El Centro de Información sobre Piratería de la Oficina Marítima Internacional reportó 132 incidentes de piratería y robo a mano armada en el mar contra barcos en 2021, la cifra más baja registrada desde 1994. Y el secuestro de tripulaciones cayó un 55% en 2021. La reducción puede ser atribuida a un notable descenso de incidentes de piratería en la región del golfo de Guinea (de 82 en 2020 a 34 en 2021). ¿Dónde se han ido todos los piratas nigerianos? ¿Cuáles son las razones detrás de estas cifras? ¿Es la aprobación por Nigeria de la ‘Ley de supresión de la piratería y otros delitos marítimos’? ¿Se ha reducido la capacidad pirática de manera significativa por las unidades desplegadas con el reciente lanzamiento del proyecto Deep Blue?
En este 2022 se cumple el trigésimo aniversario de la creación del Centro de Información sobre Piratería de la Oficina Marítima Internacional (IMB-PRC, por sus siglas en inglés). Con sede en Kuala Lumpur, este organismo independiente monitoriza de forma gratuita y 24 horas al día los incidentes de piratería y robo a mano armada en el mar a nivel global. También es uno de los puntos de contacto al que reportan los barcos que sufren un asalto o intento de asalto por piratas y ladrones. Y el Centro informa inmediatamente a las agencias y fuerzas locales para que presten asistencia al buque atacado. En su mapa de incidentes de piratería podemos comprobar la localización de los ataques ocurridos en 2021 (ver figura 1).
El IMB-PRC acaba de publicar su informe anual correspondiente al año 2021. El primer dato que destaca es el número de incidentes ocurridos el pasado año: apenas 132. Pueden parecer muchos, siempre lo son, pero estamos ante la cifra más baja desde 1994. Y un tercio menos respecto a los 195 casos reportados en 2020. Entre esos 132 casos sobresalen, de forma abrumadora, los 115 barcos abordados, la mayoría de ellos asaltados por ladrones mientras se encuentran atracados en puertos o fondeados en sus proximidades; o bien se trata de abordajes con el objetivo de secuestrar a miembros de la tripulación para pedir un rescate por ellos (ambos casos están señalados en naranja en el mapa). Hay que añadir 11 ataques frustrados sobre buques que los piratas no lograron abordar (en amarillo), cinco barcos que sufrieron disparos (en azul) y la captura de un buque y su tripulación (en aguas de Gabón del que luego hablaremos).
Como puede verse en la figura 2, los asaltos piratas en el Sudeste asiático se muestran relativamente estables, destacando el descenso de incidentes en Indonesia que corre parejo a un incremento de ataques en el estrecho de Singapur. En el caso de Sudamérica se constata una disminución de incidentes en aguas de Venezuela en los dos últimos años, mientras que han aumentado notablemente los problemas de seguridad en Callao, el puerto de Lima (Perú).
Buena parte de la reducción en el número de ataques informados a nivel global se debe a la brusca caída de incidentes que se ha producido en el golfo de Guinea: de 82 casos en 2020 a 34 en 2021 (un 57% menos). En 2021 tanto el Sudeste asiático (con 57 casos) como Sudamérica (con 36 incidentes) superaron al golfo de Guinea en número de casos de piratería.
Asimismo, se han reducido en un 56% los casos de personas secuestradas por piratas en el golfo de Guinea: si en 2020 fueron capturadas 130 personas en 22 incidentes, en 2021 han sido secuestradas 57 en siete asaltos. Dicho de otra manera: los piratas consiguen hacerse con miembros de la tripulación en uno de cada cuatro asaltos que intentan en esta zona.
