Novedades tácticas de la Guerra de Siria

Asedios, carros de combate, I+D casero, camuflaje, drones y vehículos bomba

La guerra de Siria, ese triángulo amoroso entre un Assad apoyado por Rusia, los atomizados grupos rebeldes con sus diversos mecenas y el Estado Islámico, ha sido y está siendo todavía -ahora con protagonismo turco- uno de los mayores y más prolongados conflictos de nuestro tiempo. Además ha dado lugar a una guerra híbrida que ha visto nacer nuevas estratagemas, a veces de lo más rocambolescas, al uso más o menos novedoso de cierto armamento y a la aparición de un auténtico I+D casero que revierte en las capacidades militares de los grupos en conflicto. Son todas estas novedades las que aspiramos a tratar en este artículo.

Asedios

Siria es una guerra única en su especie y sin lugar a dudas uno de los elementos que la han marcado han sido los numerosos asedios sufridos por todos los bandos. En el caso de los oficialistas, los principales sitios han sido protagonizados por tropas acantonadas en diferentes aeródromos. Nombres como Abu Duhur, Kweires, Menagh, Taqba, T4 o Deir ez Zor resonarán en la memoria colectiva siria por décadas.

Los aeropuertos de Siria cuentan con perímetros bien marcados, protegidos por barreras o vallas. Tienen además grandes llanuras y explanadas frente a los mismos y en su interior existen numerosos depósitos y almacenes bien protegidos y camuflados. Existen redes de túneles de hormigón que comunican las posiciones y se combinan con los hangares de gruesos muros que protegen contra casi cualquier arma. Además, estos aeropuertos están plagados de posiciones con sacos terreros para ametralladoras cuádruples o cañones antiaéreos. Por último, las pistas para las aeronaves facilitan la recepción de suministros por vía aérea, como es lógico.

Todos esos elementos los han convertido, en algunas fases de la guerra, en auténticos imanes para las tropas oficialistas en retirada. Estas, en varias ocasiones terminaron por atrincherarse junto a las guarniciones de las bases, mientras las aeronaves aún operativas evacuaban todo el material posible para evitar que fuera destruido. Los perímetros a menudo eran reforzados con campos de minas y se aprovechaban todas las estructuras elevadas para vigilar las zonas circundantes. Para tal fin se solían ocupar con observadores las torres de control y los tejados de los hangares de los aviones, donde además se instalaban cañones sin retroceso o ATGM (Misiles Guiados Antitanque) para enfrentarse a los carros de combate que pudieran desplegar los sitiadores.

De todos estos aeropuertos ninguno fue rendido por hambre, sino que todos fueron tomados al asalto, aunque sin duda en Deir ez Zor y Abu Duhur la situación de los abastecimientos llegó a ser crítica. Otros resistieron hasta que el cerco fue roto, como fue el caso de Kweires, mientras que otros cayeron en manos rebeldes tras una épica batalla, como en el caso de Menagh, Taqba o Abu Duhur. Incluso algunos fueron la fortaleza que permitió sostener el frente en las horas más bajas de los contraataques de Daesh, como ocurrió con T4.

Una de las operaciones más complicadas para los rebeldes ha sido el asalto a este tipo de complejos, debido principalmente a la existencia de grandes explanadas frente a los aeródromos que obligaban al atacante a exponerse completamente durante las operaciones ofensivas.

En ese corto periodo, los morteros y las ametralladoras ligeras oficialistas podían causar muchas bajas, y además no era raro que los defensores solicitaran apoyo aéreo. Aviones como los L-39 Albatros, los Su-22 o los MiG-21 empleaban sus cañones internos, bombas de 250 o 500 kg y cohetes de 80 mm S-8 para proporcionar un mortífero fuego de apoyo. Igualmente podían aparecer helicópteros multipropósito armados Mi-8AMTSh equipados con lanzadores de cohetes S-5 de 57 mm o S-8. Tampoco era raro que en el interior de las bases sitiadas existieran diversas baterías de artillería remolcada con cañones M-46 de 130 mm o D-30 de 122 mm y toda esta potencia de fuego complicaba aún más las cosas. Por último los defensores también solían contar con pequeñas unidades mecanizadas con carros de combate T-55, T-62 o T-72 y VCI BMP-1 para la defensa.

Posición de una ametralladora pesada deoble KPV-2 protegida tras un murete semicircular. Este tipo de posiciones facilitaron la defensa de los aeródromos.

La lucha contra estos medios fue especialmente problemático durante los primeros asedios, ya que eran empleados para vigilar el perímetro de las bases y eran colocados estratégicamente para poder abrir fuego en pocos minutos una vez se detectara un avance rebelde desde cualquier dirección, pero la naturaleza llana y delimitada de los aeródromos hizo que con el tiempo los obsoletos carros fueran demasiado vulnerables a los ATGM y CSR de los rebeldes. Como es lógico, poco a poco iban eliminándolos uno a uno. Hemos podido constatar, eso sí, raros enfrentamientos entre carros de combate T-72 Ural oficialistas y rebeldes en la base aérea de Taftanaz. En este último caso fue el carro de combate rebelde el que salió victorioso tras destruir el carro oficialista.

