuve la suerte de tratar con personal de mantenimiento de otras fuerzas aliadas.

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