El pasado 31 de julio, durante la celebración del día de la Marina, el presidente Vladimir Putin aprobó una nueva Doctrina Marítima de la Federación Rusa que enumera cuáles son las principales ambiciones marítimas del país, una doctrina que por primera vez hace hincapié en el transporte marítimo y los centros logísticos internacionales, buscando ser cada vez más global[1].
El último domingo de julio, Rusia celebra tradicionalmente una gran fiesta pública: el día de la Marina. Este día el pueblo ruso y el mundo, tienen la oportunidad de admirar el poder de su marina, y especialmente el de su Flota. El desfile naval es el principal reclamo, llevándose a cabo en las principales bases, siendo el más importante, sin duda, el que se celebra en San Petersburgo, en donde se llevó precisamente a cabo la firma del documento al que dedicamos este artículo[2].
Rusia sólo es respetada y considerada cuando es fuerte y se mantiene firme sobre sus propios pies.
(Vladimir Putin para Moskovskiye Novosti, 2012)
Introducción
Esta doctrina, que reemplaza a la “Doctrina Marítima de la Federación Rusa de 2015”[3], reitera en gran medida los desafíos y prioridades establecidos en las doctrinas anteriores, con especial énfasis en esa necesidad que les adelantaba; obtener puntos de apoyo logístico en el extranjero. Las sanciones a las que están sujetas tanto las compañías navieras rusas como su marina de guerra, hacen necesario, cada vez más, el establecer unos centros logísticos en el extranjero que garanticen el movimiento sin obstáculos de sus barcos.
La nueva doctrina marítima consta de cincuenta y seis páginas que reiteran la postura de Rusia sobre la expansión de la OTAN en el Báltico, y denuncia el aumento de los ejercicios de la Alianza en sus aguas y la acumulación de fuerzas extranjeras en el Ártico, en un claro intento de debilitar el control de Rusia sobre la Ruta del Mar del Norte. Estos son sin duda, los principales desafíos a los que se enfrentan y a los que se suma el interés hegemónico de Estados Unidos por dominar los mares.
La doctrina también describe las prioridades para el desarrollo de las actividades marítimas rusas, que incluyen el fortalecimiento del transporte marítimo, las infraestructuras submarinas en alta mar y la investigación científica marina, reconociendo las deficiencias que tienen y el riesgo que suponen para Rusia, especialmente tras las sanciones y la falta de puestos de avanzada en el extranjero para sus buques de guerra y su escasa flota mercante, que Rusia utiliza para el transporte marítimo internacional.
Rusia es una nación eminentemente terrestre, igual que Alemania[4]. Históricamente las invasiones que ha sufrido han sido por tierra, y por ello, ha sido moldeada por realidades políticas y económicas terrestres. Tampoco podemos ignorar el impacto que está teniendo el transporte marítimo en este momento; Rusia es un país con casi cuarenta mil kilómetros de costa, unas costas bañadas por las aguas de tres océanos y trece mares. Pero no solo es eso, su marina es, según varios expertos, la segunda o tercera más poderosa del mundo[5].
Por último, no podemos olvidarnos de las reclamaciones territoriales que tienen con varios estados extranjeros como Japón y las Kuriles[6]. A pesar de su pequeño tamaño y su entorno inhóspito, las islas Kuriles han sido el centro de una disputa territorial entre Rusia y Japón desde el siglo XVIII. Después de la 2ª Guerra Mundial, los rusos ocupan las islas Kuriles, incluyendo Iturup, Kunashiri, Jabomai y Shikotan.
Antecedentes a la nueva Doctrina Marítima de la Federación Rusa
Rusia está adoptando un enfoque sistemático para desarrollar su presencia en el dominio marítimo. Hasta la fecha, tres eran los documentos que proporcionan la hoja de ruta para las ambiciones marítimas globales de Rusia. Estos eran la “Doctrina Marítima de la Federación Rusa” (2015)[7], los “Fundamentos de la Política Estatal de la Federación Rusa en el Campo de las Operaciones Navales hasta 2030” (2017)[8] y la “Estrategia para el Desarrollo de las Actividades Marítimas de Rusia hasta 2030” (2019)[9], también, mencionar algo más específico y referidos al Ártico como son los “Fundamentos de la política estatal de la Federación Rusa en el Ártico para el período hasta 2035” (2020)[10], de los que hablaremos más adelante.
