El libro que comentamos hoy produce sensaciones encontradas. A medio camino entre la genialidad y el descalabro, «Grandes estrategias» intenta, teóricamente de forma asequible para todos los públicos, ilustrarnos acerca de los principios estratégicos más elementales. A lo largo de 320 páginas Gaddis nos habla sobre la gran estrategia, aquella que afecta al devenir de los estados y que se relaciona con la dirección política, y no sobre la estrategia puramente militar, que está un nivel por debajo, aunque en ocasiones salta de una a otra, algo inevitable. Además, elige una serie de casos que deberían ser aceptablemente conocidos para cualquier persona con un nivel cultural medio: la Segunda Guerra Médica, la Guerra del Peloponeso, la Gran Armada de 1588, la invasión de Rusia por Napoleón, la Guerra de Independencia de los EE. UU., la Guerra de Secesión o la Segunda Guerra Mundial.
En todos estos casos, Gaddis nos sitúa delante de los dilemas que hubieron de afrontar Jerjes I, Pericles, Felipe II e Isabel I, Lincoln o Roosevelt y lo hace con la intención de que entendamos por qué unas estrategias triunfaron y otras fracasaron. Más exactamente, intenta que entendamos la complejidad de cada decisión, cómo algunos líderes mantuvieron abiertas sus opciones (libertad de acción) y otros no y cómo algunos supieron ajustar los objetivos a los recursos, alineando medios, modos y fines, mientras que otros obviaron hasta lo más evidente. También que a veces conviene renunciar a algunas metas (como los Padres Fundadores) o que nunca hay que perder de vista aquello que decía von Clausewitz de que la guerra es la continuación de la política por otros medios, pues si la guerra se convierte en un objetivo en sí mismo, sólo nos aguarda el desastre.
Todas estas lecciones, sin duda, son importantes y deben valorarse, aunque están en multitud de manuales sobre estrategia, aunque generalmente de forma más agreste y menos literaria. Ese es, sin embargo, el mayor «pero» que se puede sacar al libro de Gaddis. El autor, auténtico erudito, para exponer sus ideas se apoya en diversos autores, desde Tolstói a Isaiah Berlin, intercalando pedazos de sus obras, analizando sus pensamientos y enturbiando en muchas ocasiones el texto en lugar de hacerlo más claro. De esta forma, al mezclar a Tolstói con Clausewitz y todo ello con los errores de Napoleón, en realidad lo que hace es apartarnos del mensaje central, más que dejar que este nos ilumine, por poner un ejemplo entre varios posibles.
En cualquier caso, el libro es una delicia por la forma en que está escrito, es original desde el punto de vista del planteamiento y algunas de las lecciones siguen quedando bastante claras, a pesar de la complejidad innecesaria que añade Gaddis. En este sentido está muy por detrás de verdaderos manuales de estrategia como el del general Beaufre o incluso de libros más recientes como el de Lawrence Freedman. Con todo, un libro entretenido que merece ser leído y que podéis adquirir a través del siguiente enlace.
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