Este es uno de los indicadores más reseñables que nos proporcionan los últimos datos: si hace unos años los piratas solían llevarse a tierra al capitán del buque y a uno o dos oficiales, ahora nos encontramos con secuestros más masivos. Así, por ejemplo, en el caso del ataque ocurrido el 23 de enero de 2021 contra el portacontenedores Mozart, a casi 100 millas al oeste de Santo Tomé, los asaltantes secuestraron a 15 personas. Es una tendencia que ya pudimos detectar a finales del año 2019 cuando nada menos que 39 personas fueron capturadas en dos abordajes. Y, como cabe imaginar, esto supone un incremento en la cantidad del rescate obtenida por los piratas: si en 2008 lograban unos 25.000 dólares por cada secuestro (de tres personas de media), las cifras aumentaron hasta los 150.000 dólares en 2016 (cinco personas secuestradas de media) y alcanzaron los 250.000 dólares en 2020 donde el número de personas secuestradas por asalto ya había superado la media docena (UNODC, 2022). Cabe recordar que prácticamente todos los secuestros de personas por piratas que se producen en el planeta ocurren en el golfo de Guinea. Un reciente estudio de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) estima que en 2020 los piratas obtuvieron en la región unos 4 millones de dólares en rescates. Dado que se calcula que necesitan conseguir, al menos, medio millón de dólares para que el negocio sea rentable, el informe estima que puede haber de 4 a 6 grupos piratas operativos en estos momentos en el golfo de Guinea (UNODC, 2022).
Desplazamiento de los ataques
Aún podríamos concretar más quién es el “culpable” de esta reducción de actos de piratería en el golfo de Guinea. Los datos nos indican que el 60% de esa disminución de incidentes en la región es responsabilidad de Nigeria, en cuyas aguas se han reportado 6 ataques en 2021 frente a 35 el año previo. Se trata de la cifra más baja desde 1998. Un auténtico hito. ¿Qué ha pasado?
El Maritime Domain Awareness for Trade-GoG (MDAT-GOG) es un centro regional creado por las marinas británica y francesa en 2016, al que deben pedir auxilio los buques que navegan por la región y sufran algún ataque pirata. Si observamos los informes semestrales que publica, podemos comprobar cómo el área más próxima a las aguas de Nigeria, así como la de sus vecinos Benín y, más allá, Togo, ha visto caer el número de ataques de manera notable.
¿Por qué han dejado de actuar los piratas en el área más próxima a sus bases en el Delta del Níger? En nuestra opinión, esto ha ocurrido por el notable éxito que están teniendo las autoridades nigerianas en estos últimos meses a la hora de asegurar sus aguas. Los datos son significativos si atendemos a la figura 7. En 2012 las fuerzas nigerianas apenas fueron capaces de prestar asistencia a un 5% de los buques atacados en sus aguas y en sus puertos. Sin embargo, en 2020 casi la mitad de los barcos atacados recibieron algún tipo de ayuda. Incluso mercantes fondeados cerca de los puertos, lo que era bastante inédito años atrás. Es más: la mayoría de los buques que no recibieron asistencia en 2020 fueron atacados en el último trimestre de ese año y bastante lejos de la costa: a distancias de entre 70 y 200 millas. Es decir, los piratas nigerianos desplegaron sus acciones cada vez más lejos de la costa con el fin de eludir la presencia de las fuerzas navales locales. Es una tendencia que se ha intensificado en 2021, como hemos visto en la figura 6.
Es interesante constatar cómo las fuerzas nigerianas han logrado prestar asistencia al granelero Rowayton Eagle, atacado el 30 de enero de 2021, a más de 200 millas de Accra (Ghana). Aunque los piratas abordaron el mercante, la tripulación se refugió en una habitación del pánico (ciudadela). Un patrullero ghanés intentó ayudar al buque, pero problemas técnicos lo hicieron imposible. Y fue un equipo de seguridad nigeriano quien consiguió llegar al lugar y escoltar al mercante. También las fuerzas nigerianas intentaron asistir a un petrolero atacado el 11 de marzo de 2021 a 212 millas de Cotonú (Benín), pero, en esta ocasión, no llegaron a tiempo y los piratas lograron secuestrar a 15 miembros de la tripulación.