Estos tres documentos están disponibles en inglés en el US Naval War College, concretamente en el Instituto de Estudios Marítimos de Rusia dirigido por Anna Davis y Ryan Vest[11]. Hasta ahora, la “Doctrina Marítima de la Federación Rusa de 2015” era una de las declaraciones doctrinales más importantes que habían surgido en Rusia en los últimos años después de los escritos del almirante Gorshkov[12], reseñados en los Cuadernos de Pensamiento Naval[13]. Sin embargo, debido al desafío del ruso y la ausencia de una traducción oficial, hemos tenido que utilizar las versiones traducidas por Davis, sin duda con algo de sesgo como ocurrió en su día con Guerásimov[14].
Los “Fundamentos de la Política Estatal de la Federación Rusa en el Campo de las Operaciones Navales hasta 2030” reflejan las capacidades mejoradas de la Marina rusa, su papel estratégico y operativo en evolución y sus ambiciones futuras. Firmado el 20 de julio de 2017 por el presidente Vladimir Putin, proporciona una serie de pautas para comprender el futuro de la RFN, así como una visión más amplia de cómo Moscú aborda los problemas de seguridad nacionales e internacionales.
Tanto la Doctrina Marítima de 2015 como los Fundamentos Navales de 2017 articulaban objetivos de política de alto nivel y proporcionan un conjunto de formas y medios para lograr esos objetivos. Por el contrario, la “Estrategia para el Desarrollo de las Actividades Marítimas de Rusia hasta 2030” se centraba en los desafíos de implementación, así como en las formas de determinar las medidas de eficacia para lograr los fines establecidos por sus documentos predecesores. No es una estrategia al uso, sino que presenta una evaluación de los desafíos que Rusia debe superar para lograr sus fines en el ámbito marítimo.
Curiosamente, dedica la mayor parte del texto a describir medidas para evaluar su progreso a la hora de superar estos desafíos. Los objetivos esbozados en los documentos anteriores siguen siendo los mismos, pero la Estrategia examina dónde se encuentran los problemas. Identifica varias deficiencias, especialmente considera que tienen una base industrial naval e infraestructura insuficientes y un bajo nivel de transporte marítimo a la vez que critica el mal estado de su flota, especialmente la flota civil nuclear.
Se describen las medidas para el desarrollo de las actividades marítimas y la modernización de su flota, que incluyen el desarrollo del transporte marítimo desglosado en áreas temáticas como transporte marítimo, construcción naval, desarrollo, investigación, etcétera.
Para sus diversas iniciativas, esta estrategia esboza un enfoque integral que afecta a varios ministerios, incluyendo a los ministerios de Desarrollo Económico, Transporte, Recursos Naturales, Relaciones Exteriores, Defensa, Educación y Agricultura. Esto equivale a un enfoque holístico que afecta a todo el Gobierno, lo que indica la importancia que tiene el mar para el presidente Vladimir Putin.
¿Qué dice la nueva Doctrina Marítima?
La nueva doctrina marítima describe las prioridades para el desarrollo de las actividades marítimas, que incluyen el desarrollo del transporte marítimo, los sistemas de tuberías en alta mar y la investigación científica marina.
Reitera la postura rusa sobre el avance de la infraestructura militar de la OTAN cerca de sus fronteras, no solo de Ucrania, especialmente en los países bálticos y en lo afecta a la que se conoce como Ruta del Mar del Norte con una acumulación cada vez más grande de fuerzas navales extranjeras.
El documento distingue entre zonas vitales y de interés, siendo las vitales las aguas interiores, todas las zonas económicas exclusivas, el Ártico, el mar de Ojotsk[15] y el mar Caspio. Esta distinción nos lleva a pensar en dos áreas fundamentales para la Ruta del Paso del Noreste. La doctrina también reconoce las deficiencias que tienen, un riesgo para las actividades marítimas de Rusia, incluida la falta de puestos de avanzada en el extranjero para los buques de guerra rusos y una pequeña parte de la flota mercante rusa para el transporte internacional.
