El desarrollo del proyecto de sustitución de la familia BMR/VEC (Blindado Medio sobre Ruedas/Vehículo de Exploración de Caballería) por el nuevo vehículo 8×8 Dragón ha estado acompañado de diversas deliberaciones, entre las que se encuentra cómo debe ser el modelo específico para la Caballería, en particular si debe contar con torre tripulada y, en ese caso, qué tipo de cañón se debería montar. En las próximas líneas intentaremos dar una visión lo más exacta posible de las necesidades reales del Arma de Caballería y cómo estas condicionan la elección, o en su caso el diseño, de la torre del futuro VEC.
Independientemente de si el futuro VEC debería ser de ruedas o cadenas, discusión que está fuera del objetivo de este artículo, pues ya se ha tomado una decisión en favor de una plataforma de ruedas, es incuestionable que la Caballería necesita un vehículo específico para actuar en las misiones de reconocimiento y seguridad (otra cosa sería qué utilizar en cometidos que impliquen empeñarse más en combate, algo parecido a lo que siempre ha sucedido con la Caballería ligera y la pesada). Es así porque las necesidades derivadas del cumplimiento de cometidos como, entre otros, ataques, acciones retardadoras o los combates de encuentro, implican combate desde el vehículo, a grandes distancias del grueso de la unidad para la que actúa y con posibilidad de desplegar personal a pie.
¿Por qué un vehículo con torre?
Existen muchas razones para decantarse por una torre específica para los vehículos que combaten para obtener información o para cubrir a las tropas propias como se espera del futuro VEC. Y debe ser así cuando los principales ejércitos de nuestro entorno así lo han decidido. Son evidentes las diferencias que debe haber entre un transporte de tropa armado para apoyar las acciones de la infantería y un vehículo desde el que se combate, y se combate muy a menudo en movimiento, y contra un enemigo normalmente mecanizado, acorazado o ligero-acorazado. Para realizar sus cometidos, este vehículo de combate necesitará una potencia de fuego que se medirá por la eficacia de su armamento y municiones y la bondad de su sistema de control de fuego y, además, y no menos importante, unos medios de observación y de comunicaciones potentes. La conclusión inmediata es que la configuración de la plataforma tendrá características particulares.
Una torre con dos tripulantes (no necesita el tercer tripulante, el cargador, porque los cañones que se utilizan disponen de alimentador de munición), en la que se pueda repartir tareas, permite mayor capacidad de mando/control de la unidad, mejor gestión de lo que se observa en el campo de batalla, posibilidad de realizar tiro mientras se llevan a cabo otros cometidos, y mayor capacidad de transmisión de información. Su mayor altura para observar, bien mediante la vista, bien mediante medios de observación ópticos o electrónicos, mejora esta capacidad.
Los modernos sistemas de mando, control y comunicaciones, de observación y transmisión de información, así como los de control de fuego, requieren un espacio para instalar pantallas y tableros de control que una torre ofrece en mejores condiciones pues, en caso contrario, hay que compartir con el resto de personal embarcado. Así, los medios electrónicos de observación y tiro deben estar enlazados con los de gestión del campo de batalla (BMS o Battle Management Systems) y los de comunicaciones. Estos sistemas incluyen una serie de visores y pantallas que permiten recibir las Ordenes de Operaciones y verlas plasmadas en los planos virtuales, ver la posición de los vehículos propios (y con ello de las unidades), localizar al enemigo y situarlo en el plano virtual, compartir esa información con el resto de la unidad, así como con la cadena de mando (la rama de inteligencia deberá integrar la información recibida por todas las unidades, confirmar o no las hipótesis de organización y actuación y “devolver” la información elaborada a las pantallas, donde la verán los jefes de vehículos, cada uno a su nivel de mando). Además, se pueden enviar o recibir mensajes de texto que completen los que se envían por radio. Esto complica el trabajo del jefe de vehículo, más aun si es jefe de una unidad, por lo que es mejor disponer de un puesto de combate en una torre para el futuro VEC.
