Turquía, las PMC islamistas y la Zona gris

Mercenarios al servicio de Erdogan y la Gran Turquía

Mercenarios turcos SADAT

En las dos últimas décadas han cobrado una enorme relevancia diversas empresas militares privadas, auténticos ejércitos de lo que antaño se denominaban mercenarios, varias de ellas con capacidades que podrían hacer sombra a algunos estados. Empresas como la extinta Blackwater, ahora denominada Academi o más recientemente la rusa Wagner Group han copado numerosos titulares, aunque no son ni mucho menos las únicas. Turquía y Erdogan desde hace unos años, cuentan con SADAT, a través de la cual buscan expandir la influencia del país en el exterior, aprovechando las oportunidades que ofrecen las zonas grises. Una aventura no exenta de riesgos, como el de la radicalización islamista…

En las últimas décadas se han desarrollado dos grandes cambios en los Estudios Estratégicos. Por un lado, la reformulación teórica de los actores privados que ejercen la violencia, particularmente, lo que tradicionalmente se ha denominado «mercenario». Este ha pasado a considerarse «contratista» al servicio de una Empresa Militar Privada (en inglés, y en adelante, PMC), siempre bajo el debate de si existen empresas militares «puramente privadas» u obedecen todas a los intereses estratégicos de su país de origen. Por otro lado, la forma de hacer la guerra después de la Segunda Guerra Mundial y/o de la Guerra Fría: «Guerras de Cuarta Generación», «Nuevas Guerras», o «Guerras Híbridas». Aunque es el concepto de «Zona Gris» (GZ), un tipo de paz, más que de guerra, el que parece tener una importante capacidad explicativa para las relaciones multipolares de la actualidad, e incluso de épocas pretéritas. 

La GZ se utiliza como marco teórico para analizar la política exterior rusa y china, principalmente, pero ni tienen por qué adaptarse sólo a esos países, ni obedecer sólo a proyecciones de poder de Estados. Las PMC, por su parte, parecen estar en constante evolución, y su última novedad sería el elemento ideológico como motor.  

El objetivo de este artículo es demostrar que dos organizaciones, formalmente PMC, están superando la definición actualmente operativa de dicho tipo de organización: SADAT y Malhama Tactical (en adelante, MT). Asimismo, se propone la observación de ambos fenómenos desde la perspectiva de la GZ. 

Lo haremos teniendo en cuenta la conocida la falta de definiciones aceptadas, y las controversias que generan el intento de su «cierre», en lo referente al «mercenariado» contemporáneo y las empresas de seguridad y militares privadas. Por tanto, se contemplará una relación de términos y características necesarios para definir la naturaleza de los grupos analizados en este artículo. 

Laborie Iglesias divide a los actores armados no estatales en seis grupos (Laborie Iglesias, 2012, 46-59):

  • Insurgentes, guerrilleros o grupos opositores rebelde: Aquellos con cariz político y normalmente operativos en el ámbito de un Estado, con el objetivo de cambiar su régimen, o modificar su naturaleza territorial, étnica o de clase. Se incluyen grupos terroristas en esta categoría, aunque su definición sea compleja y requiera de concreción en cada caso.

  • Contrainsurgentes y paramilitares: Aquellos destinados a combatir a los primeros «con modos de lucha similares», en el mismo ámbito, y con origen en el Estado amenazado. 

  • Señores de la guerra, milicias y grupos armados locales: Derivan de la fragmentación del Estado. Su objetivo no es tomar el control del Estado, sino el de zonas del territorio con base en organizaciones preestatales (claves, tribus).

  • Crimen o delincuencia organizada: Son grupos cuyo principal objetivo es el beneficio económico a través de actividades ilegales, y que pueden incluir violencia, miedo o corrupción, y cuyos medios permiten tanto desplegarse en el territorio de uno o varios Estados así como su traslado en caso de una actuación policial eficaz, gracias a la libertad de movimiento de capitales, el lavado de dinero, y las cuestiones jurisdiccionales. La piratería se incluiría en este ámbito, y estos grupos pueden usar el terrorismo como medio cuando están presionados. 

  • Mercenarios stricto sensu: En franca decadencia desde la Revolución Francesa, y prohibida desde mitades del siglo XX. Formalmente, son aquellos combatientes que reúnen tres condiciones: extranjero en el país donde opera, lucro económico como principal motivación, y participa en el conflicto (normalmente combatiendo). Dado el carácter peyorativo del término, su prohibición por el Derecho Internacional Público, y lo restrictivo de la definición, el «mercernariado» es prácticamente inexistente legalmente. Con todo, los últimos grupos categorizados así serían aquellos salidos de los servicios de seguridad de regímenes africanos como el de Sudáfrica durante el Apartheid. 