El complicado ataque contra este tipo de estructuras agudizó el ingenio de los rebeldes, quienes comenzaron a emplear los drones para el reconocimiento y probablemente para la corrección del tiro de su artillería. Esta última consistía en morteros, artillería remolcada y artillería autopropulsada, así como los llamados Hellcanons y los IRAM, que trataremos posteriormente.

Finalmente, los rebeldes desarrollaron ciertas técnicas para aproximarse a las instalaciones oficialistas que vieron su culminación en el asalto a la base de Abu Duhur. Para tomar Abu Duhur se construyeron tres trincheras que iban desde poblados cercanos hasta el mismísimo perímetro de la base, con el objetivo de que llegado el momento del asalto las tropas pudieran avanzar sin estar tan expuestas a la mortífera potencia de fuego de la aviación y de la artillería assadista. La construcción de dichas trincheras llevó unos ocho meses y su extensión y anchura eran notables, teniendo en cuenta que se cavaron a mano. La ruta que iba a la esquina suroccidental de la base medía 1,25 km, la que iba a la esquina suroriental medía 2 km y la que iba a la esquina nororiental medía unos 2,7 km.

Vista de satélite de el aeródromo de Hweires.

El asalto final comenzó a finales de agosto de 2015. Enfrentó a una guarnición mal alimentada y con poca munición y de entre 250 y 400 hombres a una fuerza rebelde/yihadista cercana a los 1.000 hombres. El perímetro de la base era de unos trece kilómetros y en parte del mismo se habían colocado pequeños campos de minas antipersona. Sin embargo, estos fueron neutralizados gracias a la acción de los carros de combate rebeldes que pasaron por encima de los mismos permitiendo a la infantería atravesarlos rápidamente.

Durante los asaltos finales los rebeldes siguieron la siguiente planificación:

  1. Se esperó a la llegada de tormentas de arena que neutralizasen el poder aéreo y artillero gubernamental;
  2. Planificaron ataques simultáneos desde varias direcciones para obligar a los oficialistas a exponer y comprometer a sus escasas reservas.
  3. Al comienzo del ataque se realizaban varias andanadas empleando numerosos Hellcanons y empleando cañones de campaña M-46 y cañones antiaéreos S-60 de 57 mm para bombardear las posiciones fortificadas assadistas;
  4. A la vez varios coches bomba se dirigían a los objetivos para producir el efecto shock necesario y dañar la posición enemiga que había sido designada como objetivo.
  5. Tras esto varias unidades de yihadistas montadas en motocicleta eran enviadas a toda velocidad para explotar el shock producido por el coche bomba y de paso establecer una cabeza de puente para el ulterior asalto.
  6. Entretanto se ponía en marcha una suerte de formación mecanizada que empleaba los Toyota para proporcionar fuego de contención mientras los tanques hacían de ariete y eran seguidos por la infantería quien finalmente tomaba al asalto la posición, limpiando de enemigos las casamatas, los fosos de tirador y los edificios administrativos del aeródromo.

Este tipo de operaciones de cierta envergadura sirvieron a los rebeldes para adquirir un cierto «sentido» de la guerra convencional -aunque a la postre les haya servido de poco- y les enseñó a emplear los medios blindados en coordinación con su rudimentaria artillería, sus primitivas unidades de ingenieros (que se encargaron de construir barreras, trincheras y posiciones de tiro entorno al aeródromo), su reconocimiento mediante drones y sus técnicas de asalto. Igualmente aprendieron que emplear los fenómenos climáticos a su favor, como las tormentas de arena o la niebla matutina era una fórmula muy útil para neutralizar la superior potencia de fuego gubernamental. Todo ello hizo que los rebeldes llegasen a desarrollar la capacidad material y el know-how necesarios para enfrentarse a formaciones militares convencionales de un tamaño importante.

Imagen de el típico hangar abierto y protegido por una gruesa pared de hormigón presente en los aeródromos militares sirios, y que han hecho las veces de auténticas torres medievales durante los asedios.

Los Blindados, Reyes del Desierto

Los medios de mayor valor en el mercado negro son los cañones y los carros de combate, lo que da fe de su utilidad en el campo de batalla para los grupos rebeldes. De hecho una de las características más peculiares de esta guerra ha sido el hecho de que varios grupos llegasen a operar flotillas de carros de combate de cierto tamaño con éxito. Lo que es más, a menudo adoptando soluciones ingeniosas para aumentar la protección de estos vehículos. Es el caso del blindaje de rejilla o los faldones metálicos para proveer de un blindaje espaciado, que llegaron a ser muy comunes entre todos los bandos presentes en Siria.