Y ante esta realidad, ¿cómo han respondido los piratas? De la misma forma que han hecho en otras ocasiones, como pudimos comprobar en aguas de Somalia: cuando les resultó imposible secuestrar mercantes en el golfo de Adén debido a la presencia de las fuerzas navales internacionales, los piratas somalíes decidieron utilizar barcos previamente secuestrados para lanzarse a cientos de millas de la costa somalí, haciéndose con buques y tripulaciones en aguas de Omán, India, Mozambique, Madagascar…
En 2017 todos los buques secuestrados en el golfo de Guinea lo fueron en aguas nigerianas, pero en 2020 estos secuestros ya afectaron a seis países, además de a la propia Nigeria: Benín, Gabón, Ghana, Guinea Ecuatorial, Santo Tomé y Príncipe y Togo. De hecho, cuando la marina de Togo interceptó en mayo de 2019 al petrolero G Dona 1, que había sido secuestrado, arrestó a seis piratas nigerianos y dos togoleses. Esto confirma la participación de delincuentes no solo nigerianos en la región. En los últimos meses los piratas se han desplazado hacia el sur y han desplegado sus ataques, sobre todo, en aguas de Guinea Ecuatorial y Gabón con notable éxito (figura 8).
Nada menos que tres incidentes se produjeron en Guinea Ecuatorial el pasado diciembre. Así, el 13 de diciembre los piratas atacaron a apenas 40 millas al sudoeste de la isla de Bioko (Guinea Ecuatorial) al portacontenedores Tonsberg, logrando secuestrar a seis miembros de la tripulación (e hiriendo a un séptimo). Un helicóptero de un navío danés logró seguir a los piratas hasta aguas de Nigeria (Radio Macuto, 2022). Apenas dos días más tarde, los piratas atacaban desde un esquife y a unas 34 millas de Bata al Tropical, un barco que transporta habitualmente mercancías entre Malabo y Bata. El buque estaba protegido por dos militares (un sargento y un cabo) que disponían de una ametralladora situada en la parte alta del barco. En el tiroteo con los asaltantes resultó herido en el vientre el sargento. Los piratas lograron huir (Asodegue, 2021).
Un tercer asalto, que no recogen las estadísticas del IMB-PRC, afectó el 30 de diciembre a un pesquero chino que se encontraba a apenas 6 millas de la costa ecuatoguineana. En el ataque pirata un miembro ghanés de la tripulación resultó muerto y otros seis (incluido el capitán) fueron secuestrados. Según algunas fuentes, el pesquero se encontraba faenando de forma ilegal.
Gabón también está siendo protagonista de incidentes de seguridad marítima en estos últimos meses, debido a ese desplazamiento hacia el sur de las acciones piratas. El 8 de febrero de 2021 fue asaltado el pesquero chino Lian Peng Yu 809 a 84 millas al oeste de Port Gentil. Los 14 miembros de su tripulación fueron conducidos a Nigeria. Serían liberados un mes después tras el pago de un rescate de 300.000 dólares (Insurance Marine News, 2021). Durante ese mes los piratas utilizaron el pesquero como buque nodriza para atacar a barcos petroleros en el área próxima al secuestro. Se trata de un modus operandi similar al de los piratas somalíes y que puede permitir a sus homólogos nigerianos ampliar su radio de acción.
Y en la medianoche del 5 de septiembre de 2021 el buque de suministros Tampen fue abordado por cuatro piratas mientras se encontraba fondeado en el puerto gabonés de Owendo, un suburbio de la capital, Libreville. Dos de los miembros de la tripulación sufrieron heridas de bala cuando intentaron escapar y un tercero fue secuestrado. La ayuda médica por parte de las autoridades tardó seis horas en llegar al barco, a pesar de que, como señalaba el segundo oficial del Tampen, las instalaciones se encontraban a cinco millas de distancia.
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