Rusia con sus cuatro flotas separadas -o cinco si contamos la del Caspio- tiene un problema al no poder concentrar sus fuerzas como vimos en la Guerra Ruso-Japonesa de 1904-1905[16], especialmente porque su acceso al océano abierto era, y en gran medida sigue siendo, climáticamente desafiante y sujeto al control de vecinos que Moscú considera hostiles. Es importante reseñar la creación del Distrito Militar Flota del Norte[17], equiparado a los otros cuatro distritos militares en los que se organizan territorialmente las Fuerzas Armadas rusas, más ahora, tras la incorporación de Finlandia y Suecia a la OTAN[18].
Recordemos que el 21 de diciembre de 2020 el presidente Putin firmó el decreto que confirmó la creación del Distrito Militar flota del Norte a partir del 1 de enero de 2021. Además, el 5 de julio Putin había firmado un decreto sobre la organización territorial militar de Rusia, en el que se encomendó al Ministerio de Defensa tomar las medidas necesarias para la creación del quinto distrito militar del país[19].
Rusia mantiene una estrategia de influencia dinámica en África y Oriente Medio donde ha consolidado sus relaciones con muchos países musulmanes y donde puede confiar en el legado de la Unión Soviética. Prueba de ello es, en particular, la firma en octubre de 2018, de un nuevo acuerdo global de cooperación estratégica con Egipto en ámbitos claves como la energía nuclear y la venta de armamento. Otro ejemplo, más próximo es el de Argelia, vinculada a Rusia por un acuerdo de asociación estratégica que permitió la adquisición de seis submarinos clase Kilo para la Marina argelina, cuatro de ellos de la clase Kilo modificada (Proyecto 636 o clase Varshavyanka)[20].
La doctrina también habla de mejorar las instalaciones de construcción naval de alta tecnología en el Pacífico, originalmente diseñadas para construir unidades de gran capacidad, como un portaaviones moderno, y otras embarcaciones que permitan operar en el Ártico. La etapa moderna del desarrollo humano se caracteriza por un aumento en la intensidad del acceso a los océanos, incluido la expansión de las actividades científicas y económicas en los fondos marinos. La nueva doctrina describe las prioridades para el desarrollo de las actividades marítimas, que incluyen el desarrollo del transporte marítimo, el acceso a los fondos marinos y la investigación científica marina.
La nueva doctrina marítima busca la vuelta de la presencia de la Marina rusa en muchos mares, no solo las aguas ribereñas rusas y el Mediterráneo; el Índico y Pacífico volverán a ver unidades de la Marina rusa, ejerciendo la diplomacia naval como vimos con la primera circunnavegación de un buque ruso desde el siglo XIX[21]. El desarrollo de la actividad marítima y el potencial que esta tiene es una de las condiciones decisivas para el desarrollo socioeconómico sostenible que busca Rusia para el siglo XXI. Las direcciones de dicho desarrollo están determinadas por los intereses nacionales de Rusia como gran potencia marítima que se extienden por todos los océanos y mares del mundo.
En una mención específica de las prioridades en la región del Ártico, la doctrina pide controlar las actividades navales de los estados extranjeros a lo largo de la Ruta del Mar del Norte y aumentar el potencial de combate y las instalaciones de la Flota del Norte. Es por ello que a la luz de la nueva doctrina, consideramos necesario hacer hincapié sobre tres aspectos clave de la misma: primero qué dice sobre el Ártico, segundo qué plan de construcciones navales incluye, y tercero, en qué afecta esta doctrina a la guerra de Ucrania.
El Ártico en la Doctrina Marítima de la Federación Rusa
El Ártico siempre ha ocupado un papel especial en el discurso político ruso. El desarrollo del potencial económico de la región siempre se ha concebido en términos militares e industriales, lo que requiere la movilización de recursos humanos y financieros a una escala sin precedentes. Desde que llegó al poder, Vladimir Putin ha señalado repetidamente su deseo de reactivar el desarrollo económico de la región. El vertiginoso deterioro de las relaciones entre Rusia y Occidente desde 2014 parece estar acelerando este proceso al dar acentos geopolíticos urgentes al desarrollo del Ártico ruso.