Normalmente las unidades no han constado de más de dos o tres carros que se dedicaban a dar fuego de apoyo desde la distancia. Sin embargo, en ocasiones también se han empleado -y se siguen utilizando-, al estilo ruso en la SGM, con la infantería avanzado tras ellos mientras el carro de combate abre fuego. A su vez, se suma a la operación un artillado (vehículo civil con un arma pesada) que cubre a la fuerza empleando una ametralladora pesada o un cañón antiaéreo de tiro rápido.

Entretanto, mientras los tanques permanecen a la espera en la retaguardia, ya que no hay que olvidar que son armas muy caras y que consumen mucho, se suelen mantener ocultos en hondonadas o bosques y se les añade vegetación o redes de camuflaje para evitar que puedan ser observados desde el aire, aunque con éxito desigual, como se ve en el siguiente vídeo.

https://twitter.com/Political_Room/status/1233480992486121472?s=20

Quizás el mayor éxito rebelde en el uso de medios acorazados y mecanizados en coordinación con los artillados y la artillería, se produjo durante la última ofensiva para romper el cerco oficialista sobre Alepo, en agosto de 2016; la «Ofensiva de las Ardenas» rebelde. De forma totalmente sorpresiva e inesperada, los rebeldes lanzaron un ataque concentrando cantidades importantes de medios acorazados y mecanizados de varios grupos al suroeste de Alepo. En estas operaciones, y tras el empleo masivo de artillería casera en combinación con morteros y piezas M-46, los carros de combate de cada grupo rebelde en conjunción con la infantería que avanzaba montada en VCI BMP-1 lograron tras varios días de batalla en un frente de unos 3 km, romper el cerco oficialista. Si bien esto fue sólo un espejismo y finalmente el cerco volvió a ser cerrado tras unos días, se demostró que a pesar de la atomización rebelde, cuando existía el grado de cooperación necesaria podían llegar a hacer un uso concentrado y relativamente sofisticado del arma acorazada. Esto no deja de ser sorprendente teniendo en cuenta que estamos hablando de grupos rebeldes con medios limitados.

El otro gran ejemplo en el uso del arma acorazada lo encontramos en Estado Islámico, quien protagonizó las pocas operaciones con auténticos avances en profundidad de la guerra de Siria. En concreto estos avances se produjeron durante la contraofensiva de Taqba de 2016 y la de Palmira en diciembre de 2016, ambas con patrones muy similares.

En el caso de Taqba tras un avance de unos 40 km por parte del régimen y tras haber sobreextendido sus flancos las fuerzas de EI contraatacaron desde varios ejes, sembrando el pánico y devolviendo a los oficialistas a la línea del frente original. De otro lado, la ofensiva de Palmira fue especialmente importante teniendo en cuenta que los rusos habían proclamado la liberación de la misma apenas un año antes.

El ataque sobre Palmira aprovechó la cobertura ofrecida por las tormentas de arena, así como las alturas al este de Tadmur (Palmira) dominadas por los yihadistas y empleadas para bombardear a las posiciones de Assad. Simultáneamente, al norte de Palmira se encontraban los campos de extracción de gas en los que había diversas posiciones defensivas gubernamentales compuestas por barreras de arena circulares diseñadas para una defensa en 360 grados. Hay que tener en cuenta que las infiltraciones yihadistas o los ataques que rebasaban las posiciones y las dejaban aisladas eran normales en el combate contra EI en el desierto, debido a que las amplias superficies áridas estaban cubiertas por muy pocas tropas por metro de frente y, por tanto, las acciones de infiltración y flanqueo estaban a la orden del día. Finalmente, la posición de Palmira había sido asegurada en gran medida gracias a los rusos varios meses antes, pero las líneas de comunicación entre Tadmur y el aeropuerto T4 eran muy estrechas y sus flancos estaban expuestos a posibles ofensivas del Daesh.

Tres T-72 Ural capturados por los kurdos de la YPG de la base aérea de Menagh

Cuando el EI avanzó sobre la ciudad lo hizo en varias fases; en una primera atacaron las posiciones avanzadas frente a Tadmur obligando a retroceder a las tropas oficialistas, apoyadas por asesores rusos. De forma casi simultánea se iniciaron los ataques al norte contra la zona de los campos de extracción de gas y allí, tras oponer cierta resistencia durante unos pocos días las fuerzas gubernamentales también se retiraron.

Mientras lo anterior ocurría, la supremacía aérea sirio-rusa no se hizo sentir y aprovechando diversas tormentas de arena el EI prosiguió su avance empleando además pelotones de carros de combate modificados T-72 que habían sido especialmente equipados para esconderse del reconocimiento aéreo gubernamental y operar en el desierto. Prueba de ello es el patrón de camuflaje árido aplicado sobre los carros de combate, lo que también podría indicar que la operación había sido preparada tiempo atrás y con gran meticulosidad.