  • Contratistas privados de seguridad o PMC y de Seguridad Privadas: Son empresas privadas que engloban tanto el sector de la seguridad a personas, instituciones, gobiernos u organizaciones, y empresas que desarrollan actividades propiamente «militares», que abarcan protección y logística en países en conflicto, así como entrenamiento y combate. Suelen ser denominados «mercenarios» (tanto los que proporcionan seguridad como servicios militares), erróneamente, y muchas veces de manera peyorativa. 

Debe indicarse que el fenómeno de las PMC ha tenido origen principalmente en países occidentales hasta tiempos recientes, en los que el grupo Wagner (y antes Slavonic Corps) de origen ruso ha copado el protagonismo en lo que a estos «nuevos mercenarios» se refiere. 

Sin embargo, surge la primera gran controversia teórica, al ser calificado el grupo Wagner normalmente como algo distinto a una PMC. Sánchez Díaz indica que una PMC sería «un tipo de proxy sin más intereses que los del Estado empleador», mientras que Rusia utilizaría a sus PMC de manera especial, ya que «no son empresas independientes que operan por el mero beneficio económico, sino filiales del Estado que operan para perseguir objetivos nacionales» (Sánchez Díaz, 2022, 3, 10). 

Sin embargo, también se plantea la cuestión de si Estados Unidos permitiría que una PMC norteamericana trabajara para China (Sánchez Díaz, 2022, 15). Laborie, por su parte, ya divide a las PMC en dos principales modelos, el norteamericano, según el cual las PMC se alinearían con las necesidades del gobierno, como parte de la industria militar de ese país, y el británico, más independiente, y vinculado con los grupos mercenarios que operaron en África durante la descolonización (Laborie Iglesias, 2012, 90, 91). 

Por lo tanto, se concluye que existen organizaciones de carácter militar y que operan como empresas privadas internacionalmente (1); que pueden o no tener vinculación con la industria militar y los servicios de seguridad del país de origen (2), bien directa (como aparentemente ocurre en Wagner), bien indirecta (nunca operando en contra de los intereses del país de origen, como puede ocurrir con Academi); y cuyo principal razón de existir es, formalmente, el beneficio económico, o subrepticiamente, la defensa de los intereses nacionales mediante vías «no convencionales» (3) pero en el ámbito militar (se diferencia de un servicio de inteligencia, por tanto). 

Asimismo (4), y aunque pueda haber una ideología extendida en los miembros de la organización, este aspecto sería secundario, cuando no puramente accesorio, ya que la tendencia hasta la actualidad ha sido el «desplazamiento en el uso de proxies desde el campo ideológico bipolar, que se vio durante la Guerra Fría, hacia una motivación dirigida por la voluntad de hacerse con el control de recursos naturales valiosos en territorios en conflicto» (Pontijas Calderón, 2020, 12). Finalmente (5), la organización guardaría lealtad a un Estado, explícitamente o no.

https://www.revistaejercitos.com/2020/04/30/la-capacidad-de-proyeccion-militar-de-turquia

Turquía estrena PMC: SADAT 

En 2012 el general retirado de artillería especializado en guerra asimétrica, y antiguo oficial jefe en el norte de Chipre (Spyer, 2018), Adnan Tanriverdi, lidera a otros veintidós antiguos oficiales y suboficiales turcos expulsados del ejército por sus tendencias islamistas durante el conocido como «Golpe postmoderno de 1997» (Cohen Yanarocak y Spyer, 2021), cumpliendo de una orden directa de Erdoğan: crear una empresa militar privada para que Turquía pueda utilizarlo como herramienta de política exterior en Oriente Medio, Libia y el Cáucaso sur (Gaüzere, 2022, 1, 2), en colaboración con la Organización Nacional de Inteligencia de Turquía (Bozkurt, 2022, 1, 2). Así, se funda SADAT International Defense Consulting Construction Industry and Trade Inc.  

SADAT define su objetivo, que es establecer mediante la consultoría estratégica, la prestación de servicios de seguridad y defensa, así como de servicios de entrenamiento y suministro a fuerzas armadas y de seguridad de países islámicos, una red de colaboración y cooperación en dichas materias entre estas potencias «para ayudar al mundo islámico a ocupar el lugar que le corresponde entre las superpotencias» (Sadat, 2022).

Mapa del mundo islámico (y símbolo de SADAT). Fuente: (SADAT, 2022).
Mapa del mundo islámico (y símbolo de SADAT). Fuente: (SADAT, 2022).

Según el propio Tanriverdi, la idea se le ocurrió tras su paso por Bosnia tras la guerra, que considera que fue un ejemplo del imperialismo occidental («actitud de cruzados») en apoyo a los serbios contra los musulmanes bosníacos, y al ver la importancia que Blackwater tenía en ese momento para los Estados Unidos. Desarrollaría una empresa privada de defensa y consultoría estratégica al margen del «control del imperialismo occidental», que «favorece la enemistad entre países islámicos» para aprovecharse y explotar dichas rencillas (Tanriverdi, 2022). 