En 2020, Rusia dio a conocer los principales ejes de la estrategia ártica que el Kremlin quiere desarrollar con el documento llamado “Fundamentos de la política estatal de la Federación Rusa en el Ártico para el período hasta 2035”. Este documento reiteraba que el Ártico ocupa un lugar central en el desarrollo nacional, destacando que el 80% del gas y el 17% del petróleo producidos por Rusia provienen ya de la zona ártica rusa. El Ártico ruso representó el 10% del PIB ruso y el 20% de las exportaciones, y la tendencia es al alza. Por lo tanto, existe una creciente dependencia de la economía rusa, de ahí que haya un plan para renovar su flota del Norte.
Moscú, con la nueva doctrina, tiene la intención de aumentar las capacidades de su flota del Norte acelerando la entrega de los submarinos estratégicos de la clase Borei, que se han desarrollado siguiendo sistemas modernos de construcción y de los cuales se han completado cinco unidades hasta la fecha, hay otra en pruebas y cuatro más están en construcción en una versión mejorada que vienen potenciando desde la anterior doctrina[22].
Moscú también tiene la intención de establecer su control sobre la Ruta del Noreste mediante la construcción de cinco nuevos rompehielos nucleares de nueva generación, mucho más potentes y capaces de operar de forma continua y pasar a través de una capa de hielo de tres metros, asegurando así que la navegación a lo largo de la Ruta del Mar del Norte esté abierta todo el año.
El 3 de julio de 2012 se ordenó a Baltic Shipyard[23], iniciar una serie de rompehielos de propulsión nuclear Proyecto 22220 de 33.000 toneladas con el nuevo Arktika, primer barco de la serie. La construcción comenzó en 2013, el barco se botó el 16 de mayo de 2016 y entró en servicio en octubre de 2020.
Un segundo barco, el Siberia, se empezó a construir el 26 de mayo de 2015, se botó el 22 de septiembre de 2017 y se entregó a finales de 2021[24]. Actualmente se están construyendo otros tres rompehielos nucleares del Proyecto 22220, el Ural que tiene prevista su entrega en 2022, el Yakutia en 2024 y el Chukotka en 2026.
Los rompehielos del Proyecto 22220 son capaces de romper hielo con un espesor de 2,9 metros, superando a sus predecesores de la clase Arktika. Su diseño le permite su uso tanto en aguas árticas como en las desembocaduras de los ríos polares, en particular, en aguas poco profundas. Están equipados con dos reactores RITM-200 con una capacidad de 175 MW cada uno y cuentan con 173,3 metros de eslora y 34 metros de manga. La velocidad máxima en aguas claras es de 22 nudos, 12 nudos con 1,5 m de hielo y 2 nudos con 2,9 m de hielo.
El otro proyecto de rompehielos en desarrollo es el Proyecto 10510 o clase Líder, unos rompehielos llamados a sustituir al proyecto anterior. El primero de la serie, el Rossiya, está actualmente en construcción y se espera que entre en servicio en 2027. El 5 de julio de 2021 tuvo lugar la celebración de su puesta de quilla en los Astilleros Zvezda de Bolshoy Kamen.
Estos rompehielos cuentan con un desplazamiento de 69.700 toneladas y dos reactores RITM-400 de 315 MW cada uno, permitiendo navegar a 11 nudos con 2 metros de espesor de hielo y, por lo tanto, garantizar el funcionamiento efectivo de la Ruta del Mar del Norte. En total, está previsto construir tres buques para 2033 y será el primer rompehielos del mundo que podrá conducir barcos a lo largo de la Ruta del Mar del Norte en hielo de 4 metros de espesor durante todo el año[25].
Al mismo tiempo, Rusia no solo ha reabierto catorce antiguas bases aéreas abandonadas después de la caída de la URSS, sino que también ha construido seis nuevas para brindar apoyo logístico a los barcos que viajan a través del Paso Noreste y para establecer el nuevo sistema de seguridad que permite a las fuerzas rusas intervenir rápidamente en caso de un desastre natural, un incidente industrial o incluso un conflicto.