En cualquier caso, desde las alturas al sureste de Tadmur los yihadistas podían abrir fuego con comodidad sobre los oficialistas, lo que unido a las retiradas de días anteriores hizo que cundiera el pánico. Salvo por algunos puestos de control que con armamento ligero cubrieron parte de la huida, la retirada fue un desastre. Las fuerzas oficialistas, unidas a los zapadores rusos, abandonaron su pequeña base a todo correr, dejando allí carnés de identidad, libros a medio leer y hasta platos de comida sobre las mesas del comedor, lo que da idea de la rapidez y la sorpresa del ataque de EI.

Uno de los motivos del gran pánico que se generó pudo deberse al hecho de que se creyera que la carretera que unía Tadmur con la T4 estaba a punto de ser cortada por los terroristas, lo que precipitó una huida en la que se abandonaron más de 30 carros de combate y otros vehículos valiosos y en perfecto estado.

Aunque al día siguiente la aviación ruso-siria volvió a aparecer en forma de apoyo aéreo, otorgado por helicópteros Hind y bombarderos tácticos Su-24M4, lo cierto es que esto no evitó que los yihadistas prosiguieran su avance hasta alcanzar el aeropuerto de la T4 . Allí se habían refugiado muchas de las tropas en su huida y se dijo que los rusos habían enviado varias decenas de Spetsnaz en su apoyo. Daesh trató de envolver la posición y es posible que hubiera algún intento fracasado de asalto contra el aeropuerto tras el hostigamiento al que fue sometido por el armamento pesado montado sobre los Toyota yihadistas.

Sin embargo, la mejora del tiempo, el aumento vertiginoso de la presencia aérea gubernamental y el envío de refuerzos a la T4, así como la naturaleza fortificada del mismo permitieron detener la ofensiva yihadista definitivamente. De todas formas, cuando la T4 fue atacada no se observó a los carros de combate de Daesh en acción, lo que podría indicar que fueron retirados para evitar su destrucción por parte de las aeronaves pro-assad. También podría ir unido al hecho de que ya se hubiera alcanzado el principal objetivo de la ofensiva, reconquistar Palmira, y los esfuerzos para tomar una posición como la de T4 habrían sido tan excesivos como innecesarios.

La operación de Daesh sobre Palmira en la primavera de 2017 y las otras operaciones mencionadas tienen en común la rápida movilización de efectivos del Califato -empleando siempre pequeñas unidades de tres carros de combate-, la desmoralización del enemigo y la huida sin casi oponer resistencia de los oficialistas. Estos, además, permitieron que numeroso material pesado cayera intacto en manos terroristas sin siquiera haberlo inutilizado. En algunos de estos combates se cree que se produjeron enfrentamientos entre carros de combate que quizás se saldaron a favor del Daesh, quien hizo un buen uso del terreno durante sus movimientos y sus asaltos.

Laman la atención los avances logrados, que en ocasiones suman más de 40 km en apenas dos o tres días contra una fuerza materialmente muy superior, aunque no cabe duda de que estos éxitos van de la mano de la ineficacia de la mayor parte de las fuerzas de Assad en este periodo de la Guerra Civil de Siria. Tampoco debemos perder de vista que dentro de lo que es un escenario de guerra híbrida, EI supo comprender las dinámicas del combate, así como las debilidades de los oficialistas y las fortalezas propias, lo que le permitió poner en práctica una suerte de batalla limitada de movimientos y esencialmente convencional. En particular no debemos olvidar que lograron desplegar fuerzas de varios centenares de hombres y medios acorazados en un terreno desértico en el que el reconocimiento aéreo y la supremacía aérea enemigas estaban presentes. Esto fue posible gracias a la puesta en marcha planes de engaño y camuflaje relativamente complejos, pues ninguna de las ofensivas por sorpresa de Daesh en el desierto fue previstas a tiempo por ningún servicio de inteligencia o fuerza de reconocimiento. Además de todo ello, la coordinación interarmas propia de esta clase de operaciones, por rudimentaria que fuera, indica un cierto nivel de entrenamiento y una cierta planificación de las comunicaciones, una habilidades poco habituales para un grupo terrorista.

Por último, creemos que la experiencia de tres años de guerra convencional y de guerrillas, unida a los conocimientos de los comandantes iraquíes que se unieron al Daesh, permitieron en su punto álgido a este grupo adquirir unas habilidades poco habituales en unos campos de batalla en los que a menudo sus enemigos contaban con una superioridad numérica y material aplastante. A sus victorias además habría contribuido de forma significativa el hundimiento psicológico entre sus enemigos, que en muchas ocasiones se retiraron casi sin combatir a pesar de tener casi todas las bazas consigo y que en buena parte vino motivado tanto por la sorpresa y dureza de los ataques como por la intensa labor propagandística.