Se ha confirmado que SADAT ha mantenido vínculos con grupos criminales y yihadistas, particularmente en el norte de Siria (Iblid, Afrin), a los que ha entrenado (entre otros, en antiguas bases del ejército como la marítima de Gölcük) (Spyer, 2018) y enviado tanto a Libia como a Nagorno Karabaj en apoyo de Azerbaiyán, e incluso hay reportes de despliegues en Catar (Cohen Yanarocak y Spyer, 2021). Sólo en Libia, SADAT ha sido desplegado junto con tropas regulares turcas en defensa del gobierno de Tripoli apoyando el entrenamiento de tropas y despliegue de sistemas Artillería Sakarya T-122 MLRS y Firtina T-155, misiles MIM-23 Hawk, munición merodeadora Kargu, o carros de combate M-60 Patton, entre otros (López Miralles, 2022).

Su actuación coincide con el uso de especialistas de las fuerzas armadas turcas en dichos escenarios. También, SADAT ha participado en el despliegue de drones Bayraktar TB2 en Chipre del Norte, Ucrania y Etiopía, al tiempo que son utilizados también como herramienta de secuestro de opositores Gülenistas (en Kosovo, Kenia, Ucrania, o Mongolia) (Gaüzere, 2022, 3, 4). Por otro lado, el Shin Bet israelí ha acusado a SADAT de financiar a Hamás, y también se ha atestiguado la relación de Tanriverdi con el lavado el dinero en la propia Israel (Cohen Yanarocak y Spyer, 2021).

Con todo, la expansión de la influencia turca, incluyendo posibles futuras operaciones de SADAT, abarcan no sólo las zonas grises en Chipre y Siria, así como la competencia con Rusia en el Cáucaso Sur, sino que parece que, al menos, se intentará expandir a Irak, especialmente en el norte bajo la excusa de combatir al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (Ismael, 2022), en África subsahariana (Somalia) (Kenez, 2022) y Asia (Afganistán y Malasia) (Arduino, 2022). 

Bases militares de la Organización para la Cooperación Islámica para un posible conflicto con Israel. Elaborado por Yeni Şafak a partir de artículos de Tanriverdi. Fuente - Cohen Yanarocak y Spyer (2021).
Bases militares de la Organización para la Cooperación Islámica para un posible conflicto con Israel. Elaborado por Yeni Şafak a partir de artículos de Tanriverdi. Fuente – Cohen Yanarocak y Spyer (2021).

Spyer denomina «soldados políticos» a los miembros de SADAT, comparando a la organización a los Pasdaran iraníes, leales a un régimen político, y no al Estado (a diferencia del ejército regular) y que serán fundamentales si Erdoğan pretende cambiar la naturaleza del Estado turco (Spyer, 2018). 

A pesar de la gran promoción que Tanvirerdi ha experimentado con Erdoğan, en enero de 2020 tuvo que dimitir de sus cargos debido a un discurso ante un auditorio islamista. En él, proclamó que él y SADAT estaban operando para ayudar al mundo islámico (a toda la Umma, como revela la imagen de la empresa) en su espera de la llegada del Mahdi, una figura escatológica islámica del fin de los tiempos, que liderará al islam contra sus enemigos (Cohen Yanarocak y Spyer, 2021).

La combinación de SADAT como PMC ideologizada en el exterior, grupos de civiles como los Lobos Grises, y milicias proxys como el Ejército Libre Sirio, no sólo queda claro que Erdoğan controla un sistema paramilitar al margen del Estado (Cohen Yanarocak y Spyer, 2021), sino que dispone de herramientas para el desarrollo de una GZ. El caso del norte de Siria es paradigmático, particularmente las zonas controladas directamente por Turquía, como la franja entre Jandarus y Yarábulus (limítrofe con Hatay), donde el currículum educativo e idioma turcos promueven la «turquificación» de su población. Por último, también debe mencionarse las conexiones de SADAT y el presidente con la empresa de seguridad privada Ekol Group Security, Protection and Training Services Co., que opera tanto en el interior de Turquía como a nivel regional (Ekol Group, 2022).

https://youtu.be/7pmR0dNr_bQ

La política exterior y el ejército de Turquía tras 2016

Es conocida la división dentro de las élites turcas que tradicionalmente las ha categorizado en nacional-secularistas (kemalistas) e islamistas o neo-otomanistas (incluido el AKP de Erdoğan y los seguidores de Gülen). En teoría, los primeros eran más proclives a la desconfianza de Occidente, y los segundos más cercanos a Washington y Bruselas, aunque ambas facciones eran consideradas cercanas a Damasco antes de la guerra civil siria (Taspinar, 2008). Esta visión ya era problemática, en tanto Turquía bajo el Kemalismo se expandió a Hatay y Chipre del Norte, además de por el rol de Turquía en la citada guerra. Así, otros análisis han profundizado más e indicado que habría hasta cuatro grupos de militares, según su tendencia: conservadores (mukaddesatci), atlantistas, neo-nacionalistas (ulusalci, incluido Perinçek y los restos del kemalismo), y eurasianistas (Gürcan, 2017). 

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