Para suministro de todas estas bases, Rusia cuenta con el único buque de carga rompehielos de propulsión nuclear del mundo, el Sevmorput, que realizó la primera de sus entregas a la base militar Trébol Ártico de Rusia en abril de 2020 como podemos ver en la imagen siguiente. La base Trébol Ártico es una instalación autónoma que se encuentra muy al norte, en la isla Tierra de Alexandra, perteneciente al archipiélago de la Tierra de Francisco José, en latitud 80º norte. Sus edificios y estructuras principales están interconectados, lo que permite que el personal viva y trabaje sin salir.
Pocos países cuentan con la posibilidad de navegar de forma segura en el Ártico, ni siquiera los que se conocen como los Cinco del Ártico o Arctic-5[26], y por ello, Rusia es también la primera en flota de rompehielos. El acceso a los vastos recursos energéticos, minerales, pesqueros y otros recursos comerciales del Ártico está creciendo precisamente al mismo tiempo que se intensifican los intereses globales en estos activos[27].
Las demandas de seguridad de la Nación en la región son apremiantes y duraderas. Lo que anteriormente era una región de interés y desafío energético es ahora un dominio cada vez más competitivo. Esta reconstrucción de las capacidades militares del Ártico también tiene como objetivo solidificar la posición rusa en la disputa sobre el estatus legal del estrecho, que está en el corazón de los principales problemas de soberanía en el Ártico. De hecho, para Moscú, al igual que para Canadá con respecto al Paso del Noroeste, Rusia es soberana sobre las aguas de varias secciones del Paso del Noreste y tiene la intención de hacer cumplir sus regulaciones sobre el tráfico marítimo allí.
En términos territoriales, Rusia es el Estado ártico más grande y es uno de los miembros fundadores del Consejo Ártico[28]. Controla más del 53% de la costa ártica y la mayor parte de la Ruta del Mar del Norte. Si bien el hielo y el duro clima ártico solían funcionar como una defensa natural, el derretimiento del hielo ahora deja a Rusia más vulnerable, pero también ofrece una serie de nuevas oportunidades económicas y estratégicas[29].
Para Rusia, el Ártico es de gran importancia económica y estratégica, representando el 22% de sus exportaciones y el 20% de su PIB, principalmente de los recursos naturales. Un total del 25% de las reservas mundiales de recursos de hidrocarburos se encuentran dentro del territorio ártico ruso. Igual de importante es el hecho que el Ártico le proporciona a Rusia una de sus bases fundamentales para su estrategia de disuasión nuclear o segundo ataque asegurado con su Flota del Norte cuyo cuartel general se encuentra en Severomorsk, y sus submarinos balísticos en la bahía de Yagelnaya, en la península de Kola.
Veamos a continuación qué planes hay con esta flota.
Las nuevas construcciones navales a la luz de la Nueva Doctrina
Comprender la industria de la construcción naval de Rusia juega un papel importante en cualquier análisis de la política marítima del Kremlin. La industria de la construcción naval rusa permanece estrechamente alineada con las cuatro flotas navales principales del país: del Báltico, del mar Negro, del Norte y del Pacífico, y cada una tiene una capacidad dedicada a la reparación y revisión en astilleros cercanos a sus bases principales[30].
Algunas de estas instalaciones de reparación son más grandes que los astilleros donde se construyen nuevos buques de guerra. La experiencia y la tecnología necesarias para desmontar y volver a ensamblar buques es muy diferente del trabajo de nueva construcción.
El análisis de imágenes indica que los astilleros navales rusos no se han beneficiado de la inversión en nueva infraestructura. La proliferación de herramientas de inteligencia de código abierto OSINT (del inglés Open Source Intelligence), como las imágenes satelitales comerciales, ha permitido la evaluación de estos objetivos por parte de un mayor grupo de analistas. Los astilleros, en muchos sentidos, son objetivos fáciles de examinar para los analistas de imágenes. Tienen una huella industrial significativa y, aunque se lleva a cabo mucho trabajo dentro de las naves de montaje, las botaduras y proceso final del armamento se hace a flote, lo que permite obtener mucha información.
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