T-55A mejorado por Daesh que añade un blindaje espaciado entorno a la torre, quizás imitando al Apliqe BDD soviético. EI ha logrado importantes éxitos en la zona desértica central de Siria empleando medios acorazados y sobreviviendo a la potencia de fuego enemiga.

Combate urbano

Las ciudades y los pueblos se convirtieron en baluartes que a menudo marcaban -y en algunos casos todavía hoy marcan- la línea del frente. Se suelen colocar barricadas en los accesos a las calles, en especial en las avenidas principales, ya que estas se emplean como rutas de ataque por las potentes fuerzas acorazadas oficialistas. En este sentido, a menudo los ingenieros del régimen se han visto obligados a emplear bulldozers blindados o vehículos de ingenieros basados en chasis de T-55 o T-72 para desmantelar las barricadas, que por añadido suelen esconder trampas explosivas.

En este lento y costoso combate urbano destacó el uso de los medios acorazados por parte de los oficialistas, aunque los rebeldes también los utilizaron ocasionalmente. De todas formas, en este arte sólo la 4ª División Acorazada del régimen y quizás la Guardia Republicana han demostrado estar a la altura de las circunstancias. El buen entrenamiento, la moral y una disponibilidad altas, así como una superior dotación de material han hecho de estas unidades las únicas capaces de emplear compañías acorazadas al completo en combate urbano. Es por eso que hemos visto como se coordinaban carros de combate T-72AV con los VCI BMP-2, junto a la artillería autopropulsada 2S3 Akatsiya y al vehículo antiaéreo ZSU-23-4 Shilka, todo ello en connivencia con una infantería mecanizada decente.

Aunque la lucha urbana en Siria se puede considerar como convencional, sí que ha tenido algunas notas particulares: El empleo de explosivos improvisados lanzados desde el aire con prácticamente ninguna precisión por aeronaves del régimen, o incluso el lanzamiento de armas químicas, además del uso de VB (Vehículos Bomba). También, y con mucha asiduidad, se han usado túneles bomba para destruir posiciones gubernamentales.

También ha sido una innovación el uso de tubos para cohetes caseros (o no) en el combate urbano a corta distancia. En esencia, esta técnica consiste en emplear un cohete de artillería como el MOF-21 de 122 mm que usan los BM-21 Grad, o un cohete aire-tierra como el SNEB, el S-8 o el S-5, o simplemente un cohete casero. Estos proyectiles se meterían en un tubo, como por ejemplo en un Grad-P, y se dispararían a corta distancia; a no más de unos pocos cientos de metros, contra el objetivo. Es una forma rudimentaria pero eficaz y poderosa de lograr una gran potencia de fuego en los confinados espacios propios del combate urbano, unos espacios en los que el infante a menudo echa de menos algo más poderoso que el proyectil de un lanzagranadas contracarro.

Al margen de ello, otros elementos propios del combate urbano han sido observados con frecuencia. Por ejemplo, el empleo masivo de minas y trampas explosivas, en especial por parte de los rebeldes o la existencia de tiradores designados que realizan disparos de precisión con rifles semiautomáticos Dragunov. También ha sido lógicamente frecuente emplazar numerosos nidos de posiciones para ametralladoras pesadas, e igualmente se ha hecho un uso masivo de los famosos vehículos artillados para dar fuego de apoyo y hostigar posiciones enemigas, algo que por otra parte hemos visto en escenarios urbanos como Marawi, también por parte de los hombres de EI.

Por último, en el caso de los grupos rebeldes del Dáesh, debido al uso de la artillería y a la aviación de sus enemigos, se han decantado por emplear numerosas construcciones subterráneas como túneles, depósitos de pertrechos e incluso habitáculos bajo tierra en los que pasar las horas sin ser avistados por la observación enemiga. Estos túneles, además, les permitían poder moverse hasta el frente pasando desapercibidos u almacenar explosivos, municiones y armamento de forma segura y a escasos metros del lugar en donde debían ser empleados, algo que se ha visto, sin ir más lejos, en Al-Bab.

Lanzador Grad-P como los usados en Siria para disparar cohetes soviéticos Grad de 122 mm.

Dentro de lo que ha sido la guerra de Siria, las mayores batallas urbanas se han producido en Alepo, en los alrededores de Damasco, en Raqqa y en menor medida en Homs, Deir ez Zor, Kobane, Al-Bab etcétera. En la mayor parte de estas batallas se ha producido una defensa desde el interior de los núcleos poblados, pero casi nunca desde el mismísimo perímetro, en parte debido a que las tropas disponibles a menudo eran insuficientes como para cubrir los gigantescos contornos de ciudades como Damasco o Alepo. Esto a menudo ha degenerado en prolongadas batallas de desgaste, como la de Alepo, urbe en la que con altibajos se ha combatido desde 2012 hasta 2017.