Por su parte, el tirador dispondrá de una pantalla que le permitirá, además de realizar la observación y la puntería, escoger el tipo arma y de munición a utilizar. Cabe también la posibilidad de que disponga de un sistema de control para los medios de defensa activa, si están montados en el vehículo. Puede (debe) disponer también de un visor telescópico o periscópico para el tiro, para el caso de que falle la electrónica. También debe mantener alimentadas las armas y resolver incidencias en el tiro y, para ello, debe tener acceso directo al armamento desde el interior, bajo la protección de la torre.
Una torre con un buen ángulo de depresión para el cañón y los elementos de observación montados en la parte superior permite mejores posiciones en desenfilada, manteniendo una buena parte del vehículo a salvo de los fuegos del enemigo, mientras realiza mejor sus cometidos mediante el fuego y la observación.
Finalmente, una torre confiere una mayor capacidad de portar distinto tipo de armamento, con diferentes potencias de fuego, para ser empleado en las distintas situaciones que se dan en el combate de una unidad que suele combatir lejos de las unidades propias, lo que es esencial para ella. Así, puede montar un cañón con o sin ametralladora coaxial, ametralladoras en el exterior, sistemas de protección activa, lanzaartificios, lanzadores de misiles, etc, siendo también mayor la capacidad de almacenar munición.
Elección de la torre del futuro VEC
La decisión acerca de la elección de una torre (también del armamento) para el futuro VEC no sólo atañe a las exigencias militares, pues, como pasa casi siempre con el material militar, entran en juego factores industriales, económicos, incluso políticos, para adaptar las posibilidades y los intereses de una nación a estas adquisiciones tan caras.
Entre los factores militares, varios son los que hay que analizar para seleccionar una torre. El volumen es sin duda el principal de ellos, ya que de él depende no sólo la capacidad de alojar en su interior a la parte de la tripulación correspondiente, sino también al armamento, municiones, medios de observación y tiro, de mando, control y comunicaciones. El exterior debe tener capacidad de recibir montados en su alrededor armamento, antenas, medios de observación y tiro, sistemas de protección activa, lanzaartificios, y lanzamisiles en su caso. En contra tiene la silueta que ofrezca al enemigo, la altura y el peso que añade al vehículo. Cuanto más se quiera instalar en la torre, más pesará el conjunto del vehículo, y se entra en la eterna espiral de la necesidad de un grupo motopropulsor potente que puede ser también más grande, necesitando más espacio con el añadido de coraza correspondiente (más peso), y más cantidad de carburante para llevar a cabo misiones largas y lejos de los medios logísticos.
Los vehículos como el futuro VEC no pueden superar ciertos límites sin que se vuelvan poco rentables, pues ya estaremos a nivel de una especie de carro de combate ligero, no adaptado a las características que buscamos para los cometidos en combate definidos, donde tanto la plataforma vehicular como la torre y armamento son menos exigentes.
El tamaño influye en la capacidad de poder adoptar una buena desenfilada de torre, pero en esto también influye la posición del eje de muñones del cañón y la posición más o menos adelantada de la torre sobre la barcaza. La situación del anillo de la torre influye en la colocación de otros elementos del interior de la barcaza, desde la munición hasta la protección NBQ, calefacción o aire acondicionado, equipo de la tripulación, sistemas contraincendios, sistemas de comunicaciones, y muchos otros, incluyendo el grupo motopropulsor y los puestos del resto de la tripulación, conductor y exploradores. El ángulo de tiro en depresión, es decir, negativo, mejorará si la torre está adelantada y el eje de muñones está lo más alto posible. El ángulo positivo adquiere cierta importancia en la lucha contra medios aéreos, que hoy en día incluyen los drones, especialmente con el empleo de las municiones ABM, de las que hablaremos más adelante. El problema en los carros de combate es que el ángulo de tiro depende mucho de la parte del cañón que está dentro de la torre (una parte del tubo, y hasta la culata) y de su retroceso. En el caso de los modernos cañones automáticos este problema no existe, o apenas existe, pero en contra hay que tener en cuenta al alimentador de la munición. Todo se complica un poco más si se dispone de una ametralladora coaxial, aunque ésta puede montarse en un lateral, no en la parte superior (también hay que contar con su alimentación de munición), pero influirá en la colocación del resto de los elementos que hemos ido mencionando.