En todos los casos, como es lógico, ha sido vital dominar las alturas para todos los bandos, no tanto para establecer allí posiciones defensivas cuanto para tener una buena observación del terreno, lo que redunda en una mejor información para el comandante de turno a la hora de tomar decisiones y en una capacidad muy superior para dirigir la potencia de fuego propia.

Lo anterior se hizo patente durante la batalla de Kobane, de 2014, entre los kurdos y el Daesh. En aquella fase de la guerra, los kurdos sirios estaban prácticamente solos defendiendo uno de los últimos baluartes junto a la frontera turca, la ciudad de Kobane. Allí, en el momento de máximo avance del Califato, los kurdos estuvieron a punto de ser derrotados debido en parte a la superior potencia de fuego de los terroristas, que incluso desplegaron carros de combate T-55.

En aquel momento fue cuando se hiló la coalición aérea liderada por EEUU y presumiblemente se enviaron unidades de las fuerzas especiales (USSOCOM) para proveer de reconocimiento y apoyo aéreo. Para ello era vital dominar una serie de alturas sobre Kobane, así que tras una dura batalla destinada a desalojar a los yihadistas de una de las colinas, se pudo contar con una mejor visión de la ciudad. Fue así como los kurdos, tras varios meses de lucha y gracias al intenso apoyo aéreo lograron reconquistar la ciudad, lo que fue todo un símbolo y significó el comienzo del prolongado y agónico final del Califato.

No siempre ha sido así, en cualquier caso; mientras los kurdos han procurado aprovecharse del apoyo aéreo – y posteriormente artillero- otorgado por los EE. UU. y sus aliados (hasta que han abandonado el país, claro) la estrategia del gobierno parece haber estado basada en cercos estratégicos que se llevaban a cabo a lo largo de meses o años, especialmente desde que la guerra cambiara de signo con la intervención rusa de 2015 hasta la victoria final en 2017.

Dentro de esta victoria ha vuelto a ser muy importante el dominio de las alturas, tal y como ocurrió con las granjas de Malla al norte de la conocida como carretera de Castelo, la principal arteria de abastecimiento de los rebeldes de Alepo. Una vez tomadas las granjas, la ciudad se encontró amenazada por la artillería y el fuego proveniente de armas ligeras. Los rebeldes, conscientes de la importancia de la carretera, realizaron varias intentonas de contraataque contra la Fuerza Tigre allí atrincherada. Sin embargo esta última, haciendo un buen uso del fuego de artillería propio y de la excelente observación desde las granjas, logró causar importantes bajas a los rebeldes y llegado el punto, desalojarlos cuando establecieron alguna cabeza de puente.

En el caso de Damasco la situación fue algo diferente. Aparecieron varios núcleos de resistencia rebelde de diversos tamaños en varias zonas de la periferia, en especial en zonas industriales como Ghouta oriental (al este de Damasco) o en el campo de refugiados palestinos de Yarmouk (al sur de Damasco). Para el año 2017, todas las bolsas de resistencia habían sido aisladas y la estrategia gubernamental estaba centrada en meter cuñas en las zonas más vulnerables e ir separándolas de las grandes bolsas de resistencia poco a poco. De esta forma algunas bolsas fueron reducidas, mientras que otras fueron paulatinamente debilitadas, aún a pesar de que el inmenso contrabando a ambos lados del cerco nunca permitió que el asedio afectara todo lo que debería a los sitiados.

De entre todas las batallas urbanas libradas en Siria, la más especial ha sido la de Al-Bab. Situada al norte, de Siria fue una suerte de St Lô donde los yihadistas se atrincheraron y se enfrentaron a las fuerzas turcas de la Operación Escudo del Éufrates y a sus aliados del ELS con unos resultados sorprendentemente eficaces para los yihadistas.

El objeto de la OEE había sido interponer una cuña entre los cantones kurdos situados al este y el aislado cantón de Efrin, en el oeste. Turquía intervino cuando la derrota del EI en una zona interpuesta entre ambos territorios kurdos era obvia. En ese momento, los turcos lanzaron la OEE y realizaron importantes avances contra el Daesh, hasta que llegaron a la ciudad de Al-Bab, donde los yihadistas habían establecido la piedra de toque de su sistema defensivo frente a los turcos. En aquel momento los turcos operaban mediante el empleo de grupos de tareas (GdT) organizados de forma improvisada en función de las necesidades operacionales propias de un combate asimétrico en el que las FFAA turcas no desplegaban, ni mucho menos, todo su potencial.

Así, se habían establecido bases de artillería con los potentes obuses autopropulsados T-155 y además, los F-16 turcos también se encargaban de proporcionar apoyo aéreo, en especial a solicitud de las fuerzas especiales turcas que a menudo se desplegaban como parte de los GdT para encargarse de solicitar el apoyo aéreo y quizás el artillero. Las fuerzas especiales turcas a menudo proporcionaban también tiradores de precisión equipados con rifles de cerrojo KNT-308 o rifles semiautomáticos M110 SASS. A estas unidades se unían compañías de carros de combate M-60T Sabra, M-60A3 Patton o Leopard 2A4 mientras que la infantería mecanizada se añadía a estas formaciones empleando vehículos ACV-15 (M-113 muy mejorados) en su versión APC con una ametralladora .50 y en su versión VCI con un cañón de 25 mm de tiro rápido y una ametralladora coaxial MG-1/3. Por su parte, los coches blindados Cobra OTOKAR se encargaban de labores de apoyo, reconocimiento y control de tiro. Finalmente las fuerzas del ELS, sin formar parte de los grupos de tareas operaban en connivencia con los mismos y para ello empleaban sus vehículos Toyota, los ACV en su versión APC proporcionados por lo turcos y los carros de combate T-55 que tiempo atrás le habían arrebatado al régimen.

El Daesh por su parte decidió establecer una defensa perimetral de Al-Bab y para ello emplearon grandes cantidades de artefactos explosivos a modo de minas, morteros, Toyotas y unidades de fusileros equipados con ametralladoras medias y pesadas y lanzacohetes contracarro de diversos tipos. Con este armamento y una tropa de soldados altamente motivados, el Califato fue capaz de rechazar a las fuerzas del ELS mientras los grupos de tareas les proporcionaban fuego de apoyo en una batalla que se prolongó durante más de 100 días.

Hubo imágenes de algún carro de combate T-55 desplegado por EI que debió ser destruido a las afueras de Al-Bab quizás tras un ataque aéreo o incluso debido al impacto de un ATGM o de un carro de combate. Esto demostraría que en algún momento Daesh estuvo dispuesto a desplegar medios acorazados en la zona, aunque sin demasiada convicción.

Por último, pero no menos importante, los terroristas elaboraron una eficaz fórmula para la organización de la defensa antitanque de la ciudad, en la que los ATGM fueron el pilar fundamental y lograron grandes éxitos contra los medios blindados turcos. Todo ello sin olvidar que el empleo de explosivos improvisados, lanzacohetes antitanque y morteros también tuvo un papel importante. Las lecciones de Líbano o Chechenia no habían caído en saco roto.

Tal y como un ex-operador inglés de ATGM Milan comentó a quien escribe, a su modo de ver uno de los principales fallos de los turcos fue menospreciar la amenaza que los ATGM en manos del Califato suponían para un ejército moderno y bien pertrechado como el turco. Ello les llevó a tomar decisiones tácticas que colocaron en posiciones peligrosas a los sus carros, con las consiguientes bajas.

A nivel táctico existieron varios intentos de aproximación hacia Al-Bab, primero realizando ataques desde el este con objeto de envolver a la población, pero los yihadistas lograron mantener las posiciones y detener la penetración. Tras aquello, las fuerzas turco-sirias se concentraron en rodear Al-Bab desde el oeste, y para ello era vital hacerse con el hospital de Al-Bab.

La situación de este último era algo particular, ya que se encontraba varios centenares de metros fuera de la localidad, y además sobre una loma que era importante controlar para proporcionar fuego de apoyo en los ulteriores avances. Sin embargo, el problema de abrir fuego mirando hacia el oeste, hacia Al-Bab, era que al sur los ATGM del EI tenían a tiro los expuestos flancos de los Leopard 2A4. Estos sufrieron varios impactos en los flancos que, como era predecible, los destruyeron completamente. Hay que tener en cuenta que los terroristas podían abrir fuego desde distancias de hasta 3 km al sur y que los Leopard 2A4 turcos no contaban con ninguna medida de protección extra en los flancos como el blindaje de rejilla o el blindaje reactivo, lo que dio lugar a la perdida de varias unidades de preciosos Leopard 2A4 y de otros tantos carros de combate y obuses T-155, aunque hay que decir que los carros de combate de diseño israelí M-60T Sabra demostraron gracias a su numeroso blindaje añadido ser capaces de lidiar en la zona frontal con ATGM 9M133 Kornet (lo más avanzado del arsenal ruso).

Además de todo, el Daesh logró realizar un golpe de mano contra el hospital, probablemente aprovechando alguna contingencia climatológica, ya que en algún vídeo posterior se aprecia un clima frío, lleno de nubes bajas y la nieve en el suelo. En estos vídeos se observa además como los yihadistas habían cazado a varios infantes turcos, diversos Leopard 2A4 que quizás habían sido previamente inutilizados por los turcos, así como varios ACV-15 que sí funcionaban.

Fuerzas de la 4ª División Acorazada durante combates urbanos allrrededor de Daasco. En la imagen dos carros de combate T-72AV y el excelente Vehículo de Combate de Infantería (VCI) BMP-2.