Los medios de observación y tiro asomarán normalmente por la parte superior de la torre para mejorar la capacidad de observación y adquisición de blancos y la desenfilada completa. No debemos olvidarnos de la posibilidad de observación directa por parte del jefe de vehículo en ciertas situaciones (los medios de visión no pueden darnos la capacidad de una persona para girar la cabeza y obtener de un vistazo una percepción de la situación, y además pueden fallar), que también se mejora aprovechando la altura de la torre.
Para el movimiento de torre y cañón es tendencia general la elección de motores eléctricos frente a los sistemas electrohidráulicos, por ser más silenciosos, responder más rápidamente, menos peligrosos ante el riesgo de incendio, y son menos voluminosos y pesados.
Un aspecto poco comentado en el diseño de las torres es el tamaño de las escotillas. Los tripulantes entran y salen con equipo voluminoso y el hueco por donde lo hacen debe ser lo suficientemente amplio, lo que redunda en la superficie disponible para poder instalar elementos en el exterior, teniendo en cuenta el acceso a esos huecos y la misma apertura de las escotillas.
En algunos ejércitos se considera muy conveniente la instalación de lanzadores de misiles en los costados con sus elementos de tiro en el interior. Esta posibilidad aumenta sin duda las capacidades de combatir del vehículo, pero en contra está el aumento de volumen, la necesidad de almacenar misiles en el interior, y la complicación añadida a los sistemas de control de tiro. Como siempre, hay que buscar el equilibrio entre la efectividad de su empleo en este tipo de combate y las complicaciones derivadas de su instalación (incluido el sobrecosto), sin que haya una tendencia clara.
Finalmente, hay que comentar las medidas de protección pasiva y activa de la torre, compuesta por los elementos que forman parte de su estructura y los añadidos, y los que se le incorporan para actuar ante la presencia de una amenaza. Estas torres no pueden disponer de una protección sofisticada que añadiría un peso y un volumen inaceptables para este tipo de plataforma. Por esto, el blindaje suele ser de una aleación de metales basados en aluminio, más ligero y que ofrece una protección mínima, con algunos aditamentos para mejorar la combinación de ductilidad, resistencia, dureza y tenacidad, y que en alguna ocasión puede estar compuesto de varias capas de blindaje de distinta aleación y tratamiento. Normalmente estarán más protegidas en el arco frontal, disminuyendo en los laterales y atrás y presentando como punto más débil la parte superior, un problema generalizado en los vehículos acorazados, expuesta a las modernas municiones y misiles que atacan desde arriba. Pueden llevar una protección extra, sobre todo contra los proyectiles de carga hueca, en forma de rejilla o de panel, que se suma a los elementos que pueden estar adheridos a la pared como las cajas de herramientas o de otros accesorios, y que hacen de pantalla distanciada de la pared de la torre, para que el proyectil pierda potencia y evite la penetración o los daños en la coraza.
Pueden llevar también un forro interior de materiales plásticos que no sólo evitan el astillado interior de la coraza al recibir un impacto, sino que en su misma composición pueden llevar elementos que atenúen las radiaciones de neutrones. La protección NBQ no es privativa de la torre y, por tanto, al elegirla, habrá que tener en cuenta los sistemas de sobrepresión, filtros de ventilación, sellado para aislamiento, etc, para su encaje en la barcaza.
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