Misiles Guiados Antitanque (ATGM)

En cuanto al uso del armamento contracarro destaca el empleo de los famosos ATGM (Misiles Guiados Antitanque), evolución de las armas contracarro que se vienen utilizando desde el periodo de entreguerras, para no ya atacar carros de combate o siquiera vehículos blindados, sino para otra clase de objetivos, incluyendo soldados a pie, vehículos civiles o armas pesadas en posiciones estáticas

Hasta ahora, esta forma de usar los ATGM sólo pudo ser observada de forma muy limitada en las guerras de Chechenia y de Líbano 2006. Sin embargo, los ATGM casi nunca se contemplaron para ser usados de esta forma, principalmente debido a su alto coste económico que sólo los hacía rentables contra ciertos tipos de objetivos. Además, si se quería atacar una posición a distancia de 2 o 3 km se podían emplear artillería o morteros que bien apuntados en batería y realizando concentraciones de fuego rápidas y simultáneas, podían igualar la eficacia de un ATGM a un coste mucho menor.

Lanzador de misiles de origen soviético 9K113 Konkurs, muy común en Siria y probablemente capturado al EAS.

Sí que es cierto que estamos ante una guerra de desgaste y que destaca por la incapacidad de todos los bandos para encontrar suficientes reclutas y movilizar ejércitos de tamaño aceptable para los estándares occidentales. Esto resulta en un conflicto en el que hostigar continuamente a las fuerzas enemigas, incluso empleando ATGM para objetivos relativamente poco valiosos, puede llegar a ser efectivo. Eso sí, siempre y cuando alguien esté dispuesto a poner la chequera para pagar todos esos misiles.

Normalmente se han utilizado los ATGM menos caros, como los Fagot de origen búlgaro, pagados por las petromonarquías del Golfo que en última instancia parecen estar siendo el soporte económico de semejante uso de los ATGM. Para poner las cifras en contexto, por ejemplo una ametralladora pesada DShK nueva, en buen estado y con todos sus accesorios, puede costar más de 10.000 dólares, mientras que un solo misil Fagot puede costar unos 5.000 dólares, y un 9M113 unos 6.500 dólares. Estos, por tanto, siguen siendo relativamente rentables frente a muchos tipos de objetivos si no se falla el primer disparo. Es previsible por otra parte que en no mucho tiempo su uso se multiplique, pues son varias las empresas que están desarrollando soluciones a medio camino entre los tradicionales cohetes contracarro y los ATGM y que llegarán al mercado a precios de una fracción de estos últimos.

Lanzador de misiles de origen norteamericano BGM-71 TOW ampliamente suministrado a los rebeldes desde 2014. Que se sepa sólo se han suministrado las versiones BGM-71A y BGM-71C.

De todas formas, también hay que decir que este tipo de uso no ha sido del todo imprevisto; el ATGM ruso más avanzado, el 9K133 Kornet de la versión «F» -de la que a su vez hay tres variantes (F-1, F-2 y F-3)- fue diseñado con una cabeza termobárica claramente ideada para objetivos que no están blindados, como edificios y, de hecho, esta versión ha sido vista en Siria en manos oficialistas.

Quizás lo más sangrante es ver cómo los ATGM se emplean para hostigar al enemigo a distancias a las que un cañón sin retroceso, con un coste mucho menor, podría haber sido mucho más efectivo. Según nuestras propias investigaciones, un misil antitanque en Siria -dependiendo del modelo-, puede costar de 2.000 a 7.000 dólares, mientras que una granada-cohete PG-7VT muy avanzada vendría a costar unos 95 dólares, una granada de mortero de 60 mm unos 25 dólares y un proyectil de artillería de 122 o 130 mm entre 200 y 500 dólares. Por todo ello, resulta obvio que los ATGM, si no fuesen pagados o suministrados por alguien desde el extranjero raramente se habrían utilizado contra blancos que no fuesen carros de combate, vehículos blindados o armas pesadas.

Lanzador de misiles de origen ruso 9K133 Kornet, en Siria están presentes todas sus versiones, tanto de penetración como termobáricas.

Cañones antitanque y CSR

En occidente los cañones antitanque fueron abandonados poco después de la SGM y posteriormente, a partir de los 90, los Cañones Sin Retroceso también fueron desechados. Es por eso que a día de hoy carecemos de un arma de gran eficacia a distancias medias de combate (de 1 a 2 kilómetros). Esto no solo nos afecta a nosotros, claro. Por su parte, los rusos también están desechando los cañones antitanque, de los que sólo quedan en servicio unos pocos T-12, aunque CSR como el SPG-9 siguen muy presentes en sus FF. AA., al igual que en las de varias naciones de Europa del Este. Los chinos por el contrario aún mantienen ambas tradiciones, tanto mediante versiones del T-12 como en versiones agrandadas del cañón antitanque soviético BS-3, e igualmente siguen otorgando un papel fundamental como arma contracarro a CSR como el PF-98.

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